Comida y Emociones: ¿Por Qué Comer en Exceso Nos Llega a Afectar?
La obesidad no está clasificada como trastorno alimentario, si bien es concomitante con diversas alteraciones que sí se consideran como tales, además de asociarse a otros problemas de salud mental. Entre todos los trastornos alimentarios, la obesidad se asocia con mayor probabilidad al trastorno por atracones (TA) en el que la ausencia de conductas orientadas a compensar el exceso de calorías consumidas conduce de manera inexplorable a ganancia de peso y a obesidad. La definición del DSM-5 del TA indica que se trata de “el hecho de ingerir en un periodo determinado de tiempo una cantidad de alimento claramente superior a la que la mayor parte de la persona ingeriría en un periodo similar y bajo similares circunstancias”, notando que no se puede parar de comer, ni controlar qué y cuánto se come. Para que una persona sea diagnosticada de TA, la ingesta compulsiva de alimento debe producirse al menos 1 vez por semana durante 3 meses, con asociación a al menos 3 de los siguientes factores: Comer mas deprisa de lo normal Comer hasta sentirse lleno Ingerir grandes cantidades de alimento cuando no se tiene sensación física de hambre Comer solo y aislado, al sentir vergüenza por la cantidad de alimento que se ingiere Sentirse mal con uno mismo, deprimido o profundamente culpable tras el episodio Es improbable que las personas que tienen dificultades conductuales o psicológicas clasificadas como Bulimia Nerviosa (BN) ganen beso hasta el punto de alcanzar un índice de masa corporal de 30 o más, debido a que presentan mecanismos compensatorios, como el purgado después de la ingesta de alimento compulsiva. Algunas personas desarrollan BN cuando ya están próximas al umbral de la obesidad o por encima de él. Diversos factores psicológicos y psicosociales han demostrado su relación con el desarrollo de problemas alimentarios causantes de obesidad. Entre ellos destacan los siguientes: Comer para combatir el estrés o para levantar el ánimo (la llamada alimentación emocional o de consuelo) como estrategia de afrontamiento Respuesta a los estímulos externos (Comer cuando se dispone de comida apetitosa, con independencia de que se tenga o no hambre) Consecuencias de la excesiva limitación de la ingesta de comida (estímulos biológicos y psicológicos de la alimentación excesiva con efectos de compensación) Menosprecio de la imagen corporal: ingesta de alimentos como estrategia de afrontamiento (contraproducente) Actividad física insuficiente debida a percepciones negativas sobre uno mismo en relación con el deporte/ejercicio Actitudes familiares relativas a la comida, alimentación y restricciones dietéticas Favorecimiento social de la ingesta de alimentos excesiva Trastorno por atracones (TA) Es el de mayor prevalecía de obesidad entre la mayor parte de los trastornos alimentarios y el 20-30% de las personas que padecen TA y solicitan tratamiento son obesos. El TA fue reconocido como trastorno alimentario diferenciado en una fecha reciente 2013 y es similar al trastorno de BN, si bien entre ambos existe la crucial diferencia de la ausencia mayoritaria o completa de conductas compensatorias en la alimentación con atracones. Presenta un matiz positivo, debido a que la mayor parte de las conductas compensatorias son muy perjudiciales para la salud de las personas que las exhiben. Sin embargo, ello implica también que las calorías adicionales ingeridas durante los atracones dan lugar a un incremento de peso que deriva en obesidad, a no ser que los afectados sean capaces de cambiar sus conductas alimentarias por sí mismos o se planteen la búsqueda de asesoramiento. Bulimia nerviosa (BN) Presenta una mayor prevalencia entre mujeres jóvenes y se presenta tras un episodio de anorexia nerviosa. Se ha planteado la hipótesis de que las diferentes categorizaciones de los trastornos alimentarios pueden en realidad no resultar de utilidad y que lo que se contempla no es más que una sucesión continua de trastornos alimentarios, a lo largo de la cual las personas van evolucionando en las diferentes etapas de su vida, en relación no solo con las cambiantes circunstancias vitales sino también con los factores biológicos, no menos cambiantes durante la vida. Si alguien desarrolla un cuadro de BN después de haberse recuperado parcialmente de una anorexia nerviosa, es probable que presente un peso corporal y un IMC bajos o medios y aunque el ciclo de purgado propio de los atracones da lugar a cierta variabilidad del peso, este suele mantenerse dentro de intervalos normales o incluso inferiores a los normales. Para algunas personas cuando los efectos del purgado son poco eficaces o si su peso de partida era ya de por sí elevado, esas personas pueden desarrollar obesidad, debido a que el exceso de calorías consumidas durante los atracones provoca una gradual ganancia de peso. Síndromes parciales Los trastornos alimentarios mas prevalentes son los síndromes parciales, en los que las personas presentan las características asociadas a un trastorno de la alimentación, por lo que no satisfacen plenamente los criterios que definen el diagnostico de dicho trastorno. Por ejemplo, alguien que come por atracones y no muestra mecanismos compensatorios puede no cumplir con los criterios formales para el diagnóstico de TA, si esos atracones son de una frecuencia inferior a 1 vez por semana durante un periodo de 3 meses. Sin embargo, es probable que se convierta en obeso y puede beneficiarse de un tratamiento psicológico muy similar al que se ofrece a los pacientes con diagnóstico de TA. Otros problemas de salud mental y la obesidad La depresión puede ir acompañada de ingesta excesiva de alimento o de pérdida de apetito. El primero de estos casos se asocia en ocasiones a tomar comida para levantar el ánimo, lo que a menudo provoca obesidad, en especial si ya se tiene sobrepeso. Los afectados por trastornos de ansiedad o los que sufren ansiedad u otros problemas de salud mental, en ocasiones utilizan la alimentación como medio de gestionar esa ansiedad. No obstante, los problemas mas significativos surgen debido a que la ganancia de peso es en ocasiones un efecto secundario de los fármacos utilizados para tratar una amplia diversidad de problemas de salud mental, entre ellos la depresión, la psicosis y el trastorno bipolar.
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