¿Cómo combatir el insomnio?

El estrés y el insomnio constituyen uno de los círculos viciosos más frecuentes y perjudiciales de la agitada vida moderna, ya que las tensiones alteran la capacidad de conciliar el sueño y a su vez el insomnio genera más tensión, por lo que tanto el cuerpo como la mente se enfrentan con menos defensas a los problemas cotidianos. La importancia del sueño reside en que durante éste, mientras se descansa, tiene lugar una especie de limpieza y de reestructuración mental, así como una liberación de tensiones inconscientes, provocadas por la continua represión de los impulsos y los deseos que se experimentan durante la vigilia. En consecuencia, las personas que duermen mal o poco suelen sufrir notorios fallos de memoria, irritabilidad, depresión, lentitud de reacción y un deterioro de la percepción y del sentido de la realidad. Las investigaciones sobre el sueño han puesto de manifiesto que, para que éste sea adecuadamente reparador, es necesario que sea suficiente en duración y que se realice sin interrupciones. Se ha experimentado con individuos a los que se despertaba de forma reiterada, interrumpiendo repentinamente su sueño, y éstos han presentado luego síntomas de angustia, confusión y dificultades de coordinación. CÓMO COMBATIR EL INSOMNIO Las personas que padecen de insomnio deberían procurar ciertas comodidades que les facilitaran un descanso reparador. Una de ellas consiste en elegir un lugar y una postura adecuados para dormir. Una cama dura mantiene la columna vertebral en posición correcta mientras que una cama demasiado blanda, aunque pueda dar una falsa sensación de comodidad, perjudica los músculos de la espalda y del cuello. También resulta importante la elección de la almohada, ya que algunas, demasiado gruesas, son inadecuadas para la posición de las vértebras cervicales y dificultan la respiración durante el sueño. Una infusión de tila o melisa o un vaso de leche caliente endulzado con una cucharada de miel o de melaza ayudan a conciliar el sueño. El triptófano, uno de los aminoácidos esenciales contenido en la leche, facilita la producción de serotonina por parte del organismo, una sustancia fundamental para el sueño. Por el contrario, tanto fumar como tomar café u otro tipo de estimulantes antes de dormir mantienen el estado de vigilia, por lo que es aconsejable que los insomnes eviten estas costumbres. Una de las formas más características en que se presenta el insomnio consiste en dormirse con relativa facilidad y luego despertarse al poco rato. Lo mejor, en estos casos, es levantarse y realizar alguna actividad, en vez de permanecer en la cama obsesionándose por no poder conciliar el sueño. La falta de relaciones sexuales, así como una carencia afectiva, resultan una causa frecuente de tensión nerviosa, y pueden generar un insomnio como primer síntoma de un estado depresivo. En estas circunstancias, lo más adecuado sería intentar resolver dichas carencias, o bien consultar a un especialista en los trastornos del sueño. También pueden ser nocivos algunos cambios en los hábitos previos al descanso. Por ejemplo, el simple hecho de trasnochar varias noches seguidas puede perjudicar al sueño de las personas que no están acostumbradas a hacerlo, a pesar de que se encontrarán mucho más cansadas y aparentemente tendrán más ganas de dormir. Para algunas personas, la lectura es una ayuda para reposar el espíritu y les ayuda a conciliar el sueño. Por el contrario, para otras, el esfuerzo de atención y la actividad mental contribuyen más a desvelar que a adormecer. Algunos sostienen, por otra parte, que conciliar el sueño requiere cierto esfuerzo de concentración para relajarse y desechar las preocupaciones cotidianas, mientras que otros intentan llegar a la hora de dormir con el mayor cansancio posible. En resumen, todo depende de la costumbre o de la rutina más asimilada por cada persona, si bien resulta evidente que todo periodo de cambios provoca ciertos trastornos con consecuencias en el funcionamiento del organismo. EL EJERCICIO FÍSICO Y LA DIETA El ejercicio físico es importante para producir un cansancio saludable que acreciente los deseos de dormir. Sin embargo, no conviene practicarlo en los momentos previos a acostarse, debido a que la excitación que provoca puede resultar negativa. Por otra parte, una dieta pobre en vitaminas del grupo B y en minerales como calcio, cinc, magnesio y manganeso puede provocar insomnio. Esto puede solucionarse tomando una cucharada de levadura de cerveza o un caso de leche cada día. Cabe tener en cuenta que la hipoglucemia o bajo nivel de azúcar en la sangre, que se presenta en las mujeres, también puede ser causa de la aparición o el agravamiento del insomnio. Pero paradójicamente, consumir mucho azúcar blanco puede sobreexcitar los mecanismos neutralizadores del exceso, y provocar un mayor descenso del nivel de azúcar ENFERMEDADES QUE PROVOCAN EL SUEÑO Existen ciertas dolencias que, de forma directa o indirecta, son causas de somnolencia Quizás no se puede considerar que la enfermedad del sueño sea propiamente un trastorno que modifica negativamente las funciones del sueño, ya que se produce debido a un accidente: el organismo es invadido por cierto tipo de tripanosomas. El síndrome de Pickwick es una dolencia que se caracteriza por provocar un estado de somnolencia permanente acompañado de espasmos musculares, faciales cianóticas e insuficiencia cardiaca derecha. Por lo general, se presenta en personas con tendencia a la obsesidad y con ciertas afecciones respiratorias. También se puede observar somnolencia como síntoma de la osteomielitis enfermedad producida por estafilococos u otras bacterias que se introducen en el organismo y provocan una infección local en los huesos o en la médula ósea. Muchos psiquiatras consideran como estados de sueño, ciertos estados que dependen de causas diversas, como la amnesia cerebral, la anestesia, la asfixia, la hipertemia, el coma, la narcolepsia, la insolación, la inanición, el hipnotismo, la senilidad o la ingestión de sueros neurotóxicos. Todos estos casos presentan alteraciones celulares y secreciones internas, en particular de la glándula tiroidea, que libera hipnógenos en la sangre, cuya función es desintoxicante y reparadora. Otros estados o enfermedades que suelen provocar la somnolencia son la diabetes, los neoplasmas, la sífilis, la insuficiencia hepática y

