Ejercicio físico en personas con deterioro cognitivo y demencias

Demencia y Alzheimer

Cuando las personas envejecen, el peso del cerebro se reduce entre un 10 y un 20% y su flujo sanguíneo entre un 30 y 40%. Estos cambios dan lugar a un conjunto de deterioros cognitivos, como pérdidas de memoria, de tiempo de reacción o de capacidad de aprendizaje.

Este proceso puede llevar a casos de Incapacidad Cognitiva Suave o a situación más graves como es la demencia, que afecta en España a 600.000 personas siendo el Alzheimer el caso de demencia más común, con 400.000 afectados en España.

El ejercicio físico es uno de los factores relacionados con los estilos de vida que podría estar implicado en el retraso del deterioro cognitivo, siendo así una posible herramienta para reducir el riesgo de padecer una de estas enfermedades o retrasar la evolución de la misma.

Diferentes mecanismos que podrían contribuir a este hecho están siendo investigados. Así pues se ha observado que el ejercicio produce un incremento del flujo sanguíneo al SNC, mejora la utilización del oxigeno y la glucosa, favorece la regulación de neurotransmisores y estimula la liberación de calcio, todo ello necesario para mantener el funcionamiento neuronal.

Siguiendo el Modelo de Fases, se puede dividir la progresión del Alzheimer en tres fases:

Fase I. donde apenas hay pequeñas pérdidas de memoria como no saber dónde se ha dejado algún objeto u olvidar algún nombre. Puede ir asociado por cierta ansiedad ante esas pequeñas pérdidas de memoria

Fase II. Aparece la confusión y ciertas incapacidades cognitivas, incluye problemas de pérdida de memoria a corto plazo, concentración y orientación.

Fase III. Se incrementan los delirios, la agitación, pérdida de habilidades básicas y la incontinencia.

El ejercicio para pacientes de Alzheimer además mejorar la movilidad, mejora el estado de ánimo y la calidad de vida. En el caso de demencias más severas, el ejercicio ha demostrado ser capaz de reducir la frecuencia de los comportamientos indeseados y de mejorar la comunicación y la participación social.

Recomendaciones para la evaluación

En los estados intermedios y avanzados de la enfermedad los test se hacen difíciles de realizar o incluso imposibles, por lo que estos son de utilidad generalmente en los estados iniciales. Para llevar a cabo estos test, deben ser entrenados y repetidos varias veces de manera previa al test, para permitir un aprendizaje y una rutina en los sujetos.

Si el sujeto queda con agitación o confusión se detendrá el test y se aplazará. A ser posible, los test se realizarán por la mañana ya que en estos pacientes suele haber más funcionalidad en las primeras horas de la mañana.

Al ser una población aislada y por lo general dependiente, debe analizarse previamente el resto de posibles contraindicaciones y patologías que deban tenerse en cuenta durante el test.

Recomendaciones para la programación de ejercicios

Tres elementos deben tenerse en cuenta de forma principal al trabajar con enfermos de Alzheimer o demencia.

  • Intentar minimizar el deterioro físico y mental de los participantes
  • Saber reconocer los cambios de comportamiento y actuar para evitar periodos de agitación
  • Dar apoyo y confianza a los cuidadores para que sigan trayendo a los pacientes a las sesiones de actividad física.

Generalmente se recomiendan programas de baja intensidad relacionados con la actividad de la vida diaria comunes de los sujetos. Para este nivel de actividad realizar test previos es innecesario.

Durante los estadios iniciales de la enfermedad, los usuarios podrán participar de diversos tipos de actividad física. Uno de los principales problemas de los programas con personas con Alzheimer es la pérdida de memoria de los usuarios. Olvidan asistir a las sesiones u olvidan las tareas o las rutinas aprendidas. La depresión es un síntoma común durante los estadios tempranos de la enfermedad, provocando en muchos casos el abandono de los programas.

Los programas deben articularse en torno a tres sencillos pilares, consistencia, paciencia y diversión. El entrenador debe dar constantemente feedback positivo para reforzar la asistencia de los usuarios. Las rutinas sencillas como caminar, la bicicleta o rutinas simples de pesas son preferibles que actividades más complejas de coordinar y recordar.

