Trastorno por consumo de sustancias

Las 7 Verdades que nadie te dice sobre las adicciones

La adicción es una de las problemáticas más complejas y mal entendidas de la salud mental. Con frecuencia, se reduce a un simple comportamiento de abuso de sustancias, pero la realidad es mucho más profunda y abarca aspectos que suelen pasarse por alto. Si bien es importante hablar sobre la prevención y la recuperación, hay aspectos cruciales sobre la adicción que muchas veces quedan en la sombra. Aquí te contamos siete verdades impactantes que cambian todo lo que creías saber sobre este fenómeno. La adicción no discrimina Es fácil pensar que la adicción solo afecta a ciertos grupos de personas, como aquellos con un entorno de riesgo o antecedentes familiares. Sin embargo, la adicción puede afectar a cualquier persona, sin importar su edad, género, nivel socioeconómico o historial personal. Muchas veces, las personas que parecen tener «todo bajo control» pueden estar luchando en silencio con una adicción. Esto demuestra que la adicción no es una debilidad moral, sino una enfermedad compleja que puede afectar a cualquiera. La adicción no siempre está relacionada con el placer Aunque las sustancias o comportamientos adictivos a menudo generan sensaciones placenteras, la verdadera razón por la que una persona se vuelve adicta no es necesariamente la búsqueda de placer. En muchos casos, la adicción está vinculada a la necesidad de escapar de emociones difíciles, como la ansiedad, el dolor o el estrés. Las personas recurren a la sustancia o el comportamiento adictivo como una forma de calmar o anestesiar sus sentimientos, lo que las lleva a una dependencia psicológica y física. La adicción altera el cerebro de manera irreversible Uno de los mayores mitos sobre la adicción es que se puede «dejar de lado» con fuerza de voluntad. La adicción cambia físicamente el cerebro, alterando las áreas responsables de la toma de decisiones, el control de los impulsos y la motivación. A largo plazo, la estructura cerebral se ve modificada de manera que la persona ya no puede «volver a ser la misma» de forma natural. Esto hace que la adicción sea mucho más que un mal hábito: es una enfermedad que requiere tratamiento y apoyo a largo plazo. La adicción puede generar trastornos mentales El vínculo entre la adicción y los trastornos mentales es mucho más común de lo que se cree. La depresión, la ansiedad, el trastorno de estrés postraumático (TEPT) y otros trastornos pueden ser tanto causas como consecuencias de la adicción. Es posible que una persona desarrolle una adicción como una forma de lidiar con el sufrimiento emocional o que su adicción agrave un trastorno preexistente. En muchos casos, tratar solo la adicción sin abordar los trastornos mentales subyacentes no es suficiente para lograr una recuperación completa. La recuperación no es lineal La mayoría de las personas cree que la recuperación de la adicción sigue un camino directo: se deja la sustancia, se pasan algunos meses o años sin recaídas, y la persona «se cura». La verdad es que la recuperación es un proceso no lineal, con altibajos, recaídas y avances. Muchas veces, las recaídas son parte del proceso de recuperación y no deben verse como fracasos, sino como oportunidades para aprender y fortalecer el compromiso hacia la sobriedad. La adicción afecta a las relaciones personales La adicción no solo afecta a la persona que la padece, sino que también tiene un profundo impacto en sus relaciones interpersonales. Familiares, amigos y parejas pueden verse atrapados en un ciclo de codependencia, en el que sienten la necesidad de proteger o salvar a la persona adicta. A menudo, la adicción crea una atmósfera de desconfianza, aislamiento y dolor, tanto para el adicto como para sus seres queridos. La recuperación implica también restaurar y sanar estas relaciones. El apoyo social es fundamental en la recuperación Es fácil pensar que la recuperación es un proceso individual, pero en realidad, el apoyo social juega un papel crucial. Las personas que atraviesan una adicción necesitan contar con una red de apoyo compuesta por amigos, familiares, terapeutas y grupos de apoyo. La interacción y el respaldo de quienes comprenden la lucha pueden marcar la diferencia entre el éxito y la recaída. Los grupos de apoyo como Alcohólicos Anónimos o Narcóticos Anónimos son ejemplos de cómo compartir experiencias y recibir ayuda mutua puede ser vital para la recuperación. Conclusión La adicción es una enfermedad que afecta profundamente a los individuos y a las comunidades. Entender que la adicción es mucho más que un problema de conducta y que requiere un enfoque integral puede cambiar la manera en que vemos este tema. Es importante acercarse a quienes padecen adicciones con empatía, comprensión y apoyo, recordando siempre que la recuperación es un camino posible, aunque no siempre fácil ni lineal. Si tú o alguien que conoces está luchando con una adicción, buscar ayuda profesional es un paso crucial hacia una vida más saludable y plena.  

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Superación en Hollywood: Famosos que Dijeron Adiós a la Adicción

