¿Cuál es el origen de la alimentación emocional?

Son numerosas las consecuencias anímicas relacionadas con los trastornos alimentarios, bien debidos a la restricción o a la compulsión alimentaria (atracones): estados de ánimo de depresión y/o ansiedad, mayor obsesión por la imagen corporal, irritabilidad o cambios de humor. Eso ha hecho que se haya propuesto el término de alimentación emocional para aquellos comportamientos alimentarios que están más motivados por un estado de ánimo que por una necesidad fisiológica. La alimentación emocional se ha explicado de diversas formas: Un fracaso en la satisfacción de las necesidades personales Una mala interpretación y/o afrontamiento de las sensaciones de hambre y saciedad Una forma de huir de los estados de ánimo negativos de manera instintiva y automática Resulta fundamental, por tanto, aprender a identificar las emociones. De hecho, en diversas investigaciones se ha encontrado que la privación calórica, junto con emociones negativas, actúa como desencadenante de los atracones objetivos, sin embargo, el estado de ánimo es suficiente para provocar atracones subjetivos. A esto hay que añadir que cuando se sufre un trastorno alimentario se vive una gran confusión sobre los estados internos, incluidas las sensaciones de hambre o saciedad. Dicha confusión hace que, en ocasiones, se pueda recurrir a la comida para intentar sentirse mejor cuando están presentes sentimientos de frustración, ansiedad, aburrimiento o soledad. Las emociones que generalmente acompañan a un uso inadecuado de la comida suelen ser la tristeza, el miedo, la ansiedad, el aburrimiento y la soledad. Entre todas ellas destaca la ansiedad. Dichas emociones negativas pueden llevar a evitar comer o al extremo contrario: comer sin tener hambre La ansiedad. Es más intensa cuanto menos se conoce la causa que la provoca. Por ello, para reducirla, es importante identificar la fuente de ansiedad: qué situaciones o acontecimientos la disparan y qué pensamientos ilógicos, exagerados la acompañan. El objetivo que habría que marcarse seria sustituir estos pensamientos por otros más racionales y acordes con la realidad y aprender a relajarse. Aburrimiento/soledad. Es frecuente utilizar los alimentos, cocinándolos o comiéndolos, como forma de combatir el aburrimiento o como forma de compañía, para llenar un vacío relacional. Frustración. Comer o dejar de hacerlo por estar enfadado es algo que ocurre más en mujeres que en hombres porque, tradicionalmente, las mujeres han reprimido su exposición de enfado. De hecho, se han encontrado que el pensar que no se tiene derecho a enfadarse o a asustarse ante las reacciones de furia se asocia con una alimentación inadecuada Parece que el inadecuado control de las emociones se relaciona con la forma de pensar, con pensamientos distorsionados, en los que te puedes rechazar como persona en función de la percepción distorsionada según la presencia o ausencia de un determinado aspecto físico irreal o de conductas alimentarias imposibles de cumplir (porque resultan extremas y estrictas). Alguna descripción de este tipo de pensamientos distorsionados podría ajustarse a los siguientes casos: Conclusiones erróneas: no puedo introducir alimentos nuevos en mi dieta, pues de lo contrario engordaré El horror: me horroriza comer la misma cantidad de comida que las demás personas, estar gorda es lo peor que me puede ocurrir en esta vida Pensamiento todo o nada: me he saltado alguna vez la dieta, así que ahora me daré un atracción, si aumento un kilo no pararé de engordar Etiquetar: soy una glotona Excusas: por una vez que me dé un atracón no pasa nada Esa forma de pensar se caracteriza por ser demasiado analítica, centrándose en los detalles en vez de relacionar ese detalle con el entramado global de la vida. Esto hace que se pierden de vista los objetivos globales de la vida, que quedan atrapados en los objetivos del trastorno alimentario con respecto al peso, la alimentación o la figura, que se convierte en lo primero. No se incidirá de nuevo en ello, pero lo que está en la base de estos pensamientos es poner como primer valor en la vida la presencia del peso o aspecto físico. Estos pensamientos generan un lenguaje del trastorno alimentario en el que todo gira alrededor del peso, la alimentación y el cuerpo. En esta línea, si presentan pensamientos hiperexigentes y rígidos contigo misma puedes sentirte muy  mal cada vez que cometas un error; lo cual ocurre con mucha frecuencia debido a que pones el listón muy alto. No hay que tener miedo de omitir que puedes cometer errores ya que puedes aprender de ellos. Por otro lado, esta estrategia de pensamiento proporciona un beneficio, porque evita pensar o tratar temas dolorosos acerca de ti misma, situaciones estresantes o relaciones difíciles; sin duda esta forma de pensar mantiene en gran medida la enfermedad. Este planteamiento vital lleva a una peor calidad de la vida ya que la obsesión por el cuerpo y la malnutrición impide que lleves a cabo una realización personal, tu pirámide personal. Se pierde tanto en los casos de trastorno alimentarios en los que está presente la restricción como en los que está presente el atracón: en ambos casos se debería conseguir adquirir hábitos de vida saludables con respecto a la alimentación. También cabe incidir en que con mucha frecuencia los trastornos alimentarios comienzan en la adolescencia, momento de adquisición de importantes capacidades en el desarrollo, incluida la capacidad de pensar abstractamente y reflexivamente. Precisamente, una prolongada e inadecuada nutrición interfiere en el desarrollo de la madurez y puede impedir la recuperación; así la regulación de la emoción y la inteligencia abstracta y social (inteligencia emocional) se ve afectada. Esta situación crea, a su vez, impedimentos para la recuperación. Finalmente, cabe reflexionar sobre que la relación no solo va de arriba abajo (estado de ánimo negativo, pensamientos distorsionados, comportamiento alimentario), sino que también puede ir de abajo arriba porque el propio trastorno alimentario puede repercutir en un empeoramiento del estado de ánimo negativo y de los pensamientos distorsionados sobre el cuerpo y la alimentación.   (Información extraída de Trastornos alimentarios: guías de psicoeducación y autoayuda / María Calado Otero, 2010)

