¿Qué entendemos por agresividad infantil?

Si se hace una revisión a lo largo de los numerosos escritos con que contamos sobre agresividad, observamos que son muchos los autores que han proporcionado definiciones del término. Sin embargo, la mayoría tienen aspectos en común. Buss (1961) define la agresividad como “una respuesta consistente en proporcionar un estimulo nocivo a otro organismo” Bandura (1973) dice que es “una conducta perjudicar y destructiva que socialmente está definida como agresiva” Patterson (1977) dice que la agresión es “un evento aversivo dispensado contingentemente a las conductas de otra persona”. Utiliza el término coerción para referirse al proceso por el que estos eventos aversivos controlan los intercambios diádicos. Para Dollard, Doob, Miller, Mowrer y Sears  (1939) es una conducta cuyo objetivo es dañar a una persona o a un objeto. Se puede entender que generalmente hablamos de agresividad para referirnos al hecho de provocar daño a una persona u objeto, ya sea éste animado o inanimado. Así, con el término de conductas agresivas nos referimos a las conductas intencionales que pueden causar daño ya sea físico o psicológico. Conductas como pegar a otros, burlarse de ellos, ofenderlos, tener rabietas (del tiempo de arrojarse al suelo, gritar y golpear muebles por ejemplo) o utilizar palabras inadecuadas para llamar a los demás, generalmente se describen como conductas agresivas. De acuerdo con Buss (1961), podemos clasificar el comportamiento agresivo atendiendo a tres variantes: Según la modalidad, puede tratarse de agresión física (por ejemplo un ataque a un organismo mediante armas o elementos corporales) o verbal (como una respuesta vocal que resulta nocivo para el otro organismo, como, por ejemplo, amenazar o rechazar) Según la relación interpersonal, la agresión puede ser directa (por ejemplo, en forma de amenaza, ataque o rechazo) o indirecta (que puede ser verbal, como divulgar un cotilleo, o física, como destruir la propiedad de alguien) Según el grado de actividad implicada, la agresión puede ser activa (que incluye todas las conductas hasta aquí mencionadas) o pasiva (como impedir que el otro pueda alcanzar su objetivo o como negativismo). La agresión pasiva suele ser directa, pero a veces puede manifestarse indirectamente. En el caso de los niños, suele presentarse la agresividad en forma directa, como un acto violento contra una persona. Este acto violento puede ser físico, como patadas, pellizcos, empujones, golpes, etc. o verbal como insultos, palabrotas, amenazas. También pueden manifestar la agresión de forma indirecta o desplazada, según la cual el niño agrede contra los objetos de la persona que ha sido el origen del conflicto. Incluso se da el caso de algunos niños que, en vez de manifestar su agresividad directa o indirecta, lo hacen de forma contenida (Vallés, 1988). La agresión contenida consiste en gesticulaciones, gritos, resoplidos, expresiones faciales de frustración, etc. Independientemente ese cómo manifieste su conducta agresiva, siempre resulta ser un estimulo nocivo, aversivo, ya que la victima protestará, emitirá respuesta de evitación o escape o se dedicará a una contra agresión defensiva. Por ello, tal tipo de conductas a menudo tienen un fuerte impacto en los padres y maestros, hasta el punto que intentan controlarlas de diversas maneras, considerando siempre la forma elegida como la más eficaz. Sin embargo, ambos pueden frustrarse por su incapacidad para detener los golpes o rabietas y perder el control, al gritar a sus hijos e incluso pegarles severamente. Parece ser que una de las conductas que más preocupa a los padres y hace que sienta la obligación de poner los medios para erradicarla, es la conducta agresiva manifestada por sus hijos. Los arrebatos de agresividad son un rasgo normal en la infancia. Pero algunos niños se convierten en un problema por la persistencia de su agresividad y su incapacidad para dominar su mal genio. Los niños agresivos hacen sufrir a sus padres, maestros y a otros niños, utilizando todos los medios posibles. Estos niños agresivos, en muchos casos, son niños frustrados, que acaba dañándose a sí mismos, pues aun se frustran más cuando los demás niños les rechazan.     (Información extraída de Agresividad infantil / Isabel Serrano Pintado, 1996)

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Haga ejercicio según sus necesidades