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Herramientas para la gestión del estrés

El exceso de ruidos, los impactos luminosos, la insistencia publicitaria, la sobrecarga de información o la necesidad de tomar decisiones con rapidez en la vida cotidiana, la angustia por el porvenir, los problemas sentimentales complejos, así como todos los cambios importantes que se experimentan en la rutina individual imponen exigencias sobre los recursos físicos, mentales y emocionales de cada persona. Todas estas circunstancias causan un estado de tensión en el organismo, que a su vez se manifiesta mediante diversas alteraciones, tales como la jaqueca, el insomnio, el reumatismo, el asma, las úlceras, el agotamiento, y la sensación de angustia entre otras, e incluso debilitan las defensas del individuo, que se vuelve más propenso a contraer enfermedades tanto físicas como psíquicas, así como a sufrir accidentes de diversos tipos. En algunas ocasiones es necesario encontrar maneras de liberar las tensiones internas, para lo cual la risa, el llanto o los gritos pueden servir cuando constituyen expresiones reales de esta liberación. Muchas personas desarrollan hábitos de comportamiento o desarrollan ejercicios o técnicas que tienden a aumentar las tensiones en su vida. A pesar del ritmo trepidante de la vida moderna, a algunos individuos el ritmo vital les parece muy lento y dedican su tiempo de ocio a la práctica de algún deporte de riesgo. La gente joven, aburrida y frustrada con una vida urbana y sin motivaciones, puede dedicarse al vandalismo a la delincuencia, con el propósito de dar salida a una tensión y una agresividad incontrolada. Pero para la mayoría de la gente, padecer una sobretensión conlleva numerosos sentimientos desagradables, por lo que es algo que tiende a evitarse; para lo cual se ha desarrollado una industria del ocio que proporciona supuestas abstracciones del estrés, aunque en la mayoría de los casos son más aparentes que reales. TÉCNICAS DE RELAJACIÓN Para relajarse es necesario tomar conciencia del propio cuerpo, ya que mediante su conocimiento se pueden percibir las zonas del organismo donde se manifiestan las tensiones, si bien las más habituales suelen ser la espalda, la nuca y el estómago. La toma de conciencia sobre los diferentes estados del cuerpo debe servir, para que cada individuo corrija las malas posturas y los hábitos indeseados que se adquieren como consecuencia de las tensiones. Las técnicas de relajación, que tuvieron su origen en Oriente hace varios milenios, tienen por objeto obtener una desconcentración psíquica y muscular, es decir, la búsqueda del reposo más eficaz posible. En Occidente, donde dichos conocimientos se han adoptado en una época relativamente reciente, se han desarrollado dos corrientes modernas: la técnica de relajación progresiva del estadounidense Jacobson, que hace hincapié en la relajación del físico y el entrenamiento autógeno del alemán Schultz, que prepara al individuo para aliviar las tensiones mediante el control mental. Ambas técnicas tienen en común la necesidad de movilizar la atención de la persona y parten del principio de que cualquiera que sea el origen del estrés, tanto el cuerpo como la mente, se hallan afectados y comprometidos en el estado de salud de la persona. RELAJACIÓN PROGRESIVA DE JACOBSON El método de relajación progresiva de Jacobson enseña a reconocer las sensaciones particulares que aparecen cuando los músculos se tensar, para llegar a controlar su estado y evitar un desgaste cotidiano de energías. Estudiando las relaciones entre el pensamiento y el cuerpo, Jacobson llegó a la conclusión de que al disminuir la tensión muscular se logra reducir la ansiedad, abandonar las obsesiones, vencer el insomnio y llegar a un estado de equilibrio. Mediante esta técnica se puede conseguir una relajación general de todo el cuerpo o bien una relajación parcial, distendiendo ciertos músculos mientras los demás siguen en actividad. La técnica utilizada consiste básicamente en contraer o bien en tensar los músculos para luego aflojarlos, puesto que así se recupera la posición relajada de ellos. Partiendo de una posición muy cómoda, tumbada con los brazos y las piernas extendidos y sin tocarse, se tensan y se relajan por orden las manos, los brazos, los pies, las piernas y el tronco, metiendo el vientre, arqueando la espalda y realizando profundas inspiraciones, luego se relaja el cuello dejando caer la cabeza a uno y otro lado, y se termina distendiendo los músculos de la cara. Después de unos minutos de relajación se recupera la actividad de forma progresiva, moviendo lentamente los miembros y abriendo los ojos, para recuperar sin brusquedades el contacto con el exterior. EL ENTRENAMIENTO AUTÓGENO DE SCHULTZ Consiste en obtener un estado de desconcentración global, de relajación muscular y distensión psíquica mediante la autosugestión, la concentración sobre fórmulas precisas y la observación de las propias sensaciones corporales. Para practicar esta técnica es imprescindible disponer de un mínimo de comprensión o de autonomía, por lo cual resulta inadecuada para los niños, los enfermos mentales y las personas de edad avanzada. La técnica de Schultz, como la de Jacobson, se puede practicar en posición horizontal o bien sentado en un sillón, con las piernas separadas y los brazos apoyados. De todas maneras, el lugar elegido debe ser preferentemente tranquilo, silencioso, semioscuro y con temperatura agradable. Resulta ideal practicar esta técnica dos o tres veces por día, con una duración de uno a cinco minutos cada vez. La eficacia del entrenamiento autógeno depende de la creencia real en sus fórmulas, puesto que con una actitud escéptica no se alcanzará el grado de autosugestión necesario. El método consta de seis pasos o ejercicios correlativos, que parten de una autosugestión sobre la sensación de pesadez y de calor en todo el cuerpo, el control del funcionamiento de la respiración y de los latidos del corazón, una sensación de calor en el abdomen que evoca el efecto de las comprensas calientes o el baño sobre el vientre, y finalmente una sensación de frescura en la mente como la que se consigue al aplicar agua de colonia en la frente y en la nuca. De las dos técnicas expuestas, a las personas muy racionales les suele convenir el método Jacobson, en tanto que las más intuitivas tienden a seguir

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¿Qué es la narcolepsia y en qué consiste? Sus síntomas

La narcolepsia o síndrome narcoléptico es un trastorno del sueño caracterizado por una tendencia anormal del sueño. El trastorno está formado por cuatro síntomas que forman la denominada “tétrada narcoléptica”: somnolencia diurna excesiva, cataplexia, parálisis del sueño y alucinaciones de hipnagógicas. El trastorno suele comenzar en la adolescencia con la aparición de somnolencia excesiva apareciendo el resto de síntomas años después. Una vez iniciado el trastorno, se mantiene durante toda la vida. Sin embargo, a medida que se va incrementando la edad, los pacientes muestran una disminución de la eficiencia del sueño nocturno y un incremento de la somnolencia diurna. No hay diferencias entre hombres y mujeres y normalmente aparece entre la segunda y la tercera década de vida, siendo muy infrecuente que ocurra antes de los cinco años o después de los cincuenta. Síntomas más conocidos del trastorno del sueño Los cuatro síntomas más frecuentes de este trastorno del sueño son los siguientes: SOMNOLENCIA. Es el síntoma que más impacto tiene en el paciente. Consiste en periodo de sueños cortos durante el día que se presentan de forma súbita. En la mayoría de los casos estos ataques de sueño se observan en situaciones de rutina, aunque también puede ocurrir en situaciones en las que la persona está haciendo alguna actividad como caminar, conducir, hablar, etc. CATAPLEXIA. Son episodios caracterizados por una disminución o pérdida del tono muscula repentina que suele aparecer ante emociones intensas como la risa, la cólera, el llanto, etc. La pérdida del tono muscular puede ser global o parcial. La duración de los episodios es corta (máximo de dos minutos) y el sujeto no pierde la conciencia. La musculatura más frecuentemente afectada es la de la cara, mandíbula, cuello y ocasionalmente el tronco y las extremidades. PARÁLISIS DE SUEÑO. Se define como episodios transitorios en los que la persona pierde la capacidad para moverse o hablar durante la transición entre la vigilia y el sueño. Durante este tiempo, el paciente no puede mover las extremidades o abrir los ojos. La duración de estos episodios puede ir desde unos segundos a varios minutos, terminando con un movimiento vigoroso de los ojos o al ser tocado. ALUCINACIONES HIPNAGÓGICAS. Se caracterizan por percepciones vividas y aterrorizantes que se producen cuando el paciente está dormido. Pueden ser visuales, auditivas y táctiles, aunque las más frecuentes son las visuales Para explicar la causa de la narcolepsia se han formulado tres hipótesis explicativas: inmunológicas, neuroquímicas y neuropatológicas (para obtener una descripción más detallada véase Navarro, 1990) (extraído de Trastornos del sueño / Gualberto Buela-Casal, Ana Isabel Sánchez, 2002)

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¿Qué enfermedades provoca el consumo de alcohol y tabaco?