El trastorno por consumo de sustancias afecta a personas de todas las edades y contextos, incluidos aquellos que viven bajo el escrutinio público. Muchas celebridades han hablado abiertamente sobre su lucha con la adicción, ofreciendo un testimonio de superación y esperanza para quienes enfrentan situaciones similares. A continuación, compartimos las historias de 10 famosos que han logrado superar el consumo de sustancias y ahora ayudan a otros con su experiencia. Robert Downey Jr. Robert Downey Jr. es uno de los casos más conocidos de recuperación de adicciones en Hollywood. A lo largo de los años, enfrentó problemas graves con las drogas y el alcohol, lo que le llevó a pasar por múltiples rehabilitaciones y encarcelamiento. Sin embargo, después de años de lucha, Downey Jr. encontró la sobriedad y, con la ayuda de su familia y terapeutas, logró un regreso impresionante, convirtiéndose en uno de los actores más exitosos de la industria, conocido principalmente por su papel como Iron Man en el universo de Marvel. Demi Lovato La cantante y actriz Demi Lovato ha sido muy abierta acerca de sus luchas con la adicción, la anorexia y la depresión. Después de varias recaídas y estancias en rehabilitación, Lovato ha estado en recuperación y se ha convertido en defensora de la salud mental y la sobriedad. Su honestidad y su activismo la han convertido en una fuente de inspiración para muchos, especialmente para los jóvenes que luchan con problemas similares. Eminem El famoso rapero Eminem, cuyo verdadero nombre es Marshall Mathers, luchó contra una grave adicción a las pastillas recetadas y el alcohol durante años. En 2007, pasó por un programa de rehabilitación y estuvo completamente limpio durante varios años. Eminem ha hablado abiertamente sobre su recuperación, y su música, que refleja tanto sus luchas personales como sus triunfos, ha servido como inspiración para muchas personas que atraviesan problemas de adicción. Oprah Winfrey Oprah Winfrey ha sido una figura influyente en el mundo de la televisión y los medios de comunicación durante décadas. En su juventud, Oprah luchó con el abuso de sustancias, lo que afectó tanto su carrera como su vida personal. Sin embargo, con el tiempo y la ayuda de la terapia, la meditación y el apoyo familiar, Oprah logró superar sus adicciones. Ahora, se dedica a promover la salud emocional y el bienestar a través de sus programas y sus escritos. Charlie Sheen Charlie Sheen ha sido un ejemplo controvertido en cuanto a la lucha contra la adicción. Después de años de abuso de drogas y alcohol, Sheen ha tenido varias recaídas, pero también ha estado en rehabilitación en numerosas ocasiones. A lo largo de su trayectoria, ha hablado abiertamente de sus problemas y, aunque su lucha ha sido larga, se ha mantenido sobrio en diversas ocasiones. Sheen sigue siendo una figura relevante en el debate sobre la adicción y la salud mental. Kirsten Dunst La actriz Kirsten Dunst, conocida por su papel en Spider-Man y Entrevista con el Vampiro, ha hablado de su experiencia con la adicción al alcohol durante sus años en Hollywood. Después de ser hospitalizada por agotamiento y problemas relacionados con el abuso de sustancias, Dunst decidió entrar en rehabilitación. Hoy, Dunst se ha mantenido en soberanía y ha continuado con una exitosa carrera en el cine y la televisión. Brad Pitt Brad Pitt ha hablado públicamente sobre su lucha con el alcoholismo, que le afectó durante años. Tras su separación de Jennifer Aniston y sus problemas personales, Pitt buscó ayuda para superar su dependencia y ha estado sobrio desde 2006. El actor ha hablado sobre cómo la sobriedad le ha permitido mejorar su salud mental y emocional, y ahora es un defensor de los programas de rehabilitación. Lindsay Lohan Lindsay Lohan ha sido una figura en el centro de los medios durante años debido a sus problemas con las drogas y el alcohol. A pesar de múltiples estancias en centros de rehabilitación y varios momentos difíciles, Lohan ha continuado su camino hacia la recuperación. A lo largo de los años, ha hecho esfuerzos por superar sus adicciones y regresar al mundo del cine, reconociendo la importancia de cuidar su salud. Matthew Perry Matthew Perry, conocido por su papel de Chandler Bing en Friends, ha tenido una vida llena de altibajos debido a su adicción a las pastillas y el alcohol. Perry ha estado en rehabilitación varias veces y ha hablado abiertamente sobre sus batallas con la adicción. En los últimos años, ha encontrado la sobriedad y ha utilizado su plataforma para ayudar a otros a superar sus luchas personales con las sustancias. Macaulay Culkin El actor de Mi Pobre Angelito (Home Alone), Macaulay Culkin, fue una figura popular en los 90s, pero más tarde se vio envuelto en rumores de abuso de sustancias. Culkin fue arrestado por posesión de marihuana en 2004, lo que encendió las alarmas sobre su posible adicción. Con el tiempo, Culkin ha estado en el camino hacia la sobriedad y ha hablado sobre la importancia de la vida saludable. Actualmente se mantiene alejado de los reflectores y vive una vida más tranquila. Estas historias de celebridades que han superado el trastorno por consumo de sustancias sirven como testimonio de que, sin importar lo famosa o exitosa que sea una persona, la lucha contra la adicción es universal. A través de la rehabilitación, el apoyo familiar y la determinación, es posible lograr la recuperación.  

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5 Señales de Alerta de que Alguien que Quieres Está Luchando con la Adicción (Y Cómo Ayudar)