El tipo de ejercicio que seleccione depende de sus objetivos. El ejercicio aeróbico es normalmente el más efectivo para disminuir la ansiedad. El ejercicio aeróbico exige una actividad sostenida de los músculos largos. Disminuye la tensión ósea y mejora el estado físico del aparato cardiovascular, es decir, la capacidad del sistema circulatorio de proporcionar oxigeno con mayor eficiencia a los tejidos y células. El ejercicio aeróbico regular disminuye el estrés y aumenta la moral. Los ejercicios aeróbicos más comunes son correr, nadar, clases de aerobic, bicicleta y caminar rápido. Mas allá de la puesta en forma aeróbica, el ejercicio debería tener otros objetivos. Si para usted es importante reforzar los músculos, debería incluir en el programa el levantamiento de pesas o el ejercicio isométrico. El ejercicio con estiramientos como el baile o el yoga, es ideal para fortalecer la flexibilidad muscular y es un buen complemento del ejercicio aeróbico. Si quiere perder peso, lo más efectivo es correr o practicar bicicleta. Si lo importa es descargar su agresión y frustración, pruebe con deportes competitivos. Finalmente, si lo único que desea es estar en contacto con la naturaleza, lo adecuado sería el senderismo o la jardinería. El excursionismo duro puede aumentar tanto la fuerza como la resistencia. A mucha gente le va bien ir cambiando el tipo de ejercicio que realiza. Practicar dos o tres formas distintas de ejercicio, en días alternos es lo que se conoce como Cross training. Esta modalidad, al ejercitar distintos grupos musculares, le ofrece la oportunidad de desarrollar una puesta en forma más equilibrada. Las combinaciones más populares son las que alternan el ejercicio aeróbico (Como correr o bicicleta tres o cuatro veces por semana) y un ejercicio de socialización (como el golf) o un ejercicio de pesas, dos veces por semana. Seguir un programa con dos tipos distinto de ejercicio evita acabarse aburriendo de cualquiera de ellos. A continuación se detallan breves descripciones de algunos de los tipos más comunes de ejercicio aeróbico. Cada tipo tiene sus ventajas y posibles inconvenientes Correr Durante muchos años correr o caminar rápido ha sido la forma más popular de realizar ejercicio aeróbico, tal vez por lo cómodo que resulta. El único equipo que se necesita son unas zapatillas de deporte y en muchos casos basta con cruzar la puerta para ponerse a ello. Correr es una de las mejores formas de ejercicio que existe para perder peso, ya que quema calorías más rápidamente. Numerosos estudios han demostrado sus beneficios para la depresión, porque aumenta los niveles de serotonina y endorfina en el cerebro. Correr disminuye la ansiedad porque metaboliza el exceso de adrenalina y libera la tensión muscular y ósea. Correr cinco kilómetros (unos 30 minutos) cuatro o cinco veces por semana ayuda, en mucho, a disminuir nuestra vulnerabilidad a la ansiedad. El inconveniente de correr es que, con el tiempo, es un ejercicio que aumenta las probabilidades de sufrir lesiones. En particular si corre sobre superficies duras, el contacto constante de las articulaciones puede producir problemas de pies, rodillas y espalda. El riesgo de sufrir lesiones se minimiza de la siguiente forma: Utilizando calzado adecuado que minimice el contacto entre articulaciones Corriendo sobre superficies blandas, preferiblemente hierba, ceniza, una pista o la zona dura de la playa. Evite el cemento siempre que sea posible, el asfalto es una superficie correcta si dispone de un buen calzado y no corre a diario. Calentando antes de empezar. Intente, durante un minuto o dos, correr muy lentamente Alternando el correr con otro tipo de ejercicio. Evite correr a diario. Si correr al aire libre representa un problema debido al tiempo, la ausencia de superficie blanda, la contaminación o el tráfico, puede invertir en una cinta automática para correr o ir al gimnasio. Para que no le resulte tan aburrido, coloque la máquina de correr delante de la televisión o de una pantalla de video. Natación La natación es un ejercicio especialmente adecuado porque utiliza muchos músculos de todo el cuerpo. Los médicos suelen recomendar la natación a personas con problemas musculares y óseos, lesiones o artritis, porque minimiza el choque de las articulaciones. No sirve para perder tanto peso como correr, pero ayuda a mantener el cuerpo más firme En cuanto a su aspecto aeróbico, lo mejor es nadar practicando el estilo libre durante veinte o treinta minutos preferiblemente cuatro o cinco veces por semana. Para un ejercicio moderado y relajante, la braza es una buena alternativa. Como regla, lo mejor es nadar en una piscina climatizada donde la temperatura del agua sea de entre 24 y 25 grados. El principal inconveniente de la natación es el elevado nivel de cloro que tiene muchas piscinas. El cloro puede ser muy irritante para los ojos, la piel, el cabello, así como para las membranas de las vías respiratorias altas. Pude contrarrestarlo en parte utilizando gafas y una pinza para la nariz. Si está de suerte, tal vez encuentre una piscina donde se utilice como desinfectante peróxido de hidrogeno u ozono. Si frecuenta una piscina con cloro, enjabónese siempre después en la ducha. Bicicleta Ir en bicicleta se ha convertido en una forma muy popular de ejercicio aeróbico en los últimos años. Mientras que comparte muchos de los beneficios de correr, es menos dañino para las articulaciones. Para conseguir beneficio aeróbico es necesario montar en bicicleta vigorosamente (aproximadamente 25 kms por hora o más en superficies planas). Cuando hace buen tiempo, ir en bicicleta puede ser muy agradable, especialmente si disfruta de alrededores bonitos y con poco tráfico o de un carril bici especialmente concebido para ello. Si el tiempo impide salir con la bicicleta necesitará una máquina estática que pueda colocar delante de la televisión o un video. Si quiere practicar la bicicleta al aire libre, deberá realizar una inversión inicial en una buena maquina. Puede pedírsela prestada a alguien hasta que se sienta seguro de gastarse un buen dinero. Asegúrese de que la bicicleta que compra está diseñada adecuadamente y tiene el tamaño correcto para usted; de lo contrario

