Trastorno Obsesivo Compulsivo

¿A qué temen las personas con trastorno de acumulación?

La característica esencial del trastorno de acumulación son las dificultades persistentes para deshacerse o separarse de las posesiones, independientemente de su valor real (Criterio A). el trastorno persistente indica una dificultad a larga duración en vez de las circunstancias de vida más transitorio que pueden conducir al desorden excesivo, como la herencia de bienes. La dificultad de deshacerse de las posesiones señaladas en el Criterio A, se refiere a cualquier forma de descarte, incluyendo tirar, vender, regalar o reciclar. La principal razón alegada para estas dificultades se percibe con la utilidad o el valor estético de los elementos o en un fuerte apego sentimental a las posesiones. Algunas personas se sienten responsables del destino de sus bienes y, a menudo, hacen todo lo posible por evitar ser derrochadores. El temor a perder información importante también es frecuente. Los objetos que se acumulan más comúnmente son periódicos, revistas, roja vieja, bolsas, libros, material electrónico y papeles, pero prácticamente cualquier objeto se puede guardar. La naturaleza de los artículos no se limita a posesiones que la mayoría de la gente definiría como inútiles o de poco valor. Muchas personas recogen y guardan un gran número de cosas de valor, que a menudo se encuentran acumuladas mezcladas con otros elementos de menor valor. Los individuos con trastorno de acumulación guardan voluntariamente sus posesiones y experimentan angustia cuando se enfrentan a la perspectiva de desecharlas (Criterio B). Este criterio enfatiza que el almacenaje de las posesiones es intencionado, lo que diferencia al trastorno de acumulación de otras formas de psicopatología que se caracterizan por la acumulación pasiva de artículos o por la ausencia de angustia cuando se deshacen de las posesiones. Las personas que acumulan un gran número de artículos abarrotan y desordenan las zonas de vida activa imposibilitándolas para su uso previsto (Criterio C). Por ejemplo, es posible que el individuo no pueda cocinar en la cocina, dormir en su cama o sentarse en una silla. Cuando el espacio se puede utilizar, esto se hace sólo con una gran dificultad. El desorden se define como un gran grupo de objetos por lo general no relacionados o marginalmente relacionados apilados juntos de una manera desorganizada en espacios diseñados para otros fines. El criterio C incide en áreas “activas” de vida de la casa, en lugar de las zonas periféricas, como garajes, áticos o sótanos, que están a veces desordenados en los hogares de las personas sin trastorno de acumulación. Sin embargo, los individuos con trastorno de acumulación a menudo tienen posesiones que ocupan más que las zonas de vida activa y pueden ocupar e imposibilitar el uso de otros espacios, tales como vehículos, patios, lugares de trabajo y vivienda de amigos y familiares. En algunos casos, las zonas de vida pueden no estar alteradas gracias a la intervención de terceros (p.ej., miembros de la familia, limpiadores, autoridades locales). Las personas que han sido obligadas a limpiar sus casas todavía tienen un cuadro sintomático que cumple con los criterios para el trastorno de acumulación, puesto que la falta de desorden se debe a la intervención de terceros. El trastorno de acumulación contrasta con el comportamiento de recogida normal, el cual es organizado y sistemático, incluso si en algunos casos la cantidad real de bienes puede ser similar a la cantidad acumulada por un individuo con trastorno de acumulación. La recogida normal no produce el desorden, la angustia o el deterioro típico del trastorno de acumulación. Los síntomas (p.ej., las dificultades de deshacerse y/o el desorden) deben causar un malestar clínicamente significativo o un deterioro en importantes ámbitos sociales, laborales o de otro tipo de funcionamiento, incluido el mantenimiento de un ambiente seguro para uno mismo y los demás (Criterio D).  En algunos casos, sobre todo cuando hay poca conciencia de la enfermedad, el individuo puede referir la angustia y el deterioro que quizá experimente. Sin embargo, cualquier intento de deshacerse o de limpiar las posesiones por terceros tiene como resultado altos niveles de angustia. Características asociadas Otras características comunes del trastorno de acumulación incluyen la indecisión, el perfeccionismo, la evitación, la dilación, la dificultad en las tareas de planificación y de organización y la pérdida de atención. Algunos individuos con trastorno de acumulación viven en condiciones insanas que pueden ser consecuencia lógica de los espacios gravemente desordenados o estar relacionadas con las dificultades de planificación y organización. La acumulación de animales puede definirse como la acumulación de un gran número de animales y una falta de estándares mínimos de nutrición, sanidad, atención veterinaria y de actuación sobre el empeoramiento de su situación (incluida la enfermedad, el hambre o la muerte) y del medio ambiente (p.ej., hacinamiento extenso, condiciones extremadamente insalubres). La acumulación de animales puede ser una manifestación especial del trastorno de acumulación. La mayoría de los individuos que acumulan animales también atesoran objetos inanimados. Las diferencias más prominentes entre la acumulación de animales y la de objetos son la magnitud de las condiciones insalubres y la mayor falta de conciencia de enfermedad en la acumulación de animales. (información extraída de DSM-5 manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales / American Psychiatric Association, 2014  

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¿Cómo ayudar a una persona con trastorno obsesivo compulsivo?

