Trastorno de Ansiedad

Elementos clave de las constelaciones familiares

Los elementos clave en la aplicación práctica de las constelaciones son las siguientes: La persona que es constelada. Es aquella que desea resolver sus problemas psicológicos, fiscos o de cualquier tipo. Los representantes. Son los miembros del grupo elegidos para representar a los familiares de la persona que es constelada y los cuales no guardan ningún vinculo familiar con ella El facilitador o constelado. Es la persona que guía la constelación. El facilitador se conecta a una energía superior denominada la “energía del espíritu”. A través de dicha energía es guiado para restablecer el equilibrio en las relaciones familiares. Al inicio de la constelación, la persona que es constelada expresa en el grupo, en voz alta y de forma breve, en qué consiste su problema, el coordinador o facilitador le hace una serie de preguntas acerca de la estructura de su familia, solicitándole información acerca de los acontecimientos relevantes como abortos, fallecimientos prematuros, violencia familiar, exclusiones de miembros de la familia y otros datos que considere importantes. A continuación la persona que es constelada elige, entre los miembros del grupo, a aquellos que representarán a sus familiares y a él mismo. El facilitador decide qué miembros de la familia serán representados. Estos pueden ser contemporáneos o no de la persona que constela (es decir, estar vivos o haber fallecido). Los miembros de la familia representados pueden remontarse a cuantas generaciones recuerde la persona que es constelada y considere conveniente el facilitador. También se pueden elegir participantes para que representen el inconsciente, una enfermedad, la ocupación laboral o un acontecimiento trágico como un accidente. El facilitador coloca a cada uno de los representantes en una posición y orientación dentro de la sala. Una vez que las personas han sido colocadas, se hace una primera toma de conciencia de esta distribución que constituye la imagen que el constelado tener acerca de su familia. Después de esta toma de conciencia, el facilitador pregunta a los representantes cómo se sienten física y emocionalmente en dichas posiciones. Luego se continúa con la constelación, los representantes se mueven libremente por el espacio, guiados por una conciencia colectiva que les permite sentir tal como lo hicieron las personas a las que representan. A su vez el facilitador va guiando la constelación dirigida por una energía superior. Cuando se llega a la colocación final o solución, el constelado toma su lugar en la constelación. En este momento, la constelación culmina con la pronunciación de una serie de frases que tiene un cierto carácter ritual y cuyo objetivo es dar claridad y equilibrio a las relaciones familiares. ¿Cómo afectan los problemas familiares a nivel psíquico y físico? Las constelaciones familiares defienden que existen determinados acontecimientos en las familias que rompen los “órdenes del amor” (abortos, infidelidades, muertes trágicas o prematuras, asesinatos, embarazos no deseados, no aceptación por parte de la familia, suicidios, agresiones, abusos). Estos acontecimientos se transfieren a generaciones posteriores en forma de enfermedades, problemas psicológicos, económicos o relacionales. Esta herencia se transmite a través del inconsciente colectivo, una energía superior mediante la cual están conectados todos los miembros de la familia. Este inconsciente colectivo trasciende al espacio y al tiempo, es decir, se traslada por las generaciones familiares, incluso desde fallecidos a vivos. De esta manera, el origen de los problemas que presenta una persona en la actualidad se retrotrae a las circunstancias traumáticas o conflictos no resueltos de sus antecesores, que son la causa primigenia. Es la ruptura de los órdenes del amor lo que altera el equilibrio en el sistema familiar. Por lo tanto, el objetivo de las constelaciones es restablecer dicho orden para que la persona pueda recuperar su bienestar. ¿Qué son los órdenes del amor? Según Hellinger, el buen funcionamiento familiar está regido por el cumplimiento de los órdenes del amor. Éstos son los siguientes: El derecho a la pertenencia. El sistema familiar vela por la integridad del clan, impidiendo cualquier intento de exclusión u olvido. Todos los miembros de una familia tienen el mismo derecho a pertenecer por igual y ser aceptados dentro de la misma. Cuando una persona es rechazada, una energía superior designa a un ser más joven para representar a la persona excluida, con el propósito de que sea vista y aceptada de nuevo en el sistema familiar El equilibrio entre las pérdidas y las ganancias. Hellinger defiende el equilibrio entre dar ya recibir en todos los aspectos de nuestra vida. cuando no hay un equilibrio entre lo que damos y lo que recibimos, el sistema lo compensa sobre la propia persona u otros miembros de la familia. Si un individuo obtiene un beneficio económico desmesurado, este se equilibrará con una pérdida financiera ya sea en su propia persona o en sus sucesores. Lo mismo ocurre en las relaciones sentimentales, si alguien inicia una relación dando más de lo que recibe o recibiendo más de lo que aporta a nivel sentimental, esta descompensación puede traer consecuencias a todo el sistema familiar, ya que habrá una tendencia a reclamar este acto El rango u orden. Según Hellinger (2009) existe una jerarquía dentro del sistema familiar que otorga a cada miembro su lugar de acuerdo con la antigüedad con la que dicho miembro formaba parte del grupo. Los miembros que han nacido con anterioridad tienen prioridad respecto a los que han nacido después. Cada miembro de la familia debe ocupar un determinado lugar respecto a los otros miembros en el que encuentre respeto y aceptación. Además cada miembro deberá asumir una serie de responsabilidades con relación a los demás. La razón por la que la persona hereda los conflictos de sus antecesores yace en reintroducir en el sistema al miembro que ha sido excluido por la familia o por una vivencia traumática y en equilibrar los órdenes del amor. A través de los cambios de posición que el facilitar lleva a cabo entre los representantes y de las frases sanadoras, se reestructura el orden en la familia y se consigue la reconciliación familiar. Este efecto se propaga en el tiempo

