Tabaquismo: consecuencias en la salud

Los organismos sanitarios oficiales de ciertos países han terminado por reconocer que el tabaquismo es una enfermedad: se trata no solamente de un problema médico, sino de un problema de higiene mental, ya que los peligros conocidos y reconocidos del tabaco no consiguen que el consumidor prescinda de él; es, por lo demás significativo que la Liga de Higiene Mental francesa haya escogido el tabaco entre los temas de sus “Jornadas de Salud Mental”

Paliativo y remedio

No se puede comprender la importancia de esta plaga si no se tiene en cuenta la función social del tabaco, si no existe prácticamente sociedad alguna que desconozca el tabaco, bajo una u otra forma, es quizás porque facilita los contactos en el siglo XVIII, la tabaquera era el regalo diplomático por excelencia. En las clases sociales menos favorecidas debió de surgir la evidencia de que fumar disminuía el apetito y algunos pueblos le han adjudicado poderes terapéuticos, como Mongolia o Siberia, donde se creía eficaz contra la tuberculosis. Todo esto explica, tal vez, que el tabaco sea la única prohibición religiosa que no ha sido nunca respetada.

Sea de ello lo que fuere, el caso es que los beneficios del tabaco son escasos comparados con sus peligros, se estima que fumar mucho a los veinticinco años reduce la expectación de vida en tres o cuatro años. El tabaco está directamente implicado en dos terrenos muy importantes de la patología el cáncer de las vías respiratorias y las enfermedades cardiovasculares.

El tabaco es asimismo responsable de numerosos infartos de miocardio. Crea un estado equivalente al efecto de un choque emotivo permanente. Volvemos a encontrarlo en el origen de determinadas arterias (enfermedades que afectan sobre todo a las arterias de las piernas). Estas arteritis pueden degenerar en gangrena si el enfermo continúa fumando. Los médicos americanos han adoptado una fórmula dramática para dirigirse a sus enfermos y les dicen o cortar el cigarrillo o cortar la pierna. En contrapartida, la enfermedad puede curarse si es tratada al principio y si el paciente deja de fumar. Una cifra más al respecto, la arteritis amenaza al 90% de los grandes fumadores. Es pues, fundamental que los fumadores tomen conciencia de los peligros que corren. Pero es una cuestión que solo les afecta a ellos.

Por el contrario, es absolutamente necesario que las mujeres embarazadas conozcan la importancia del perjuicio que pueden producir a su futuro hijo al fumar. En efecto, si el tabaco hace más vulnerables las vías genitales, si provoca trastornos de las reglas, una menopausia prematura o incluso la esterilidad, origina, sobre todo, sufrimientos al niño durante el embarazo, especialmente por un defecto de oxigenación; por la auscultación se constata que el corazón del bebé late más de prisa durante los 20 minutos que siguen al consumo de un cigarrillo por su madre. Pero esto no es todo, el tabaco perturba el desarrollo del sistema nervioso del niño y tal vez su evolución ulterior.

El tabaco es también responsable de cierto número de abortos y de incidentes en el nacimiento que pueden provocar la muerte porque los hijos de mujeres que fuman son con frecuencia deficientes. Si la madre amamanta a su hijo, los perjuicios del tabaco persisten, porque la nicotina pasa a la leche materna. Sin embargo, se puede ser optimista al respecto: es un hecho comprobado que la mayoría de las mujeres que se niegan a dejar de fumar por su propio bien, son capaces de hacerlo por la salud de su hijo.

Pero, ¿cómo luchar contra el tabaco en todos los demás, en los que se aferran a su “droga” a pesar del miedo al cáncer? Algunos países han adoptado medidas de orden general: en Japón está prohibido fumar en presencia de una futura madre. En Italia, hay una ley que prohíbe el uso del tabaco en los lugares públicos. En Alemania, algunos trastornos producidos por el tabaco son considerados como “enfermedades profesionales” cuando afectan a las personas que trabajan en lugares cerrados y llenos de humo de tabaco. En los Estados Unidos, una advertencia obligatoriamente inscrita en cada cajetilla de cigarrillos recuerda los peligros del tabaco en estos términos: “El Ministerio de Sanidad ha determinado que fumar cigarrillos es nocivo para su salud”.

A pesar de estas medidas, los fumadores no renuncian. Y es inimaginable que se llegue a prohibir pura y simplemente el uso del tabaco. La única solución aceptable es ayudar a los voluntarios a librarse de su vicio; para ello se ha puesto en funcionamiento un nuevo método: obligar física y psicológicamente al sujeto a no poder fumar.

Los psiquiatras tienen, sin duda, un papel que desempeñar en la comprensión de los móviles del fumador: esa necesidad de fumar corresponde seguramente a un deseo regresivo oral; pero ¿por qué es más o menos imperioso según los individuos? Se trata de un problema complejo cuyos múltiples aspectos es urgente explorar; porque es necesario comprender antes de poder curar.

(información extraída de El médico informa, 1973)

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