Los síntomas característicos del TOC son la presencia de obsesiones y compulsiones (Criterio A). Las obsesiones son pensamientos (ej., contaminación), imágenes (p.ej., de escenas violentas o terroríficas) o impulsos (ej., de apuñalar a alguien) de naturaleza repetitiva y persistente. Es importante destacar que las obsesiones no son placenteras ni se experimentan como voluntarias: son intrusivas y no deseadas, y causan malestar o ansiedad en la mayoría de los individuos. El individuo intenta ignorar o suprimir esas obsesiones (ej., evitando los factores desencadenantes o mediante la supresión de pensamiento) o neutralizarlas con otro pensamiento o acción (ej., la realización de una compulsión). Las compulsiones o rituales son conductas (ej., el lavado, la comprobación) o actos mentales (ej., contar, repetir palabras en silencio) de carácter repetitivo que el individuo se siente impulsado a realizar en respuesta a una obsesión o de acuerdo con unas normas que se deben aplicar de manera rígida. La mayoría de los individuos con TOC tiene tanto obsesiones como compulsiones. Las compulsiones se realizan en respuesta a una obsesión (ej., pensamientos de contaminación que conducen a los rituales de lavado o cuando algo es incorrecto, se produce una repetición de rituales hasta que se siente “correcto”). El objetivo es reducir la angustia provocada por las obsesiones o prevenir un acontecimiento temido (p.ej., enfermar). Sin embargo, estas compulsiones o bien no están conectadas de forma realista con el evento temido (ej., disponer las cosas de forma simétrica para evitar el daño a otro ser querido) o excesivas (ej., ducharse durante horas todos los días). Las compulsiones no se hacen por placer, aunque algunos individuos experimentan un alivio de la ansiedad o la angustia. El Criterio B destaca que las obsesiones y las compulsiones deben consumir mucho tiempo (ej., más de una hora al día) o provocar un malestar clínicamente significativo o deterioro para justificar un diagnostico TOC. Este criterio ayuda a distinguir la enfermedad de los pensamientos intrusivos ocasionales o de las conductas repetitivas, que son comunes en la población general (ej., un doble control de que una puerta esté cerrada). La frecuencia y la gravedad de las obsesiones y las compulsiones puede variar entre los individuos con TOC (p.ej., algunas personas tienen síntomas de leves a moderados, pueden pasar 1-3 horas por día obsesionadas o haciendo las compulsiones, mientras que otros tienen casi constantemente pensamientos intrusivos o compulsiones que pueden ser incapacitantes. Características asociadas El contenido especifico de las obsesiones y compulsiones varía entre los individuos. Sin embargo, estos aspectos o dimensiones son frecuente, entre las que están la limpieza (obsesiones de contaminación y compulsiones de limpieza), la simetría (la obsesión por la simetría y las compulsiones de repetir, ordenar repentinamente y contar, los pensamientos prohibidos o tabú (ej. las obsesiones de agresión, sexuales y religiosas y las compulsiones relacionadas) y el daño (ej. el temor a hacerse daño a uno mismo o a otras personas y las compulsiones de comprobación). Algunas personas también tienen dificultades para desechar cosas y almacenar objetos (acumulación) como consecuencia de las obsesiones y compulsiones típicas como el temor a dañar a los demás. Estos aspectos que se repiten en las diferentes culturas son relativamente constantes en el tiempo entre los adultos con este trastorno y pueden estar asociados con diferentes sustratos neurales. Es importante destacar que los individuos a menudo tienen síntomas en más de una dimensión. Los individuos con este trastorno experimentan una variedad de respuestas afectivas cuando se enfrentan a las situaciones que provocan las obsesiones y compulsiones. Por ejemplo, muchos individuos experimentan una marcada ansiedad que puede incluir ataques de pánico recurrentes. Otros reportan un angustioso sentido de la “perfección” que genera malestar hasta que las cosas se ven, se sienten o parecen “correctas”. Es común que las personas con este trastorno tiendan a evitar personas, lugares y cosas que puedan desencadenar las obsesiones y las compulsiones. Por ejemplo, los individuos con preocupación por la contaminación podrían evitar las zonas públicas (ej. restaurantes, baños públicos) para reducir la exposición a los agentes contaminantes temidos; los individuos con pensamientos intrusivos referentes a causar daño, podrían evitar las interacciones sociales. (información extraída de DSM-5 manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales / American Psychiatric Association, 2014)

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¿Cómo afecta el trastorno dismórfico corporal a la autoestima?

Los individuos con trastorno dismórfico corporal (conocido como dismorfofobia) están preocupados por uno o más defectos percibidos en su apariencia física, por lo que se ven feos, poco atractivos, anormales o deformes (Criterio A). La percepción de los defectos no es observable o solo es apreciada levemente por los demás individuos. El espectro de preocupaciones va de “poco atractivo” o “no normal” a “horrible” o “como un monstruo”. Las preocupaciones pueden centrarse en una o varias zonas del cuerpo, más comúnmente en la piel (ej. percepción de acné, cicatrices, arrugas, palidez), el pelo (ej. adelgazamiento del pelo o excesivo vello facial en el cuerpo o la nariz. Sin embargo, cualquier área del cuerpo puede ser foco de preocupación (ej. ojos, dientes, peso, estómago, pechos, piernas, forma de la cara, labios, barbilla, cejas, genitales). Algunos individuos están preocupados por la asimetría percibida de algunas partes del cuerpo. Las preocupaciones son molestas consumen mucho tiempo y por lo general son difíciles de resistir o controlar. En respuesta a la preocupación se llevan a cabo comportamientos o actos mentales (ej. comparación) excesivos y repetitivos (Criterio B). El individuo se siente impulsado a realizar estas conductas que no son placenteras y pueden aumentar su ansiedad y disforia.  Estas conductas normalmente requieren bastante tiempo y son difíciles de resistir o de controlar. Los comportamientos comunes son: comparar la apariencia de uno mismo con la de otros individuos, comprobación repetitiva de los defectos percibidos usando superficies reflectantes o bajo examen directo, una excesiva preparación (ej. peinado, estilo, afeitado, depilación, arranque de pelo), el disimulo del aspecto (ej. aplicando maquillaje o cubriendo áreas que no les gustan con objetos tales como un sombrero, ropa, maquillaje o pelo), la comprobación de cómo se aprecian los defectos percibidos, tocando las partes que no les gustan para la comprobación, levantamiento de pesas o el ejercicio excesivo y la búsqueda de tratamientos cosméticos. Algunos individuos se broncean excesivamente para oscurecer la piel pálida o disminuir la percepción del acné, se cambian varias veces de ropa (para esconder los defectos percibidos) o realizar compras compulsivas (productos de belleza). Es frecuente rascarse la piel compulsivamente con el fin de mejorar la apariencia de los defectos percibidos, lo que puede causar daños en la piel, infecciones o ruptura de vasos sanguíneos. La preocupación debe causar un malestar clínicamente significativo o un deterioro en el ámbito social, laboral o de otras áreas importantes del individuo (Criterio C); generalmente se presentan ambas cosas. El trastorno dismórfico corporal se debería diferenciar de los trastornos de conducta alimentaria. La dismorfia muscular es una forma de trastorno dismórfico corporal que ocurre casi exclusivamente en los varones y consiste en la preocupación por la idea de que el cuerpo es demasiado pequeño o insuficientemente magro o musculado. Las personas con esta forma del trastorno en realidad tienen un cuerpo normal o incluso muy musculoso. También pueden estar preocupados por áreas del cuerpo tales como la piel o el cabello. Una mayoría (pero no todos) realiza levantamiento de pesas, dieta o ejercicio de forma excesiva, a veces causándose daños corporales. Otros utilizan esteroides anabolizantes, androgénicos y otras sustancias potencialmente peligrosas para tratar de hacer que su cuerpo sea más grande y musculoso. El trastorno dismórfico corporal por poderes es una forma de trastorno dismórfico corporal en que los individuos se preocupan por defectos que perciben en la apariencia de otras personas. La conciencia de enfermedad en relación con las creencias del trastorno dismórfico corporal puede variar de buena a ausente (ej. creencias son delirantes si consisten en la plena convicción de que el aspecto percibido es exacto y no está distorsionado). De promedio, la conciencia de enfermedad es escasa y un tercio o más de los individuos tiene realmente un trastorno dismórfico corporal con consecuencias delirantes. Los individuos con trastorno dismórfico corporal con creencias delirantes tienden a tener una mayor morbilidad en algunas áreas (ej. en las tendencias suicidas) pero esto puede explicarse por la mayor gravedad de los síntomas del trastorno dismórfico corporal cuando se acompaña de creencias delirantes Consecuencias asociadas  Muchas personas con trastorno dismórfico corporal tienen ideas delirantes de referencia y la creencia de que otras personas se fijan especialmente o se burlan de ellas debido a su aspecto. El trastorno dismórfico corporal está asociado con altos niveles de ansiedad, ansiedad social, evitación social, depresión, neuroticismo y perfeccionismo, así como con baja extroversión y autoestima. Muchas personas sienten vergüenza de su apariencia, dan excesiva importancia a su aspecto y son reticentes a desvelar sus preocupaciones a los demás. La mayoría de las personas recibe tratamiento cosmético para mejorar sus defectos percibidos. Los tratamientos más comunes son los dermatológicos y la cirugía, pero pueden recibir cualquier tipo de tratamiento (ej. dental, electrolisis). En ocasiones, las personas pueden llegarse a operar. El trastorno dismórfico corporal parece responder mal a estos tratamientos estéticos y a veces empeora. Algunas personas emprenden acciones legales o se muestran violentas contra el clínico porque no están satisfechas con el resultado estético. El trastorno dismórfico corporal se ha asociado con una disfunción ejecutiva y el procedimiento visual que genera un sesgo en el análisis y la codificación de los detalles en lugar de los aspectos integrales u holísticos de los estímulos visuales. Los individuos con este trastorno tienden a tener un sesgo de interpretación negativa y amenazante de las expresiones faciales y de las situaciones ambiguas. (Información extraída de DSM-5 manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales / American Psychiatric Association, 2014)

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¿Neurosis obsesiva es lo mismo que TOC?

