¿Cuáles son las parasomnias?

Pesadillas

Las pesadillas son sueños de contenido terrorífico que ocurren generalmente durante el sueño MOR. Estas ensoñaciones que causan miedo en el sujeto van acompañadas de un incremento de la actividad del sistema nervioso autónomo, aunque menor si éste se compara con el incremento observado en aquellas personas que sufren terrores nocturnos. En el caso de las pesadillas, el despertar que se genera es completo. Además, una vez despierta la persona es capaz de contar con detalle el contenido específico del sueño

En relación a la frecuencia y la prevalencia del trastorno, la mayoría de los estudios indican que las pesadillas se producen a cualquier edad, aunque son más comunes en la infancia, especialmente entre los tres y los seis años. En el caso de los niños, la frecuencia por sexo es igual, mientras que en los adultos es más frecuente que en mujeres. Los criterios diagnósticos según el DSM-IV para las pesadillas se recoge de esta manera:

  • Despertares repetidos durante el sueño nocturno o la siesta con un recuerdo detallado de los sueños amenazantes, que suelen estar asociados a peligros de supervivencia, seguridad o autoestima. Estos despertares generalmente ocurren durante la segunda mitad de la noche
  • El sujeto se despierta orientado y en estado de alerta
  • Esta alteración provoca un conflicto clínicamente significativo o un deterioro social, ocupacional o de otras áreas importantes de funcionamiento del sujeto
  • La alteración no está asociada a otro trastorno mental (delirios, estrés postraumático, etc.), ni es un efecto psicofisiológico directo del consumo de sustancias o de un trastorno médico

Sintomatología. Uno de los síntomas más característicos del trastorno es la ansiedad, la cual a su vez va acompañada de una reacción motora brusca que puede provocar el despertar en el niño. Una vez despierto, el niño presenta un contacto normal con la realidad y tiene la sensación de haber soñado con una amenaza inmediata; la ansiedad tiende a desaparecer rápidamente.

Entre los posibles factores causales, se ha observado que, en situaciones de estrés, así como episodios traumáticos aumentan la frecuencia y la severidad de las pesadillas.

Terrores nocturnos

Los terrores nocturnos son ensoñaciones terroríficas que suelen producirse en el primer tercio de la noche, en las fases III o IV del sueño. El trastorno se caracteriza por episodios de ansiedad y temor inmenso en los que el niño se despierta de forma brusca habitualmente gritando y llorando. Además, la ansiedad se acompaña de taquicardia, sudoración, dilatación de las pupilas, enrojecimiento de la piel y aumento del tono muscular.

Los criterios diagnósticos del DSM-IV para los terrores nocturnos son los siguientes:

  • Despertares bruscos recurrentes durante el sueño, frecuentemente durante el primer tercio de la noche e iniciados con un grito de pánico
  • Miedo intenso y signos de activación autonómica (taquicardia, hiperventilación, etc.)
  • Falta de respuesta a los intentos de los demás para que el sujeto se calme
  • Los episodios provocan un conflicto clínicamente significativo o un deterioro social, ocupacional o de otras áreas importantes de funcionamiento del sujeto
  • El trastorno no es un efecto psicofisiológico directo del consumo de sustancias o de un trastorno médico.

Durante un episodio de terror nocturno, el paciente usualmente se sienta en la cama sin responder a estímulos externos. Cuando el sujeto se despierta, generalmente no suele recordar lo ocurrido; en caso de que recuerde algo de su contenido, éste no suele ser muy elaborado (Estivill, 1994). Después de 20 minutos aproximadamente el niño vuelve a dormirse de nuevo. Generalmente, a la mañana siguiente el niño no recuerda el episodio.

Los terrores nocturnos son más frecuentes en niños que en adultos. Suele aparecer entre los 4 y los 12 años y desaparecer espontáneamente en la adolescencia. Por lo que respecta a la distribución por sexos, algunos estudios apuntan que el trastorno es más frecuente en mujeres que en hombres.

Algunos estudios han planteado que el trastorno podría tener una base hereditaria ya que se ha observado que la mayoría de los sujetos con terrores nocturnos tiene familiares que también sufren de sonambulismo o de terrores nocturnos. Además, el estrés y la fatiga son dos factores que parecen incrementar la aparición de los terrores nocturnos en aquellos niños hereditariamente predispuestos

Por otro lado, también se ha observado que la frecuencia de los terrores nocturnos aumenta con el alcohol, la administración de determinados fármacos depresores del sistema nervioso, así como episodios de privación de sueño y de fiebre

Sonambulismo

El sonambulismo es un trastorno que ocurre generalmente en el primer tercio de la noche, durante las fases III y IV del sueño de ondas lentas. Los criterios diagnósticos del DSM-IV para el sonambulismo son:

  • Episodios repetidos de levantarse de la cama durante el sueño para deambular, normalmente durante el primer tercio del periodo de sueño principal
  • Durante el episodio el sujeto está pálido y con la mirada fija, no responde a los intentos de los demás para interrumpir la deambulación o comunicarse con él y solo puede ser despertado con notable dificultad.
  • A la mañana siguiente, la persona no recuerda nada sobre el episodio
  • Minutos después de despertar del sonambulismo no hay deterioro de la actividad mental o de la conducta (aunque puede haber un corto periodo de confusión o desorientación)
  • Los episodios provocan un conflicto clínicamente significativo o un deterioro social, ocupacional o de otras áreas importantes de funcionamiento del sujeto
  • El trastorno no es un efecto psicofisiológico directo de una sustancia o de un trastorno médico