La adicción puede ser un tema delicado y doloroso para abordar, especialmente cuando se trata de alguien a quien queremos y nos importa. Aunque las personas afectadas por la adicción a menudo intentan ocultarlo, hay señales que pueden indicar que están luchando con un problema serio. Reconocer estas señales a tiempo puede marcar una gran diferencia, ya que nos da la oportunidad de intervenir, apoyar y ayudar antes de que la situación empeore. Aquí te mostramos las 5 señales de alerta que indican que alguien podría estar lidiando con una adicción, junto con algunas ideas de cómo puedes ofrecer tu ayuda. Cambios de Comportamiento Notables Uno de los primeros signos de que alguien podría estar luchando con una adicción es un cambio de comportamiento drástico. Esto puede incluir cambios en su temperamento, actitudes, y acciones diarias. La persona puede volverse más retraída, irritada, o incluso agresiva. Si anteriormente era social, ahora podría aislarse; si solía ser responsable, podría comenzar a mostrar signos de desorganización. Cómo ayudar: Lo más importante es abordar estos cambios desde un lugar de compasión y no de juicio. Inicia una conversación honesta y abierta sobre tus preocupaciones, asegurándote de que se sientan escuchados y apoyados. Mentir o Negar el Problema Las personas que luchan con la adicción a menudo intentan ocultar su problema, lo que puede llevarlas a mentir sobre sus hábitos o a negar que tienen un problema en absoluto. Pueden restar importancia a las señales de su adicción o incluso justificar sus comportamientos. Negar la adicción es una estrategia común de defensa, ya que enfrentarse a la realidad puede ser abrumador. Cómo ayudar: Es crucial ser paciente y empático. En lugar de confrontar directamente, intenta hacer preguntas abiertas que les permitan reflexionar sobre su comportamiento. Evita ser confrontativo, ya que esto puede hacer que la persona se cierre aún más. Problemas Financieros o Legales El impacto de la adicción a menudo se extiende más allá de la persona misma e influye en otras áreas de su vida. Puede que comience a haber problemas financieros, como gastos excesivos o pedir dinero prestado con frecuencia, sin una explicación clara. En casos más graves, las personas pueden estar involucradas en actividades ilegales para mantener su adicción, lo que podría derivar en problemas legales. Cómo ayudar: Si notas estos problemas, trata de abordar la situación con tacto. Ofrecer ayuda práctica, como ayudar a crear un presupuesto o sugerir asesoramiento financiero, puede ser una forma de intervenir sin ser intrusivo. Además, si los problemas legales son graves, podrías recomendar que busque ayuda profesional. Cambios en la Salud Física y Mental El abuso de sustancias puede tener efectos devastadores tanto en la salud física como en la mental. Si notas que la persona está perdiendo peso rápidamente, tiene una piel opaca, parece constantemente fatigada o muestra signos de ansiedad o depresión, podría ser una señal de adicción. Estos síntomas pueden ser causados por el daño que las sustancias están infligiendo al cuerpo o como resultado de la presión psicológica de la adicción. Cómo ayudar: Anima a la persona a que busque atención médica. La intervención temprana puede prevenir problemas de salud graves. Si la persona muestra señales de depresión o ansiedad, es importante ofrecer apoyo emocional y sugerir que busque ayuda profesional. Falta de Responsabilidad y Descuido Personal A medida que la adicción se apodera de la vida de una persona, es común que pierdan interés en su higiene personal, en el cuidado de su hogar, en su trabajo o en sus relaciones. Pueden faltar a citas, incumplir responsabilidades laborales o familiares, o incluso descuidar su salud en general. Cómo ayudar: Apóyales mostrándoles que te importa su bienestar y que estás allí para ayudarles a retomar el control de su vida. Anímalos a establecer metas pequeñas y alcanzables para mejorar su rutina diaria. No olvides también recordarles la importancia de su salud física y emocional. ¿Cómo Puedes Ayudar? Si reconoces una o varias de estas señales en alguien cercano a ti, es importante que actúes con sensibilidad y apoyo. Aquí hay algunas formas de ofrecer ayuda: Escucha activa: Asegúrate de que la persona sepa que estás dispuesto a escuchar sin juzgar. Recursos profesionales: Ofrece información sobre centros de rehabilitación, terapeutas o grupos de apoyo. Acompañamiento emocional: A veces, solo estar allí y demostrarles que no están solos puede ser un gran aliciente para dar el siguiente paso hacia la recuperación. Apoyo incondicional: Asegúrate de que la persona sepa que la amas y que estás dispuesto a ayudarla en su proceso, sin presionar. Es fundamental recordar que la adicción es una enfermedad compleja, y que la persona afectada necesita apoyo, comprensión y, en muchos casos, intervención profesional para superar esta lucha. Si bien no puedes cambiar a alguien por ellos mismos, tu apoyo puede ser el primer paso hacia su recuperación. Conclusión Identificar las señales de una posible adicción y actuar con empatía y comprensión puede marcar la diferencia en la vida de alguien. Si crees que alguien cercano a ti está luchando con la adicción, no dudes en buscar la manera de ayudar y ofrecerle el apoyo que necesita. La intervención temprana y el apoyo constante pueden ser la clave para superar esta dura batalla.  

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Todo lo que Necesitas Saber sobre el Síndrome de Alcoholismo Fetal

El síndrome de alcoholismo fetal (SAF) es una condición que se produce en bebés cuando la madre consume alcohol durante el embarazo. El alcohol atraviesa la placenta y puede afectar el desarrollo del feto, lo que resulta en una variedad de problemas físicos, mentales y conductuales en el niño.    Características del Síndrome de Alcoholismo Fetal:   Defectos Físicos: – Rasgos faciales característicos, como ojos pequeños, labio superior delgado y surco nasolabial liso. – Crecimiento deficiente antes y después del nacimiento. – Anomalías en órganos internos, como corazón, riñones o huesos. – Problemas de visión u audición.   Problemas de Desarrollo y Conducta: – Retraso en el desarrollo cognitivo y del habla. – Dificultades en el aprendizaje y la memoria. – Problemas de atención y conducta, como hiperactividad o impulsividad. – Dificultades para regular las emociones.   Problemas de Salud Mental: – Mayor riesgo de trastornos psiquiátricos, como trastorno por déficit de atención e hiperactividad (TDAH), trastorno del espectro alcohólico fetal (TEAF), y trastornos del estado de ánimo.   Causas y Factores de Riesgo   – Consumo de alcohol durante el embarazo, especialmente en etapas tempranas. – La cantidad de alcohol consumida y la frecuencia de consumo pueden influir en el grado de daño al feto. – Factores genéticos y ambientales pueden aumentar la susceptibilidad de un feto al SAF.   Diagnóstico y Tratamiento   – El diagnóstico del SAF se basa en la observación de características físicas y problemas de desarrollo y comportamiento. – No hay cura para el SAF, pero el tratamiento temprano y la intervención pueden mejorar la calidad de vida del niño. – El enfoque del tratamiento suele incluir terapias para abordar los problemas cognitivos y conductuales, así como el apoyo educativo y emocional.   Prevención   – La prevención primaria implica evitar por completo el consumo de alcohol durante el embarazo. – La educación y la conciencia sobre los riesgos del consumo de alcohol durante el embarazo son fundamentales para prevenir el SAF.   El SAF es una condición prevenible, y la prevención comienza con la toma de conciencia y la toma de decisiones saludables durante el embarazo. Siempre es importante buscar orientación médica adecuada y apoyo si estás embarazada o planeas concebir.