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Guía para la práctica de meditación

A la mayoría nos cuesta distanciarnos de nuestros pensamientos y limitarnos a  experimentar el momento presente. Incluso cuando de noche caemos dormidos, experimentamos una mezcla de recuerdos, fantasías, pensamientos y sentimientos relacionados con la jornada que hemos pasado o la que queda por venir. La meditación es el única proceso que permite detenerse por completo, librarse de los pensamientos relacionados con el pasado inmediato o el futuro y simplemente centrarse en estar aquí y ahora. Tiene también efectos relajantes demostrables En 1968 el doctor Herbert Benson y sus colegas de la Harvard Medical School, calcularon las reacciones físicas de un grupo de practicantes de la meditación trascendental y descubrieron que: El latido cardiaco y el ritmo de la respiración disminuían El consumo de oxigeno descendía en un 20% Los niveles de lactosa en sangre disminuían La resistencia de la piel a la corriente eléctrica, un signo de relajación, se multiplicaba por cuatro Los modelos de las ondas del electroencefalograma cerebral indicaban un aumento de actividad alfa, otro signo de relajación. La meditación viene practicándose durante al menos 5.000 años. Tradicionalmente, los objetivos y beneficios de la meditación han sido de naturaleza espiritual: unirse a un Dios, ganar entendimiento, ganar desinterés. Mientras que hay mucha gente que sigue utilizando la meditación con fines espirituales, muchos la practican también fuera de cualquier tipo de marco religioso, tanto para el desarrollo personal como con el simple objetivo de relajarse Guía para la práctica de la meditación Busque un entorno tranquilo. Haga lo que pueda para disminuir los ruidos externos. Si resulta imposible utilice música con sonidos instrumentales suaves o sonidos de la naturaleza. El sonido de las olas del mar es una buena música de fondo Disminuya la tensión muscular. Si se siente tenso, dedique un tiempo a relajar la musculatura. Resulta útil la relajación muscular progresiva de cabeza, cuello y hombros. La secuencia que sigue, de ejercicios de cabeza y cuello, también van bien. No debería dedicar a esto más de diez minutos. En primer lugar, toque lentamente el pecho con la barbilla tres veces, luego eche tres veces la cabeza hacia atrás para estirar la nuca. A continuación, incline tres veces la cabeza sobre el hombro derecho, luego tres veces sobre el hombro izquierdo, luego dé lentamente vueltas con la cabeza en el sentido de las agujas del reloj hasta realizar tres rotaciones completas. Finalmente, dé lentamente tres rotaciones completas de cabeza en el sentido opuesto Siéntese correctamente. Siéntese en una de las dos posiciones siguientes. Estilo oriental: siéntese en el suelo con las piernas cruzadas apoyando las nalgas en un cojín o almohada. Descanse las manos sobre los muslos. Inclínese ligeramente hacia adelant4e para que el peso del cuerpo quede repartido entre los muslos y las nalgas. Estilo occidental: siéntese en una silla cómoda, de respaldo recto, con los pies en el suelo y las piernas sin cruzar, situé las manos sobre los mulos. En cualquiera de esas posiciones mantenga la espalda y el cuello rectos sin necesidad de tensarlos. No asuma una postura tensa y sin flexibilidad. Si necesita rascarse o moverse hágalo. En general, no se acueste ni apoye la cabeza, ya que podría quedar dormido Convierta la meditación en una práctica regular diaria. Aunque medite solo durante cinco minutos, es importante hacerlo a diario. Lo ideal es que busque un momento fijo para practicar la meditación. Puede ponerse una alarma o una música de fondo de veinte o treinta minutos de duración para saber cuándo le toca acabar. Si lo prefiere utilice un despertador. Después de practicar entre veinte y treinta minutos diarios durante varias semanas, podrá prolongar los periodos de meditación hasta una hora No medite con el estómago lleno o cuando esté cansado Busque un foco de atención. Los dispositivos más habituales son el propio ciclo respiratorio o un mantra. Otras alternativas son un objeto físico, como un cuadro o la llama de una vela. Asuma una actitud pasiva e imparcial. Concéntrese en lo que haya elegido como objeto de meditación, pero no se fuerce ni se tense para conseguirlo. Si se trata de un mantra o una imagen interna, preferirá cerrar los ojos. Cuando surjan distracciones no intente aferrarse a ellas ni rechazarlas con fuerza. Deje que llegue y se marchen. Luego centre de nuevo la atención en su objetivo. El proceso podría compararse a ver cómo flotan las hojas en la superficie de un riachuelo. Cada vez que su atención se distraiga de su objeto de foco, vuelva a él sin prisa. No se ponga en tela de juicio si sufre distracciones. No insista en los resultados de su meditación. Olvídese de dudas como si podrá llegar lo bastante profundo con el tiempo del que dispone. No juzgue la experiencia que haya tenido. No es necesario cuestionarse si lo hace bien o no mientras medita. Hay veces en que la meditación parece estupenda, otras mediocre y otras en las que resulta imposible meditar Déjese ir. No intente hacer otra cosa que guiar delicadamente la atención hacia el objeto de fondo. Cuando más se deje ir, más profunda será la meditación. (Información extraída de Hacer frente a la ansiedad: 10 formas prácticas de aliviar la ansiedad, los miedos y las preocupaciones / Edmund J. Bourne, Lorna Garano; traducido por, Isabel Murillo, 2019)  