La cultura occidental ha convertido la elaboración de las bebidas alcohólicas en un arte diverso y sofisticado. Los consumidores han aprendido a conocerlas y a disfrutar de sus ventajas, aunque socialmente se observan ciertas consecuencias como violencia, embrutecimiento e infinidad de accidentes como resultados de los excesos. El alcohol tiene el poder de relajación para hacer frente a la ansiedad. Mezcla con la desinhibición sentimientos tan opuestos como la extroversión y la depresión, la actividad y el sopor o la autosuficiencia con una frágil sensibilidad. Todas las personas conocen los efectos del exceso de alcohol en el organismo. No obstante, pocos saben las consecuencias que acarrea a los alcohólicos intentar dejar de beber asiduamente. Quienes lo hicieron, experimentaron temblores y convulsiones, además de alucinaciones desagradables y una completa desorientación mental, situación desconocida como delirium tremens, durante casi una semana, lo cual produce un deterioro mental irreversible en una elevada proporción de individuos. TABACO Y ALCOHOL El tabaco y el alcohol forman parte del entorno ambiental del individuo y son aceptados por la sociedad, la cual permite y fomenta su consumo. El tabaco proviene de la elaboración de diversas especies de plantas originarias de América, la más importante de las cuales es la Nicotina Tabacum, de la familia de las solanáceas. Según la Organización Mundial de la Salud, el tabaco crea una dependencia psíquica fuerte y una dependencia física leve. Se acepta según esto, que es la forma más extendida de dependencia de una droga. Los efectos nocivos son causados por los componentes del humo del tabaco, que son la nicotina,  el monóxido de carbono, las sustancias irritantes y los distintos compuestos cancerígenos, el principal de los cuales es el alquitrán. La nicotina es la sustancia química responsable de la dependencia del tabaco, del síndrome de abstinencia y del conjunto de molestias que se producen al dejar de fumar. Es el componente esencial que convierte al tabaco en una droga. El alquitrán está formado por un gran número de sustancias, algunas de ellas como los benzopirenos, con acción cancerígena. El monóxido de carbono es un gas integrante del humo del  tabaco. Tiene una gran capacidad de combinación con la hemoglobina de la sangre, disminuyendo la capacidad de ésta para transportar oxígeno a los diferentes tejidos del cuerpo, debido a lo cual, provoca sobre todo, trastornos de tipo nervioso y circulatorio. Las sustancias irritantes (como la acroleína) irritan las mucosas respiratorias y son las responsables de la tos típica del fumador. Las repercusiones que el hábito de fumar tiene sobre la salud del fumador pueden ser muy graves y también pueden tenerlas los fumadores pasivos. Es un error creer que los efectos negativos se limitan a una simple irritación que provoca tos o bronquitis. Está perfectamente demostrado que la expectativa de vida de los fumadores es más baja que la de los no fumadores, y que guarda relación con el consumo diario y con la edad en que se empezó a fumar ENFERMEDADES PRODUCIDAS POR EL TABACO Entre las enfermedades más frecuentes que encontramos producidas por el tabaco: Inflamación e irritación de las vías respiratorias. Formación de tejido precanceroso en los bronquios y los pulmones que puede derivar en cáncer bronquiopulmonar. Bronquitis crónica y enfisema pulmonar Infarto y arteroesclerosis Gingivitis inflamatoria o ulcerosa. Cáncer de lengua, de mucosas y de suelo de la boca Cáncer de vías urinarias y de vejiga Complicaciones en el embarazo Úlceras gástricas, gastritis y esofagitis. PREVENCIÓN Y RECUPERACIÓN La prevención de las drogodependencias según los expertos tiene tres objetivos: El primero consiste en tratar de evitar la aparición de la drogodependencia antes de que se produzca. El segundo tiene como fin el descubrir cuanto antes la drogodependencia, de modo que permita atajarla o como mínimo evitar que siga progresando. El tercero tiene como objetivo frenar la drogodependencia e iniciar la recuperación del drogadicto. La prevención de la aparición de la drogodependencia es una batalla que hay que librar en varios frentes. El primero de ellos es el interior del grupo familiar, procurando proporcionar a los hijos la información precisa sobre las nocivas consecuencias del consumo de drogas y sobre todo potenciando un ambiente familiar donde el joven se sienta orientado y comprendido. Esta labor informativa debe ser complementada por la escuela, los medios de comunicación y la sociedad en general. Otra batalla para la prevención ha de ser librada por los administradores del Estado haciendo todo lo posible para reducir y eliminar la posibilidad de disponer de drogas por parte de los ciudadanos combatiendo el narcotráfico. Desgraciadamente, las medidas preventivas a veces no son suficientes y por ello, hay que estar atentos para detectar si alguien de nuestro entorno ha sido atrapado por la droga. Los síntomas son muy variados, según la droga que se esté administrando, pero los más visibles y comunes suelen consistir en un cambio muy notable del comportamiento que entraña el alejamiento del núcleo familiar, el descenso notable en el rendimiento escolar, el cambio de amigos, los cambios súbitos e injustificados de humor, el abandono de las que habían sido sus aficiones y mayor necesidad de dinero cuyo destino le resulta difícil explicar, entre otros. Si se han detectado estos síntomas la actitud a adoptar por parte de padres y educadores ha de consistir no solo y en primer lugar en evitar una actitud de rechazo, sino en propiciar además un acercamiento, con el fin de establecer un diálogo fructífero que permita al afectado comentar sus problemas con personas de su entorno, evitando así que solo se sienta comprendido por su “vasca” por el círculo de compañeros en su misma situación, quienes en nada podrán ayudarle. Son muchos los pasos que hay que dar y mucha la paciencia necesaria para ayudar a un drogodependiente en su recuperación e imposible enumerarlos aquí, por lo que es muy aconsejable contactar desde el primer momento con cualquiera de las muchas instituciones que se dedican a la recuperación de drogodependientes donde aconsejarán a los familiares sobre la actitud a seguir. Cuando el drogadicto ha llegado a

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¿Cuáles son los tres tipos de insomnio?