Es interesante establecer rutinas consistentes en los primeros estadios de la enfermedad para que estas perduren en el tiempo de la mejor manera posible. Hay que tener en cuenta que la inestabilidad emocional y los cambios bruscos de comportamiento pueden dificultar los programas de ejercicios en estadios más avanzados.

Los programas deberían centrarse en actividades de baja intensidad que las personas puedan disfrutar con objetivos fácilmente alcanzables. La supervisión constante es requerida en los estadios intermedios y avanzados de la enfermedad.

A medida que la enfermedad avance los programas deberían volverse más sencillos, deberá tenerse en cuenta los episodios de agitación y los cambios de humor bruscos, y con las pérdidas de memoria se hará necesaria una guía verbal o física en los ejercicios.

Los cambios de ánimo pueden volver al sujeto agresivo, estos cambios suelen durar pocos minutos y el paciente tiende a olvidar lo sucedido. El entrenador debe tener claro que estos episodios son causa de la enfermedad y no debe permitir que afecten a su programa de trabajo y a su motivación hacia el mismo. A veces la música puede ayudar a mantener calmados a los usuarios durante las sesiones.

Para los entrenamientos de fuerza será útil el uso de gomas, fortaleciendo los músculos posturales, los músculos que vayan presentando debilidad con 10-12 repeticiones o lo que se tolere

Los ejercicios de trabajo aeróbico como caminar deben centrarse en la diversión y el mantenimiento de la funcionalidad. Los ejercicios de flexibilidad deberían hacer hincapié e músculos posturales y a ser posible que se puedan hacer de pie o desde una silla, ya que levantarse y sentarse en el suelo puede ser complicado para los usuarios.

Dada la pérdida de memoria de los sujetos, no se debe presuponer que el sujeto habrá aprendido nada de una sesión a la siguiente. Es interesante usar tareas que fortalezcan las habilidades que todavía posee el sujeto.

Debido a las pérdidas de atención, es interesante el uso de varias repeticiones para fortalecer el aprendizaje y la retención. Dando las indicaciones tanto verbal como visualmente y a ser posible contando o haciendo algún ruido con cada repetición lo cual tiende a incrementar la atención.

Para evitar los sustos de los usuarios, que pueden ocurrir cuando de repente no son capaces de saber dónde o qué están haciendo, el entrenador debe mantener un tono de voz calmado y conciliador. A ser posible, evitar dar explicaciones sobre la situación en estos casos, en su lugar, tratar de distraer y calmar al sujeto.

Es común que los individuos no entiendan los ejercicios, evitar la sobre estimulación de los participantes, mantener las ordenes sencillas y refuerzos positivos. Música demasiado alta o ruido, demasiadas órdenes o distracciones, pueden incrementar la ansiedad de los usuarios. A ser posible mantenerlo todo lo más simple posible.

Para evitar problemas de comunicación, intentar mantener siempre contacto visual con los sujetos. Prestar atención al lenguaje corporal de los usuarios con incluso más atención que en lo que dicen. Intentar entender que a veces no son capaces de verbalizar lo que quieren decir de forma inteligible. Al dirigirse a ellos, usar un lenguaje claro y simple. Si se hacen preguntas que sean de respuesta sencilla. Para introducir nuevos ejercicios, ir paso a paso con información visual y verbal al mismo tiempo.

Centrarse en las capacidades que el participante aun mantiene, así como en sus fortalezas, con objetivos alcanzables, para combatir la ansiedad y la depresión. Mantener el entorno despejado debido a que la enfermedad afecta a la percepción de profundidad y la habilidad para juzgar distancias de los usuarios. Utilizar material muy colorido para facilitar su percepción.

Recuerda que los usuarios pueden necesitar diversas fuentes de información para comprender los ejercicios, además de la verbal y la visual, las ayudas táctiles aportan muchas veces la información necesaria a los usuarios.

 

(Información extraída de Perspectivas de estudio en gerontología y salud en el siglo XXI  / Coordinadores: Jesús Rodríguez Marín, Esther Sitges Maciá, 2020)

 

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