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El papel del alcohol: celebración, coloque y desfase

Desde hace décadas en nuestra cultura se han ido configurando unos valores, actitudes y prácticas sociales, según las cuales, toda celebración festiva y grupal debe estar acompañada por el alcohol. Bodas, bautizos, cenas, fiesta mayores, tratos económicos, reuniones familiares y de amigos, salidas, etc., requieren de la presencia del alcohol, que actúa como elemento de sociabilidad. Refuerza al grupo y establece lazos entre sus miembros. El escote, el invite y la ronda son formas y expresiones de dicha sociabilidad. Los adultos, incluso los padres de los actuales jóvenes y adolescentes, fueron socializados en esta realidad. Para ello hay un patrón de consumo de alcohol, repetitivo y diario, asociado a las comidas y a las relaciones sociales y un consumo más intensivo en momentos de fiesta y celebración, que incluye también a las mujeres, a los adolescentes y a los jóvenes. El nuevo patrón de bebida emergente en los ochenta y consolidado en los noventa, rompe con el modelo anterior adulto. Se basa en un tiempo dualizado, en que el consumo se concentra en el fin de semana, trastoca la tradición sobre cuales alcoholes son los adecuados para según qué circunstancias, crea nuevas combinaciones y usos diferenciales; rompe las exigencias de moderación y control sobre los más pequeños, abriendo la puerta para que se den, mas allá del control ritual, consumos excesivos en edades muy tempranas; cambia los comportamientos de género, puesto que entre los más jóvenes los consumos de alcohol se equiparan entre todos. Este nuevo patrón que tiene más que ver con el modelo de la celebración que con el del uso cotidiano, permite a nivel simbólico, revalorizar el coloque y el desfase mimetizados en términos de los jóvenes por la expresión “coger el punto”. Emborracharse, sobrepasando el límite del puntillo es una actividad puntual, pero repetitiva en el ciclo anual, para gran parte de los jóvenes que están experimentan con sus límites. Tiene un carácter opcional y de celebración, puesto que la mayoría de sus salidas no se alcanza dicho punto, aunque para una minoría puede llegar a ser la pauta más seguida y buscada. Colocarse y desfasarse aparecen como la conducta opuesta a aburrirse y entre ambos polos quedan modalidades de consumo de alcohol más o menos intensivas, pero mucho más integradas. De lo que se trata es de relacionarse con los iguales, pero en determinados momentos en la relación con otros está bien valorado desfasarse: en momentos especiales, cuando se celebra algo no rutinario, etc. El problema se produce cuando se interpretan los consumos festivos, entendiéndolos no dese la diversidad, sino enfatizando la celebración del desfase, puesto que este tipo de discurso opera no solo en el imaginario adulto, sino también en el de los jóvenes ya que las variadas formas de beber se reducen a una única: la borrachera y el coloque. Lo que es puntual y representa un acontecimiento especial en los itinerarios vitales de la mayoría de los jóvenes y adolescentes, se convierte en algo cotidiano y normal. Queda inscrito en el orden simbólico dentro de los comportamientos juveniles como algo rutinario y ritualizado.   (Información extraída de Más allá́ del botellón: análisis socioantropológico del consumo de alcohol en los adolescentes y jóvenes / [Javier Elzo Imaz, Marina Teresa Laespada, Joan Pallarés], 2003)

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Supresión de la medicación para el sueño

