Trastorno por consumo de sustancias

Alcoholismo y síndrome depresivo

El abuso prolongado de alcohol causa ciertos trastornos psiquiátricos. Los pacientes alcohólicos refieren a menudo un humor depresivo, a la vez que evidencian, en relación a su uso de alcohol, multitud de síntomas afectivos, tales como astenia, anergia, tristeza, irritabilidad, insomnio, etc. Ya en 1936, la revista Lancet, publicaba un artículo que ponía de relieve la relación entre alcoholismo y trastorno maniaco-depresivo. Los síntomas depresivos son frecuentes en el alcoholismo. Un 40% de pacientes alcohólicos son diagnosticados de depresión. Se ha definido en los alcohólicos que sufren depresión una historia más larga de problemas asociada al uso de alcohol; más intentos de terapias de deshabituación; más patología física relacionada con el consumo de alcohol; y mayores problemas familiares y conyugales. La relación entre la enfermedad alcohólica y los trastornos afectivos es compleja y confusa. Temas tales como la naturaleza y prevalencia de sus síntomas, la concreta definición operativa de dichas entidades nosológicas, la dicotomía entre trastorno primario vs. Secundario, la concurrencia y evolución en el tiempo y el manejo terapéutico permanecen en controversia. Existen por lo menos cinco factores que contribuyen a la confusión entre alcoholismo y síndrome afectivo: El alcohol “per se” puede causar síntomas afectivos dependiendo del nivel de alcoholemia. Euforia durante la fase inicial a niveles elevados, frente a la tristeza e irritabilidad a niveles más bajos o decrecientes. El uso prolongado de alcohol da lugar a signos de depresión severa de forma temporal, con una clínica muy similar a la de los trastornos afectivos depresivos mayores, en especial en pacientes femeninos Algunos pacientes pueden iniciar o aumentar el consumo de alcohol durante episodios afectivos, en especial las fases maniacas. Otros, con su efecto euforizante, recurren a un uso creciente como forma de alivio o automedicación de su sintomatología depresiva. Los síntomas depresivos y los problemas por alcoholismo ocurren concomitantemente en otros trastornos psiquiátricos. Se han descrito esta asociación en los trastorno de personalidad de tipo antisocial por somatización o toxicomanía en las que el alcohol actúa como sustituto de la droga primaria. La enfermedad depresiva y el alcoholismo se hallan entre los trastorno de más alta prevalencia entre la población general; dada sus respectivas tasas de incidencia se puede estimar que una pequeña proporción de pacientes pueden estar afectos de forma independiente de ambos trastornos. Hay ciertas razones que avalan una relación biológica subyacente de tipo genético. Winokur y cols. Proponen una asociación familiar entre alcoholismo y depresión que da lugar a una entidad que se expresaría como una depresión de inicio temprano en las mujeres o como un alcoholismo en los hombres. La prevalencia del alcoholismo en parientes de primer grado de pacientes con trastornos afectivos es del 6-12% frente al 8% del grupo control. Sin embargo, los estudios de adopción y de prevalencia en familiares no apoyan esta estrecha relación genética entre alcoholismo primario y trastorno afectivo depresivo primario. Con respecto a la diferencia entre primario versus secundario, la mayores de autores tipifican a estos pacientes depresivos de Trastorno Depresivo Secundario, indicando que el alcoholismo ha precedido o acompañado al síndrome depresivo. No obstante, la severidad del cuadro clínico, la frecuencia de suicidios así como antecedentes familiares de trastorno psicótico y afectivo, sugieren que al menos un pequeño subgrupo pudiera padecer un trastorno depresivo primario atípico. Otra dificultad subañadida es la forma de llegar al diagnóstico de trastorno afectivo depresivo y alcoholismo. La escala de Hamilton para la depresión ha demostrado una buena sensibilidad y especificidad diagnóstica al revés que otros métodos tales como el inventario multifásico de personalidad. La evolución y curso de ambos trastornos ofrecen indicadores para el manejo práctico de estos pacientes. Generalmente debe considerarse como secundarios los síntomas afectivos, puesto que éstos desaparecen tras varios días o semanas de abstinencia, lo que no sucede cuando el trastorno afectivo es primario. En general, se puede concluir que el alcoholismo y los trastornos afectivos son probablemente enfermedades distintas con diferentes pronósticos y tratamientos. Sin embargo, frecuentemente los síntomas depresivos complican el curso de un alcoholismo a la vez que algunos pacientes depresivos aumentan sus ingestas de alcohol cuando enferman, siendo un 5-10% los que se pueden llegar a diagnosticar del alcoholismo secundario. Aunque desgraciadamente existen aún serias dudas sobre el tema del manejo terapéutico de los pacientes alcohólicos con síntomas depresivos, hay datos que apoyan el uso de litio y/o antidepresivos. Comparado con placebo, los pacientes alcohólicos disminuyen el consumo y requieren menos hospitalizaciones en el seguimiento. El litio podría estar especialmente indicado en alcohólicos que han presentado un empeoramiento del humor tras 3-4 semanas de abstinencia, si bien, no todos los estudios están de acuerdo en su eficacia. No debe dudarse en recurrir a la terapia con antidepresivos, principalmente tricíclicos, cuando los síntomas afectivos sean notoriamente severos, o la cualidad de estos sea endogenomórfica independiente de que se les clasifique como de trastorno afectivo secundario. Por otro lado, merece la pena, resaltar que el uso de una terapia antidepresiva no parece influir en la evolución de la enfermedad alcohólica primaria, en cuanto la prevención de recaídas en el uso de alcohol.   (Información extraída de Trastorno por dependencia del alcohol: conceptos actuales 1988 / P.A. Soler Insa, F. Freixa, F. Reina Galán, 1988)