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Prevenir el alcoholismo en jóvenes

  Es fundamental para promover estilos de vida saludables y reducir los riesgos asociados con el consumo excesivo de alcohol. Aquí tienes algunas actividades que pueden ser efectivas para prevenir el alcoholismo en esta población:   Educación y Concienciación: – Organizar charlas y talleres en escuelas y comunidades sobre los riesgos del consumo de alcohol, los efectos en la salud y las consecuencias sociales. – Utilizar campañas de sensibilización atractivas y dirigidas específicamente a los jóvenes a través de medios de comunicación, redes sociales y materiales educativos.   Promoción de Estilos de Vida Saludables: – Fomentar la participación en actividades extracurriculares, deportes y pasatiempos que promuevan el bienestar físico y emocional. – Organizar eventos y actividades alternativas sin alcohol, como fiestas temáticas, excursiones, noches de cine, o eventos deportivos.   Desarrollo de Habilidades para la Vida: – Impartir programas de desarrollo de habilidades sociales y emocionales que ayuden a los jóvenes a lidiar con el estrés, la presión de grupo y la toma de decisiones. – Ofrecer talleres de resolución de problemas, comunicación efectiva y manejo del estrés.   Participación de la Comunidad: – Involucrar a padres, maestros, líderes comunitarios y otros adultos en la vida de los jóvenes para proporcionar modelos a seguir y apoyo. – Organizar actividades comunitarias que promuevan la cohesión social y fortalezcan los lazos familiares y comunitarios.   Acceso a Recursos y Apoyo: – Proporcionar información sobre servicios de asesoramiento, grupos de apoyo y líneas telefónicas de ayuda para jóvenes que necesiten orientación o apoyo emocional. – Crear espacios seguros y confidenciales donde los jóvenes puedan buscar ayuda sin temor a ser juzgados.   Legislación y Políticas: – Apoyar y promover la implementación y cumplimiento de políticas y regulaciones que restrinjan el acceso de los jóvenes al alcohol, como el aumento de la edad legal para beber y la prohibición de la venta de alcohol a menores. – Promover la responsabilidad social de los establecimientos que venden alcohol para prevenir la venta a menores de edad y promover prácticas de consumo responsable.   Modelos a Seguir: – Fomentar la participación activa de jóvenes en la comunidad como líderes y modelos a seguir para sus compañeros. – Destacar historias de éxito de jóvenes que han tomado decisiones saludables y han evitado el consumo de alcohol.   Al integrar estas actividades en programas educativos, comunitarios y familiares, podemos trabajar juntos para prevenir el alcoholismo en jóvenes y promover un futuro más saludable y próspero para ellos.

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Perfil psicológico del ludópata