Antes de empezar con un tratamiento del comportamiento para el insomnio persistente es deseable que el paciente deje la medicación somnífera. Es difícil hacer un seguimiento del progreso conseguido con el tratamiento en aquellos individuos que alteran su sueño mediante drogas. Por otro lado, todos los investigadores pueden relatar casos que han conocido, en los cuales la simple supresión de hipnóticos fue suficiente para eliminar los trastornos del sueño de una persona. Algunos pacientes están deseando desembarazarse de esta influencia externa. Otros se mostrarán reticentes a hacerlo o incluso se negarán en redondo. Dado que está claro que las medicaciones somníferas pueden de hecho causar insomnio y alterar las pautas de sueño, además de dar lugar a diferentes efectos secundarios, es del máximo interés para el paciente dejar las medicaciones para el sueño tomadas de forma regular y a largo plazo. La mayoría de los terapeutas del comportamiento no son médicos y por lo tanto no están preparados para adoptar esa decisión. Si el paciente ha estado tomando píldoras somníferas solamente de forma ocasional no deberían producirse consecuencias médicas por la eliminación de la droga. El médico debe planificar y supervisar un programa de retirada gradual. En muchos casos, la medicación somnífera solamente perpetúa el problema que pretendía aliviar. Se debería de avisar a los pacientes que durante el proceso de supresión es probable que experimenten insomnio de rebote transitorio durante varias semanas. No se quiere que se provoque su rápida vuelta a las drogas. Después de darles información completa sobre las drogas, debe de pedirse a los pacientes que concierten una entrevista para ver al médico que les recetó las píldoras. Los síntomas de la supresión varían en función de la dosis y del periodo de tiempo durante el cual se hayan usado las drogas. La educación previa sobre esto debería ayudar a la persona a ser firme cuando está dejando las drogas. Este proceso puede durar hasta cuatro semanas ya que mucha de estas drogas es de larga vida. Sin embargo, para la mayoría de los individuos 2 o 3 semanas suponen un tiempo suficiente. Con las drogas de corta vida, los síntomas de la supresión aparecen normalmente de inmediato, mientras que con las drogas de una vida más larga, como las benzodiacepinas puede ser que los problemas no aparezcan hasta pasados una semana. El médico debe plantearse un calendario de reducción regular y gradual de las drogas, disminuyéndose la cantidad a ingerir una o dos veces por semana. Durante este periodo el médico y el terapeuta deberán tener una buena dosis de paciencia y prestar un gran apoyo, y deberán recordar al paciente que está emprendiendo un proceso saludable que finalmente mejorará su sueño. Puede resultar útil discutir sobre las ventajas que el paciente obtendrá de unos sentimientos adquiridos de auto-eficacia. Estos comentarios sobre el abandono de la medicación para el sueño también son aplicables a la eliminación del alcohol como ayuda para dormir, siempre  y cuando la persona no sea alcohólica. En este último caso, puede ser necesario remitir al paciente a Alcohólicos Anónimos u otro programa de tratamiento de dependencias toxicas. Kirlim-Gray, Eagleston, Thoresen y Zarcone (1985) han publicado uno de los pocos informes empíricos sobre la supresión de la medicación para el sueño. Introdujeron a 6 mujeres dependientes de drogas en un programa de consulta individual breve que incluía estructura, apoyo y educación sanitaria. Otras 6 mujeres recibieron una terapia de grupo más extensa sobre cómo hacer frente a la tensión que les enseñó técnicas de relajación y cognitivas. Esta mujeres habían usado drogas o alcohol para inducir el sueño durante un periodo medio de 10 años, la mayoría de ellas durante siete noches a la semana. Después de estabilizar el uso de drogas, se redujo el consumo a un ritmo de una dosis clínica cada 1 o 2 semanas. Las mujeres del programa de consulta individual recibieron una media de 2 horas de orientación de grupo y 3 horas de contacto individualizado; aquellas que estaban aprendiendo a dominar los estados de tensión recibieron 24 horas de tratamiento de grupo. Las 12 mujeres consiguieron dejar totalmente la medicación para el sueño en un periodo de tiempo medio de 6,5 semanas. El sueño sin medicación no deterioró sino que mejoró ligeramente algunas medidas de EEG. Las que aprendieron a dominar los estados de tensión hicieron mayores progresos que las de consulta individualizada. Después de un periodo de seguimiento de 6 meses, ninguna de las mujeres había vuelto al uso de hipnótico cotidiano. La mitad estuvieron usando medicación no más de 2 veces al mes y la otra mitad de 1 a 4 veces por semana. Estos investigadores recomiendan los siguientes elementos clave para un programa de supresión de la medicación para el sueño: Un plan escrito del calendario de supresión Información sobre higiene del sueño para estimular un mejor sueño durante ese periodo Entrevistas y llamadas de teléfono breves y regulares para mantener la responsabilidad del paciente sobre la reducción de la medicación y para comprobar sus progresos Estimulo y apoyo firmes del profesional Control cotidiano de los diarios del sueño y del uso de la medicación El paciente dejaría de consumir drogas en un periodo de 2 a 4 semanas, incluso antes de empezar el diario del sueño en el momento inicial del tratamiento. A pesar de que la persona afectada puede estar impaciente por empezar la terapia, es sensato insistir en la idea de que el insomnio es un problema antiguo y que tampoco será tan duro esperar unas pocas semanas más antes de sentir alivio.   (Información extraída de Tratamiento del comportamiento contra el insomnio persistente Patricia Lacks, 1993)  

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Complicaciones más frecuentes en la incontinencia urinaria