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¿Cuál es la técnica de exposición y prevención de la respuesta y qué eficacia tiene en el tratamiento del T.O.C.?

El tratamiento psicosocial más eficaz para el trastorno obsesivo-compulsivo es la exposición y la prevención de la respuesta, consistente en exponer al paciente a un entorno o estimulo aversivo (como puede ser tocar un objeto “contaminado”: la tapa del wáter) y lograr que evite el ritual compulsivo de lavarse las manos. La hipótesis subyacente es que la ansiedad disminuye al efectuar el individuo suficientes contactos con un objeto que le repugna y comprobar que de ello no se siguen consecuencias nocivas. Los dos factores principales del tratamiento por exposición es que se haga in vivo (en una situación real) y que se evite la respuesta, fundamentalmente a base de que el paciente ejerza gran fuerza de voluntad y no lleve a cabo el ritual acostumbrado. Cuando no sea posible que el paciente experimente con el objeto real, se le indica que imagine la situación que desencadena la reacción compulsiva. Se ha demostrado por numerosos estudios que la prevención exposición/ritual da buenos resultados en menos de un mes, con retrocesos inferiores al 20%. Incluso con esta breve duración de tratamiento, los índices de recaída son relativamente bajos y los beneficios del tratamiento persisten hasta cinco años después. Se ha recurrido a combinar los efectos de la prevención exposición/ritual de diversos ensayos para analizar la eficacia general del tratamiento en distintos entornos. Los resultados de estos meta-análisis, sugieren que el tratamiento conductual es eficaz para controlar los síntomas del trastorno obsesivo-compulsivo y superiores al nulo tratamiento. Por los meta-análisis presentan inconvenientes: el primero es que, dada la combinación de ensayos, siempre se produce una mezcla en detalles específicos de un determinado experimento, como por ejemplo la manera en que se aplicaron los diversos tratamientos; o tal vez en uno de ellos se incluyeron ejercicios a domicilio y en otros no. Se han agrupado ensayos con diverso grado de control y éstos, por otra parte, difieren en duración, implicación del terapeuta, rigor del control del ritual y empleo de exposición imaginaria (cuando no es posible in vivo), por lo que hay razones para llegar a la conclusión de que los resultados de los meta-análisis no son concluyentes. No obstante, independientemente de la confusión de combinar los resultados de varios ensayos, se ha observado que los pacientes con trastorno obsesivo-compulsivo mejoran si acuden semanalmente al terapeuta y practican además por su cuenta la exposición con prevención de respuesta. Tal vez la principal desventaja de este método sea la generalización de los resultados o el efecto que ejerce sobre el propio trastorno obsesivo-compulsivo. A veces, por ejemplo, el efecto del tratamiento queda restringido al estimulo concreto y al acto compulsivo asociado y no se generaliza a otros entornos y estímulos. Como sucede con casi todas las terapias, se trabaja constantemente para descubrir la mejor combinación de tratamientos. En el caso del T.O.C. se han probado diversos elementos combinados con variado grado de éxito. Alguno de ellos son: En general, con el empleo de exposición en imaginación (en la que el paciente se imagina la exposición a los estímulos), en contraste con la exposición real, se consigue paliar los síntomas y mantener los beneficios del tratamiento, pero no es tan eficaz como la terapia in vivo. La terapia auto dirigida, que incluye acceso a la información y ejercicios de relajación, no parece ejercer efectos positivos sobre los síntomas asociados al T.O.C. Con otro enfoque cognitivo se obtuvieron beneficios pero menos que los logrados con el grupo sometido a exposición y tratamiento exclusivo de prevención a la respuesta No aparece haber diferencia entre la terapia individual y la de grupo en cuanto reducción de síntomas en el T.O.C. y las dos parecen igualmente eficaces en el momento del tratamiento y seis meses después. El tratamiento en grupo es mucho más económico y eficaz, pues se llega a reunir mucho mayor número de pacientes por menos gasto. No hay diferencia en cuanto al resultado tratando a los pacientes individualmente o integrando a los miembros de su familia. La severidad del T.O.C. disminuye en ambos casos, pero con la exposición con prevención de respuesta combinada con un intenso programa de apoyo familiar se logró más mejoría.       (Información extraída de Tratamiento de trastornos mentales: una guía de tratamientos que funcionan / Peter E. Nathan, Jack M. Gorman, Neil J. Salkind ; traducción de Francisco Martin Arribas, 2005)

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¿Cómo se trata la dependencia de la nicotina y con qué eficacia?