Es difícil construir el perfil de la hipotética personalidad del jugador patológico típico, porque todos los intentos han dado como resultado el hallazgo de una serie de rasgos que suelen darse frecuentemente cita, pero que, por su matiz dispar, y aun paradójico, no han permitido diseñar una personalidad pre mórbida especifica. Hay ingredientes constitutivos de la psicología del jugador que se detallan a continuación: En el plano afectivo instintivo o impulsivo, el ludópata es una persona fuertemente dotada pero también descontrolada de impulsos. Se ha detectado que el juego modifica o incrementa el nivel de activación neurofisiológico del cerebro, mediante la liberación de sustancias como la serotonina o los opiáceos endógenos, según afirman investigadores como Blaszczynsky (1986) y ello ha hecho pensar que el ludópata adolece de una carencia de nivel adecuado de activación en su sistema nervioso central que trataría de compensar con el juego. En definitiva, el ludópata se siente instado a la realización de conductas que tienden a llenar un estado de vacío, de hipotonía o de insatisfacción instintiva mediante la obtención fácil de sensaciones compensatorias. Es como la define Zuckerman, un buscador de sensaciones, siendo la búsqueda de sensación de constructo afectivo-instintivo, de naturaleza probablemente biológica, e incluso genética, integrado por varios factores psíquicos, cuales son el gusto por el riesgo, la búsqueda de acción, la desinhibición y la susceptibilidad al aburrimiento. En cuanto al estilo vivencial cognitivo-afectivo, el jugador patológico suele albergar un patrón de pensamiento de tipo mágico-fantasioso, tal vez como consecuencia de su incompetencia para el manejo adulto de la realidad y de las frustraciones que conlleva, optando por dar curso a sus desmedidos deseos y ambiciones a través de la fantasía, que incluye los mitos y la superstición como recursos. Tal vez sea este patrón de pensamiento, como sostienen Corney y Cummings (1985), el que aplicando al juego de azar, permite diferenciar especialmente al jugador patológico del ocasional. Así como el pensamiento lógico, principal atributo de la madurez, es el pensamiento objetivo y racional por excelencia, basado en la capacidad de diferenciación entre lo intenso y lo externo, entre el yo y el no yo, entre la realidad y la fantasías, e independiente del substrato afectivo-instintivo de la persona, el pensamiento mágico, connatural en el ser humano, se fundamenta en lo irracional, se origina en la falta de conocimiento o experiencia racional satisfactoria y campea en el niño y a su vez persiste en las personas inmaduras y en los pueblos primitivos como fermento inspirador de sus mitos y supersticiones. Para el niño, el adulto inmaduro o para los pueblos primitivos, el pensamiento en efecto, se vuelve flexible, acomodaticio y sumiso a sus conveniencias instintivo-afectivas. El pensamiento deja de ser entonces un medio de aprehensión de la realidad, en el sentido zubiriano, para ser, un instrumento de impresión de realidad; o a lo sumo, en él, la aprehensión de la realidad, la intelección sentiente, en lugar de atenerse a un criterio lógico, basado en preceptos sistematizados con arreglo a su propia esencia y modo, pasa a un libre creación, a una reconformación de las notas reales, en un movimiento intelectivo cuyo fruto es entonces no ya el perceptor, sino el factor, el ficto, que no es, advierte Zubiri, ficción de realidad, sino realidad en ficción: no se finge la realidad, sino que se finge que la realidad sea así. La intelección pasa de lógica a fantástica, el pensamiento lógico se trasforma en mágico. Una de las características más llamativas del jugador es su capacidad ideo plástica para, sin pasar por el tamiz de la censura racional, plegarse a sus tendencias hedonistas, que son para él la única realidad. El jugador adquiere y desarrolla su pensamiento a partir de una fuente interna subjetiva de información. Se tiene más en cuenta a sí mismo que al entorno, su impaciente deseo de felicidad le condicionan de tal modo el intelecto que le convierten en un órgano excretor de fantasías. Podría decirse del jugador que es la persona cuyos deseos transforman sus pensamientos en falacias y estas una vez instaladas en su mente con derecho a realidad son adoptados como parapetos defensivos frente a la posible impugnación superyoica, para así propiciar la dedicación impune a su más dilecta pasión, el juego. Los usuarios inveterados del juego desarrollan una serie peculiar de mitos y supersticiones: Los mitos. Por su condición de pensamiento irracional, su carácter estereotipado y su resistencia a la argumentación lógica, podrían equipararse a las mitologías que Sarró (1972) describió en los enfermos delirantes. Entre las referidas mitologías se encuentran: La negación de realidad del consumo excesivo de juego, en cuya virtud el jugador sostiene jugar lo normal, negando en todo caso cualquier insinuación de desmesura. La subjetivación del resultado, que admite al menos tres posibles mecanismos de distorsión perceptiva: La ilusión del control sobre el resultado del juego de azar, lo que induce a pensar al ludópata que puede desarrollar estrategias mediante las cuales será capaz de manipular, influir o al menos confiar en el resultado final de la apuesta; o lo que es lo mismo: la ilusión de control le induce al ludópata a sobrevalorar sus posibilidades de éxito en virtud de un mecanismo de contaminación subjetiva de la lógica, o de lo que podría llamarse la “lógica desiderativa” (“hace mucho que no me toca, luego me tiene que tocar” o “estoy en buena racha de suerte, luego tengo que aprovechar”) La negación de realidad del resultado (fracasos y dependencia), por cuyo mecanismo el jugador aun admitiendo sus excesos, se hasta de contar con un balance positivo en su haber, gracias a su presunta habilidad para escapar como apunta Wagenaar (1988), a las leyes de la probabilidad del azar, minimizando sus fracasos o incluso convirtiéndoles en casi éxitos y sobrevalorando sus triunfos; así como por otro lado alberga la ilusión de poder controlar volitivamente el juego, excluyendo la idea de la dependencia o esclavitud. La interpretación autorreferencial o atribuciones del resultado, en cuya virtud el ludópata se siente tan artífice de su

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Grupos de autoayuda y Alcohólicos Anónimos

