El deporte y la competición deportiva implican una demostración pública y una evaluación social de la capacidad motriz. La práctica deportiva se puede considerar en algunos casos como una amenaza a la autoestima y puede resultar en ansiedad. En el deporte existen unos factores interpersonales y situacionales que están relacionados con la ansiedad. De la misma manera que ocurre en la ansiedad ante situaciones académicas o escolares, aquí también podríamos clasificar la mayoría de las causas en tres categorías: ansiedad como consecuencia de una inadecuación aptitud-rendimiento, ansiedad cognitiva y ansiedad social.
La ansiedad como consecuencia de una inadecuación aptitud-rendimiento surge porque la persona que tiene que actuar experimenta una diferencia demasiado grande entre el trabajo que tiene que realizar y la posibilidad que piensa poseer. Se trata de una sobreestimación de los requisitos de la situación y de la importancia de no fracasar.
El hecho de que la ansiedad sea una función de la observación del atleta mismo lleva a dos importantes contradicciones. En primer lugar, lo que percibe el atleta no tiene que corresponder con la realidad. Es posible que un atleta sea muy aventajado y tenga miedo porque sobreestima los requisitos de la situación y la importancia de fracasar o de tener éxito.
La ansiedad puede aparecer en cualquier momento, cada vez que el atleta percibe una desproporción entre los requisitos y sus posibilidades. Esto quiere decir que la ansiedad puede surgir antes de la actuación cuando se espera una mala actuación; durante la actuación, cuando el atleta nota que lo está haciendo mal y podría fracasar y también después de la actuación, cuando esta es interpretada como insatisfactoria.
La ansiedad surge cuando se piensa que los requisitos para la actuación son inalcanzables de forma que el atleta experimenta una disminución de la autoconfianza. Se empieza a comparar la propia actuación con un criterio. Si la norma está orientada a un fin, se trata de una ansiedad que ha surgido por uno se ha puesto una determinada meta y no es capaz de alcanzarla. Por ejemplo, un atleta quiere correr los 100 metros en menos de 10 segundos. Antes de darse la salida está ansiosa porque considera que el objetivo autoimpuesto es inalcanzable.
El criterio orientado a la norma es el criterio que considera la media de las actuaciones. Por ejemplo, una gimnasta siempre realiza un salto completo hacia atrás en un determinado sentido sobre la barra. Cuando un día en un entrenamiento la barra está colocada en otro sentido, de repente siente miedo y ya no se atreve. Otro ejemplo es el del jugador de voleibol que en el último entrenamiento antes del partido saca cinco de diez veces fuera del campo. Este jugador tendrá miedo al partido y estará preocupado por el posible fracaso de sus saques.
Los aspectos relacionados con el resultado y la competición en sí misma también son de interés como fuente potencial de ansiedad. La relevancia de la importancia en los partidos o de los factores situacionales para el desarrollo de la ansiedad competitiva ha sido analizada por diversos autores y la falta de certeza sobre el resultado de una competición se ha considerado como responsable de entre un 15 a 23% de la ansiedad.
El deporte también puede provocar ansiedad porque significa una amplia evaluación social de la capacidad o aptitud del atleta. Los datos sobre la aptitud del atleta son el resultado de una interacción con los padres, entrenadores, otros adultos significativos, compañeros de equipo y adversarios o de una comparación directa de aptitudes con iguales. Esta comparación determina muchas veces quien empieza en el campo y quién se va al banquillo, quién está de suplente y quien compite.
En el ámbito del deporte infantil y juvenil es especialmente relevante el papel que juegan los adultos significativos ya que la ansiedad se basa en las percepciones del joven deportivas y los adultos son clave para darle formas a dichas percepciones. Sarason (1980) ha definido el apoyo social como la existencia o disponibilidad de personas en las que uno puede confiar, personas que se preocupan por nosotros nos valoran y nos quieren. Un número importante de estudios han puesto de manifiesto que las personas con un alto nivel de apoyo social en sus vidas son más resistentes a los agentes estresantes.
En el entorno deportivo, la mayor parte del apoyo social proviene de la relación con padres, entrenador y compañeros. Scanlan (1984) demostró como los luchadores jóvenes que se sentían presionados por sus padres para competir presentaban niveles más elevados de ansiedad precompetitiva que aquellos otros en los que no existía tal presión y que un factor adicional desencadenante de ansiedad era la preocupación acerca de la posible apreciación negativa de padres y entrenador.
En lo que se refiere a los compañeros, su actitud, tanto durante los entrenamientos como durante las competiciones, puede ser una fuerte importante de ansiedad. Por ejemplo, las jugadoras de la liga española de baloncesto hacen referencia a la responsabilidad de las compañeras como generadoras de ansiedad ya sea por la actitud individualista o de desmotivación que en ocasiones puede adoptar durante los entrenamientos frente al grupo o por el clima de grupo enrarecido, pudiendo dar lugar a la generación de conflictos. El papel del entrenador es importante. La forma en que los entrenadores estructuran la situación atlética, las prioridades de objetivos que establecen o la forma en que se relacionan con los deportistas son determinantes del resultado de la participación deportiva y pueden constituir una importante fuente de estrés para los atletas.
Smoll y Smith (1989) han desarrollado un modelo de conductas de liderazgo que permite entender estas complejas interrelaciones. Dicho modelo cognitivo conductual específica que los entrenadores se comportan de una determinada manera y los deportistas perciben y recuerdan dichas conductas, desarrollando una reacción evaluativa a la conducta del entrenador en función de dicha percepción. Los factores situacionales y las variables de diferencias individuales de atletas y entrenador median tanto la conducta del entrenador como la percepción y recuerdo del deportista.
La conducta del entrenador se evalúa mediante el “Sistema de Valoración de la Conducta del Entrenador” (CBAS) que incluye la observación de prácticas y partidos con objeto de codificar 12 conductas de los entrenadores. Utilizando el CBAS se ha puesto de manifiesto como los jóvenes deportivos con una baja autoestima responden más positivamente a los entrenadores que les dan un gran apoyo o claras instrucciones y de forma bastante pero a los que no desarrollan dichas conductas.
Un componente importante de este modelo es el de las percepciones de los atletas y sus reacciones evaluativas a las conductas del entrenador. Dicho componente se ha podido medir gracias al desarrollo del “Cuestionario de Conducta del Entrenador” (CBQ) utilizando dicho cuestionario se ha comprobado que los atletas con niveles mas elevados de ansiedad rasgo y ansiedad estado cognitivo y con menos autoconfianza evalúan de forma más negativa la conducta de sus entrenadores.
Un factor interesante a considerar es el de los efectos sobre componentes específicos de la ansiedad de las destrezas motrices implicadas en las actividades atléticas y deportivas. Así, se ha descrito en tareas de lanzamiento de balón, habilidad con móviles y equilibrio, que en la segunda es la ansiedad cognitiva la que muestra una mayor relación con la reducción del rendimiento, mientras que la prueba de equilibre existe una mayor correlación con la ansiedad somática. Es obvio que una prueba con mayores demandas cognitivas y que precisa de más concentración sea precisamente la más perjudicada por este tipo de ansiedad mientras que en una prueba de equilibrio, que requiere un mayor control neuromuscular fino es la ansiedad somática la que adquiere mayor importancia.
(Información extraída de Ansiedad, estrés y deporte / Sara Márquez Rosa, 2004)