La dependencia de la nicotina es una potente adicción y muy difícil de tratar. A quienes empiezan a fumar antes de los veintiún años les cuesta más. El prescindir de la nicotina se caracteriza por irritabilidad, impaciencia, hostilidad, ansiedad, animo depresivo, dificultad para concentrarse, nerviosismo y aumento de peso. En parte, la razón por la que es tan difícil dejar de fumar se debe a que, incluso en una época de menor tolerancia en general para los fumadores, sigue siendo un hábito socialmente aceptable poco prohibido y no muy mal visto. Por otro lado, existe un poderoso vínculo psicológico creado y reforzado constantemente entre fumar y experiencias sociales placenteras como son comer y estar con amigos. No obstante, pueden contrarrestarse los síntomas de la abstinencia mediante el empleo de dos métodos de tratamiento. El primero consiste en absorber la nicotina que contiene un chicle  a través de la mucosa, y el segundo, directamente a través de la piel. El tercero y más reciente es un comprimido. Sin embargo, ninguno de los métodos procura el grado de nicotina que se absorbe al fumar que hace que la droga vaya directamente al torrente sanguíneo a través de los pulmones. Aunque el chicle y el parche han dado buenos resultados y muchos fumadores han podido reducir su dependencia de la nicotina durante días o semanas, el deseo de experimentar los efectos psicoactivos de la droga no desaparecen. Los resultados de varios ensayos demuestran que los índices de abstinencia varían entre un 9 y un 40% seis meses después de interrumpir el tratamiento. No son unas cifras muy elevadas teniendo en cuenta la magnitud y el grave perjuicio que el tabaco causa sobre la salud y la gran cantidad de personas que padecen la enfermedad crónica por culpa de él. El último esfuerzo para tratar esta adicción, se centra en el empleo de un comprimido sin nicotina que contiene bupropion, que se toma entre siete y doce semanas. Hay un ensayo en el que se demuestra que es más eficaz que el parche de nicotina, pero como es un medicamento que puede causar efectos secundarios el médico debe controlar la dosificación minuciosamente. La investigación va orientada igualmente a la combinación de un parche de nicotina con un antagonista de la sustancia, la macamilamina. Se han empleado otros medicamentos como la clonidina y la naltrexona pero los resultados no son concluyentes. Como se ha asociado el fumar a la depresión, los antidepresivos como fluoxetina se han utilizado en combinación con la terapia de sustitución de nicotina. Los estudios provisionales demuestran que el empleo de antidepresivos en fumadores no deprimidos mejora notablemente los índices de abstinencia. Aunque el chicle, los parches y la medicación con bupropion dan ciertos resultados, la práctica mas reciente consiste en recurrir a esta clase de medicación combinada con una terapia conductual.   (Información extraída de Tratamiento de trastornos mentales: una guía de tratamientos que funcionan / Peter E. Nathan, Jack M. Gorman, Neil J. Salkind; traducción de Francisco Martin Arribas, 2005)

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¿Qué son las parafilias y en qué se diferencian de otros trastornos sexuales?

Todas las parafilias tienen cuatro cosas en común. En primer lugar, se caracterizan por fantasías sexuales, impulsos acuciantes o conductas excitantes recurrentes e intensas dirigidas a objetos inadecuados. Segundo, estos deseos y fantasías acuciantes se prolongan más de seis meses. Tercero, causan notable tensión o perturban la actividad cotidiana y además hay parafilias que implican objetos no humanos, niños o adultos, que no dan su consentimiento, y las hay que se centran en la humillación de la pareja. Las parafilias se producen  también casi exclusivamente en los hombres. La diferencia crucial entre las fantasías sexuales normales y anormales es lo apropiado de su orientación. Por ejemplo, pensar constantemente en realizar actos sexuales con niños o tratar de hacerlos se ajusta a la definición de parafilia, pero estar pensando siempre en hacer el amor con la esposa o hacerla a la primera ocasión no cumple el criterio definitorio. Todos tenemos momentos pasajeros en que pensamos en fantasía sexuales, pero cuando estos pensamientos se convierten en preocupaciones que destruyen la inhibición conductual, las consecuencias pueden ser graves. Estas son las ocho clases más corrientes de parafilias y todas ellas implican fantasías, deseos acuciantes o conductas: Exhibicionismo o exposición de órganos genitales ante una persona desconocida Fetichismo o uso de objetos para aumentar la satisfacción sexual Frotarse, tocar o restregarse con otras personas sin su consentimiento Pedofilia o actividad sexual con niños pre púberes. Masoquismo o deleitación en actos sexuales que causan auto humillación o dolor Sadismo o excitación sexual mediante actos que causan dolor o humillación a otra persona Travestismo fetichista o actividad sexual de varones heterosexuales que conlleva el vestir prendas femeninas Voyerismo, consistente en observar a escondidas a otras personas desvistiéndose o realizando actos sexuales Aunque cualquier de estas parafilias puede constituir un grave trastorno mental, hay casos en que concurren varias a la vez, creando una difícil situación para el diagnóstico y el tratamiento al profesional de la salud mental.       (información extraída de Trastornos de ansiedad en la infancia / Enrique Echeburúa Odriozola, 2006)  

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Trastorno de evitación en la infancia