El insomnio es un trastorno del sueño que se caracteriza por una reducción de la capacidad de dormir como consecuencia de factores psicológicos, biológicos y/o ambientales. Según el momento de la noche en que aparece el problema puede ser de tres tipos: De inicio, cuando existe dificultar para iniciar el sueño, con una latencia de sueño superior a 30 minutos De mantenimiento, caracterizado por despertares que se producen a mitad de la noche, con una duración superior a 30 minutos y De última hora, que implica un despertar precoz por la mañana con menos de 6,5 horas de sueño. Además, para tener una relevancia clínica, los síntomas deben presentarse tres o más veces por semana durante más de un mes. El insomnio es más frecuente en mujeres y ancianos, así como en personas que presentan problemas psicológicos como depresión y ansiedad. Tipos de insomnio El insomnio primario incluye tres subtipos: a) psicofisiológico ; b/ ideopático y c/por percepción inadecuada del estado de sueño Insomnio psicofisiológico. Está caracterizado por un nivel elevado de activación psicofisiológica asociado al inicio del sueño. En la mayoría de los casos, se ha observado que puede estar relacionado con factores ambientales tales como el dormitorio, la cama o determinadas conductas previas al dormir, de tal manera que el paciente duerme mejor cuando no está rodeado de estos factores. Existe una serie de factores que pueden ayudar a establecer el diagnóstico de este tipo de insomnio.  Algunos de los más importantes son: Paciente mejora una excesiva preocupación por el insomnio Cada noche realiza grandes esfuerzos para tratar de conciliar el sueño. Se ha observado que la persona puede dormirse sin problemas cuando no realiza este esfuerzo. El sueño mejora cuando el paciente duerme en ambientes diferentes al sueño Aunque el insomnio comienza durante un periodo de estrés, se mantiene un largo periodo de tiempo aunque el episodio de estrés haya finalizado Insomnio ideopático. Este tipo de insomnio originado en la infancia se define como una incapacidad para mantener un sueño adecuado Insomnio por percepción inadecuado del estado de sueño. Suele denominarse también insomnio subjetivo o experiencial. Se caracteriza por quejas sobre la deficiencia del sueño que no se ven corroboradas en el polisomnograma. Una segunda clasificación utilizada es la que distingue entre insomnio transitorio o insomnio persistente. El transitorio está provocado por diferentes factores, entre los que cabe destacar: alteraciones ambientales, cambios de horarios por viajes, alguna enfermedad pasajera, ansiedad, etc. Este tipo de insomnio se caracteriza por una dificultad para empezar a dormir, una dificultad para mantener el sueño o la presencia de despertares prematuros durante la madrugada. En la mayoría de los casos, el insomnio suele tener una duración de días o semanas. En el segundo caso, el insomnio crónico se puede presentar meses o años de evolución; el punto de corte se suele situar en tres o cuatro semanas. Se caracteriza por despertares frecuentes y dificultad para reanudar el sueño, aunque se diferencia en su duración y presenta una latencia de sueño prolongada. Entre las causas más comunes pueden citarse: dolores, dificultad para respirar, úlceras, asma y otros. El insomnio puede ser también secundario: a determinados trastornos psiquiátricos (depresión, ansiedad, etc.), alteraciones médicas (dolor), consumo de alcohol y otras sustancias, factores ambientales y otras alteraciones del sueño entre las que destaca: la apnea del sueño, síndrome de piernas inquietas, movimiento periódico de las piernas, parasomnias, etc. Alguno de los factores que se han planteado como posible causa del insomnio son los siguientes: Síndrome de apnea del sueño Movimiento periódico de las piernas Síndrome de piernas inquietas Depresión y otros trastornos psiquiátricos Realizar conductas incompatibles con el sueño como por ejemplo leer o ver la televisión en la cama, hacer ejercicio físico antes de dormir, etc. Malos hábitos alimenticios: consumo de café, tabaco, té, chocolate, antes de dormir Abuso de fármacos, alcohol y drogas Hipersomnia ideopática Es un trastorno que se caracteriza por una somnolencia diurna excesiva que no puede explicarse por un déficit de sueño nocturno. El trastorno aparece entre los 15-20 años y una vez que se establece puede mantenerse a lo largo de toda la vida. A partir de los 50-55 se ha observado que la intensidad de los síntomas disminuye. Los síntomas más frecuentes son los siguientes: Somnolencia diurna, la cual es más intensa durante la realización de tareas monótonas o aburridas. Ataques de sueño Comienzo de sueño normal, salvo en algunos casos que aparecen dificultades para conciliar el sueño Sueño nocturno muy profundo Dificultades para despertarse Dolores de cabeza Alteraciones sexuales Trastornos psicológicos depresivos y neuróticos Hipersomnia recurrente El síndrome de Kleine-Levin es un trastorno del sueño que se caracteriza por episodios de somnolencia durante el día, que puede variar semanas, desapareciendo de forma espontánea. El síndrome suele comenzar en la adolescencia, siendo además más frecuente en varones que en mujeres. Aunque su etiología es más bien desconocida, el 50% de los casos, se han encontrado, días antes de la aparición del primer episodio de hipersomnia, procesos gripales o infecciones de las vías aéreas superiores. Los síntomas más frecuentes son: Episodios de hipersomnia que pueden aparecer de forma abrupta o gradual y que pueden llevar al paciente a dormir más de veinte horas diarias Deshibición sexual Hiperfagia (consumo de grandes cantidades de comida en un periodo corto de tiempo) Irritabilidad Depresión Alucinaciones La desaparición de estos síntomas suele producirse después de unos días. El periodo asintomático suele ser variable, oscilando aproximadamente desde unos días o semanas hasta varios meses; durante este tiempo la conducta de estos pacientes es normal y con el tiempo estos episodios disminuyen en frecuencia, duración o intensidad. Hipersomnia postraumática Es un trastorno del sueño que ocurre como resultado de una lesión que afecta al sistema nervioso central. Entre los síntomas más frecuentes del trastorno destacan: Somnolencia diurna, la cual es más intensa después de la lesión Cefaleas Déficit de memoria Fatiga Dificultad de concentración (extraído de Trastornos del sueño / Gualberto Buela-Casal, Ana Isabel Sánchez, 2002)

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¿Qué es el Trastorno de Asperger y cómo tratarlo?