Alcoholismo y síndrome depresivo Leer más »

¿Cómo afecta la drogadiccion?

La drogadicción es un trastorno caracterizado por un deseo incontrolable de consumir una determinada sustancia, ya sea legal o no, a la cual una persona se ha acostumbrado tras un uso reiterado. Por lo general, se busca obtener un efecto gratificante, que puede ser la alteración de la actividad mental, de las actitudes o del grado de percepción. Adicción El término adicción se aplica especialmente a la dependencia psíquica y alguna física, de determinadas drogas. Si bien cualquier sustancia puede provocar una adicción, hay drogas que producen una dependencia física, que se manifiesta ante su falta: entre las más consumidas se hallan los barbitúricos, las bebidas alcohólicas, los opiáceos y todos sus derivados y las anfetaminas. Los peligros que encierra la drogadicción y el tratamiento que debe seguirse dependen, en cada caso, del grado de dependencia adquirido por el individuo y de la sustancia consumida. Puede ser necesario recurrir al médico o a los centros especializados, ya que ciertas drogas deben abandonarse de un modo gradual, en función del tiempo durante el cual se hayan consumido y de la gravedad de los síntomas ocasionados por el síndrome de abstinencia, ya que existen casos en que provoca más daño en el organismo el hecho de soportar ciertas abstinencias que el propio mantenimiento del hábito como en el caso de los alcohólicos, que cuando suspenden de un modo busco el consumo de alcohol se exponen a sufrir delirium tremens; o el caso de los adictos al tabaco, a las anfetaminas, al opio o a sus derivados, cuyos síndromes de abstinencia castigan de forma notoria al organismo. Cuando el paciente está convencido y lo desea, todos los hábitos se pueden abandonar; sin embargo, para evitar el síndrome de abstinencia en un consumidor empedernido, el procedimiento adecuado consiste en una disminución gradual de la dosis Tolerancia Se denomina tolerancia, en el aspecto toxicológico, a la capacidad del organismo para acostumbrarse a la administración de determinadas sustancias. Cuando el organismo se habitúa a una droga disminuye la intensidad de los efectos deseados y resulta cada vez menos tóxica y se deben consumir mayores cantidades para lograr el mismo efecto inicial, es decir, el organismo ha desarrollado tolerancia; ahora bien, se corre el riesgo de contraer una intoxicación crónica. Por un lado, algunas drogas presentan un factor de tolerancia alto, como es el caso del café y las bebidas alcohólicas y una persona puede familiarizarse con ellas con muy pocos riesgos de intoxicarse, si bien los efectos secundarios que producen en el organismo se evidencias tras largos periodos de administraciones regulares. Por otro lado, existen drogas con factores de tolerancia muy bajos, como los barbitúricos y otros somníferos, cuyo consumo repetido no disminuye el riesgo de sufrir intoxicaciones o efectos nocivos de una forma inmediata. El concepto opuesto a la tolerancia es el consumo incontrolado, en el que deja de importar el efecto buscado, y se sustituye por el deseo de tomar nuevas dosis, sin las cuales el individuo sufre un síndrome de abstinencia. Este síndrome consiste en una serie de reacciones, entre ellas la ansiedad, desencadenadas cuando dejan de consumirse drogas o fármacos adictivos, que tomados en dosis suficientes durante un largo periodo de tiempo provocan un cambio en el metabolismo. Cada droga o sustancia requiere diferentes dosis durante distintos periodos para alcanzar un nivel de habituación que a su vez también es diverso según las características de cada persona. Farmacodependencia Para la Organización Mundial de la Salud (OMS) la farmacodependencia es el estado psíquico y físico causado por la acción reciproca entre un organismo vivo y un fármaco o droga, que se caracteriza por modificaciones del comportamiento y por otras reacciones, que implican siempre un impulso irreprimible de tomar el fármaco en forma continua o periódica. En la actualidad no es necesario ser un opiómano o un heroinómano para poder ser considerado un drogadicto, pues existen auténticos adictos a numerosos fármacos, como la aspirina o el optalidón. La amplia gama de calmantes, antidepresivos y otros psicofármacos que la industria farmacéutica ha lanzado al mercado ha dado lugar a la aparición de una toxicomanía de nuevas características. Los tranquilizantes, los barbitúricos y las anfetaminas constituyen los tres grupos de fármacos que más se prestan a su uso indebido o abuso, capaces de generar una adicción. Los factores comunes a este grupo de fármacos consisten en que todos tienen efectos perjudiciales para el organismo y generan una alta tolerancia con relativa rapidez, por lo que se necesita aumentar la dosis al cabo de poco tiempo para lograr los mismos efectos que la principio de su administración. Esto lleva a muchos consumidores al auto prescripción y la auto dosificación, con consecuencias graves para su organismo. Medicamentos naturales En ocasiones se puede recurrir a remedios naturales, como las infusiones medicinales o los zumos de frutas y hortalizas, para aliviar algunas dolencias, en lugar de optar por los medicamentos químicos; así la ingestión de tres tazas de tila o de melisa a lo largo del día produce los mismos efectos tranquilizantes que provocan un par de tabletas de somníferos por la noche. Una infusión de menta después de las comidas puede reemplazas las pastillas que favorecen la digestión. Y una dieta rica en fibras hará innecesario el uso de laxantes, que siempre presentan cierto grado de toxicidad. En los casos de resfriados o de algunas afecciones leves, se pueden hacer vahos de eucalipto y tomar zumo de limón caliente y caldos de tomillo, ajo y cebolla entre otros. De este modo, se aliviarán notablemente las molestias sintomáticas. Por otra parte, se puede prescindir de los antibióticos, ya que no son eficaces contra los virus, que pueden ser los agentes causantes de la mayoría de estas afecciones.   (Información extraída de Guía médica familiar, 1994)  

¿Cómo afecta la drogadiccion? Leer más »