Si bien es cierto que todas las personas sufren miedos y obsesiones en mayor o menor medida, la mayor parte de la gente consigue dominarlos sin que afecten en demasía su actividad diaria ni su estructura mental. No obstante, en algunas personas predispuestas, la ansiedad adquiere una intensidad considerable y llega a marcar sus pensamientos y sus comportamientos. Existe cierta predisposición a sufrir una neurosis en las personas hipersensibles, con una emotividad superior a la normal, por lo general, con un acusado sentido de culpabilidad y que se sienten muy afectadas por las tensiones emocionales y por los hechos impactantes, como disgustos, peleas, accidentes o por hechos o circunstancias banales a los que ellos otorgan mayor importancia de la que en realidad tienen y que les causan una fuerte alteración psicoemocional. Causas Por lo general, una neurosis se desarrolla o aparece en un individuo debido a situaciones o hechos que crean en él fuertes tensiones emocionales, pero casi siempre a esto se suma una cierta predisposición caracterológica. Está comprobado que la emotividad exagerada se puede adquirir a través de la educación de unos padres también muy emotivos. El individuo crece y se educa en un ambiente familiar proclive a las reacciones neuróticas ante situaciones tensas o emotivas y, por imitación subconsciente de los comportamientos paternos, se desarrolla de este modo una personalidad potencialmente neurótica, que se desencadenará cuando se encuentre en situaciones de fuerte tensión emocional Tipos Existen diversos tipos de neurosis, pero de ellos cabe destacar los más frecuentes Las fobias consisten en un miedo desproporcionado a determinadas situaciones, como el miedo a la oscuridad, a los espacios abiertos (agorafobia), a los lugares cerrados (claustrofobia); también el miedo a determinados objetos, de hecho, inofensivos y a algunos animales (gatos, arañas, pájaros, etc.). En tales casos, la persona afectada se da cuenta y acepta de modo racional, la inocuidad del objeto de su miedo, pero, no obstante, se siente incapaz de vencerlo. La hipocondría es la neurosis por la que una persona siente miedo insuperable de estar enfermo, cree padecer enfermedades imaginarias y se preocupa de un modo obsesivo por su salud, más allá de todo razonamiento. Las neurastenias, en las que el individuo muestra una fatiga y una debilidad crónicas, y una irritabilidad continua. La neurosis de ansiedad se presenta en aquellas personas que manifiestan una continuada sensación de exaltación física y psíquica que puede ser tolerada y deseada por el sujeto casi como una forma habitual de vida, hasta que, al ocurrir algún suceso que les produce una tensión emocional añadida, la ansiedad se hace insoportable. La neurosis histérica es una forma de neurosis en la que el paciente puede sufrir sonambulismo, amnesia, parálisis o anulación de alguno de los sentidos (ceguera o sordera histérica), de forma temporal e impredecible, sin que exista ninguna lesión orgánica que lo justifique, para estos casos, las cosas ocurren como si el subconsciente del individuo actuara para defenderse de una situación insoportable, negándose a ver, oír o sentir aquello que le resulta doloroso. Obsesiones Las obsesiones constituyen una forma especial de neurosis. La neurosis obsesiva consiste en la formulación de un pensamiento que se presenta de forma repetitiva y persistente, sin que el individuo pueda apartarlo de su mente. El pensamiento obsesivo puede adoptar diferentes formas. La duda obsesiva aparece cuando el individuo no puede convencerse de haber realizado un acto determinado, tal como cerrar la llave del gas o la puerta del piso, y de forma reiterada se siente obligado a cerciorarse de ello una y otra vez. El pensamiento obsesivo es aquel en el que la persona afectada realiza un discurso interminable, y con frecuencia cíclica, de forma reiterada, sin que ello le permita llegar a ninguna conclusión práctica ni desviar su atención del tema, lo que le impide centrarse en otros pensamientos o acciones. Cuando el individuo afectado se halla en un estado depresivo, con frecuencia los pensamientos obsesivos giran en torno al tema de la muerte y el suicidio. Compulsiones La compulsión es un acto que se realiza con frecuencia y de manera repetitiva, a modo de ritual, con el fin de reducir la tensión emocional y aliviar la ansiedad. En muchas ocasiones, los actos compulsivos son en sí, actos normales y habituales, como el hecho de lavarse las manos o de colocar en orden los objetos que se hallan encima de la mesa, pero lo que los convierte en compulsión es el hecho de presentarse de forma reiterada, con una frecuencia anormal y que sean vividos por el sujeto como algo cuya realización es ineludible. Tratamiento Casi todas las personas tienen un comportamiento neurótico en algún aspecto de su conducta: el orden o la limpieza exagerados, la preocupación excesiva por la salud o la alimentación, la tendencia a preocuparse y a polarizar la atención en ciertos hechos o circunstancias, entre otros. El problema se presenta cuando la neurosis alcanza tal grado de desarrollo que imposibilita al afectado para realizar los actos cotidianos más habituales o bien cuando compromete su relación y convivencia con otras personas, en tal caso, es aconsejable que se someta a un tratamiento. En principio, casi todas las neurosis responden bien a un tratamiento. Éste se orienta sobre todo a reducir el grado de tensión emocional de la persona afectada, enseñándole a relajarse y a adoptar actitudes constructivas. Asimismo, puede ser útil la administración de medicamentos sedantes o ansiolíticos, y de psicoterapia. (extraída información de Guía médica familiar, 1994)

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¿Qué es el trastorno de Tourette?

