Planificación de la terapia asistida con animales

Una de las partes fundamentales a la hora de realizar cualquier tipo de intervención o tratamiento es la planificación de las sesiones o actividades, de cara a obtener los mejores resultados posibles con los usuarios. Al trabajar con personas y animales, la planificación se vuelve mas complicada al tener que manejar mayor tipo de variables que pueden condicionar la evolución de una sesión o la finalización previa al tiempo esperado.

Un animal no es una persona y como tal no se puede trabajar con él de a misma forma, lo que provoca que las sesiones deben ser entrenadas para que el animal sepa en todo momento cuál es el siguiente movimiento o comportamiento deseado y así poder llevar a cabo un aprendizaje poco a poco, tanto del animal como de los usuarios, al mismo tiempo que se habitúan el uno al otro.

La manera más fácil de llevar a cabo una correcta intervención es preparando un plan de adiestramiento adecuado a través de un mapa de actividades done manejar con mayor precisión el comportamiento del animal.

El comportamiento final que se busca en el animal deberá conocerlo el propio terapeuta a través de múltiples variables, como pueden ser la colocación del animal antes de comenzar la actividad, la forma de sentarse, identificar el estado o nivel de excitación, entorno, los propios usuarios, etc.

Teniendo en cuenta el nivel de dificultad que tiene trabajar con animales, el entrenamiento al que se someterá deber ser lo mas parecido a la intervención que va a realizar y consiguiendo de manera satisfactoria o con amplio margen de ejecución el comportamiento que se busca.

El contexto es importante en cualquier tipo de sesión, incluyendo al propio terapeuta, que a través de su cuerpo se convierte en una señal hacia el animal. Por otra parte, el lugar debe ser de fácil control y los ejercicios deben ser realizados en diferentes emplazamientos para garantizar la ejecución independientemente del contexto donde se realice.

Perfeccionar el comportamiento o dividirlo en tareas mas sencillas será la manera ideal de entrenamiento para un animal de terapia. Además, la repetición incluso habiendo aprendido la secuencia, refuerza su ejecución y garantiza una mayor fiabilidad en su comportamiento

La selección de un animal para terapia

Son muchos los animales que pueden ser seleccionados para llevar a cabo una actividad de terapia asistida con animales, aunque, en su mayoría, los mas utilizados, tanto por costes económicos como por facilidad de adiestramiento, son perros y gatos. Otros que se pueden usar son: peces, caballos, conejos, pájaros, hámsteres y otros animales de granja

Los animales de terapia son especialmente seleccionados, cuentan con unas aptitudes apropiadas y son educados con unas habilidades específicas, necesarias para conseguir mantener el estimulo motivacional del animal durante toda la sesión terapéutica o educativa, comportándose de manera tranquila y equilibrada.

Para la utilización de un animal de terapia se deben seguir una serie de principios básicos:

  • Debe evitarse que sufra abuso, dolor o malestar, tanto física como mental
  • En todo momento, deben proporcionarse los cuidados sanitarios adecuados
  • Todos los animales deben disponer de un guiar tranquilo donde pasar tiempo alejados de sus tareas profesionales
  • Los especialistas deben poner en práctica procedimientos de prevención sanitaria
  • Las interacciones con usuarios deben estar estructuradas de tal manera que permitan mantener la capacidad del animal para servir de agente terapéutico
  • Nunca debe permitirse que un animal esté sometido a una situación de abuso o estrés
  • Si una intervención resulta indebidamente estresante para el animal, el terapeuta debe suspender la sesión o la interacción
  • Los terapeutas que empleen animales de terapia deben permitir que los animales disfruten de momentos de descanso varias veces al día
  • A los animales viejos y a aquellos otros que deban afrontar un estrés elevado, deben reducirle progresivamente el tiempo dedicado a la actividad o eliminarla por completo. También debe prestarse atención a la transición del animal cuando comienza la fase, ya que hará que se sienta mejor
  • En una situación en la que el usuario, ya sea intencionadamente o no, abuse del animal, tienen que respetarse las necesidades básicas de éste, incluso en el caso de que ello implique poner fin a la relación del animal con el usuario

 

 

(Información extraída de Terapia ocupacional en geriatría María del Carmen Rodríguez Martínez, Abel Toledano González, Uxía Bermúdez Bayón, 2019)

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