Tratamiento para el sindrome de abstinencia al alcohol

La característica esencial de la abstinencia de alcohol es la presencia de un síndrome de abstinencia característico que se desarrolla tras varias horas o pocos días después del cese (o la reducción) del consumo intensivo y prolongado de alcohol. El síndrome de abstinencia incluye dos o más síntomas que reflejan la hiperactividad autonómica y la ansiedad enumeradas en el Criterio B junto con los síntomas gastrointestinales. Los síntomas de abstinencia provocan un malestar clínicamente significativo o un deterioro social, laboral o de otras áreas importantes del funcionamiento. Los síntomas no deben ser atribuibles a otra afección médica y no se explican mejor por otro trastorno mental incluyendo la intoxicación o la abstinencia de otra sustancia. Los síntomas pueden aliviarse mediante la administración de alcohol o benzodiacepinas (p. ej., diazepam). Los síntomas de abstinencia suelen comenzar cuando las concentraciones en sangre de alcohol disminuyen notablemente (en el plazo de 4-12 horas) después de que se haya detenido o reducido el consumo de alcohol. Como reflejo del metabolismo relativamente rápido del alcohol, los síntomas de abstinencia de alcohol presentan el pico de intensidad durante el segundo día de abstinencia y son susceptibles de mejorar notablemente al cuarto o quinto días. Tras la abstinencia aguda, sin embargo, los síntomas de ansiedad, el insomnio y la disfunción autonómica pueden persistir hasta 3-6 meses con menor intensidad. Menos del 10% de las personas que desarrollan abstinencia de alcohol desarrollará alguna vez síntomas radicales (ej., una hiperactividad autonómica grave, temblores, delirium). Las convulsiones tónico-clónicas generalizadas ocurren en menos del 3% de las personas. Características asociadas Aunque la confusión y los cambios en la conciencia no son criterios básicos para la abstinencia de alcohol, puede aparecer un delirium. Tal y como ocurre con cualquier estado confuso y agitado, independientemente de la causa que la produzca, pues puede aparecer un estado confusional, además de una alteración de la conciencia y de la cognición y alucinaciones visibles, táctiles o (raramente) auditivas. Cuando se desarrolla el delirium de la abstinencia de alcohol, es probable que exista una afección medica importante a nivel clínico (ej., una insuficiencia hepática, una hemorragia gastrointestinal, las secuelas de un traumatismo craneoencefálico, una hipoglucemia). Prevalencia Se estima que aproximadamente el 50% de las personas con un trastorno de consumo de alcohol de clase media y altamente funcionales ha experimentado alguna vez un síndrome de abstinencia de alcohol completo. Entre las personas con este trastorno que están hospitalizadas o sin hogar, la tasa puede ser mayor del 80%. Menos del 10% de los individuos en abstinencia llega a desarrollar un delirium o convulsiones. Desarrollo y curso La abstinencia de alcohol aguda se manifiesta como un episodio que suele durar 4-5 días y que solo aparece tras periodos de consumo excesivo y prolongado. La abstinencia es relativamente rara en las personas menores de 30 años y el riesgo y la gravedad aumenta con la edad. Factores de riesgo y pronóstico Ambientales. La probabilidad de desarrollar abstinencia de alcohol aumenta con la frecuencia y cantidad de consumo de alcohol. La mayoría de las personas que presentan abstinencia bebe diariamente y consume grandes cantidades (aproximadamente más de ocho bebidas por día) durante varios años. Sin embargo, existen grandes diferencias entre individuos, con riesgo incrementado para las personas con afecciones medicas comórbidas, con antecedentes familiares de síndrome de abstinencia de alcohol (es decir, un componente genético), con historia personal de abstinencias previas y con consumo de fármacos sedantes, hipnóticos o ansiolíticos. Marcadores diagnósticos La hiperactividad autonómica en el contexto de unos niveles de alcohol en sangre modernamente altos, pero en descenso y los antecedentes de un consumo excesivo de alcohol prolongado aumenta la probabilidad de una abstinencia de alcohol Consecuencias Los síntomas de abstinencia pueden servir para perpetuar comportamientos con la bebida y contribuyen a la recaída, lo que ocasiona una alteración continuada del funcionamiento social y laboral. Los síntomas requieren que la desintoxicación se realice bajo supervisión médica, lo que implica el uso de recursos hospitalarios y la pérdida de productividad laboral. En general, la presencia de la abstinencia se asocia con un mayor deterioro funcional y con mal pronóstico. Diagnostico diferencial Otras afecciones médicas. Los síntomas de la abstinencia de alcohol pueden parecerse a algunas afecciones médicas (p. ej., hipoglucemia y cetoacidosis diabética). El temblor esencial, un trastorno que se da con frecuencia en los miembros de una misma familia, puede plantear erróneamente un diagnóstico de temblor asociado con la abstinencia de alcohol. Abstinencia de sedantes, hipnóticos o ansiolíticos. Esta abstinencia produce un síndrome muy similar al del alcohol. Comorbilidad Es más probable que aparezca abstinencia con un consumo de alcohol más grave y que se observa más a menudo en las personas con trastornos de personalidad antisocial y de conducta. Los estados de abstinencia también son más graves en las personas mayores, en las personas que también son dependientes de otras drogas depresoras (sedantes, hipnóticos o ansiolíticos) y en los individuos que han tenido más experiencias de abstinencia de alcohol en el pasado. (información extraída de DSM-5 manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales / American Psychiatric Association, 2014)

Tratamiento para el sindrome de abstinencia al alcohol Leer más »

Tabaquismo: consecuencias en la salud

Los organismos sanitarios oficiales de ciertos países han terminado por reconocer que el tabaquismo es una enfermedad: se trata no solamente de un problema médico, sino de un problema de higiene mental, ya que los peligros conocidos y reconocidos del tabaco no consiguen que el consumidor prescinda de él; es, por lo demás significativo que la Liga de Higiene Mental francesa haya escogido el tabaco entre los temas de sus “Jornadas de Salud Mental” Paliativo y remedio No se puede comprender la importancia de esta plaga si no se tiene en cuenta la función social del tabaco, si no existe prácticamente sociedad alguna que desconozca el tabaco, bajo una u otra forma, es quizás porque facilita los contactos en el siglo XVIII, la tabaquera era el regalo diplomático por excelencia. En las clases sociales menos favorecidas debió de surgir la evidencia de que fumar disminuía el apetito y algunos pueblos le han adjudicado poderes terapéuticos, como Mongolia o Siberia, donde se creía eficaz contra la tuberculosis. Todo esto explica, tal vez, que el tabaco sea la única prohibición religiosa que no ha sido nunca respetada. Sea de ello lo que fuere, el caso es que los beneficios del tabaco son escasos comparados con sus peligros, se estima que fumar mucho a los veinticinco años reduce la expectación de vida en tres o cuatro años. El tabaco está directamente implicado en dos terrenos muy importantes de la patología el cáncer de las vías respiratorias y las enfermedades cardiovasculares. El tabaco es asimismo responsable de numerosos infartos de miocardio. Crea un estado equivalente al efecto de un choque emotivo permanente. Volvemos a encontrarlo en el origen de determinadas arterias (enfermedades que afectan sobre todo a las arterias de las piernas). Estas arteritis pueden degenerar en gangrena si el enfermo continúa fumando. Los médicos americanos han adoptado una fórmula dramática para dirigirse a sus enfermos y les dicen o cortar el cigarrillo o cortar la pierna. En contrapartida, la enfermedad puede curarse si es tratada al principio y si el paciente deja de fumar. Una cifra más al respecto, la arteritis amenaza al 90% de los grandes fumadores. Es pues, fundamental que los fumadores tomen conciencia de los peligros que corren. Pero es una cuestión que solo les afecta a ellos. Por el contrario, es absolutamente necesario que las mujeres embarazadas conozcan la importancia del perjuicio que pueden producir a su futuro hijo al fumar. En efecto, si el tabaco hace más vulnerables las vías genitales, si provoca trastornos de las reglas, una menopausia prematura o incluso la esterilidad, origina, sobre todo, sufrimientos al niño durante el embarazo, especialmente por un defecto de oxigenación; por la auscultación se constata que el corazón del bebé late más de prisa durante los 20 minutos que siguen al consumo de un cigarrillo por su madre. Pero esto no es todo, el tabaco perturba el desarrollo del sistema nervioso del niño y tal vez su evolución ulterior. El tabaco es también responsable de cierto número de abortos y de incidentes en el nacimiento que pueden provocar la muerte porque los hijos de mujeres que fuman son con frecuencia deficientes. Si la madre amamanta a su hijo, los perjuicios del tabaco persisten, porque la nicotina pasa a la leche materna. Sin embargo, se puede ser optimista al respecto: es un hecho comprobado que la mayoría de las mujeres que se niegan a dejar de fumar por su propio bien, son capaces de hacerlo por la salud de su hijo. Pero, ¿cómo luchar contra el tabaco en todos los demás, en los que se aferran a su “droga” a pesar del miedo al cáncer? Algunos países han adoptado medidas de orden general: en Japón está prohibido fumar en presencia de una futura madre. En Italia, hay una ley que prohíbe el uso del tabaco en los lugares públicos. En Alemania, algunos trastornos producidos por el tabaco son considerados como “enfermedades profesionales” cuando afectan a las personas que trabajan en lugares cerrados y llenos de humo de tabaco. En los Estados Unidos, una advertencia obligatoriamente inscrita en cada cajetilla de cigarrillos recuerda los peligros del tabaco en estos términos: “El Ministerio de Sanidad ha determinado que fumar cigarrillos es nocivo para su salud”. A pesar de estas medidas, los fumadores no renuncian. Y es inimaginable que se llegue a prohibir pura y simplemente el uso del tabaco. La única solución aceptable es ayudar a los voluntarios a librarse de su vicio; para ello se ha puesto en funcionamiento un nuevo método: obligar física y psicológicamente al sujeto a no poder fumar. Los psiquiatras tienen, sin duda, un papel que desempeñar en la comprensión de los móviles del fumador: esa necesidad de fumar corresponde seguramente a un deseo regresivo oral; pero ¿por qué es más o menos imperioso según los individuos? Se trata de un problema complejo cuyos múltiples aspectos es urgente explorar; porque es necesario comprender antes de poder curar. (información extraída de El médico informa, 1973)

