Las relaciones de agresión y victimización entre escolares, lejos de ser una forma esporádica e intrascendente de interacción entre iguales, es una cuestión altamente preocupante, pero parece que solo cuando los hechos revisten cierto dramatismo y saltan a los medios de comunicación cobran importancia. En nuestro país según los estudios realizados por Cerezo y Esteban y por Ortega, en los últimos años el nivel de incidencia se sitúa en torno al 15% de los sujetos en edad escolar. En esta situación dos personajes implicados: el agresor y su víctima, aunque su repercusión dado el carácter independiente de las relaciones sociales, afecta al grupo en su conjunto.
Es precisamente a partir del conocimiento de la estructura socio afectivo del grupo la intervención en las situaciones de agresividad entre los escolares. La conducta agresiva que se manifiesta entre escolares conocida como fenómeno bullying es una forma de conducta agresiva, intencionada y perjudicial, cuyos protagonistas son jóvenes escolares. No se trata de un episodio esporádico, sino persistente, que puede durar incluso años.
La mayoría de los agresores o bullies actúan movidos por un abuso de poder y un deseo de intimidar y dominar a otros compañeros al que consideran su víctima habitual. Se define la conducta bullying como la violencia mantenida, guiada por un escolar o por un grupo, dirigida contra otro escolar que no es capaz de defenderse por sí mismo. Puede adoptar diversas formas: física, verbal o indirecta (Cerezo, 1991; 1997)
Así pues, el bullying es una forma de maltrato, normalmente intencionado y perjudicial, de un estudiante hacia otro compañero, generalmente mas débil, al que convierte en su víctima habitual; suele ser persistente, puede durar semanas, meses e incluso años. Fundamentalmente, la mayoría de los bullies actúan de esa forma movidos por un abuso de poder y un deseo de intimidar y dominar.
El bullying puede tomar varias formas:
- Maltrato físico como las diversas formas de agresión y los ataques a la propiedad
- Abusos sexuales, intimidaciones y vejaciones
- Maltrato verbal, como poner motes, insultar, contestar con malos modos, hacer comentarios racistas, etc.
- Maltrato social, especialmente manifiesto en la propagación de rumores descalificadores y humillantes que pretenden la exclusión y aislamiento del grupo
- Maltrato indirecto: cuando se induce a agredir a un tercero
Se trata de una conducta agresiva persistente, de manera que, cuando un alumno o grupo de alumnos ha establecido una relación de intimidación con otro alumno o grupo de alumnos, se genera un trauma que refuerza su capacidad de generar miedo.
Las consecuencias de la conducta bullying afectan a todos los niveles, pero especialmente al agredido. Los alumnos que son intimidados por los bullies pueden sufrir efectos muy negativos que, generalmente, trascienden el entorno escolar y van más allá del periodo académico. Algunas reacciones de las más frecuentes son:
- Experimentan una sensación horrible
- Sufren daños
- Son infelices en el colegio
- Afecta a su concentración y aprendizaje
- Algunos experimentan síntomas relacionados con la tensión nerviosa: dolor de estómago y de cabeza, pesadillas o ataques de ansiedad
- Algunos tiene miedo de vivir en su propia casa
- Sienten sus vidas amenazadas
- Hay otros que aprenden que siendo como los bullies consiguen lo que quieren, con lo cual se convierte en una dinámica expansiva que termina afectando a un número considerable de alumnos
En cuanto a los efectos que experimenta el agresor, suelen situarse en la línea de la consolidación de estas conductas, lo que le lleva a intensificar su desadaptación y distanciamiento de los objetivos escolares. El ambiente escolar se deteriora gravemente.
(Información extraída de La violencia en las aulas: análisis y propuestas de intervención / Fuensanta Cerezo Ramírez, 2001)