El trastorno es más común en niños que en adultos, no encontrándose diferencias con respecto al sexo. Se estima, que aproximadamente un 15% de los niños tiene un episodio de sonambulismo alguna vez, y el 3% suele presentar episodios frecuentes (Navarro y Espert, 1994). Por lo que respecta a la frecuencia, algunos estudios indican que en torno a un 25% de los niños muestra un episodio de sonambulismo por año, y que un 10% lo sufre al menos una vez a la semana (Buela-Casal y Sierra, 1996b)

Sintomatología. Los episodios de sonambulismo suelen durar unos diez minutos durante los cuales el sujeto con los ojos abiertos puede ponerse de pie y caminar por la propia habitación realizando determinadas actividades como vestirse, comer, deambular por la casa, hablar por teléfono, etc. En la mayoría de los casos tiene lugar un único episodio durante la noche (Navarro y Espert, 1994 a)

Aunque la etiología del trastorno es desconocida, se han planteado diversas hipótesis. Una de ellas considera que el trastorno podría tener una base hereditaria dado que se observa con mayor incidencia en niños cuyos padres fueron sonámbulos. Por otra parte, determinados estudios indican que existen ciertos factores como el alcohol, la privación de sueño y algunos fármacos que pueden facilitar la aparición de episodios de sonambulismo (Navarro y Espert, 1994 a).

Parasomnias no especificadas

Trastorno de conducta asociado al sueño MOR

El trastorno de conducta asociado al sueño MOR es un trastorno de sueño caracterizado por movimientos violentos (patadas, saltos, puñetazos al compañero de cama, etc.) durante el sueño MOR. Estos movimientos se presentan a la hora y media de iniciar el sueño, que es cuando ocurre la fase MOR. Por lo que respecta a la frecuencia de estos episodios se ha observado que pueden ocurrir varias veces por la noche en días consecutivos o solo una vez por semana. El trastorno es más frecuente en hombres que en mujeres. Además, la mayoría de los casos descritos tienen su inicio después de los 60 años, aunque también puede observarse a cualquier edad.

A la hora de establecer el diagnóstico, es importante diferenciar este trastorno de otras patologías tales como ataques epilépticos nocturnos, terrores nocturnos, pesadillas, sonambulismo, apnea obstructiva del sueño, movimientos periódicos del sueño, trastornos por estrés postraumático, etc.

Algunos estudios han demostrado que determinados factores como la abstinencia alcohólica y el uso de antidepresivos tricíclicos pueden favorecer la aparición del problema

Somniloquio

El somniloquio es la expresión del habla o sonidos durante el sueño. El habla puede ir desde sonidos ininteligibles hasta un pequeño discurso, con una duración de pocos segundos. El contenido del discurso suele ser elaborado y afectivo durante el sueño paradójico y pobre en las fases de sueño de ondas lentas (Buela-Casal y Sierra, 1994 a). El trastorno es más frecuente en hombres que en mujeres. Suele aparecer durante la infancia, aunque se han observado casos en todas las edades

Determinados estudios han planteado que situaciones de estrés, episodios de fiebre, así como otros trastornos del sueño entre lo que cabe destacar la apnea del sueño y los terrores nocturnos pueden ser considerados como factores predisponentes del somniloquio. Además, si el problema se mantiene hasta la edad adulta podría estar asociado a cuadros de ansiedad (Estevill, 1994).

Jactatio capitis nocturna

Es un trastorno caracterizado por la presencia de movimientos regulares y/o intermitentes de la cabeza y, en algunos casos, de todo el cuerpo. Suelen ocurrir normalmente antes de que el sujeto se duerma o durante las fases I y II del sueño (Reimao, 1990). Los movimientos de la cabeza son los más importantes, considerándose los corporales como secundarios. En la mayoría de los casos son movimientos suaves, aunque pueden resultar violentos.

El trastorno ocurre sobre todo en lactantes especialmente entre los 8 y 24 meses de edad; es raro encontrar este trastorno en adolescentes. La incidencia es similar en ambos sexos observándose con mayor frecuencia en hijos primogénitos, lo cual podría estar provocado por una mayor atención o preocupación de los padres.

Los factores emocionales (conflicto entre los padres, presión en la escuela, etc.) han sido una de las variables que se han manejado como causa del trastorno. Por otra parte, otros autores consideran que estos movimientos son actos instintivos que el niño realiza en busca de placer, satisfacción y liberación de tensiones (Estivill, 1994)

Bruxismo

El bruxismo es un trastorno del sueño que se caracteriza por una actividad rítmica de los músculos de la masticación que provocan una serie de contracciones forzadas de la mandíbula superior e inferior y una fricción de las superficies dentarias, provocando un ruido muy molesto (Buela-Casal y Sierra, 1994 a). En la mayoría de los casos, el trastorno ocurre de forma leve, observándose en los casos más severos un desgaste y deterioro de los dientes.

El trastorno es muy frecuente a partir de los 10 meses de vida, siendo la intensidad y duración de estos episodios muy variable. Estos episodios se observan generalmente en las fases más tempranas del sueño desapareciendo durante el sueño profundo. En la mayoría de los casos, la persona no es consciente de este comportamiento durante el sueño. Sin embargo, a la mañana siguiente se despierta con dolores en los dientes, encías, así como en los músculos que intervienen en la masticación.

Algunos estudios plantean que existen ciertos factores como el consumo de alcohol, el estrés, algunos aspectos psicológicos y ciertas estructuras anatómicas que pueden jugar un papel muy importante en la etiología del trastorno.

(extraído de Trastornos del sueño / Gualberto Buela-Casal, Ana Isabel Sánchez, 2002)

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