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Mindfullness o conciencia plena para personas con cáncer

El mindfullness o conciencia plena consiste en prestar atención de forma activa o reflexiva, en el momento presente sin realizar juicios de valor. Es una experiencia contemplativa, se trata de observar sin valorar, aceptando la experiencia tal y como se da. Asimismo se trata de separar los hechos de los pensamientos y tomar distancia de uno mismo. Las características principales del entrenamiento en mindfullness son: La habilidad para mantener una atención sostenida y focalizada, no dispersa y fragmentada hacia aquello que se elija a propósito Centrarse en el aquí y en el ahora. Se trata de no perder la experiencia presente en sustitución de lo que tendría que suceder, lo que se vivió o lo que sucederá. Conocimiento o consciencia de los pensamientos, emociones/pensamientos y sensaciones corporales, abriéndose a la experiencia y los hechos. El centrarse en lo que sucede y se siente en el momento presente permite la exploración y captación de los detalles de la experiencia directamente, sin la suplantación de pensamientos, representaciones y descripciones lingüísticas. La persona que contempla una puesta de sol solo es capaz de percibir en la medida en que es capaz de mantenerse abierto a las cosas que le sugiere esa escena. Esta observación debe guiarse, en lo principal por ella misma. Dejando que unas sensaciones lleven a otras de forma natural Se trata de experimentar sensaciones, sentimientos y pensamientos sin verse dominados por ellos, sino evitarlos, negarlos o rechazarlos. La aceptación/no aversión y renuncia al control directo. No se busca que la persona controle sus sensaciones, reacciones, pensamientos o emociones sino que los experimente tal y como se producen. No se trata de reducir el malestar, las preocupaciones, el miedo, la ira o la tristeza, sino de experimentarlo como tales; en todo caso el efecto que pudiera producirse sobre esas emociones será de naturaleza indirecta. Se trata de dejarse ir a través de la experiencia sin valoración. No puede experimentarse plenamente algo que se desea que sea otra cosa. Dejar ir. Prestar atención a las sensaciones en la exploración corporal y en la respiración puede conducir tras un tiempo a divagar y llevar la atención a otros contenidos, a veces ansiogenos, positivos o neutrales. Se trata de regresar al objeto de atención y dejar ir los contenidos distractores Se trata de ser, no de hacer. No se trata de lograr ningún estado especial de relajación, bienestar, paz u otro, ni meta alguna. Todo intento de llegar a un estado deseado o que se debería alcanzar, se contradice con el mindfullness. El modo ser significa que la persona explora y se hace consciente de las cosas, sus sensaciones y emociones por sí mismas, sin juzgarlas por su utilidad. Hacer consciente la manifestación de un problema en el cuerpo. Al concentrarse en situaciones estresantes, relaciones interpersonales y emociones, se exploran y captan los efectos en el cuerpo y las sensaciones corporales, lo que permite romper los efectos de los pensamientos y las reacciones automáticas y comprender los sucesos adecuadamente Los procedimientos y ejercicios concretos son muy diversos. Se puede introducir con ejercicios sencillos, como es centrar la atención y explorar las sensaciones al comer una uva pasa, para explicar los principios fundamentales. Un ejercicio básico es el de la exploración corporal, puede comenzar eligiendo un lugar tranquilo para concentrarse, tumbarse sobre la espalda, cerrar los ojos. Llevar la atención a las sensaciones corporales, centrar la atención en la respiración, dándose cuenta de los movimientos en el abdomen, a continuación cuando inspire debe llevar la atención al pie izquierdo y sucesivamente ir expandiendo la atención a las distintas zonas del cuerpo. Si la persona se distrae, ha de darse cuenta y dirigir la atención de nuevo al propio cuero. Al final debe atender al cuerpo como totalidad. Este ejercicio se ha de practicar diariamente dos veces durante 10 o 15 minutos, llevando un registro. Estos ejercicios se pueden combinar con el yoga o ejercicios de flexibilidad. Posteriormente se puede llevar la atención a sonidos, pensamientos, sentimientos y situaciones.   (Información extraída de Tratamiento psicológico en pacientes con cáncer  / Cruzado Rodríguez, Juan Antonio, 2010)  

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Test conductuales para las personas con agorafobia

El Test de Evitación Conductual (TEC) más ampliamente utilizado es uno en que el sujeto intenta ascender a través de una jerarquía de situaciones crecientemente temerarias y que requiere un mayor contacto íntimo con el objeto temido. Por ejemplo, se le puede requerir al sujeto que permanezca a una cierta distancia de una serpiente, después que permanezca al lado de un tanque que contenga la serpiente, después que toque a una serpiente llevando un guante grueso en la mano y a través de varios pasos intermedios, acabar con la serpiente encima de él. Es posible elaborar un escalonamiento Guttman, de la jerarquía de situaciones de manera que todos los sujetos que consigan realizar un ítem determinado de la jerarquía pueda también conseguir todos los ítems más fáciles. De esta manera, es posible registrar el número de ítems realizados antes y después del tratamiento y obtener una medida directa de la conducta fóbica. Además, las medidas del estado subjetivo del sujeto y de la activación fisiológica pueden ser realizadas durante el trascurso del test conductual de manera que los componentes de la ansiedad puedan ser medidos antes y después del tratamiento y puedan así evaluarse los cambios. La mayoría de los mayores grupos de investigación que investigan sobre la agorafobia han intentado usar alguna forma de test conductual, pero no se ha elaborado hasta la fecha ningún método que sea plenamente satisfactorio. Los miedos de los agorafóbicos no caen dentro de una dimensión universal que sea trasladable a un escalonamiento tiempo Guttman. Los pacientes temen diferentes cosas e incluso si temen un grupo común de situaciones, pueden no coincidir en el ordenamiento de tales situaciones en función del miedo que puedan provocarles. Además, las situaciones que los agorafóbicos temen son complejas y no pueden ser controladas fácilmente, de manera que el examen de tales miedos supone una pérdida de tiempo y una fuente de error. Se han intentado diferentes abordajes, Emmelkamp y sus colaboradores basaron su medida conductual en el tiempo que los pacientes se mantenían alejados de un lugar seguro. Ellos pedían al paciente que se mantuviera fuera de su casa o del hospital tanto tiempo como les fuera posible sintiéndose tranquilos y sin tensión. Este tiempo era considerado como una medida de miedo. La medida ha probado ser sensible a los efectos del tratamiento en los estudios que este grupo ha llevado a cabo. Sin embargo, la medida tiene al menos dos desventajas: la primera es que el tiempo invertido fuera de casa no es lo esencial en el caso de la agorafobia, tan solo está relacionado con el problema del paciente. En general, cuanto más tiempo estén los pacientes fuera de casa, con más probabilidad se puede esperar que se hayan alejado de ella y con más probabilidad pueden haberse enfrentado a situaciones difíciles y temerarias. Sin embargo, esto no tiene por qué ser siempre así. La segunda desventaja en esta forma de examen es que el paciente sea enseñado a permanecer en el exterior hasta que empiece a sentirse incomodo o tenso y tenga que volver al sitio seguro rápidamente. Estas instrucciones son simples. Es muy probable que muchos pacientes se sientan tensos e incómodos durante gran parte del tiempo y por lo tanto tiendan a sentirse así antes de que abandonen su casa para realizar el test conductual. Por lo tanto, los pacientes deben tomar la decisión de forma inevitable sobre el nivel de tensión o incomodidad que es aceptable para ellos mismos y para el terapeuta. No se trata simplemente de la presencia o ausencia de tensión. Tal valoración puede