Es indudable que el aumento progresivo de la próstata va a acarrear una serie de complicaciones, debidas sobre todo a la dificultad para vaciar la vejiga Sangre en la orina La orina trata de compensar el obstáculo al vaciado, lo cual implica que trabaje más y que se encuentre más congestionada, ya que los vasos por donde llega la sangre están con más presión de lo normal. Este hecho justifica que, con cierta frecuencia, pueda aparecer sangre en la orina “hematuria”, debido a que algún vaso se ha roto por acción de esta presión que tiene en su interior. Habitualmente, la cantidad de sangre no suele ser muy abundante, aunque sí que es espectacular, por pequeña que sea la cantidad de sangre que exista en la orina. Ocasionalmente puede ocurrir que el sangrado por la orina sea muy abundante, precisando atención urgente en algún centro hospitalario. No puedo orinar Si bien no suele ser un problema muy frecuente, sí que es muy fastidioso e inolvidable para quien lo haya padecido en alguna ocasión. Puede ser que debido al crecimiento progresivo de la próstata o bien a un proceso inflamatorio añadido a ese aumento de tamaño, se produzca una obstrucción total al vaciado de la vejiga, de modo que no se pueda orinar ni una gota “retención aguda de orina”. En estos casos, el sujeto nota que cada vez es mayor la dificultad para orinar hasta que de repente no es capaz de orinar nada. Es una complicación muy incómoda y arriesgada, ya que además de las considerables molestias en el abdomen puede verse alterada la función de los riñones, apareciendo una insuficiencia renal, con todas las consecuencias. Cuando ocurre esto se precisa atención médica urgente, pues es preciso colocar una sonda que permita salvar la obstrucción y recoger la orina almacenada y la que se irá formando posteriormente. Las infecciones En las fases avanzadas del crecimiento prostático sucede con bastante frecuencia que la orina que se encuentra almacenada en la vejiga y que no puede ser eliminada, sufre una infección, empeorando todavía más las molestias urinarias y pudiendo precipitar una retención aguda de orina. No es infrecuente que se descubra que la próstata esta aumentada de tamaño por la aparición de infecciones urinarias repetidas y frecuentes. En estos casos la solución a las infecciones vendrá de la mano de la eliminación del obstáculo para vaciar la vejiga. Pérdida de calidad de vida Cada vez se reconoce más que las molestias urinarias derivadas del crecimiento de la glándula prostática provocan una serie de consecuencias psicológicas y sociales que influyen negativamente sobre la calidad de vida del sujeto que las padece. Estas consecuencias se deben sobre todo a las limitaciones que provocan los síntomas prostáticos, tales como la necesidad de orinar frecuentemente, el disconfort constante, la falta de previsión de una micción urgente, a lo cual también se puede unir algún escape involuntario de orina. Por estos motivos, el sujeto mayor que padece de próstata suele evitar los desplazamientos alejados de su casa o ambiente familiar, las reuniones sociales, las visitas a otros domicilios, los actos públicos, viajes largos, etc. Además de estas limitaciones físicas, puede que se sienta también más inseguro, intranquilo y nervioso, llegando en algunos casos a padecer situaciones de ansiedad o depresión reactivas a su problema urinario. (Información extraída de Lo suyo tiene solución: los problemas de la incontinencia urinaria Carlos Verdejo Bravo, 1994)    

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Causas de la incontinencia urinaria

Las causas de los escapes de orina pueden ser múltiples y muy variadas, cabiendo la posibilidad de que el fallo radique en más de un órgano o sistema. Las causas más habituales se engloban en sencillas y más complejas Causas transitorias Con bastante frecuencia el origen de la incontinencia de orina no radica en una lesión del aparato urinario, sino que las pérdidas de orina se deben a problemas médicos generales (Diabetes, infección, alteración renal, estreñimiento, etc.) a problemas con la movilidad (lentitud para desplazarse, inestabilidad para la marcha, etc.) o al uso de medicamentos (Diuréticos, sedantes), que por un mecanismo u otro pueden provocar las pérdidas de orina, pero sin que el aparato urinario esté afectado. La gran mayoría de estas causas sencillas van a poder ser descubiertas por su médico habitual a través de la historia clínica y unos análisis básicos, sin precisar pruebas sofisticadas Causas permanentes En cambio, otras veces no es tan fácil descubrir alguna causa “sencilla” y será necesario acudir a otros especialistas (urólogo, ginecólogo) para realizar unas pruebas más complejas y poder saber así por qué mecanismo se le escapa la orina. Es posible conocer casi todos los casos de incontinencia dónde radica el problema, gracias al desarrollo en los últimos años de técnicas sofisticadas (uro dinámicas) que permiten ver cómo se comporta la vejiga durante el acto de la micción (se reproduce mediante la introducción del suero salino en la vejiga a través de una sonda vesical) y comprobar así en qué escalón o fase de la micción está el fallo. Esta técnica habitualmente se realiza en los grandes hospitales, precisando de un aparataje y equipo de especialista. Aunque le parezca muy difícil, no lo es, ni tampoco provoca graves molestias ni por supuesto supone ningún peligro para el enfermo. Las causas que se descubren en las personas de edad con mayor frecuencia son: la obstrucción a la salida de la orina en la vejiga y/o uretra debida al crecimiento de la próstata, la pérdida de eficacia de los elementos de sujeción de la vejiga y la pérdida de control del cerebro sobre la vejiga. En general, no resulta muy difícil ponerle el apellido a la incontinencia y una vez conocido su origen es posible utilizar unos tratamientos u otros. (Información extraída de Lo suyo tiene solución los problemas de la incontinencia urinaria Carlos Verdejo Bravo, 1994)  

