El desarrollo del vocabulario emocional ante la agresividad

La agresividad es una experiencia objeto de una etiquetación subjetiva. Es una palabra que utilizamos para identificar nuestros pensamientos, nuestras respuestas fisiológicas y nuestras reacciones conductuales. Deberíamos utilizar palabras diferentes para identificar diferentes sentimientos, intensidades e incluso duraciones. Desgraciadamente, los pacientes suelen etiquetar inadecuadamente sus estados emocionales. Pueden clasificar erróneamente de agresividad o enfurecimiento niveles de activación pasajeros y leves, como el enfado.

Otro de los problemas aparece cuando los pacientes utilizan categorías con significados menos específicos, tales como “alterado”, para describir su estado emocional subjetivo. En tales casos, los profesionales no saben si lo que se está sintiendo es agresividad, ansiedad o algo diferente, y tampoco es evidente la intensidad de la experiencia. Así pues, ayudar a los pacientes a desarrollar un vocabulario emocional claro constituye uno de los elementos importantes de cualquier programa que pretenda reducir la agresividad y son muchos los pacientes que se benefician de analizar la forma de clasificar el espectro total de sus experiencias emocionales.

La agresividad ha sido identificada una y otra vez como una de las emociones humanas más básicas, que casi todo el mundo experimenta de vez en cuando. Aunque existen diferencias entre los expertos, la clasificación de otras de las emociones básicas, incluye el miedo, la alegría, la tristeza, la aceptación, el rechazo, la expectación y la sorpresa. Plutchick clasificó las emociones básicas sirviéndose de una media esfera. Su modelo pone de manifiesto que cada una de las emociones básicas, incluida la agresividad, varía en intensidad. En el caso de la agresividad, los tres niveles de intensidad básicos serían la ira, la agresividad y el enfado. Su teoría también postula que las emociones específicas son más claramente identificables en el “ecuador” de la media esfera, esto es, en el nivel más elevado. A medida que las emociones se van debilitando, perdemos la capacidad de identificar exactamente qué es lo que estamos sintiendo.

Los profesionales tienen ocasión de observar a pacientes que se sienten ligera y vagamente “afectados” pero no pueden clasificar con claridad su estado emocional. Ciertos profesionales hablan de que algunas emociones se utilizan para encubrir otras. Consideran que en realidad la depresión es agresividad, o que la agresividad está enmascarando la culpa, etc. La opinión de Plutchick es más sencilla y aceptable. Cuando las emociones son débiles, resultan difíciles de identificar con claridad y con frecuencia utilizamos mal las categorías lingüísticas cuando comunicamos sentimientos leves a otras personas. Es precisamente en estos casos, cuando las emociones no son lo bastante fuerte como para prestarse a ser identificadas con claridad, cuando los profesionales pueden proyectar sobre el paciente sus propias percepciones. Pero conviene ser precavidos ante la posibilidad de que los pacientes manifiesten su acuerdo con nuestras interpretaciones debido únicamente a nuestro estatus profesional y no a que lo que les estemos diciendo les parezca cierto.

Dada la dificultad que tienen muchos pacientes con la comunicación directa y sincera de la agresividad, conviene utilizar y definir palabras como “enfadado, insatisfecho, agresivo, ofendido, furioso y encolerizado” cuando los profesionales y los pacientes analicen los problemas dentro de la sesión. De esta forma, el profesional puede modelar un vocabulario emocional apropiado para que los pacientes lo utilicen en su vida cotidiana. El objetivo consiste en enseñar categorías verbales apropiadas para las experiencias emociones de intensidad baja, moderada y alta. La asertividad directa y apropiada de los sentimientos agresivos, sin recurrir a la hipérbole puede hacer mucho por mejorar la comunicación interpersonal y evitar conflictos.

Un termómetro de la agresividad puede ser de utilidad para analizar los episodios de agresividad. Dado que los pacientes no aprenden de forma automática a clasificar adecuadamente la intensidad de sus emociones, el termómetro de la agresividad ayuda a los profesionales y pacientes a alcanzar un acuerdo sobre la base de un vocabulario común. Se requiere mucha práctica reforzada para aplicar adecuadamente las categorías. Valiéndonos del termómetro, podemos pedirle al paciente que valoren cómo se sintieron cuando, por ejemplo, fueron violados o maltratados de alguna forma o cuando un programa de televisión que estaba ansioso por ver fue cancelado de improvisto o cuando se descubrió que alguien había propagado un rumor sobre ellos. Se puede estimular con ejemplos específicos y utilizar el adverbio temporal cuando, encaminado a describir el estado para subrayar la definición de que la agresividad es una reacción que experimentamos subjetivamente cuando algo tiene lugar.

El termómetro de la Agresividad de Kassinove y Tafrate

Este es un instrumento para ayudarle a comunicar de forma apropiada el enfado, la agresividad y la ira. El objetivo consiste en comunicarle a otra persona su estado emocional de una forma directa, con la ayuda de una palabra que exprese la verdadera intensidad de lo que usted está sintiendo. A fin de cuentas, el hecho de exagerar o de minimizar lo que estamos sintiéndonos va a reportarnos ningún beneficio.

Considere el problema que tiene por delante y revise las palabras que aparecen más abajo. Complete después la frase siguiente:

“Cuando me paro a pensar en aquello de lo que estamos hablando, me siento —————-“

100º Preso de ira-Loco-Maniaco-Psicótico-Violento-Demente

90º Frenético-Virulento-Desquiciado-Trastornado-Beligerante

80º Encolerizado-Enfurecido-Furioso-Rabioso-Histérico

70º Enrabietado-Soliviantado-Exasperado-A explotar-A reventar

60º Irritado-Sulfurado-Alterado-Enojado-Indignado-Descompuesto

50º Cabreado-Agresivo-Agitado-De mala leche-Fastidiado-Perturbado

40º Provocado-Impelido-Gruñón- Arisco-Dolorido-Molesto

30º Enfadado-Incomodado-Impacientado-Inquieto-Aturdido-Incómodo

20º Estimulado-Motivado-Conmovido-Tocado-Desafiado

10º Incitado-Animado-Alerta-Despierto-Activado

0º Dormido-Muerto-Borracho-Comatoso

 

(Información extraída de El manejo de la agresividad: manual de tratamiento completo para profesionales / Howard Kassinove, Raymond Chip Tafrate, 2005)

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *