Trastorno depresivo mayor en niños y adolescentes
Los síntomas de los criterios diagnósticos del trastorno depresivo mayor deberían aparecer casi cada día para poder considerar, con la excepción del cambio de peso y la ideación suicida. Debería haber ánimo deprimido la mayor parte del día, además de casi cada día. A menudo los síntomas de presentación son el insomnio y la fatiga, y el trastorno se infra diagnóstica si no se reconocen los otros síntomas depresivos acompañantes. Al principio, el paciente quizá niegue que está triste, pero la tristeza se podría reconocer a través de la entrevista o deducir de la expresión facial o la conducta. En los pacientes que se centran en una queja somática, los clínicos deberían determinar si el malestar de esa queja se asocia a síntomas depresivos específicos. Aparecen fatiga y alteración del sueño en una alta proporción de casos, y las alteraciones psicomotoras son mucho menos frecuentes, pero son indicativas de una mayor gravedad global, al igual que la presencia de una culpa delirante o casi delirante. El rasgo principal del episodio depresivo mayor es un periodo de tiempo de al menos dos semanas durante el cual existe ánimo depresivo o pérdida del interés o del placer en casi todas las actividades. En los niños y adolescentes, el ánimo suele ser irritable más que triste. El paciente debe experimentar además al menos cuatro síntomas adicionales de una lista que incluye cambios en el apetito o el peso y en la actividad psicomotora, energía disminuida, sentimientos de culpa, dificultades para pensar, para concentrarse o para tomar decisiones y pensamientos recurrentes de muerte o ideación suicida, o planes o intentos de suicidio. Para que un síntoma cuente como parte de un trastorno depresivo mayor ha de ser nuevo o debe haber empeorado en comparación con el estado de la persona antes del episodio. Los síntomas deben ser persistentes la mayor parte del día, casi a diario, durante al menos dos semanas consecutivas. El episodio debe acompañarse de un malestar significativo o de una alteración del funcionamiento social, ocupacional o de otras áreas importantes. En algunos pacientes con episodios leves, el funcionamiento puede parecer normal, pero requiere un esfuerzo notablemente elevado. El ánimo en el episodio depresivo mayor lo describe a menudo la persona como deprimido, triste, desesperanzado, desanimado o “por los suelos”. En algunos casos se puede negar parcialmente la tristeza, pero ésta se puede reconocer posteriormente a través de una entrevista. En algunos pacientes que se quejan de sentirse “sosos”, sin sentimientos o que se sienten ansiosos se podría deducir la presencia de un ánimo deprimidos partir de la expresión facial del paciente y de su conducta. Algunos pacientes enfatizan las quejas somáticas (ej., dolores y sufrimientos corporales) en lugar de manifestar sentimientos de tristeza. Muchos pacientes refieren o presentan un aumento de la irritabilidad (ej., ira persistente, tendencia a responder a los acontecimientos con accesos de ira o culpabilizando a los otros, o un exagerado sentido de la frustración por acontecimientos menores). En los niños y adolescentes aparece un ánimo irritable o malhumorado más que un ánimo triste o abatido. Esta forma de presentación debería diferenciarse de los patrones de irritabilidad frente a la frustración. Casi siempre se produce una pérdida del interés o del placer, al menos en algún grado. Los pacientes pueden referir que se sienten menos interesados por los hobbies, “que no les importan” o que no sienten el placer en las actividades que antes consideraban placenteras. Los familiares notan a menudo un mayor aislamiento social o el abandono de los pasatiempos con los que disfrutaban. En algunos pacientes, en comparación con los niveles previos, existe una reducción significativa del interés o el deseo sexual. La alteración del apetito puede producirse en forma de disminución o aumento. Algunos pacientes deprimidos refieren que tienen que forzarse para comer. Otros pueden comer más y pueden tener ansia por determinadas comidas (ej., dulce u otros hidratos de carbono). Cuando los cambios del apetito son graves, hay una pérdida o ganancia significativa de peso y en los niños no se alcanza la ganancia ponderada esperada. Las alteraciones del sueño se pueden presentar en forma de dificultad para dormir o de sueño excesivo. Cuando existe insomnio, normalmente se presenta como un insomnio medio (ej., el paciente se despierta a lo largo de la noche y tiene dificultades para volverse a dormir) y también puede existir insomnio precoz (ej., dificultad para quedarse dormido). Los pacientes que presentan un exceso de sueño (hipersomnia), pueden presentar periodos de sueño prolongado durante la noche o un aumento del suelo durante el día. A veces, el motivo que lleva al paciente a buscar tratamiento son las alteraciones del sueño. Los cambios psicomotores incluyen la agitación (ej., incapacidad para sentarse y estar quietos, caminar de un lado a otro, retorcerse las manos o tocarse o frotarse la piel, la ropa u otros objetos) y la lentificación (ej., discurso, pensamiento y movimientos corporales ralentizados, aumento de las pausas antes de contestar, disminución del volumen, la inflexión, la cantidad o la variedad del contenido del discurso o mutismo). La agitación y el retardo psicomotor deben ser lo suficientemente graves como para ser observables por otras personas y no deberían representar únicamente sensaciones subjetivas. Son frecuentes la disminución de la energía, el cansancio y la fatiga. Una persona puede referir una fatiga mantenida sin haber realizado ningún esfuerzo físico. Incluso las tareas más pequeñas parecen requerir un esfuerzo considerable. Es posible que se reduzca la eficiencia con la que se realizan las tareas. Por ejemplo, un paciente puede quejarse de que lavarse y vestirse por las mañanas resulta extenuante y requiere el doble de tiempo de lo habitual. El sentimiento de inutilidad o de culpa que se presenta en el episodio depresivo mayor puede incluir evaluaciones negativas, fuera de la realidad, de la propia valía, preocupaciones de culpa, rumiaciones sobre pequeños errores del pasado. Estos pacientes a menudo malinterpretan los acontecimientos diarios neutros o triviales como si probasen los propios defectos personales y tienen un exagerado sentido de la responsabilidad hacia los
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