El trastorno de Tourette (TT) se define por la asociación de tics motores y tics fónicos con un carácter crónico. La última versión del Manual Diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV-TR) lo incluye dentro de la categoría genérica de trastornos de tics. Dentro de los trastornos con tics, además del TT se distinguen el trastorno crónico de tics motores o fónicos y el trastorno de tics transitorios. El DSM-IV-TR introdujo una sutil pero trascendental modificación a los criterios de la versión anterior. El DSM-IV requería que los tics generaran un notable malestar o un deterioro significativo en la vida social o laboral. La supresión de este criterio en el DSM-IV-TR ha supuesto un cambio radical en la forma de entender el trastorno. Los tics son movimientos involuntarios (o semivoluntarios, porque no se puede reprimir durante unos minutos), no propositivos, generalmente bruscos, repetitivos, no rítmicos y estereotipados que afectan a un grupo de músculos. A diferencia de otros movimientos anormales, los tics no interrumpen actividades habituales como comer con la cuchara o beber en un vaso. Es también característico que puedan persistir durante el sueño. Ciertos tics pueden ser inapreciables para un observador (por ejemplo, una contracción abdominal). Además de motores y fónicos, los tics pueden ser simples y complejos. Un tipo de tic fónico que ha alcanzado una cierta publicidad y popularidad es la brusca emisión de tacos, en general de forma socialmente intempestiva. Está bastante extendida la idea de que dicha manifestación, denominada coprolalia, es un síntoma común y obligado del TT. Esta idea se deriva de la espectacularidad de dicho fenómeno y de la divulgación popular que ha adquirido. El tic puede ir precedido de una sensación de picor, comezón o pinchazo en la zona donde se desencadena el tic. Algunos pacientes identifican claramente este pródromo. También es posible que el tic se limite simplemente a dicha sensación (tics sensoriales). Los pacientes con este tipo de tics los describen como pequeños estallidos, pinchazos, picor, burbujeo, sensación de frio, calor, collisqueo. Estos fenómenos, descritos también como una manifestación de trastorno obsesivo compulsivo (TOC) se dan con mayor frecuencia en el TOC asociado al TT que en el TOC aislado, lo cual induce a pensar que la naturaleza de este fenómeno está más próxima al tic que a un síntoma obsesivo. Los tics suelen agravarse en situaciones de excitación o ansiedad y pueden atenuarse hasta desaparecer totalmente durante actividades que requieren una notable concentración. Cabe mencionar el caso del Dr. Carl Bennet, un competente neurocirujano, afecto de una forma grave del TT. El neurólogo y delicioso escritor Oliver Sacks lo describía como un individuo pausado y digno, de apariencia impecable, pero tremendamente grotesco en su modo de moverse. Toda su actividad motora y su conducta se podía definir como “touretizada” a causa de la continua indiferencia de tics de todo tipo, pasos grotescos, saltos, secuencias de movimientos como dar un brinco cada cinco pasos y acto seguido tocar con la mano el suelo; todo ello aderezado con repentinas y agudas vocalizaciones, exclamaciones y frases estereotipadas. Uno puede imaginarse lo incomodos, inseguros y desconfiados que deberían sentirse los incautos pacientes que acudían a su consulta para ser intervenidos por el pintoresco y exótico doctor. Sin embargo, el Dr. Bennet, cuando estaba en el quirófano con el bisturí en sus manos, todo él era seguridad, precisión y dominio, sin que se escapara de su control el más mínimo movimiento desajustado. Algunas sensaciones físicas pueden actuar como desencadenantes o potenciador de tics, por ejemplo, usar una camisa que apriete el cuello o llevar el pelo largo cayendo sobre la cara. Igualmente puede ser un desencadenante de tics el hecho de estar junto a otra persona con tics. Los tics incluso pueden persistir, aunque de forma atenuada, durante el sueño. El tic puede controlarse voluntariamente, aunque de forma limitada. Por este motivo algunas personas con el TT lo llegan a controlar casi totalmente en situaciones socialmente comprometidas, pero pasada la situación de presión social, los tics se liberan de forma desenfrenada. Algunas personas refieren que sufren un notable aumento de tensión al reprimir los tics, que solo se alivia cuando desinhiben el control voluntario y se liberan acometiendo su retahíla de tics. Los tics motores pueden prestarse a confusión con otros movimientos repetitivos, sobre todo con las estereotipias y mioclonías. En algunas ocasiones, la distinción entre unos y otros solo es posible tomando en consideración el contexto clínico en el cual aparecen. Ciertos movimientos complejos (por ejemplo, balanceo rítmico) que muestran algunos autistas pueda interpretarse más acertadamente como una estereotipia que como un tic. En ciertos trastornos genéticos, con un fenotipo conductual especifico, se describen movimientos característicos que no deben conceptualizarse como tics. Tal es el caso del aleteo de manos en el síndrome X frágil, el movimiento de auto abrazo en el síndrome de Smith-Magenis o los movimientos del lavado de manos en el síndrome de Rett. El inicio de los tics puede ser muy precoz, antes de los 2 años, aunque lo más común es que aparezcan alrededor de los 5 años, con tendencia a incrementarse en los años siguientes a su inicio. El curso típico es ondulante, periodos de gran exacerbación que alternan con periodos oligosintomáticos. Los periodos de exacerbación suelen coincidir, aunque no siempre, con épocas de mayor ansiedad o estrés. En cuanto al curso evolutivo, los tics motores generalmente preceden al desarrollo de los tics vocales y los tics simples a menudo preceden a los más complejos. La mayoría de los pacientes presentan la máxima gravedad de los tics durante los primeros años de adolescencia y van mejorando al avanzar hacia la fase más tardía de la adolescencia o al comienzo de la edad adulta. En el DSM 5 es muy probable que el término estereotipado incluido en la definición de tic, sea eliminado con el fin de evitar que se confundan las estereotipias con los tics. También parece que se eliminará el requerimiento de un periodo libre de tics no superior a tres meses consecutivos,