Tabaquismo: consecuencias en la salud Leer más »

¿Qué enfermedades provoca el consumo de alcohol y tabaco?

La cultura occidental ha convertido la elaboración de las bebidas alcohólicas en un arte diverso y sofisticado. Los consumidores han aprendido a conocerlas y a disfrutar de sus ventajas, aunque socialmente se observan ciertas consecuencias como violencia, embrutecimiento e infinidad de accidentes como resultados de los excesos. El alcohol tiene el poder de relajación para hacer frente a la ansiedad. Mezcla con la desinhibición sentimientos tan opuestos como la extroversión y la depresión, la actividad y el sopor o la autosuficiencia con una frágil sensibilidad. Todas las personas conocen los efectos del exceso de alcohol en el organismo. No obstante, pocos saben las consecuencias que acarrea a los alcohólicos intentar dejar de beber asiduamente. Quienes lo hicieron, experimentaron temblores y convulsiones, además de alucinaciones desagradables y una completa desorientación mental, situación desconocida como delirium tremens, durante casi una semana, lo cual produce un deterioro mental irreversible en una elevada proporción de individuos. TABACO Y ALCOHOL El tabaco y el alcohol forman parte del entorno ambiental del individuo y son aceptados por la sociedad, la cual permite y fomenta su consumo. El tabaco proviene de la elaboración de diversas especies de plantas originarias de América, la más importante de las cuales es la Nicotina Tabacum, de la familia de las solanáceas. Según la Organización Mundial de la Salud, el tabaco crea una dependencia psíquica fuerte y una dependencia física leve. Se acepta según esto, que es la forma más extendida de dependencia de una droga. Los efectos nocivos son causados por los componentes del humo del tabaco, que son la nicotina,  el monóxido de carbono, las sustancias irritantes y los distintos compuestos cancerígenos, el principal de los cuales es el alquitrán. La nicotina es la sustancia química responsable de la dependencia del tabaco, del síndrome de abstinencia y del conjunto de molestias que se producen al dejar de fumar. Es el componente esencial que convierte al tabaco en una droga. El alquitrán está formado por un gran número de sustancias, algunas de ellas como los benzopirenos, con acción cancerígena. El monóxido de carbono es un gas integrante del humo del  tabaco. Tiene una gran capacidad de combinación con la hemoglobina de la sangre, disminuyendo la capacidad de ésta para transportar oxígeno a los diferentes tejidos del cuerpo, debido a lo cual, provoca sobre todo, trastornos de tipo nervioso y circulatorio. Las sustancias irritantes (como la acroleína) irritan las mucosas respiratorias y son las responsables de la tos típica del fumador. Las repercusiones que el hábito de fumar tiene sobre la salud del fumador pueden ser muy graves y también pueden tenerlas los fumadores pasivos. Es un error creer que los efectos negativos se limitan a una simple irritación que provoca tos o bronquitis. Está perfectamente demostrado que la expectativa de vida de los fumadores es más baja que la de los no fumadores, y que guarda relación con el consumo diario y con la edad en que se empezó a fumar ENFERMEDADES