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Índice de New Haven para la Esquizofrenia (NHSI)

El Índice de New Haven para la Esquizofrenia (NHSI) intenta operativizar el amplio concepto de esquizofrenia del DSM-II (Fenton y cols. 1982). Para este fin utilizan un complicado sistema de puntaciones en el que es necesario obtener un mínimo de cuatro puntos para el diagnostico de esquizofrenia. Aunque probablemente sea más útil para un screening diagnostico inicial, puede también utilizarse en estudios retrospectivos basados en material de archivo. No hay duda de que Índice de New Haven para la Esquizofrenia (NHSI) representa un conjunto de auténticos criterios aunque quizás no estén formulados de forma tan rigurosa como las definiciones de Feighner, los RDC o el DSM-III. La pauta de aplicación del NHSI parece dirigirse solo a los criterios de inclusión. Sin embargo, la primera publicación que introdujo el NHSI, exponía que no solo operaban como criterios de exclusión una enfermedad orgánica o el consumo de tóxicos, sino también una sintomatología afectiva intensa. Al igual que los criterios de Feighner, el NHSI contempla también ciertas formas anómalas de conductas (trastornos formales del pensamiento y autismo) o ciertas vivencias (ideas delirantes no depresivas o alucinaciones) como condiciones sine qua non para el diagnóstico de esquizofrenia. Tanto en el DSM-III como en los RDC, las reglas para la aplicación del diagnóstico de esquizofrenia conceden una gran importancia a las vivencias del paciente. En cambio en el NHSI, las anormalidades de la conducta y de las vivencias adquieren una importancia clínica similar, aunque existe un grupo de conductas y vivencias que puntúan más que otras. Esto significa que en el NHSI algunos tratarnos formales del pensamiento, a juzgar por los puntos que se les otorgan, se considera que están en un mismo plano clínico que los síntomas de primer orden. Además, los trastornos formales del pensamiento se consideran cruciales para el diagnostico incluso cuando no se acompañan de otros síntomas. En base a esto, se podría interpretar que el  NHSI representa un enfoque próximo al de Bleuler. Adema, como ocurre con el NHSI, el concepto de Feighner de la esquizofrenia también otorga un peso diagnostico similar, a algunos trastornos formales del pensamiento y a las ideas delirantes y alucinaciones. Sin embargo, el resto de criterios estrictos que forman las definiciones de Feighner implican con toda seguridad que estos síntomas conductuales no representan elementos cruciales para el diagnóstico de este trastorno. Por esta razón, el diagnostico de esquizofrenia de Feighner, cuando se compara con el NHSI, puede interpretarse como cercano al concepto de Kraepelin.   (Información extraída de Criterios diagnósticos para la esquizofrenia y las psicosis afectivas / P.Berner [et al.]; World Psychiatric Association, 1986)

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Despertar emocional

Algunos investigadores creen que el despertar de los insomnes es un despertar emocional, resultado de un estilo de personalidad perfeccionista ansiosa. Frecuentemente, el insomne es una persona propensa tanto a interiorizar las reacciones ante los acontecimientos de una vida tensa como a somatizar los conflictos no resueltos. Estas respuestas inadecuadas conducen a un estado emocional elevado y al despertar psicológico concomitante. Además de tener menos mecanismos de adaptación a la tensión, hay alguna prueba de que la gente que duerme mal puede experimentar un aumento de la tensión natura en el año en que comienzan los trastornos de su sueño (Healy y otros, 1981). Los defensores de esta teoría causal podrían también recomendar técnicas de reducción de ansiedad, así como aprendizaje del control de la tensión y la reestructuración cognitiva. Aunque la medida mas frecuentemente utilizada ha sido el Inventario de Personalidad Multifásica de Minnesota (IPMM) también se ha aplicado a las personas que duermen mal una amplia serie de otros test de personalidad. Los resultados de estos estudios han sido consistentes. En contraste con aquellos que no tienen problemas con el sueño, los insomnes muestras más psicopatologías. Por ejemplo, Levin, Bertelson y Lacks (1984) encontraron que el 53% de los perfiles resultantes del IPMM en personas insomnes tenían por lo menos una escala clínica con una puntuación T igual o por encima de 70, en comparación con un grupo de personas que duermen bien, donde solo el 16% tenía puntuaciones IPMM elevadas. Sin embargo, por lo general, las puntuaciones IPMM de insomnio no eran muy elevadas. En un conjunto de 9 escalas IPMM, las personas que padecían un insomnio leve puntuaron por término medio 57,9, las que padecían insomnio importante puntuaron 60,0 y las personas que dormían bien arrojaron resultados de 53,0 La investigación basada en test de personalidad en personas insomnes muestra un cuadro clínico de individuos introvertidos, preocupados e inhibidos con un ligero nivel de depresión. En esencia, ese modelo refleja características significativamente patológicas, neurosis, anti sociabilidad, síntomas somáticos e infelicidad. El mismo modelo surge en muchos muestreos y no parece estar relacionado con el grado de cronicidad o con la gravedad del insomnio. Los trastornos del sueño durante cierto tiempo hacen que disminuya el sentimiento de una persona sobre su propia aptitud o confianza en su capacidad para afrontar los problemas. Esta actitud negativa respecto a uno mismo puede en este caso conducir a sentimientos depresivos que no hacen sino aumentar el problema de insomnio y llevan a una espiral descendente de menos sueño y peor estado de ánimo. La falta de sueño, como toda situación de tensión, debería remitir con la mejoría de éste. Si se trata de aspectos etiológicos del insomnio, estos factores deberían quedar inalterados en una mejoría del sueño (Hauri, 1979). En un experimento realizado en el Laboratorio de Hauri, de un total de 30 personas que sufrían insomnio tratadas con diversas formas de bio-retroalimentación, 12 mostraron mejoría contrastada mediante un EEG. Un año después de iniciado el tratamiento, estas 12 personas habían disminuido de forma importante sus niveles de depresión y hostilidad, pero no los de ansiedad. Hauri interpreta estos descubrimientos en el sentido de que la depresión y el sentimiento de hostilidad eran consecuencia del mal sueño y sin embargo, la ansiedad era probablemente más bien un factor etiológico. Tanto las personas que recibieron un tratamiento pero no mejoraron, como aquellas que no recibieron tratamiento, mostraron por lo general un empeoramiento en estos tres factores.   (Información extraída de Tratamiento del comportamiento contra el insomnio persistente Patricia Lacks, 1993)  