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¿Cómo se comportan las personas obsesivas?

Todo el mundo está más o menos obsesionado. Todo el mundo sabe lo que son las obsesiones, ¿quién no se ha sentido alguna vez “obsesionado” por una canción escuchada en la radio? ¿Quién no se ha despertado alguna vez durante la noche con una inquietud obsesionante, familiar o profesional? En realidad, todo esto es completamente normal. La obsesión autentica sin embargo resulta siempre penosa, bien sea simplemente molesta o torturante e insoportable. Se trata de un pensamiento que asedia literalmente (“obsesión” viene del latín obsidere que significa asediar), al individuo y que a pesar de sus constantes esfuerzos no puede evitarlo. A este pensamiento va asociada siempre una sensación sumamente terrible. El verdadero obseso está dispuesto a cualquier cosa con tal de liberarse de su tortura, pero el drama está en que no lo logrará sino sometiéndose a ella. La neurosis obsesiva A veces las obsesiones aparecen en la vejez ensombreciendo los últimos años de su vida. A veces también son consecuencia de una fractura de cráneo o una conmoción cerebral. Pero, en uno u otro caso, se trata de trastornos verdaderamente excepcionales que no hacen sino expresar concretamente tendencias latentes que existían con anterioridad. Igualmente, algunas mujeres son víctimas de obsesiones por la idea de robar o de tomar fuertes dosis de alcohol, incluso de matar. Pero se trata casi siempre de personas que anteriormente han tenido ya manifestaciones del mismo tipo. Por norma general, la obsesión constituye el elemento central de una de las cuatro neurosis actualmente catalogadas: la neurosis obsesiva. Frecuentemente tales pensamientos estériles paralizan la vida intelectual: ciertos enfermos se pasan todo el tiempo repitiendo mentalmente las tablas de multiplicación o la lista de las grandes fechas de la historia del país. El obseso es también un hombre lleno de pequeñas manías. Es presa de infinitos escrúpulos. Se siente obligado a alcanzar la perfección. Y tiene que estar continuamente haciendo comprobaciones e incluso comprobaciones de comprobaciones. A veces hay quien se despierta diez o doce veces durante la noche para asegurarse de que el gas está bien cerrado. En realidad sabe perfectamente que lo está; pero influido por una obsesión irrisoria, se siente obligado por una fuerza interior a ceder. Los terribles impulsos A veces, el enfermo se siente coaccionado a un acto que le parece particularmente monstruoso. Como, por ejemplo, asesinar a alguien. Estas tendencias agresivas se llaman obsesiones impulsos. Pueden inducir al suicidio, al robo a y las diversas formas de atentado a las costumbres y especialmente al exhibicionismo. En realidad, el paso a la acción es poco frecuente, salvo en los cleptómanos. En general, es el enfermo la única víctima de sus impulsos antisociales, condenado a combatirlos. El obseso está encerrado en un círculo vicioso. Para drenar las ideas y los impulsos obsesivos, pone en marcha mecanismos de defensa que no tardarán en convertirse, a su vez en obsesivos. Son los ritos conjuratorios. A menudo, estos ritos los lleva a acostarse. La persona da vueltas alrededor de su cama, golpeando en algunos lugares las paredes, recita fórmulas mágicas, procede a ablaciones complicadas y minuciosas, mira en todos los armarios y debajo de la cama, etc. Una debilidad constitucional Este aspecto clínico poco agradable se complica con otros síntomas. El obseso se ve asaltado por dudas, remordimientos, escrúpulos que inhiben su pensamiento y paralizan su acción, además es un hombre mal adaptado a la vida en sociedad, a la vida profesional. Le falta decisión y rendimiento. Es cierto que el obseso presenta síntomas de una cierta debilidad psíquica, efecto de las luchas llevadas a cabo contra los pensamientos y los impulsos intrusos pero, en cierta medida, es también su causa. El origen de las obsesiones es en parte constitucional. Se puede decir que en la  mayoría de los obsesos, la estructura básica de la personalidad está afectada. Por lo demás, el psicoanálisis descubre fácilmente en ellos cierta dosis patológica. (Extraída información de El médico informa, 1973)

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¿Cuál es el objetivo de la terapia cognitivo conductual?