PRODUCIDAS POR EL TABACO Entre las enfermedades más frecuentes que encontramos producidas por el tabaco: Inflamación e irritación de las vías respiratorias. Formación de tejido precanceroso en los bronquios y los pulmones que puede derivar en cáncer bronquiopulmonar. Bronquitis crónica y enfisema pulmonar Infarto y arteroesclerosis Gingivitis inflamatoria o ulcerosa. Cáncer de lengua, de mucosas y de suelo de la boca Cáncer de vías urinarias y de vejiga Complicaciones en el embarazo Úlceras gástricas, gastritis y esofagitis. PREVENCIÓN Y RECUPERACIÓN La prevención de las drogodependencias según los expertos tiene tres objetivos: El primero consiste en tratar de evitar la aparición de la drogodependencia antes de que se produzca. El segundo tiene como fin el descubrir cuanto antes la drogodependencia, de modo que permita atajarla o como mínimo evitar que siga progresando. El tercero tiene como objetivo frenar la drogodependencia e iniciar la recuperación del drogadicto. La prevención de la aparición de la drogodependencia es una batalla que hay que librar en varios frentes. El primero de ellos es el interior del grupo familiar, procurando proporcionar a los hijos la información precisa sobre las nocivas consecuencias del consumo de drogas y sobre todo potenciando un ambiente familiar donde el joven se sienta orientado y comprendido. Esta labor informativa debe ser complementada por la escuela, los medios de comunicación y la sociedad en general. Otra batalla para la prevención ha de ser librada por los administradores del Estado haciendo todo lo posible para reducir y eliminar la posibilidad de disponer de drogas por parte de los ciudadanos combatiendo el narcotráfico. Desgraciadamente, las medidas preventivas a veces no son suficientes y por ello, hay que estar atentos para detectar si alguien de nuestro entorno ha sido atrapado por la droga. Los síntomas son muy variados, según la droga que se esté administrando, pero los más visibles y comunes suelen consistir en un cambio muy notable del comportamiento que entraña el alejamiento del núcleo familiar, el descenso notable en el rendimiento escolar, el cambio de amigos, los cambios súbitos e injustificados de humor, el abandono de las que habían sido sus aficiones y mayor necesidad de dinero cuyo destino le resulta difícil explicar, entre otros. Si se han detectado estos síntomas la actitud a adoptar por parte de padres y educadores ha de consistir no solo y en primer lugar en evitar una actitud de rechazo, sino en propiciar además un acercamiento, con el fin de establecer un diálogo fructífero que permita al afectado comentar sus problemas con personas de su entorno, evitando así que solo se sienta comprendido por su “vasca” por el círculo de compañeros en su misma situación, quienes en nada podrán ayudarle. Son muchos los pasos que hay que dar y mucha la paciencia necesaria para ayudar a un drogodependiente en su recuperación e imposible enumerarlos aquí, por lo que es muy aconsejable contactar desde el primer momento con cualquiera de las muchas instituciones que se dedican a la recuperación de drogodependientes donde aconsejarán a los familiares sobre la actitud a seguir. Cuando el drogadicto ha llegado a