El trastorno de Asperger es la denominación que figura en el DSM para el cuadro clínico descrito bajo la denominación de psicopatía autística por Hans Asperger. Las características del trastorno son: Empatía pobre Interacción social ingenua, poco apropiada o asimétrica Poca habilidad para hacer amigos Lenguaje pedante o reiterativo Comunicación no verbal pobre Interés marcado en temas limitados Torpeza motora El DSM-IV-TR contempla para el trastorno de Asperger los mismos criterios que para el trastorno autista, con la diferencia de que el nivel formal del lenguaje y el cociente intelectual deben estar dentro de los límites normales. El DSM-IV-TR mantiene una cierta imprecisión respecto a la integridad del lenguaje como criterio para el diagnóstico del trastorno de Asperger. Se debe cumplir la condición de que no exista un retardo “clínicamente significativo” en la adquisición del lenguaje y precisa, como dato indicativo del alcance de este criterio: palabras simples a la edad de 2 años y frases comunicativas a la edad de 3 años. Estas condiciones respecto al inicio del lenguaje son lo suficientemente amplias como para incluir dentro del trastorno de Asperger a niños con problemas leves en el lenguaje, cuyo límite con la exigencia del DSM-IV-TR para el trastorno autista puede ser difícil de precisar. Gillbert et al propusieron unos criterios diagnósticos según los cuales se establecía como condición que el lenguaje debía cumplir, al menos, tres de las siguientes características: retraso en el desarrollo, lenguaje expresivo superficialmente perfecto, lenguaje pedante, prosodia extravagante o alteración de la comprensión. Del mismo modo, los criterios diagnósticos propuestos por Szatmari et al hacen referencia al lenguaje, aunque refiriéndose únicamente a aspectos pragmáticos. Según estos autores, el trastorno de Asperger debe cumplir dos de las siguientes condiciones referidas al lenguaje: anomalías en la inflexión, verborrea incontrolada, parquedad de palabras, falta de cohesión en la conversación, uso idiosincrásico de frases o palabras y patrones de lenguaje repetitivos. No es sorprendente, por tanto, que se haya observado en una cuarta parte de los niños diagnosticados que el primer motivo de preocupación para los padres fuera una alteración relacionada con el desarrollo del lenguaje. El lenguaje está relativamente conservado en los aspectos semánticos y morfosintácticos, pero, al igual que en el autismo nuclear, está alterado en su vertiente pragmática. Por este motivo, los tests de lenguaje posiblemente no detecten ninguna alteración, a no ser que estén específicamente orientados a la identificación de trastornos pragmáticos. Características del trastorno de Asperger en el lenguaje El trastorno pragmático del lenguaje, presente en todos los casos de trastorno de Asperger, se expresa con alguna o algunas de las siguientes características: Turno de la palabra. No se respeta la reciprocidad en el diálogo. En las conversaciones habituales está implícito un acuerdo tácito según el cuál uno habla después de haber escuchado la última sentencia del interlocutor, con el objetivo de que el diálogo sea una secuencia coherente. El niño con trastorno de Asperger tiende a asumir el rol de hablador exclusivo, por lo que prescinde del discurso del interlocutor y se convierte en protagonista exclusivo de la charla. Esto va ligado a una conversación relacionada con alguno de sus temas favoritos. También influye en este tipo de diálogo la dificultad para identificar los marcadores conversacionales que habitualmente funcionan como reglas tácitas de las conversaciones. La mirada y las pausas normalmente marcan el cambio de rol de “el que habla” a “el que escucha”. Al no detectarse estos signos se tiende al monólogo. Inicios de conversación. Por lo general, en una conversación se va pasando de un tema a otro. Estos cambios están más o menos regulados por normas implícitas que facilitan la transmisión de ideas. También aquí intervienen marcadores no verbales, que deben interpretarse constantemente para poder introducir nuevos temas en el momento adecuado de acuerdo con la oportunidad de diálogo y la receptividad del interlocutor. El niño con trastorno de Asperger tiene dificultad para leer los signos no explícitos, y por tanto, tiende a cambiar de tema de forma anárquica. Lenguaje figurado. Continuamente se emplean en las conversaciones metáforas, dobles sentidos, significados implícitos y formas de cortesía. El niño con trastorno de Asperger tiende a la interpretación literal, lo cual le hace perder o malinterpretar partes importantes del diálogo. Clarificaciones. Cuando alguien está explicando algo, se debe estar constantemente pendiente de si el interlocutor entiende lo que se le dice. Existen distintos recursos conversacionales para asegurar que el relato consigue su objetivo. Para ello hace falta repetir frases con distintos giros, incidir en ideas de forma distinta y reiterar conceptos complicados. Todas estas condiciones están desfavorecidas en el paciente con trastorno de Asperger Es muy común que exista además una alteración prosódica, que consiste en el uso de entonaciones y ritmo no adecuados al contexto. La imagen de “pequeño sabio” o de pedantería que sugiere este modo de hablar puede verse reforzada por el uso de palabras o frases rebuscadas, que se repiten de manera reiterativa. El mutismo selectivo El mutismo selectivo es otro problema relacionado con el lenguaje que comporta una limitación total o parcial de su uso en determinadas situaciones, especialmente en el colegio o con desconocidos. A pacientes con este problema se les ha diagnosticado trastorno de Asperger. Por ello, se ha propuesto que posiblemente exista, por lo menos en ciertos casos, una vinculación entre mutismo selectivo y trastorno de Asperger. Algunos niños con trastorno de Asperger presentan hiperlexia. Muestran una capacidad extraordinaria para la lectura formal, coexistente con un bajo nivel comprensivo. Pennington et al explican este trastorno tomando como base la disociación que existe entre la destreza para aprender a leer y la comprensión semántica del material escrito. En la medida en que se ha avanzado en el conocimiento del autismo, se han aproximado conceptualmente el trastorno autista y el trastorno de Asperger. La tendencia actual es la de incluir ambos trastornos dentro de un continuo, puesto que ningún síntoma específico marca una diferencia categórica. Incluso el lenguaje y la inteligencia, considerados los aspectos que deben señalar los límites entre el autismo y el

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¿A qué edad se diagnostica el autismo?