Si los pensamientos catastróficos son el primer ingrediente en la cadena de hechos psicológicos que conforman la fobia social, puesto que provocan las emociones negativas y obligan a la persona a dar a conductas de seguridad, parece lógico pensar que, si aprendiéramos a cambiar estos pensamientos, empezaríamos a tener control sobre la ansiedad. Controlando la ansiedad, no tendríamos necesidad de protegernos dando conductas de evitación y escape. Y esto nos pondría en las condiciones experimentales óptimas para constatar que nuestros temores son infundados. La terapia cognitiva es un potente método terapéutico para controlar los pensamientos negativos automáticos, reduciendo sensiblemente el nivel de malestar y permitiéndonos eliminar las conductas de seguridad, lo que a su vez dinamita los pilares en los que se sustenta la fobia social. Es un conjunto de procedimientos, dentro de la terapia de conducta, que surge en la década de los sesenta en Estados Unidos, gracias al trabajo del carismático psicólogo neoyorkino Albert Ellis. Más tarde, en los setenta otros clínicos norteamericano Aaron T. Beck, demuestra científicamente la eficacia de la terapia cognitiva en la depresión. Desde entonces la terapia cognitiva se ha aplicado con éxito a campos como los trastornos de ansiedad, los problemas de ingesta o las adicciones, y actualmente es una de las áreas más fértiles de investigación dentro de la terapia de conducta La terapia cognitiva paso a paso Para la adecuada aplicación de la terapia cognitiva es necesario seguir sistemáticamente una serie de pasos. Estos pasos deben ser conceptualizador por el lector como consecutivos y progresivos. De tal manera que cada uno de ellos se asiente sobre el anterior. Los pasos son: aprender a identificar los pensamientos negativos automáticos, aprender a cuestionar y discutir los pensamientos negativos automáticos y buscar alternativas de pensamiento más realistas. Aprender a identificar los pensamientos negativos automáticos  El primer paso para aplicar con éxito la terapia cognitiva es identificar los pensamientos negativos automáticos. No es posible luchar contra algo si no definimos exactamente en qué consiste. Identificar los pensamientos negativos es un procedimiento complicado por las siguientes razones: Son automáticos. Surgen rápida e involuntariamente. Esta automatización ha hecho que, a lo largo de los años, se convierta en verdaderos hábitos de pensamiento. La persona está tan habituada a la aparición de estos pensamientos que, a menudo está en mucho mejores condiciones de identificar los efectos que provocan (la ansiedad) que los propios pensamientos. No es posible sentir ansiedad sin un juicio o interpretación que la provoque. En ocasiones se expresa de manera confusa. Es corriente que los pensamientos negativos automáticos aparezcan en forma de frases incompletas o de palabras sueltas o inconexas como ¡qué horror!, “vergüenza”, “ridículo”. Aparezcan mezclados con otro tipo de pensamiento. Los más frecuentes son: Pensamiento sobre la situación social. Son pensamientos descriptivos sobre la situación social en la que la persona está o va a estar. Por ejemplo, hay mucha gente, hay gente que no conozco, estará mi jefe, etc. no son juicios de valor, ni interpretaciones, son meras percepciones de la realidad. Directamente no provocan emociones negativas, pero suelen facilitar la aparición de pensamientos negativos automáticos. Por ejemplo, hay mucha gente podría ser seguido de no sabré qué decir, haré el ridículo. Percepción de emociones, sensaciones o conducta propias. Es ser consciente de lo que la persona está sintiendo emocional y físicamente en esos momentos: me estoy poniendo nervioso, me sudan las manos. Aunque no ayudan a controlar la ansiedad, estrictamente tampoco la producen. Pero desafortunadamente, como las percepciones de la situación social, suelen ir acompañados de los pensamientos catastróficos que producen ansiedad. Por ejemplo, el pensamiento de la percepción física me suda las manos podría ir seguido por el pensamiento negativo se darán cuenta y pensarán que soy débil. Pensamientos positivos. Son intentos vanos de auto tranquilización: no me preguntaran a mí, tranquilo, no te pongas nervioso, no pasa nada. Desafortunadamente no suelen ser eficaces e incluso pueden dificultar la localización de los pensamientos negativos. Pensamientos sobre planes de acción. Serian pensamientos en forma de instrucciones que la persona se da a sí misma sobre lo que va a hacer. Aunque a veces puedan ser mensajes positivos, corrientemente son el principio de una conducta de seguridad: no puedo hacerlo, voy a poner una excusa, me tengo que marchar de aquí, etc. Pensamientos distractores. Son pensamientos voluntarios que la persona introduce para sentirse mejor, para intentar aliviar la ansiedad. Estrictamente son conductas de seguridad, en concreto de escape. La variabilidad es amplia: desde recordar escenas agradables, pasando por centrarse en aspectos de la situación, como por ejemplo los muebles de la habitación o hasta métodos más sofisticados como hacer cálculos mentales. Estas estrategias dificultan la identificación de los pensamientos negativos automáticos y lo que es aun peor, son en parte responsables del mantenimiento de problema. Pueden tener forma de imagen. Aunque la mayor parte de los pensamientos se expresa en forma de lenguaje y puede ser conceptualizados como lo que uno se dice a sí mismo, no es extraño que aparezcan pensamientos en forma de imagen, a modo de escenas. Cuando aparecen imágenes en fobia social, suelen ser amenazantes, la persona se ve a sí misma siendo víctima del desprecio de los demás, actuando ineficazmente, siendo ridiculizado o sufriendo situaciones físicas tan dramáticas como verse inundado por su propio sudor Evitación de pensamientos. Como estos pensamientos suelen ser dolorosos, avergonzantes, humillantes, aterrorizantes o por lo menos desagradables, la persona que los sufre trata de no pensar en ellos. Cuando aparecen, aparecen. Son involuntarios y no los puede controlar, pero puede tratar de no pensar en ellos e incluso de manera casi inconsciente, negarse a rememorarlos posteriormente. Es lógico, duelen. Sin embargo, el primer paso para tener control sobre ellos es ser perfectamente consciente de cuáles y cómo son. Conductas de evitación. Otra dificultad importante para identificar los pensamientos es la evitación de las situaciones difíciles. Aunque cada persona es diferente y el grado de evitación varía, los fóbicos sociales tienden a no afrontar las situaciones en que lo pasan mal. Cortan