Este trastorno que se distribuye homogéneamente en diferentes edades y recuerda a la fobia social de los adultos, se caracteriza por la excesiva evitación del contacto con personas desconocidas durante un periodo de tiempo superior a seis meses e interfiere en las relaciones sociales con los compañeros de juego o de colegio. Todo ello está unido a un claro deseo de afecto y de aceptación de uno mismo ante los demás. No son infrecuentes otros trastornos de ansiedad asociados (como la ansiedad excesiva). A su vez, los niños afectados por este trastorno tienden a intensificar las relaciones con personas del entorno próximo (familia, amigos, etc.). Hay un mayor predominio femenino en los niños afectados por este cuadro clínico, que tiende a manifestarse en torno a las 12-13 años. Los criterios diagnósticos de este trastorno son: Evitación excesiva del contacto con personas desconocidas, que es lo suficientemente grave como para interferir en las relaciones sociales con los compañeros Deseo de mantener relaciones interpersonales con gente conocida (miembros de la familia y amigos). Relaciones cálidas y satisfactorias con los miembros de la familia y otros parientes Edad de 2,5 años como mínimo Este trastorno se diagnostica solo a partir de los 2,5 años. A una edad más temprana, puede tratarse simplemente del temor evolutivo normal a las personas extrañas al niño. Con arreglo a las dimensiones de la personalidad, estos niños suelen ser inseguros, tímidos, con poca confianza en sí mismos y poco asertivos. La timidez de estos niños va más allá de las reservas naturales que muchos niños muestran en las primeras fases de las relaciones sociales con desconocidos. Desde la perspectiva del desarrollo, el trastorno de evitación es un mantenimiento del temor a los extraños que aparece en la segunda mitad del primer año y que tiende a reducirse gradualmente a partir de los 12-18 meses. Como consecuencia de este trastorno, los niños pueden tener dificultades para adquirir las habilidades sociales necesarias en el proceso de adaptación a un ambiente que les resulta a estas edades enormemente cambiante. El aislamiento social y la depresión pueden ser consecuencias de este trastorno. Si bien el curso evolutivo es muy variable y depende de las diferentes situaciones de socialización, no son infrecuentes en la vida adulta los déficits de asertividad o incluso las fobias sociales. Se trata de un trastorno poco frecuente que no aparece como tal en los estudios epidemiológicos infantiles y que se solapa con otros trastornos de ansiedad. El grado de conocimiento del curso, evolución y respuesta al tratamiento de este trastorno es escaso. Por todo ello se ha puesto en cuestión la validez diagnóstica de este trastorno.   (información extraída de Trastornos de ansiedad en la infancia / Enrique Echeburúa Odriozola, 2006)