El trastorno autista denominado también típico o autismo nuclear, se puede considerar la forma clásica de autismo. Muy próxima a la descripción de Kanner. Sus criterios diagnósticos constituyen un desglose de síntomas vinculados a las tres características básicas del autismo. Los problemas en la relación social comportan problemas en la interacción con los niños de edades similares. La relación con iguales implica negociación, engaño, bromas, competitividad y segundas intenciones. En este terreno, el niño autista se encuentra descolocado. Es incapaz de insertarse en el nivel relacional propio del grupo. La rigidez en su forma de pensar dificulta la adaptación flexible al entorno cambiante e impredecible, implícito en el juego y en las relaciones infantiles. Ello genera una fuerte ansiedad social en situaciones grupales. No resulta extraño que el niño autista sea frecuente diana de burlas. ¿Qué lenguaje utiliza el niño autista? El lenguaje está pobremente desarrollado, incluso puede estar ausente. Existe un bajo repertorio de vocabulario y está muy limitada la capacidad para la correcta construcción de frases. Los problemas de lenguaje que presentan los autistas no difieren de los trastornos de lenguaje de los niños no autistas. Sin embargo, las características cognitivas deficitarias en los autistas condicionan un modo de expresión sensiblemente distinto al de los niños con trastorno específico del lenguaje. Ello se debe a los problemas pragmáticos de lenguaje implícitos en el trastorno autista. Además, el lenguaje, tanto en su vertiente de expresión como de comprensión, tiende a ser literal. El niño autista se siente confundido ante expresiones del tipo “se te ha comido la lengua el gato” o puede sentirse aterrorizado cuando su madre le dice “te voy a comer a besos”. A veces pronuncia palabras o frase de forma ecolálica, ya sea repitiendo las últimas palabras emitidas por el interlocutor o emitiendo, de forma descontextualizada, expresiones o frases hechas escuchadas en situaciones diversas. También es posible que se refiera a sí mismo en segunda o tercera persona. En definitiva, la conversación del autista adolece de falta de reciprocidad y tiende a prescindir del discurso del interlocutor, de manera que la conversación se convierte en una interacción verbal asimétrica, muchas veces orientada hacia sus intereses especiales. El autista modula su discurso como si el interlocutor estuviera al corriente de su pensamiento. El lenguaje corporal está ausente o es muy limitado. Alrededor de un 25% de los niños autistas experimenta entre los 18 y 24 meses una regresión transitoria, más o menos marca, del lenguaje. No se conoce el mecanismo neuronal implicado en dicha pérdida, aunque se supone que puede existir una baja eficacia en el proceso de apoptosis. Un dato interesante al respecto es que dicho fenómeno no se observa en pacientes con trastorno especifico del lenguaje, por lo cual cabe admitir que tiene una cierta especificidad para el autismo y que debe tener alguna relación con su fisiopatología. El día a día del autista El espectro restringido de intereses comporta una intensa preocupación por centros de interés muy limitados: trenes, dinosaurios, personajes de televisión, etc. Estos temas pueden ocupar la mayor parte del tiempo. Ello se une a la necesidad intensa de mantener ciertas rutinas y a la aparición de ansiedad cuando se infringen éstas. Un cambio de ubicación de un mueble, un itinerario distinto al habitual para ir al colegio o un cambio de profesor puede ser vivido como una situación catastrófica, capaz de generar un elevado nivel de ansiedad. Muchos autistas se sienten fascinados por el mundo físico. Ello les lleva a contemplar de modo reiterativo luces, reflejos, movimientos de objetos o mostrarse cautivados por algunos ruidos (lavadora, ciertas melodías, etc.).  También es muy común la presencia de estereotipias manuales o movimientos de balanceo. Los problemas de integración sensorial consisten en una hipo/hiperreactividad a los estímulos sensoriales. Generan una reactividad anómala ante determinados estímulos, ya sean ruidos, sabores, texturas, olores o contacto físico. Esta reactividad puede ser tanto de rechazo intenso como de búsqueda de sensaciones. La hipersensibilidad al sonido puede expresarse como una reacción exagerada o una sensación de malestar ante un sonido agudo o inesperado, pero también ante un sonido continuo. Tampoco es raro que el niño autista se sienta incómodo en un lugar donde se mezcla una gran cantidad de ruidos, como puede ser un mercado, una feria o cualquier acontecimiento de masas. La hipersensibilidad táctil se expresa por una reacción de evitación del contacto físico, sobre todo si se produce de forma inesperada. Algunas zonas, como la cabeza y la cara, pueden ser mucho más reactivas. Ello puede conducir a una evitación de caricias, lo cual se puede malinterpretar como un rechazo social. Ir al peluquero puede convertirse en una verdadera tortura. Determinadas prendas de ropa con texturas especiales son a veces, de forma incomprensible para los demás, muy mal toleradas. En ocasiones, determinadas sensaciones táctiles pueden contrarrestar el malestar causado por la hipersensibilidad táctil. A veces puede existir una sensibilidad exagerada a determinadas texturas de alimentos hasta el punto de conducir a una evitación radical de ciertas comidas. También, en este caso, puede suceder que esta conducta se malinterprete como una actitud caprichosa y ello conduzca a intervenciones destinadas a forzar al niño a comer aquello que le resulta tan desagradable. El sentido del olfato puede estar exageradamente desarrollado, lo cual puede condicionar una tendencia obsesiva a oler los objetos. Los problemas de integración sensorial también pueden mostrarse como una hiposensibilidad a ciertos estímulos. Temple Grandin, una mujer autista muy inteligente, ingeniera, diseñadora de máquinas para granjas de animales, diseñó para sí misma una máquina que le permitía sentir una presión generalizada por todo el cuerpo, lo cual le generaba un efecto altamente relajante y calmante. El día a día del niño autista puede ser muy conflictivo, tanto en el entorno familiar como escolar, debido a problemas de conducta. Diversos factores promueven una conducta desadaptativa, derivada de las características propias del autismo y favorecida por un entorno que el niño autista puede percibir como hostil o amenazante. La inestabilidad en el estado de ánimo contribuye a la

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Intervención psicológica en los trastornos bipolares

El posible papel de la intervención psicológica en el tratamiento de los trastornos bipolares ha seguido un curso comparable al de un trastorno bipolar de tipo I, con síntomas psicóticos en ambas fases. Tras una fase inicial de grandiosa euforia psicoanalítica, en la que se asumió que la psicoterapia desempeñaría un papel fundamental en el tratamiento de la enfermedad bipolar y que las palabras “curarían” dicha enfermedad, los hallazgos neurobiológicos y farmacológicos parecieron inducir una gran fase melancólica para la psicoterapia a mitad de la década de 1970 y en la de 1980; pocos estudios, mucha confusión y una terrible pérdida de interés cuando se llegó a la conclusión, usando los versos de Alberti, de que “las palabras entonces no sirven”. Los años de la década de 1990 se convirtieron en una época de optimismo para la psicoterapia del trastorno bipolar gracias, por un lado, a la eclosión de los nuevos fármacos eficaces para tratar este trastorno, eclosión que propició un renacimiento del interés y de la investigación clínica y terapéutica de los trastornos bipolares y, por otro lado, a la evidencia de que determinadas intervenciones psicológicas se habían mostrado muy eficaces como tratamiento complementario a los psicofármacos en otras enfermedades como la esquizofrenia. Todo ello propició que equipos en todo el mundo centraran de nuevo su interés en el papel de la psicoterapia aplicada a los trastornos bipolares, interés que se introdujo en la primera década de 1990 en la aparición de varias revisiones y manuales y, a partir de 1999, en la publicación de rigurosos estudios clínicos aleatorios sobre la utilidad de distintas técnicas. Las intervenciones psicológicas propuestas para el trastorno bipolar a lo largo de la historia son muy diversas, pero la mayoría de ellas se han publicado sin un apoyo metodológico adecuado, sin grupos control ni evaluación de resultados a ciegas y basándose solo en descripciones anecdóticas de difícil extrapolación (Swartz y Frank, 2001). Por otra parte, la ausencia de análisis independientes para cada subtipo clínico o evolutivo de la enfermedad dificulta la interpretación de los resultados. (extraído de Manual de psicoeducación para el trastorno bipolar. Autores: Francesc Colom, Eduard Vieta, 2004)

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Clasificación de los tipos de trastorno bipolar