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¿Qué es el TOC de contaminación y cómo curarlo?

Las Obsesiones se definen como: Pensamientos, imágenes o sensaciones recurrentes y persistentes que se experimentan como intrusivos, repetitivos e inapropiados, causando malestar emocional (duda, ansiedad, miedo, culpa, vergüenza…) gran duda, ansiedad y miedo en la persona. El sujeto intenta evitarlas, suprimirlas o neutralizarlas mediante otros pensamientos o actos. Son falsos mensajes que genera el cerebro del afectado. ¿Qué es el T.O.C. de contaminación física? El T.O.C. de contaminación principalmente está basado en el miedo a infectarse de VIH y a morir. La persona tiene frecuentes pensamientos que son involuntarios, repetitivos e irracionales que le generan un gran sufrimiento como por ejemplo por tocar el pomo de un aseo público voy a contagiarme de VIH. Ante ese pensamiento reacciona de manera errónea evitando tocar los pomos de los baños con la mano y en el caso de que los toca se lava excesivamente las manos y se ducha repetidas veces. Estas repeticiones son erróneas ya que se tratan de compulsiones que alimentan y mantienen el problema ¿Cuál es el objetivo de la técnica de exposición? El objetivo es perder la errónea credibilidad que genera el T.O.C. y aplicarse una vez trabajada la sobreexposición la parte cognitiva, la técnica de prevención de respuesta y elaborado una buena jerarquía de estímulos. ¿Qué pautas son recomendables en esta técnica? Es fundamental establecer una jerarquía de estímulos porque es importante empezar por las situaciones que generen menos malestar. De esta manera iremos realizando exposiciones de menos a mayor dificultad. Durante la exposición se irá observando el nivel de malestar y quedará finalizada cuando la ansiedad haya bajado hasta el 70%. Aunque las primeras exposiciones podemos terminarlas cuando el malestar haya bajado a la mitad. La persona no ha de estar muy medicada cuando le apliquemos esta técnica La técnica de la exposición con prevención de respuesta Cuando tienes la necesidad de compulsionar o te vienen esos pensamientos de que estás contagiada ahí es donde tienes que aplicar la técnica de prevención de respuesta. La prevención de respuesta consiste en seguir una serie de pasos donde tienes que identificar el pensamiento obsesivo, atribuirlo a tu T.O.C., aceptar que va a estar ese pensamiento e incluso ese malestar para poder reenfocar en el aquí y en el ahora. Reenfocar en el momento presente. De esta manera podrás reconducir tu vida cuando aparezca el T.O.C. En lugar de seguir el camino del T.O.C. hay que seguir el camino de la prevención de respuesta para que sea eficaz tu recuperación       La Terapia de Exposición TOC. Cómo exponerte. Trastorno Obsesivo Compulsivo. Asociación TOC Granada TELÉFONOS DE INFORMACIÓN Y AYUDA AL TOC: 626 39 70 77 – 958 958 062 PROTOCOLO ABREVIADO DE  TERAPIA INDIVIDUAL DE LA ASOCIACIÓN TOC GRANADA (ÚLTIMA REVISIÓN NOVIEMBRE DE 2022) Más información en https://tocgranada.com/

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