¿Cómo se puede detectar la demencia?

Demencia es el declive de las funciones cognitivas en comparación con el nivel previo de funcionamiento del paciente determinado por la historia del declive y por las alteraciones apreciadas en el examen clínico y mediante test neuropsicológicos. Un diagnóstico de demencia no se puede realizar cuando el nivel de conciencia está alterado por delirium, estupor o coma, o cuando otras alteraciones impiden el adecuado examen del estado mental. El diagnóstico de demencia es conductual y no se determina por la TC, el EEG u otras pruebas de laboratorio, aunque ciertas causas específicas de demencia pueden ser identificadas por estos medios.

El término de demencia como pérdida intelectual se contrapone al de retardo mental, en el cual el intelecto nunca fue normal. Los criterios DSM-III-R de demencia son los siguientes:

  1. Pruebas evidentes de la memoria a corto y largo plazo. El deterioro de la memoria a corto plazo se manifiesta a través de la incapacidad de recordar el nombre de tres objetos al cabo de 5 minutos. El deterioro de la memoria a largo plazo se manifiesta a través de la incapacidad para rememorar hechos del propio pasado del sujeto o hechos conocidos por todos
  2. Al menos uno de los siguientes síntomas:
    1. Deterioro del pensamiento abstracto, manifestado por la incapacidad para encontrar semejanzas y diferencias entre palabras relacionadas entre sí, dificultad en la definición de palabras y conceptos, así como en otras tareas similares.
    2. Deterioro de la capacidad de juicio, indicado por la incapacidad de tomar medidas razonables en cuanto a cuestiones y problemas relacionados con el trabajo o el contacto interpersonal y familiar
    3. Otros trastornos de las funciones corticales posteriores, como afasia, apraxia, agnosia y dificultades constructivas.
    4. Modificaciones de la personalidad
  3. La alteración en A y B interfiere de forma significativa en las actividades laborales o sociales habituales o en las relaciones con los demás
  4. No aparece exclusivamente durante el curso de un delirium

El estudio neurológico de las demencias, destinado a la detección de aquellas demencias de causa tratable, sería el primer paso a dar ante un supuesto caso de deterioro cognitivo. La evaluación de la demencia debe incluir una estimación de la gravedad de la enfermedad de manera que se pueda subdividir en demencia leve, moderada o severa. La escala de demencia de Blessed evalúa la competencia en las tareas prácticas de la vida diaria y los cambios de personalidad, interés e impulso. La GDS describe siete fases clínicas de declive cognitivo en la enfermedad de Alzheimer.

Otra herramienta útil para la cuantificación de la demencia es la Clinical Dementia Rating Scale (CDR) de Hughes basada en las valoraciones globales del médico sobre el sujeto según sus habilidades. La escala va de 0 a 5 y contempla los siguientes aspectos: memoria, orientación, juicio, y resolución de problemas, vida social, hogar y aficiones y cuidado personal.

La escala Mini-Mental de Folstein es uno de los instrumentos más populares para evaluar las funciones cognitivas en ancianos y dementes. Su popularidad deriva en parte de su brevedad, cuesta solo entre 5 y 10 minutos administrarlo.

A pesar de que la escala MMF es útil como primera aproximación al estado mental del paciente, no aporta información válida acerca de funciones cognitivas especificas ya que éstas están medidas con un solo ítem cada una. Además algunas funciones neuropsicológicas como por ejemplo las gnosias visuales complejas o las praxias ideo motrices, que pueden ser elementos esenciales para valorar el deterioro de la enfermedad de Alzheimer, no están valorados en modo alguno. Otro inconveniente es la saturación de dicha escala en ítems de orientación lo que la hace demasiado susceptible a estados confusionales. La exploración neuropsicológica más extensa es muy recomendable en un estudio adecuado de demencias. Entre los aspectos a explorar destacan la memoria, el lenguaje, y las capacidades viso espacial.

Clasificaciones de demencias

Las demencias pueden ser clasificadas según diferentes criterios: la edad de inicio, la etiología, los signos neurológicos acompañantes o si son o no tratables.

La clasificación más antigua divide las demencias en seniles y preseniles. Hoy, sin embargo, se considera que la demencia presenil y la demencia senil tipo Alzheimer son una sola entidad. Algunos autores consideran que la demencia presenil de Alzheimer es idéntica a la senil aunque usualmente tiene un curso más progresivo y con peor pronóstico, al igual que las formas de inicio temprano de otras enfermedades.

La clasificación etiológica distingue entre las demencias y las enfermedades que cursan con demencia. Las primeras serian las primarias como Alzheimer o Pick y las segundas las secundarias, asociadas a hidrocefalia, enfermedades metabólicas, etc.

Las demencias tratables son aquellas cuyo curso de deterioro puede ser detenido, en ciertos casos son potencialmente reversibles como las causadas por enfermedades vasculares, intoxicaciones, infecciones, tumores y otras.

Las entidades principales de las cuales se han de diferenciar las demencias son:

  • Deterioro normal para la edad
  • Pseudodemencia depresiva
  • Disfunciones neurológicas focales
  • Estado confusional

 

(Información extraída de Envejecimiento y demencias / Carme Junqué, Ma. Ángeles Jurado, 1994)

 

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