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Fobia escolar

La fobia escolar no puede reducirse a una fobia específica. Los aspectos psicopatológicos asociados a ella y el pronóstico de futuro se alejan de lo que es característico de las fobias específicas. Por ello, desde una perspectiva nosológica, la ubicación de este problema requiere un lugar propio. Descripción y aspectos generales La fobia escolar se refiere al rechazo prolongado que un niño experimenta a acudir a la escuela por algún motivo de miedo relacionado con la situación escolar. Esta definición plantea algunas dificultades. En primer lugar, conviene diferenciar la fobia escolar de la vagancia. En segundo lugar, es conveniente distinguir la ansiedad de separación del hogar de la fobia escolar. Los miedos a la escuela en un momento u otro del desarrollo evolutivo son frecuentes y pueden llegar a afectar hasta el 18% de los niños entre los 3 y 14 años. Sin embargo, la fobia escolar, es decir, el rechazo al colegio, es el trastorno mas incapacitarte por las repercusiones en el rendimiento escolar y en las relaciones sociales, es poco frecuente y tiende a ocurrir entre los 3-4 años y entre los 11-12 años, así como cuando se producen cambios de escuela o cambios de ciclos. Afecta a un mayor número de niños que de niñas. El comienzo de la fobia escolar suele ser repentino en niños pequeños. En niños mayores y adolescentes, sin embargo, el desarrollo es más gradual, de carácter más intenso y grave y con peor pronóstico. La fobia comienza a manifestarse en forma de quejas más o menos vagas y trae como consecuencia una actitud de desgana a la hora de ir al colegio. Esta reticencia gradual surge en presencia de ciertos estímulos discriminatorios, como los lunes, la vuelta de vacaciones, el primer día de clase tras una enfermedad, el cambio de clase o de escuela, etc. y puede evolucionar hacia una negativa rotunda a acudir a la escuela. En algunos casos se produce incluso un rechazo a la cadena de conductas que preceden a ir al colegio: levantarse de la cama, lavarse y vestirse. Características clínicas Desde una perspectiva clínica, la fobia a la escuela viene precedida o acompañada habitualmente de síntomas físicos de ansiedad y de una anticipación cognitiva de consecuencias negativas asociadas a la escuela, así como de una relación muy dependiente con la madre y de la proliferación de temores específicos El resultado es la conducta de evitación o en el caso de ir forzado, la huida del colegio o una actitud de total inhibición. Los síntomas desaparecen si el niño se queda en casa y comienza a entretenerse con otras actividades. No obstante, la fobia escolar está asociada a otros trastornos clínicos, como la depresión y la baja autoestima. Algunos factores predisponentes de la fobia escolar son la existencia de trastornos de ansiedad o de depresión entre los padres, que dificultan el aprendizaje de estrategias adecuadas de afrontamiento por parte del niño. Entre los factores facilitadores de la fobia escolar se encuentran dos tipos de variables: Factores relacionados con la escolaridad, como el temor a un profesor, un mal rendimiento escolar, dificultades en las relaciones con los compañeros, el acomplejamiento por algún aspecto de la apariencia física, etc. así como los conflictos entre los padres y la administración de la escuela Sucesos vitales negativos, como una enfermedad prolongada, la separación de los padres, el fallecimiento de uno de ellos (especialmente de la madre, etc.) Ha habido un intento por distinguir dos tipos de fobia escolar que permite establecer unos criterios predictivos y terapéuticos. Esta clasificación tiene dos ventajas. En primer lugar, permite diferenciar a los niños con un buen pronóstico de los niños con mal pronóstico y con trastornos emocionales ulteriores. Y en segundo lugar, remite a la fobia escolar a un problema más global de conducta dentro del contexto familiar e indica por ello la importancia de ir más allá del problema de la vuelta del niño al colegio. No obstante, la limitación de esta clasificación dicotómica es que es reduccionista y no siempre se aviene bien a incluir en ella la variedad de casos detectados en la clínica. La fobia escolar es un fenómeno complejo que puede denotar la existencia de una fobia específica (temor a ser herido en los juegos del recreo), de una fobia social (temor a ser ridiculizado), o de un trastorno obsesivo-compulsivo (temor a ser ensuciado) o de una ansiedad de separación propiamente dicha. Fobia escolar y vagancia Si bien en ambos casos hay una negativa de ir a la escuela, no es difícil distinguir entre el niño con fobia a la escuela y el vago. Hay niños que rechazan acudir al colegio y, sin embargo, no tienen fobia a la escuela. El rechazo puede ser en estos casos fruto de otros problemas de conducta: la vagancia, hacer novillos, dificultades en el rendimiento escolar, problemas con la disciplina de la escuela y/o en casa, conductas predilectivas. En la fobia escolar hay una permanencia del niño en casa durante las horas del colegio con el conocimiento de los padres y no está presente la conducta antisocial. Desde la prospectiva de la psicopatología tradicional, la vagancia correlaciona con un tipo de comportamiento psicopático y el rechazo escolar con un comportamiento neurótico. El rechazo no fóbico es más frecuente en barrios sociales marginales y viene acompañado habitualmente de cambios frecuentes de escuela y de un historial de repeticiones de curso. Fobia escolar y trastorno de pánico/agorafobia en la vida adulta En un estudio de Gittelman-Klein y Klein (1985) los agorafóbicos adultos tenían con frecuencia una historia de fobia escolar en la escuela. Estos cuadros clínicos presentan algunas características similares: preferencia fóbica por estar en casa, soportal mal la lejanía de ésta, enfrentamiento al estimulo temido solo en presencia de seres queridos, preocupación hipocondriaca por los síntomas físicos, ataques de pánico ante la separación, historia familiar de ansiedad y depresión, etc. De este modo, el nexo común de estos trastornos de conducta puede ser la ansiedad de separación. Según este enfoque la ansiedad de separación se

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¿Cómo podemos clasificar las drogas?