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Problemas de incontinencia urinaria en los hombres

Es bastante habitual encontrar a varones ancianos que han tenido problemas con la próstata y a quienes, como remedio a sus males, les han colocado una sonda vesical para permitir que la orina salga libremente de la vejiga, salvando así el obstáculo de la próstata. Bien es verdad que en ocasiones no queda otro remedio que actuar así, pero desde luego, el hecho de “soportar” la sonda urinaria conlleva unos inconvenientes que deterioran considerablemente la calidad de vida de cualquier sujeto. Por ello, es recomendable consultar al médico cuando aparezca cualquier problema para orinar, por pequeño que sea, para evitar que progrese la sintomatología y no correr el riesgo de acabar con una sonda vesical Los primeros síntomas La gran mayoría de las veces a partir de los 50 años se “despierta” la próstata, en el sentido de que aparecen por primera vez las molestias. Los síntomas casi siempre comienzan de forma poca manifiesta, y lo más probable es que solo se acentúen algunas molestias previas que habían pasado inadvertidas. Inicialmente, suele producirse una necesidad de vaciar la vejiga sobre todo por la noche, lo cual obligará a orinar con bastante frecuencia, tanto durante el día como por la noche. En esta fase es bastante típico que el sujeto tenga que buscar con “prisa” un baño, ya que siente necesidad de vaciar la vejiga inmediatamente y es posible incluso que a veces no le dé tiempo a llegar al WC y sufra algún escape involuntario de orina. Junto con este aumento de la frecuencia miccional, suele existir una disminución en el chorro de la orina, ya que se orina con menos fuerza y con un calibre más fino. Conforme pasa el tiempo puede ser que aparezcan algunas dificultades para empezar a orinar, notando ganas de vaciar la vejiga pero que no se puede orinar fácilmente. También es posible que después de orinar se note que no se ha vaciado por completo la vejiga y que se quede con ganas de orinar mas. Las dificultades aumentan Aunque no existen unas reglas flojas con respecto a los síntomas de los problemas prostáticos, habitualmente esas molestias iniciales van seguidas de otra serie de síntomas, sobre todo con dificultad para empezar a orinar, micciones muy frecuentes pero con escasa cantidad de orina, un chorro de orina muy finito y sensación de que la vejiga continua llena después de haber orinado. La progresión de estos síntomas suele indicar que la próstata está produciendo un obstáculo cada vez mayor para vaciar la vejiga. ¿Por qué pasa esto? La justificación de estos síntomas se debe a la estrecha relación que existe entre la próstata y la vejiga. Conforme la próstata va aumentando de tamaño, que es lo que ocurre a partir de la edad media de vida, puede ir provocando cierto grado de compresión sobre la uretra y la vejiga, actuando como un obstáculo parcial para vaciar la vejiga. Como este proceso de crecimiento de la glándula prostática es lento, hay tiempo suficiente para que el tramo urinario inferior se adapte a esta situación. Por ello suelen existir unos síntomas iniciales que indican un intento de compensar esta dificultad para vaciar la vejiga. Posteriormente aparecen otros síntomas que ya hacen pensar que el obstáculo al vaciado de la vejiga va siendo mayor y que no compensa solo con un mayor número de micciones. Lo ideal es consultar al médico en las fases iniciales, para tratar de evitar un mayor crecimiento de la próstata y que no tenga repercusiones sobre la función de los riñones o en el proceso de eliminación de la orina.   (Información extraída de Lo suyo tiene solución los problemas de la incontinencia urinaria Carlos Verdejo Bravo, 1994)

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