La estrategia de intervención incluida dentro de los grupos de autoayuda podría definirse siguiendo a Robinson (1986) como procesos de autocambio mutuo haciendo referencia al cambio personal producido como consecuencia de la influencia de las personas que integran el grupo. Esta definición del proceso de cambio se considera relevante a la hora de diferenciar las estrategias implicadas en otros procesos de cambio como el cambio sin terapia y el autocambio individual. El origen y proliferación de los grupos de autoayuda normalmente está unido a la falta de cobertura de una serie de servicios por parte de la administración. Esto no incluye únicamente a este tipo de grupos, sino también en el caso del alcoholismo al surgimiento de una serie de asociaciones dedicadas a atender a las personas con problemas de bebida. Normalmente estos grupos suelen tener en su origen una figura profesional que implanta, desarrolla y facilita la puesta en marcha de estos grupos que de este modo vienen a cubrir unas necesidades no satisfechas en ese momento. Algunos autores como Mowrer (1971) al referirse al gran auge en su país de esta serie de grupos los llega a clasificar como la nueva iglesia del siglo XXI al señalar que sustituyen a la iglesia por la pérdida progresiva de importancia social de ésta. Otros autores aluden a que el papel creciente de estos grupos es parte de lo que se conoce a partir de los años sesenta como el movimiento de “el poder del pueblo” o como una parte de una nueva cultura surgida tras la segunda guerra mundial y que se refleja en una mayor descentralización y desburocratización de la vida pública. Katz y Bender (1976) califican al movimiento de autoayuda en general como “el fenómeno social más importante de los últimos años” señalando que surgen como respuesta a los sentimientos de alineación y desesperanza producidos por la despersonalización y deshumanización de las instituciones y la sociedad. Después de enumerar los motivos de la aparición, mantenimiento y posible papel en el futuro de los grupos de autoayuda, debe mencionarse una serie de características de estos grupos. En primer lugar, siguiendo a Killilea (1976) podría hablarse de una serie de aspectos comunes como: experiencias comunes, la prestación de ayuda mutua, el principio de ayuda, la constitución de unas creencias y fuerza de voluntad colectiva así como la construcción de metas compartidas. Un aspecto que también señala este autor es el refuerzo de auto conceptos de normalidad en estas personas, lo cual en algunos grupos como A.A. resulta altamente discutible, creándose más bien en nuestra opinión una serie de auto conceptos diferenciadores de la personalidad normal en los integrantes de este grupo. Esto nos lleva en segundo lugar a considerar que no todos los grupos de autoayuda son iguales, presentando una serie de características diferenciadoras. En el caso del alcoholismo, el grupo de mayor renombre a nivel mundial es Alcohólicos Anónimos aunque en España, en Galicia, su contribución es superada por otros grupos como alcohólicos rehabilitados y las asociaciones de ex alcohólicos y de tratamiento de los problemas de bebida. Esto es así, por diversas razones como el menor impacto de los grupos de autoayuda en España y la financiación y los requisitos requeridos para ésta por parte de las instituciones estatales y autonómicas. De la diversidad de grupos de autoayuda expuestos puede deducirse la dificultad de referirse a su efectividad, entre otros motivos por falta de datos sistemáticos sobre su eficacia y resultados así como la falta de investigación sistemática y controlada. Similitudes entre el enfoque médico según Alcohólicos Anónimos Características básicas de la persona con problemas de bebida. Enfoque médico: el alcohólico neurótico se ahuyenta de la vida, presenta un cuadro de preocupación y ansiedad anormal, se retrae de su prójimo. Necesidad de cambiar. Enfoque médico: el alcohólico necesita un cambio de personalidad. Enfoque moral: el alcohólico necesita un cambio de corazón, un despertar espiritual. Metas u objetivos del tratamiento. Enfoque medico: el alcohólico tiene que encontrar un nuevo y dominante interés en la vida, tiene que “volver al rebaño”. Tiene que encontrar intereses y distracciones que ocupan el lugar del alcohol. Tipos de intervención. Enfoque médico: el alcohólico necesita ser analizado: debe experimentar una catarsis mental completa y sincera Resultado de la intervención. Enfoque médico: los defectos graves de personalidad deben ser eliminados por medio de un exacto conocimiento propio y de un ajuste realista a la vida. (Información extraída de Los problemas de la bebida, un sistema de tratamiento paso a paso: manual del terapeuta, manual de autoayuda / Bárbara McCrady, Rafael Rodríguez Villarino, José́ Manuel Otero-López, 1997)

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Tipos de jugadores en los juegos de azar

El hecho de que en el juego se juegue dinero introduce un claro factor diferenciador, según su alcance económico, que normalmente se correlaciona con su significación moral y su contexto legal. En este sentido puede hablarse de juegos lícitos, que por la escasa cuantía que implican en cada operación se aproximan a meros pasatiempos, aunque se reiteración pueda alcanzar proporciones enormes; e ilícitos que por el volumen económico que mueven se convierten en un profesional habitual o en una actividad mórbida o vicio, y que arriesgan la seguridad económica familia y reprueban su consumo la moral, la economía, la política y el derecho por lo que puede ser prohibido por las leyes y hacerse cumplir tal prohibición por las autoridades. Ahora bien, como quiera que siempre se ha jugado, se juega y se jugará, con frecuencia se ha considerado que puede ser mejor reglamentario o incluso organizarlo institucionalmente desde la propia administración del estado (juegos legales), que prohibirlo (juegos ilegales), y así se ha procedido y se sigue procediendo en algunos países cuyos estados, además convierten el juego en fuente de ingresos, mediante la nacionalización parcial y la imposición de fuertes tributos a las casas de juego. En España de legalizaron los juegos de azar en el año 1977: “El gobierno considera la legalización del juego una medida adecuada para contribuir de forma destacada al impulso del sector turístico, cuyo peso es tan significativo e importante en el conjunto de la economía del país y cuya reactivación no admite espera”. Estos hechos propician otra clasificación de los juegos legales en privados y públicos aunque hay que advertir que los unos predisponen y conducen a los otros y viceversa. En España contamos con una amplia muestra de juegos legalizados comenzado por la lotería nacional, el cupón de la ONCE, las quinielas de futbol, apuestas hípicas, casinos y bingos, maquinas recreativas y tragaperras, la lotería primitiva, bonoloto y la lotería del horóscopo. Atendiendo al contenido intrínseco del juego podemos distinguir: Máquinas mecánico-eléctricas de tipo A (recreativas), B (tragaperras) y C (tragaperras especiales de casino) Bingos y loterías rápidas o instantáneas Juegos de casino Juegos de cartas privados Apuestas deportivas o quinielas de futbol Loterías Ateniendo a su potencial adictivo, dependiente de la inmediatez del juego se pueden distinguir los altamente adictivos, por el escaso tiempo transcurrido entre el momento de la apuesta y el resultado y escasamente adictivos por el carácter diferido en el tiempo del resultado respecto al momento de la apuesta. Tipos de jugadores Han sido varias las propuestas de los jugadores, como la de Bergler (1957), la de Morán (1970) y la de Kusyszyn (1978), la más sencilla la postulada por González (1989) y otros. Paralelamente a la clasificación establecida para los juegos, aunque con algunas variantes introducidas por aspectos relacionables con la personalidad y conducta del jugador, pueden distinguirse las siguientes modalidades de jugadores cuyas características se reflejan a continuación: Jugador social. Controla su conducta por mecanismos relacionales tal como apunta Malkin y Syme (1985) pudiendo dejar de jugar en cualquier momento independientemente de si está ganando o perdiendo, ya que como observa Custer para este tipo de jugador el juego es accesorio, contingente y prescindible, frente a otros aspectos más importantes de la vida. Hay que advertir tal como apunta Rosenthal (1989) que no siempre el jugador social, que él llama controlado, está tan alejado del juego patológico, puesto que con frecuencia el jugar socialmente constituye el principio de un proceso que desemboca en el juego patológico. Jugador profesional. Típico tahúr que mediante cálculos ponderados de probabilidades, experiencia dilatada y a veces estratagemas de dudosa o nula legalidad e incluso mediante la colaboración de compinches, utiliza el juego sobre todo en su modalidad de juegos donde la habilidad es excesiva o influyente, como fuente irregular de ingresos, por lo cual hace de esta actividad una forma de vida prácticamente exenta de pasión, aunque ciertamente, se trata de una especie cada vez más rara, a medida que la cobertura legal de los juegos de azar ofrece mayor garantía frente al fraude. Jugador patológico, ludomano o ludópata. Es aquel que establece con el juego una relación de dependencia, lo que implica la pérdida de libertad de elección entre jugar y no jugar, haciéndolo en forma impulsiva o compulsiva y la pérdida de control para detenerse una vez iniciado el juego hasta que le frenan las circunstancias exteriores, lo que se quiere decir que el jugador patológico solo obedece a un “locus de control externo” que sin embargo contrasta con lo que Gaboury y Ladouceur (1989) llaman “ilusión de control” que alberga el jugador patológico. El jugador patológico es definido por Lesieur como la persona que fracasa en su intento de desistir el impulso de jugar a pesar de las complicaciones en la vida personal, familiar y socio profesional.   (Información extraída de Trastornos adictivos: drogodependencias: clínica y tratamientos psicobiológicos / [elaboración, Conselleria de Bienestar Social, Dirección General de Drogodependencias; coordinadores, Francesc Giner, Gaspar Cervera], 2001)