Durante mucho tiempo hemos estado utilizando una clasificación que posiblemente les suene de algo a los iniciados en el tema sobre todo porque fue muy utilizado por los medios de comunicación y es la de drogas duras y drogas blandas. Los estudiosos de las drogas piensan que estos términos (duras y blandas) se prestan a malas interpretaciones, como por ejemplo pensar que las duras son drogas malas y las blandas son las drogas menos malas, cuando en realidad tenemos que insistir en que todas, absolutamente todas las drogas son malas (dañinas, perjudiciales, nocivas, peligrosas, etc.). Por todo ello, desde hace ya algunos años se habla de drogas legales e ilegales, que tampoco refleja la realidad del problema en toda su extensión, pero por lo menos evitamos que se pueda llegar a pensar que cualquiera de estas sustancias no es peligrosa. No obstante, habrá que matizar más aun esta forma de dividir las drogas, dado que las que denominamos legales no lo son para todo el mundo. La ley nos dicta en nuestro país que no pueden consumir alcohol, ni tabaco los menores de 16/18 años, dependiendo de la comunidad autónoma en la que nos encontremos. Tabaco Nombre: tabaco (nicotina) Apellidos: aumenta la actividad del sistema nervioso Fecha de nacimiento: época precolombina Lugar de nacimiento: civilización maya Padres: Cristóbal Colón (1492) lo introduce en Europa Enfermedad más característica: cáncer de pulmón Clasificación: droga legal (exceptuando menores de 16 años en general y determinados lugares en los que la ley prohíbe fumar) Forma de consumo: fumado, mascado o aspirado por la nariz Ejemplo de uso: fumar cigarrillos en cualquier situación sobre todo y equivocadamente buscando la relajación (no olvidemos que es excitante). El tabaco es otra de nuestras drogas por excelencia y se encuentra completamente introducida en nuestra cultura. Desde su descubrimiento fuimos los españoles los máximos difusores de esta sustancia, comercializándola e introduciéndola en todos los rincones del planeta. En los años sesenta es cuando se averiguó la relación existen entre fumar tabaco y el cáncer de pulmón. En la actualidad se pueden atribuir algunas causas de muerte además de la citada (como otros tipos de cáncer) Los riesgos de fumar dependen de la duración, la intensidad y el tipo de exposición al humo, además de otros factores (genéticos, tipo de tabaco, forma de fumar, etc.); pero muchos estudios médicos han determinado que la mortalidad es dos veces más alta en los fumadores que en los no fumadores y que el consumo de un paquete de cigarrillos diario acorta en unos seis años la expectativa de vida. En general, los efectos del tabaco en el organismo se reducen al aumento de la actividad de nuestro sistema nervioso y lo más comportamiento de fumar es el deseo constante de fumar en aquellos que han adquirido la dependencia del tabaco Riesgos por consumo de tabaco Enfermedades de corazón (infarto de miocardio y angina de pecho) Deficiencias en el riego sanguíneo Enfermedades respiratorias (irritaciones del apartado respiratorio, tos crónica, bronquitis) Diversos tipos de canceres (de boca, laringe, esófago, duodeno y de pulmón) En el caso de mujeres embarazadas: Niños de bajo peso Aumento de la frecuencia cardiaca Aumento de la probabilidad de sufrir malformaciones Mayor número de abortos Mayor riesgo de muerte al nacer Los efectos y riesgos del consumo de tabaco aumentan progresivamente con el tiempo y el consumo Heroína Nombre: heroína (sustancia derivada de la morfina) Apellidos: baja la actividad del sistema nervioso Fecha de nacimiento: 1874 Lugar de nacimiento: Laboratorios Bayer (Alemania) Padres: Dr. H. Dreser (técnico de los laboratorios Bayer) Enfermedad más característica: muerte por adulteración o sobredosis Clasificación: droga legal Forma de consumo: inyectada, fumada o aspirada por nariz Ejemplo de uso: normalmente se inyectan una dosis en solitario La heroína nace como un analgésico y se puede afirmar que es el más potente que se conoce (entre dos y cinco veces más poderoso que la morfina y en dosis más pequeñas). Cuando lo vemos en su estado puro, es como un polvo cristalino, blanco, inodoro y muy fino aunque su aspecto puede variar dependiendo de los procesos de purificación o manipulación a los que haya sido sometido. Los efectos de la heroína son más cortos (duran menos tiempo); esto hace de ella una droga altamente peligrosa, incluso controlada médicamente, desarrolla en pocas dosis la tolerancia y crea una importante dependencia psicológica y física. Al ser una droga ilegal que genera unos rendimientos económicos muy altos, se corre el riesgo constante de adquirir heroína en la calle en muy malas condiciones, pues lo  normal es que sea cortada (término que se emplea para decir que ha sido mezclada con alguna que otra sustancia para aumentar la cantidad de droga y conseguir más ganancias) en el mejor de los casos con azúcar o similares y en el peor con sustancias venenosas. Por este motivo es bastante usual que los adictos a la heroína mueran por adulteración (por consumirla cortada) o bien por sobredosis (dado que no se puede calcular la cantidad real de heroína que tiene una dosis, por lo que puede coincidir que sea demasiado pura y se inyecta más de la cuenta) Riesgos por consumo de heroína La heroína produce dependencia más rápidamente que la morfina y que otras muchas drogas, sea cual sea la forma de consumo La heroína provoca la pérdida de apetito y facilita la deshidratación del organismo La dependencia es tan fuerte que a las pocas horas de tomar la ultima dosis comienza el síndrome de abstinencia conocido con el sobrenombre de mono Alto riesgo de muerte por sobredosis y/o adulteración de la droga Cocaína Nombre: cocaína (sustancia elaborada a partir de la hoja de coca) Apellidos: aumenta la actividad del sistema nervioso Fecha de nacimiento: el cultivo de la coca cuenta con casi 7.000 años de antigüedad. Su consumo, alrededor de 2.800 años. La cocaína en 1860 Lugar de nacimiento: América del sur Padres: imperio inca (hoja de coca). Albert Niemann (la cocaína) Enfermedad más característica: depresión (normalmente de carácter grave, que

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Como padre, ¿tengo que preocuparme si mi hijo consume drogas?

