Estrés en el cuidador de una persona con demencia

El estrés psicológico surge cuando una persona, en la interacción con su entorno, percibe una discrepancia o desequilibrio (real o no) entre las demandas de la situación y los recursos que ésta posee para hacer frente a ellas. Se inicia con una situación en la cual se produce un acontecimiento que es potencialmente amenazante y después la persona evalúa que efectivamente dicho acontecimiento es amenazante.  Por último hay una activación del organismo que se caracteriza como una respuesta de ansiedad (o estrés). Dicha respuesta no es parte del equilibrio normal del organismo, por tanto, la persona produce una respuesta adaptativa para restablecer el equilibrio. Si la respuesta de afrontamiento no ayuda a restablecer la homeostasis del organismo, la persona entrará de nuevo en el ciclo del estrés.

Existe una gran variedad de fuentes de las cuales puede provenir el estrés como personal, familiar y social. En el caso del cuidador de una persona con demencia existe un gran estrés de carácter familiar, es una situación que tiene pocas posibilidades de control, que no va a cambiar por sí misma, y además es ambigua y recurrente, porque cada día el cuidador debe manejar la presencia de cambios cognitivos, afectivos y de comportamiento en su familiar así como el deterioro que acompaña la enfermedad.

En la actualidad varios investigadores han intentado identificar de manera más específica los acontecimientos que causan un mayor nivel de estrés en el cuidador. Algunos atribuyen dicho estrés a la presencia de los cambios cognitivos en el paciente, mientras otros han encontrado que los cambios afectivos y de comportamiento tienen mayor importancia en el desarrollo de la respuesta del estrés.

Lo anterior se puede explicar por el hecho de que el estrés no es el resultado exclusivo de la situación objetiva que experimenta la persona, sino que se produce a partir de evaluar la situación así como de las capacidades de afrontamiento y los recursos disponibles para hacer frente a las demandas percibidas. Entonces, aunque el proceso de estrés empieza con el acontecimiento potencialmente estresante, hay una evaluación cognitiva de la situación, en la cual el cuidador decide si las exigencias o demandas de la situación amenazan su bienestar. El cuidador evalúa si la situación es irrelevante, benigna-positiva o estresante porque significa daño/pérdida, amenaza o desafío para sí mismo. La situación del cuidador puede incluir pérdidas económicas, sociales o ambas y muchas amenazas como por ejemplo, el no ejecutar sus funciones lo suficientemente bien, el tener que renunciar al trabajo y el saber que el familiar no va a mejorar y se morirá.

Además de evaluar las demandas de la situación, el cuidador tiene que tomar en cuenta los recursos de afrontamiento disponibles que puede emplear para manejar neutralizar dichas demandas amenazantes potenciales. Se pueden clasificar los posibles recursos en tres categorías:

  • Físicos/biológicos: los elementos del entorno fisco de la persona y su propio organismo
  • Psicológicos/psicosociales: su autoestima, sentido de control, creencias para sostener la esperanza y habilidades para solucionar el problema
  • Sociales: la red social de la persona y los sistemas de apoyo social de los cuales se puede obtener información, asistencia y apoyo emocional.

En resumen, el estrés se presenta cuando la interacción entre una persona y su ambiente le lleva a percibir una discrepancia entre las demandas de la situación y sus recursos biológicos, psicológicos o sociales, de afrontamiento. En el caso del cuidador, el acontecimiento trae consigo unas demandas inherentes que le lleva a evaluarlo como amenazante. El estrés que se sentirá depende en cómo éste evalúa estas demandas y sus habilidades para responder. Es la magnitud de esta discrepancia la que determina en parte el estrés que experimentará el cuidador. Si cree que no tiene las capacidades necesarias para manejar las demandas percibidas por la situación, a corto plazo se produce una respuesta de estrés que empieza con la activación fisiológica. Después se generan las respuestas emocionales, cognitivas y de comportamiento, que incluyen las respuestas de afrontamiento.

Si el acontecimiento es de carácter recurrente, como en el caso del cuidador y éste no desarrolla habilidades adecuadas de adaptación que le permitan restaurar el equilibrio entre las demandas y sus capacidades de afrontamiento, se encontrará en una espiral de estrés constante, que a largo plazo tiene como consecuencia el denominado síndrome del cuidador.

Síndrome del cuidador

Las consecuencias del estrés a largo plazo suelen causar una serie de problemas en las diferentes esferas de la vida y la personalidad del cuidador, que incluyen:

Problemas físicos

El estrés a largo plazo tiende a producir una afectación del sistema inmunológico y puede llevar a que estas personas sean más vulnerables a presentar enfermedades como gastritis, problemas cardiovasculares y afecciones respiratorias entre otras. Asimismo, el esfuerzo que requiere el mover a una persona de edad avanzada y en ocasiones el peso elevado de ésta, lleva a que su cuidador pueda presentar problemas musculares como cervicalgias, lumbalgias, hernias y dolores de espalda.

Problemas psicológicos

Algunos de los problemas psicológicos que puede acarrear el estrés producido por el cuidado de un paciente con demencia incluyen sentimientos de depresión, ansiedad, aislamiento, culpabilidad e impotencia, problemas para conciliar el sueño, irritabilidad, dependencia de los psicofármacos, temor a la enfermedad, reacción de duelo, aparición de ideas suicidas y baja autoestima.

Problemas en las relaciones sociales

Es común encontrar que muchos de los cuidadores de personas con demencias debido a la gran cantidad de tiempo que dedican al cuidado del paciente, terminan por sacrificar aquellas oportunidades que puedan tener de disfrutar de tiempo libre para sus aficiones, vacaciones o para compartir con amigos y personas de su entorno más inmediato.

Problemas laborales

Las consecuencias del estrés también pueden afectar al ambiente laboral del cuidador, debido a que se irritan con facilidad, se sienten más tensos, les cuesta concentrarse, por tanto, presentan mayor propensión a tener accidentes, tiene un bajo rendimiento, presentan tasas elevadas de ausentismo e incluso pueden llegar a perder su puesto de trabajo.

Problemas familiares

La falta de apoyo, comprensión y colaboración de los demás miembros del grupo familiar suele producir en el cuidador sentimientos de soledad, discusiones constantes y problemas conyugales. Además de estos problemas, el cuidador debe manejar otras dos fuentes de estrés:

  • Problemas económicos. En la medida de que la enfermedades progresa y el paciente se hace cada vez más dependiente, los gastos económicos se disparan. En muchas ocasiones, la familia y en especial el cuidador, se ve imposibilitado a nivel económico para satisfacer las necesidades que comporta el cuidado adecuado del enfermo
  • Problemas legales. A medida que progresa el cuadro demencial, la persona se ve cada vez más incapacitada para manejar de forma autónoma todos aquellos derechos fundamentales que le otorga la constitución, como la capacidad jurídica y de obrar. Por tal motivo, es el cuidador quien debe realizar una serie de trámites legales, como la declaración de incapacidad y el nombramiento de un tutor o cuidador, con el fin de poder hacerse cargo de las responsabilidades legales derivadas del cuidado del paciente.

(Información extraída de Las demencias: aspectos clínicos, neuropsicológicos y tratamiento / Juan Carlos Arango Lasprilla, Sara Fernández Guinea, Alfredo Ardila, 2003)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *