¿La violencia en televisión tiene efectos sobre el niño?

No existe ninguna investigación que por sí sola haya demostrado suficientemente que la violencia televisiva engendre comportamientos agresivos en el niño. Sin embargo, la convergencia de numerosas investigaciones al respecto es tan abrumadora que se puede afirmar que bajo determinadas condiciones, la violencia televisiva puede influir sobre el ulterior comportamiento agresivo del telespectador.

Para muchos la conexión entre la violencia televisiva y la conducta agresiva ha sido establecida más allá de una duda razonable. Aunque en algún caso se habla de esta relación en términos de conexión causal, los investigadores suelen utilizar términos más matizados como efectos establecidos bajo ciertas condiciones. Ello significa que hay un efecto facilitador pero no determinista.

Niños sometidos a televisión violenta pueden no manifestar esos efectos perniciosos. La investigación ha señalado, entre las variables facilitadores, unas ligadas al sujeto y otras al contexto. Para cada caso se tratará pues de analizar qué factores facilitadores están presentes, si lo que se presente es evaluar el eventual efecto sobre la conducta final del niño.

Los mayores efectos de la violencia en televisión pueden situarse en las siguientes ocho categorías:

  • Desplazamiento de otras actividades saludables
  • Moldeamiento de conductas inapropiadas
  • Desinhibición
  • Desensibilización
  • Distorsión
  • Aumento del arousal agresivo
  • Asociación con conductas de alto riesgo
  • Afectar al estilo de ensoñaciones

Desplazamiento de otras actividades saludables. Por ejemplo, en lugar de mostrar al niño una conducta de juego y colaboración con otros niños, le induce otra de lucha que desplaza a la anterior. Al mismo tiempo, ver mucha televisión de tipo violento produce una reducción del juego en general y del juego dramatizado en particular, en el que el niño despliega su imaginación y creatividad mediante la acción de la que es guionista, director y actor

Modelamiento de conductas inapropiadas. Por ejemplo, un niño que quiere molestar a su hermano ve en televisión un acto violento que le sugiere la manera de hacerlo.

Desinhibición. Hacer algún acto violento al que antes no se atrevía porque, según su manera de razón, si en la tele lo hacen yo también puedo hacerlo. Es una manera de atribuir la justificación y responsabilidad del propio acto a la televisión.

Desensbilización. Ver a alguien pegando brutalmente a otra persona puede producirle menos pena

Distorsión. Incrementar las percepciones del espectador de vivir en un mundo peligroso del que hay que defenderse.

Aumento del arousal agresivo. El programa agresivo puede hacer que al provocar que aumente el nivel de arousal o activación cortical del niño, éste reaccione más violentamente ante una contrariedad de lo que le hubiera hecho antes de ver el programa, cuando su nivel era más bajo

Asociación con conductas de alto riesgo. El niño ha visto a un personaje luchando con otro con cuchillos. Sale ileso y le parece fácil manejarlo. Decide jugar con un amigo suyo y con cuchillos de verdad porque seguro que no pasa nada y es más divertido.

Afectar el estilo de ensoñaciones. En un estudio a lo largo de un año con niños entre 8 y 11 años, aquellos que veían programas dramáticos violentos tenían ensoñaciones en las que dominaban los héroes agresivos, mientras que aquellos que veían programas no violentos presentaban ensoñaciones cada vez más positivas a medida que discurría el año.

¿La violencia afecta igual a todos los niños?

La respuesta es no. La misma violencia que aparece en televisión puede afectar mucho, algo o poco a diferentes niños dependiendo de algunas variables como las siguientes:

  • Predisposiciones a la violencia. Los chicos propensos a la violencia o que presentan conductas delincuentes en la vida cotidiana ven mucha televisión violenta o presentan niveles de agresividad previos y tienen mayor probabilidad de ser influidos por la violencia televisiva trasladándola a su comportamiento en su entorno.
  • Hay determinados periodos críticos para fortalecer esta relación violencia-conducta agresiva. Así, en un estudio longitudinal se pudo comprobar que aquellos jóvenes que mantenían conductas agresivas habían mostrado preferencias por la violencia televisiva cuando tenían 8-9 años.
  • La violencia televisiva puede afecta tanto a chicas como a chicos, aunque estos últimos suelen presentar mayores índices de violencia, sobre todo con relación a series de lucha como Power Rangers.
  • La estructura de la personalidad es un buen indicador de la eventual inclinación del niño a percibir o ignorar la violencia televisiva. La violencia televisiva influye sobre la forma en que el superyó se construya
  • La actitud hacia la violencia es también otro factor que indica la forma en que el niño será o no influido por la violencia televisiva.
  • No parece haber correlación significa entre el nivel de inteligencia y el de agresividad. Ello quiere decir que el niño no manifiesta más o menos agresividad si es más o menos inteligente. Puede ser muy agresivo y poco inteligente. Puede ser muy agresivo y muy inteligente. El grado de agresividad depende pues de otras causas
  • La cantidad de televisión a la que se expone el niño influye sobre su evaluación de la violencia que ve.

 

(Información extraída de Mi hijo y la televisión / Jesús Bermejo Berros, 2006)

 

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