Por más vueltas que le demos, desde el mismo momento en que nos planteamos tener un hijo aparecen las primeras preocupaciones. Nos preguntamos si estaremos preparados para su educación, su manutención y su posterior salida de nuestras vidas. Quizá nuestras preguntas sean aun mas primarias y tan solo nos planteamos si nacerá sin ningún problema físico o psicológico o por el contrario tendremos la fatalidad de que nazca con alguna malformación con las que a veces la naturaleza nos sorprende para decirnos que casi todo es posible en este mundo. No pensamos que la probabilidad de que nuestro hijo nazca con alguno de estos problemas es de hecho bastante baja, ya que es “normal” que nuestro hijo sea “normal”. Estos pensamientos pueden servir de paralelismo hacia otros aspectos de la vida. Lo normal es que nuestro hijo se eduque con unas normas de vida saludable y que no llegue nunca a ser consumidor de drogas, como tantos otros jóvenes de todo el mundo, pero cabe la posibilidad de que en algún momento se asome a esa otra cara de la vida donde consumir drogas es algo tan “normal” como cotidiano. Cuando nuestros hijos son pequeños tenemos la precaución de ir indicándoles todas aquellas cosas de su alrededor que pueden provocarles daño. Nos preocupamos de enseñarles que el fuego quema y es muy doloroso o que hay unos “agujeritos” muy surgentes y atractivos repartidos por las paredes de toda la casa que parecen estar diseñados para meter el dedo en ellos, pero al hacerlo se nos ponen todos los pelos de punta y pueden llegar a ser muy peligrosos. Estos primeros aprendizajes son fundamentales para ellos, pero también para nosotros, sobre todo porque estamos haciendo prevención y porque ganamos mucha credibilidad para las advertencias y consejos que les daremos en el futuro. Otras fuentes de preocupación que van surgiendo en el día a día son, sin duda, las que van ligadas a la alimentación, su aseo personal, la calidad del sueño, la sociabilidad, los estudios y un larguísimo etc. que hace que nos sintamos en más de una ocasión prisioneros de la educación. Constantemente nos están asaltando dudas acerca de cómo lo estamos haciendo con ellos: ¿somos buenos padres?, ¿le dedicamos el tiempo suficiente? ¿Estará viendo demasiada televisión? ¿Tengo que castigarlo cuando no me obedece? Todas estas cuestiones nos hacen dudar de nuestra capacidad de ser buenos padres y de estar actuando correctamente, pero quizá la clave de todas estas preguntas se encuentra en la información que realmente tenemos para poder educar y educar bien. Está claro que nuestro grado de preocupación ante los problemas va a estar siempre en función de nuestro nivel de información del mismo; si nuestra información sobre el problema ese las drogas es alto y de calidad, nuestro grado de preocupación será bajo o muy bajo y viceversa. Podemos compararlo con lo que nos sucede en el trabajo; si sabemos hacerlo, no nos crea preocupación alguna, lo malo es cuando no sabemos. A continuación puede someterse a una sencilla prueba de información donde su hijo de X años le plantea una serie de cuestiones a las que usted, en principio, solamente tiene que responder un SI o un NO. Prueba: Marque con un círculo la respuesta correcta. El ¿? Es para aquellas respuestas que no sepa contestar. ¿si tomo bebidas con alcohol de vez en cuando será malo para mí? SI NO ¿? Me han dicho que aunque empieces a fumar lo puedes dejar cuando quieras SI NO ¿? ¿La marihuana es una droga “blanda” que no es muy peligrosa? SI NO ¿? Eso que llaman “drogas de síntesis” ¿son unas pastillas estimulantes? SI NO ¿? Me han dicho mis amigos que solamente se enganchan a las drogas las personas con muchos problemas ¿es cierto? SI NO ¿? Tengo un colega que toma cocaína desde hace varios años, pero dice que solo los fines de semana y que el resto de la semana no la necesita ¿puede ser eso cierto? SI NO ¿? ¿el café es una droga? SI NO ¿? Me ha dicho un amigo que la heroína es tan peligrosa que con un par de veces que te chutes puede ser suficiente para engancharte SI NO ¿? ¿es verdad que algunos vinos abren el apetito? SI NO ¿? Los que fuman y beben dicen que pueden controlar su consumo sin ningún problema, fumar y beber cuando quieran y dejarlo cuando lo deseen SI NO ¿? Para obtener su nivel de preocupación hacia el problema de las drogas consulte la tabla siguiente Entre 0 y 3 aciertos. Nivel de preocupación ALTO. Debería estar muy preocupado. Necesita profundizar mucho en el tema Entre 4 y 6 aciertos. Nivel de preocupación MEDIO. Su preocupación debería ser moderada. Necesita profundizar un poco más en el tema 7 o más aciertos. Nivel de preocupación BAJO. Puede respirar tranquilo. En teoría es capaz de afrontar bien el problema. Conteste a la siguiente pregunta: ¿ha hablado alguna vez con sus hijos sobre el problema de las drogas? Es muy i importante que nos plantearemos cuando tenemos que abordar el tema. En principio, no deberíamos esperar a que ellos nos pregunten directamente aunque resulte más cómodo para nosotros esperar la pregunta: ¿Papá/Mamá qué es esto de las drogas? Parece que si no preguntan nada, es como si nuestros hijos no vivieran en este mundo, es decir, que podemos penas erróneamente que si no preguntan sobre un tema determinado, es que no hay ningún problema. Pero ¡cuidado! Cuando nuestros hijos nos hacen una pregunta directa, no están esperando una respuesta discurso ni una lección magistral, ni por supuesto que salgamos por peteneras. En el caso de que seamos nosotros los que tengamos la iniciativa y abordemos el tema de las drogas con nuestros hijos, será fundamental tener en cuenta la edad de cada uno. Partamos de la base de que tenemos los primeros 12 años de vida del niño a nuestra entera disposición para intentar formar y educar en materia de salud.

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Envejecer sin perder la cabeza