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El papel del alcohol: celebración, coloque y desfase

Desde hace décadas en nuestra cultura se han ido configurando unos valores, actitudes y prácticas sociales, según las cuales, toda celebración festiva y grupal debe estar acompañada por el alcohol. Bodas, bautizos, cenas, fiesta mayores, tratos económicos, reuniones familiares y de amigos, salidas, etc., requieren de la presencia del alcohol, que actúa como elemento de sociabilidad. Refuerza al grupo y establece lazos entre sus miembros. El escote, el invite y la ronda son formas y expresiones de dicha sociabilidad. Los adultos, incluso los padres de los actuales jóvenes y adolescentes, fueron socializados en esta realidad. Para ello hay un patrón de consumo de alcohol, repetitivo y diario, asociado a las comidas y a las relaciones sociales y un consumo más intensivo en momentos de fiesta y celebración, que incluye también a las mujeres, a los adolescentes y a los jóvenes. El nuevo patrón de bebida emergente en los ochenta y consolidado en los noventa, rompe con el modelo anterior adulto. Se basa en un tiempo dualizado, en que el consumo se concentra en el fin de semana, trastoca la tradición sobre cuales alcoholes son los adecuados para según qué circunstancias, crea nuevas combinaciones y usos diferenciales; rompe las exigencias de moderación y control sobre los más pequeños, abriendo la puerta para que se den, mas allá del control ritual, consumos excesivos en edades muy tempranas; cambia los comportamientos de género, puesto que entre los más jóvenes los consumos de alcohol se equiparan entre todos. Este nuevo patrón que tiene más que ver con el modelo de la celebración que con el del uso cotidiano, permite a nivel simbólico, revalorizar el coloque y el desfase mimetizados en términos de los jóvenes por la expresión “coger el punto”. Emborracharse, sobrepasando el límite del puntillo es una actividad puntual, pero repetitiva en el ciclo anual, para gran parte de los jóvenes que están experimentan con sus límites. Tiene un carácter opcional y de celebración, puesto que la mayoría de sus salidas no se alcanza dicho punto, aunque para una minoría puede llegar a ser la pauta más seguida y buscada. Colocarse y desfasarse aparecen como la conducta opuesta a aburrirse y entre ambos polos quedan modalidades de consumo de alcohol más o menos intensivas, pero mucho más integradas. De lo que se trata es de relacionarse con los iguales, pero en determinados momentos en la relación con otros está bien valorado desfasarse: en momentos especiales, cuando se celebra algo no rutinario, etc. El problema se produce cuando se interpretan los consumos festivos, entendiéndolos no dese la diversidad, sino enfatizando la celebración del desfase, puesto que este tipo de discurso opera no solo en el imaginario adulto, sino también en el de los jóvenes ya que las variadas formas de beber se reducen a una única: la borrachera y el coloque. Lo que es puntual y representa un acontecimiento especial en los itinerarios vitales de la mayoría de los jóvenes y adolescentes, se convierte en algo cotidiano y normal. Queda inscrito en el orden simbólico dentro de los comportamientos juveniles como algo rutinario y ritualizado.   (Información extraída de Más allá́ del botellón: análisis socioantropológico del consumo de alcohol en los adolescentes y jóvenes / [Javier Elzo Imaz, Marina Teresa Laespada, Joan Pallarés], 2003)

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El alcohol y las drogas: la adicción como automedicación