¿Qué enfermedades provoca el consumo de alcohol y tabaco? Leer más »

¿Qué es el síndrome de Korsakoff y quién lo fundó?

Cuadro clínico característico de ciertas formas de alcoholismo crónico y que consiste en la asociación de síntomas mentales (desorientación temporospacial, amnesia de fijación y confabulaciones) y síntomas neurológicos de polineuritis (parestesias y algias, especialmente en las piernas), por lo que se conoce también como psicosis polineurítica alcohólica de Korsakov. Se presenta frecuentemente como evolución posterior de un acceso de delírium trémens. La etiología alcohólica es indirecta, pues la causa de este síndrome es la carencia crónica de vitamina B que acompaña al alcoholismo, pero también puede darse en otras enfermedades. El tratamiento consiste en la abstención de alcohol y la administración de aneurina y otras vitaminas del complejo B. Algunos casos se recuperan totalmente, pero buen número de ellos solo mejoran dejando síntomas residuales crónicos Fue descubierto por Sergey Korsakoff a finales del siglo XIX en relación a una serie de estudios que presentó y que desembocó en el término “psicosis de Korsakof” (que lleva su nombre) en el cual se dio cuenta de que los efectos del alcohol en consumidores habituales iban asociados una serie de desórdenes mentales acompañados de síntomas neuríticos. Korsakoff ha servido de inspiración para Europa occidental y muchos médicos han utilizado el síndrome para asociarlos a los casos en que se presenta amnesia.        

¿Qué es el síndrome de Korsakoff y quién lo fundó? Leer más »