Ser bipolar es una enfermedad crónica mental que afecta al estado de ánimo. No es fácil de detectar porque a menudo se confunde con la depresión. Es algo crónico, pero con tratamiento adecuado el paciente puede hacer una vida normal en todos los ámbitos de la vida. Depresión y Bipolaridad. Conocerlas para Vencerlas: Tanto juntos como por separado los trastornos psico emocionales, son actualmente, la gran plaga de nuestra sociedad Trastorno bipolar: Una guia para el paciente y su familia Manual práctico del Trastorno Bipolar: Claves para autocontrolar las oscilaciones del estado de ánimo PSICOTERAPIA EN EL TRASTORNO BIPOLAR: Un abordaje integral Trastorno bipolar de tipo 1 Corresponde al patrón clásico de la enfermedad, y su rasgo diferencial básico es la presencia de manía. El patrón más frecuente es el de manía seguida de depresión mayor. Los síntomas psicóticos pueden aparecer tanto en la fase maniaca como en la depresiva, pero también es posible que estén ausentes. Las principales dificultades en el diagnóstico diferencial se producen con la esquizofrenia, probablemente por la sobrevaloración de la eventual presencia de síntomas psicóticos aparatosos, como los que Kurt Schneider consideró de “primer rango” y porque no se presta la debida atención al curso previo de la enfermedad Trastorno bipolar de tipo 2 Consiste en la combinación de episodios depresivos mayores con hipomanías espontáneas. La comunidad científica está dividida entre quienes consideran que los pacientes depresivos con hipomanías asociadas a tratamientos antidepresivos deben clasificarse como bipolares II y quienes prefieres clasificarlos como unipolares con episodios hipomaníacos inducidos por sustancias, opción que se corresponde con la clasificación DSM-IV. Diversos estudios indican que el trastorno bipolar tipo II es una categoría válida, distinta del trastorno bipolar tipo I y del trastorno unipolar en aspectos genéticos, biológicos, clínicos, evolutivos y farmacológicos. El trabajo pionero de Ayuso y Ramos ya apuntó, como han demostrado estudios posteriores, que el hecho de que el tipo II se asociara a una mayor benignidad clínica iba acompañado con frecuencia de una mayor malignidad evolutiva, en el sentido de un mayor número de episodios. Aunque ésta es una categoría bastante estable, entre un 5 y un 15% de los afectados acaban presentando algún episodio maniaco y convirtiéndose en bipolares I. Muchos bipolares II son diagnosticados y tratados como si fueran pacientes unipolares, porque el paciente solo acude a su médico cuando está deprimido. Todo paciente deprimido debe ser interrogado, si es posible con asesoramiento familiar, acerca de eventuales antecedentes de hipomanía. El trastorno bipolar II podría ser una de las categorías con mayor comorbilidad y mayor riesgo de suicidio. Ciclotimia Se considera una variante menor del trastorno bipolar y a menudo evoluciona hacia el tipo II con menor frecuencia hacia el tipo I. Para Akiskal, evocando a Kraepelin, la ciclotimia constituye el sustrato temperamental de los trastornos bipolares. Se caracteriza por su curso crónico y la elevada frecuencia de los episodios, hasta el punto que el DSM-IV considera un criterio de exclusión la ausencia de episodios durante solo 2 meses. Se trata de episodios de intensidad leve, pero su elevada frecuencia y los cambios de conducta que los acompañan acaban comportando complicaciones psicosociales. A muchos pacientes ciclotímicos se les diagnostica un trastorno límite de la personalidad. En algunos casos existe comorbididad con el trastorno por déficit de atención con hiperactividad del adulto. Estos pacientes son resistentes a los tratamientos antidepresivos, sobre todo con tricíclicos, pero también con IMAO, y responden mejor a eutimizantes. Otros trastornos bipolares Algunos autores han propuesto nuevos subtipos categóricos, como el trastorno bipolar de tipo III (Akiskal, 2000) para pacientes con antecedentes familiares de trastorno bipolar que presentan depresiones e hipomanías únicamente durante el tratamiento antidepresivo. Este mismo autor define la existencia de pacientes con temperamento hipertímico que presentan episodios depresivos cuyas características psicobiológicas les acercarían más al espectro bipolar que al unipolar, y depresiones ansiosas que podrían considerarse estados mixtos. En el otro extremo, también los trastornos esquizoafectivos y las psicosis cicloides podrían formar parte del espectro, aunque los primeros tienen un lugar reconocido en las dos taxonomías vigentes.     (extraído de Manual de psicoeducación para el trastorno bipolar. Autores: Francesc Colom, Eduard Vieta, 2004)  

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¿Qué es el síndrome de Korsakoff y quién lo fundó?

Cuadro clínico característico de ciertas formas de alcoholismo crónico y que consiste en la asociación de síntomas mentales (desorientación temporospacial, amnesia de fijación y confabulaciones) y síntomas neurológicos de polineuritis (parestesias y algias, especialmente en las piernas), por lo que se conoce también como psicosis polineurítica alcohólica de Korsakov. Se presenta frecuentemente como evolución posterior de un acceso de delírium trémens. La etiología alcohólica es indirecta, pues la causa de este síndrome es la carencia crónica de vitamina B que acompaña al alcoholismo, pero también puede darse en otras enfermedades. El tratamiento consiste en la abstención de alcohol y la administración de aneurina y otras vitaminas del complejo B. Algunos casos se recuperan totalmente, pero buen número de ellos solo mejoran dejando síntomas residuales crónicos Fue descubierto por Sergey Korsakoff a finales del siglo XIX en relación a una serie de estudios que presentó y que desembocó en el término “psicosis de Korsakof” (que lleva su nombre) en el cual se dio cuenta de que los efectos del alcohol en consumidores habituales iban asociados una serie de desórdenes mentales acompañados de síntomas neuríticos. Korsakoff ha servido de inspiración para Europa occidental y muchos médicos han utilizado el síndrome para asociarlos a los casos en que se presenta amnesia.        

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