La experimentación con el alcohol y las drogas parece ser un rito de pasaje para los adolescentes pero, en algunos casos, esta primera toma de contacto puede llegar a tener efectos permanentes. El origen de la adicción de la mayoría de los alcohólicos y demás toxicómanos se remonta a la edad de diez años, aunque pocos de los que han experimentado con el alcohol y las drogas terminan convirtiéndose en alcohólicos o toxicómanos. Por ejemplo, más del 90% de los alumnos que concluyen la enseñanza secundaria ya han probado el alcohol, pero solo el 14% de ellos llega a transformarse en alcohólico. Del mismo modo, solo un porcentaje inferior al 5% de los millones de norteamericanos que han probado la cocaína se han convertido en adictos. ¿Qué es pues lo que determina la diferencia entre uno y otro caso? Algunos pueden llegar a hacerse adictos convirtiéndose en camellos ocasionales, simplemente debido a su facilidad de acceso o a una subcultura miope que mitifica el uso de las drogas; un factor este último que aumenta el riesgo del abuso de drogas en cualquier entorno e incluso entre los muchachos más acomodados económicamente. Pero todo ello no responde a la cuestión de cuáles son los chicos que se hallan más expuestos a este tipo de trampas y presiones. ¿Quiénes van a tener simplemente una experiencia ocasional y quienes por el contrario son más propensos, a convertirlo en un hábito permanente? Una teoría científica al uso afirma que las personas que dependen del alcohol y de las drogas están utilizando esas sustancias como una especie de medicación que les ayuda a mitigar su ansiedad, su enojo y su depresión, puesto que les permiten calmar químicamente la ansiedad y la insatisfacción que les atormentan. En un seguimiento efectuado sobre varios cientos estudiantes de séptimo y octavo curso a lo largo de un par de años, quienes acusaron mayores niveles de angustia emocional mostraron posteriormente las tasas más elevadas de abuso de drogas. Eso también podría explicar por qué hay tantos jóvenes que prueban el alcohol y las drogas sin llegar a convertirse en adictos, mientras que otros se hacen dependientes casi desde el comienzo. Las personas más vulnerables a la adicción parecen encontrar en las drogas y el alcohol una especie de varita mágica que les ayuda a sosegar las emociones que les han atormentado durante muchos años. Como señala Ralph Tarter, psicólogo del Western Psychiatric Institute and Clinic de Pittsburgh: “hay personas que parecen biológicamente predispuestas y cuya primera toma de contacto con la droga es tan recompensante que los demás no podemos ni siquiera llegar a sospechar. Muchas personas que han logrado recuperarse del abuso de las drogas confiesan que cuando la tomaron, se sintieron normales por primera vez en la vida. Así pues, al menos a corto plazo, la droga actúa como una especie de estabilizador psicológico. Y en esto se basa la principal tentación a la que recurre el demonio de la adicción, ya que es capaz de provocar una sensación de bienestar a corto plazo, aunque a la larga termine abocando al desastre permanente. También existen ciertas pautas emocionales que parecen determinar que las personas tiendan a encontrar consuelo emocional en unas sustancias más que en otras. Hay dos caminos diferentes que conducen al alcoholismo. El primero de ellos se inicia cuando una persona que ha tenido una infancia llena de tensión y ansiedad descubre que el alcohol le permite mitigar la sensación de ansiedad. Es frecuente que estas personas sean hijos de alcohólicos que también recurren a la bebida para tratar de calmar su nerviosismo. Uno de los indicadores biológicos de esta pauta es la hiposecreción de GABA, uno de los neurotransmisores que regulan la ansiedad. Cuanto menor es el nivel de GABA mayor es el índice de tensión que experimenta el individuo. Cierto estudio puso de manifiesto que los hijos de padres alcohólicos presentan un bajo nivel de GABA y en consecuencia son sumamente ansiosos. Pero cuando estas personas ingieren alcohol, su nivel de GABA aumenta en la misma proporción en que disminuye su sensación de ansiedad. Los hijos de alcohólicos beben principalmente para aliviar la tensión y descubren en el alcohol una sensación de liberación que no saben conseguir de otro modo. Este tipo de personas es asimismo muy vulnerable al abuso de sedantes combinados con el alcohol, que también potencian el descenso del nivel de ansiedad. Un estudio neuropsicológico llevado a cabo con hijos de alcohólicos que a la temprana edad de doce años evidenciaban ya claros síntomas de ansiedad demostró que estos niños presentaban un pobre funcionamiento del lóbulo frontal. Esto significaba que pueden confiar menos que otros chicos en aquellas áreas cerebrales que podrían ayudarles a paliar la ansiedad o a controlar la impulsividad. Esta búsqueda desesperada de calma parece ser el indicador emocional de una susceptibilidad genética hacia el alcoholismo. Un estudio efectuado con 1300 parientes de alcohólicos demostró que los hijos de éstos que presentaban un elevado índice de ansiedad crónica, son quienes mayores riesgos tienen de abusar de la bebida. La conclusión de los investigadores que llevaron a cabo este estudio fue que, en estas personas, el alcoholismo constituye una forma de automedicación que les permite combatir los síntomas de ansiedad. El otro camino emocional que conduce al alcoholismo está ligado a un elevado nivel de agitación, impulsividad y aburrimiento. Durante la infancia, esta pauta se manifiesta como un comportamiento inquieto, caprichoso y desobediente y en la escuela primaria asume la forma de nerviosismo, hiperactividad y búsqueda de problemas, una tendencia que como se apunta, puede empujarles a buscar amigos problemáticos y terminar abocándoles a la delincuencia o al diagnostico de “trastorno de personalidad antisocial”. El principal problema emocional de estas personas (sobre todo en varones) es la agitación; su principal debilidad, la impulsividad descontrolada y su reacción habitual ante el aburrimiento, la búsqueda compulsiva del riesgo y la excitación. Los adultos que presentan esta pauta de conducta son incapaces de soportar la monotonía y están dispuestos a probarlo

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