El Instituto Nacional sobre el Envejecimiento (NIA según las siglas inglesas) que forma parte de los Institutos Nacionales de la Salud ha realizado estudios que indican que la pérdida de la memoria no forma parte del proceso natural del envejecimiento. La memoria se mantiene cuando funciona y se pierde cuando se deja de utilizar. La clave para que el cerebro siga funcionando en la vejez ya la dieron los antiguos griegos: seguir activos. En cuerpo y en mente. El ejercicio físico discreto previene muchos problemas de la vejez. Hay ancianos que se sientan a ver pasar la vida y cuando quieren levantarse no lo consiguen. Hay ancianos que dejan de hacer trabajar a su mente y cuando quieren que funcione no lo consiguen. La memoria y la musculatura se pierde de no usarlas. Los estudios sobre la neuropsicología del envejecimiento realizados por el NIA tratan de derrocar los viejos mitos que asocian la ancianidad con la pérdida de memoria y con la disminución de las facultades mentales. Estudios se han llevado a cabo mediante las modernas técnicas de resonancia magnética funcional de imágenes que permiten ver lo que sucede en el cerebro de una persona mientras realiza una actividad o procesa una información. Y esto supone un paso adelante en el conocimiento de los mecanismos con los que aprendemos y con los que recordamos. Estos estudios son importantes para la prevención de enfermedades como el mal de Alzheimer. Se están llevando a cabo en numerosos centros de investigación situados en Estados Unidos y Canadá. En Holanda se llevaron también a cabo estudios entre 1885 y 1995 entre distintos grupos de ancianos que determinaron que el ejercicio físico prolonga la vida ya que disminuye el riesgo de enfermedades vasculares. Científicos canadienses han señalado también que la práctica regular de ejercicio físico protege frente al declive mental que aqueja a muchas personas al envejecer, especialmente a las mujeres. Según sus estudios, las mujeres mayores de 65 años que practican algún tipo de deporte o ejercicio físico tienen menor riesgo de padecer Alzheimer u otro tipo de demencia senil, reduciéndose el riesgo en un 40%. Al mismo tiempo la revista Jano Online de 29 de octubre de 1999 señalaba que el 40% de los españoles no practica ejercicio alguno en su tiempo libre. Es muy importante mantener activa la mente practicando algún ejercicio mental, como la lectura, los crucigramas, el ajedrez o algún juego que requiera ejercitar la mente. Hay huegos de cartas como el Mus o la Canasta que precisan de agilidad mental. Tampoco hay que subestimar el ejercicio físico. Al fin y al cabo, la inteligencia está asociada al movimiento desde que nacemos. La primera señal de inteligencia  en un niño recién nacido es su respuesta motriz a los estímulos, es decir, a sus reflejos.       (Información extraída de Los errores del alma: convivir con personas difíciles / Ana Martos Rubio, 2004)  

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La depresión en la historia

La depresión se conoce desde el principio de la Historia de la Medicina. Hasta hace más o menos un siglo, se llamó melancolía. Los médicos de todos los tiempos han buscado las causas de esta terrible enfermedad y han aplicado remedios más o menos válidos. Dos han sido las causas históricas más importantes y frecuentes de la depresión: Exceso de bilis negra La cólera de los dioses La medicina humoral imputó la causa de la depresión a un exceso de bilis negra. Durante siglos, los médicos han creído que la salud es el resultado del equilibrio de cuatro humores principales: sangre, linfa o flema, bilis amarilla y negra. Si uno de esos humores prevalecía constantemente en el organismo, se hablaba de propensión. Si el humor preponderante era la bilis negra, el individuo era constitucionalmente propenso a la melancolía. Si la cantidad de bilis negra del organismo solamente excedía su cupo durante un periodo de tiempo, el individuo sufría melancolía. El tratamiento consistía en evacuar el exceso de humor acumulado en la sangre por medio de dietas, sangrías, evacuantes, diuréticos y eméticos. Otra de las causas históricas de la depresión ha sido el resultado de la cólera de algún dios que castiga implacable al humano transgresor de sus leyes. Y el tratamiento ha sido, por tanto, místico. Oración, rituales, sacrificios al dios enojado. Eso la enlaza con el sentimiento de culpa y muchos filósofos han entendido que el sentimiento de culpa procede del pecado original. Adán y Eva incumplen la ley de Dios y Dios les castiga arrojándoles para siempre del Paraíso. Los pecadores lamentarán siempre la pérdida de aquel estado de gracia e inocencia y llorarán hasta el fin de sus vidas su mala acción, a causa de la cual se han acabado sus días de felicidad. La situación de Adán y Eva es una excelente metáfora para comprender cómo el homínido se convirtió en hombre al adquirir la conciencia que lo distingue de los animales y cómo al adquirir la conciencia y darse cuenta de las cosas, perdió la ingenuidad animal que caracterizaba la vida en el Paraíso. Se acabó el vivir conforme a los instintos, se acabó el comportarse según las tendencias de la especie, se acabó el actuar siguiendo la programación genética. La conciencia hizo al hombre dueño de su destino y le embarcó en un proyecto existencial de futuro, de planificación y de entendimiento. Ya les había augurado la serpiente que serian como dioses. Y con la conciencia vino la culpa. La culpa supone concienciar que hemos trasgredido la norma social a sabiendas. Que hemos hecho algo prohibido y que esa acción nos va a costar el rechazo de nuestro grupo social. La culpa implica algo más que la conciencia, implica una conciencia moral. El sentimiento de culpa de Adán y Eva por haber perdido el bienestar del Paraíso es el sentimiento de culpa del hombre que pierde la tranquilidad de su conciencia. El sentimiento de vergüenza de Adán y Eva al hallarse desnudos ante Dios es la vergüenza del hombre que se siente indigno del amor de su Dios y rechazado por su grupo, porque ha trasgredido las normas. La culpabilidad por la pérdida de ese objeto de amor, de bienestar  o de tranquilidad espiritual es, casi siempre la causa de la depresión.     (Información extraída de Los errores del alma: convivir con personas difíciles / Ana Martos Rubio, 2004)  

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