sin duda verse fácilmente alterada por las características implícitas en la situación, y por esta razón, cualquier cambio observado después del tratamiento podría reflejar no tan solo reducciones en la evitación fóbica sino también alteraciones en la valoración que realice el paciente respecto a lo que está preparado para tolerar antes de que él califique sus sensaciones como tensión. Los autores de este libro obtuvieron una jerarquía de situaciones fóbicas de cada paciente. Esta jerarquía intentaba representar la total variedad de situaciones fóbicas desde las más fáciles hasta las más difíciles y luego fueron utilizadas como la base de un test conductual individual. La jerarquía fue elaborada pidiendo primero a cada paciente que describiera dos situaciones en una de las cuales se sintiese totalmente relajado mientras que la otra debe ser la situación más difícil que él/ella pudiera imaginar. Después se le pedía al paciente que elaborara un intervalo entre estas dos situaciones y describiera una tercera situación que ocupara la posición central dentro de la dimensión de miedo. Después él/ella proporcionaría dos situaciones centrales entre el límite superior e inferior de la mitad de la dimensión original, y así hasta que se elaborara una jerarquía de 15 ítems. Después el paciente debía confirmar que los 15 ítems elaborados de tal manera estuvieran distribuidos en un orden de dificultad ascendente y que ningún aspecto significativo de su miedo hubiera sido omitido. Si alguno se hubiera omitido, se intentaría sustituir uno de los ítems existentes por otro de la fobia. También se intentó asegurar que antes de que comenzase el tratamiento, el paciente pudieses llevar a cabo tres o cuatro ítems de la jerarquía, dejando así espacio para una deterioración significativa o por el contrario una mejora. Esta jerarquía fue utilizada después como base para un test conductual real en las situaciones descritas por el paciente. Jerarquía del test conductual de un agorafóbico Estar en casa con los niños y hacer los quehaceres domésticos Caminar hasta la tienda más próxima a fin de comprar algo en un momento tranquilo del día y retroceder Coger el autobús solo, recorrer tres paradas y volver andando a casa Ir sola en el autobús hasta el centro de una ciudad y volver en autobús Caminar hasta la tienda más próxima a fin de comprar algo en un momento concurrido del día y tener que hacer cola para apagar Ir sola en el autobús hasta el centro, comprar sola durante

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Trastorno de evitación en la infancia

Este trastorno que se distribuye homogéneamente en diferentes edades y recuerda a la fobia social de los adultos, se caracteriza por la excesiva evitación del contacto con personas desconocidas durante un periodo de tiempo superior a seis meses e interfiere en las relaciones sociales con los compañeros de juego o de colegio. Todo ello está unido a un claro deseo de afecto y de aceptación de uno mismo ante los demás. No son infrecuentes otros trastornos de ansiedad asociados (como la ansiedad excesiva). A su vez, los niños afectados por este trastorno tienden a intensificar las relaciones con personas del entorno próximo (familia, amigos, etc.). Hay un mayor predominio femenino en los niños afectados por este cuadro clínico, que tiende a manifestarse en torno a las 12-13 años. Los criterios diagnósticos de este trastorno son: Evitación excesiva del contacto con personas desconocidas, que es lo suficientemente grave como para interferir en las relaciones sociales con los compañeros Deseo de mantener relaciones interpersonales con gente conocida (miembros de la familia y amigos). Relaciones cálidas y satisfactorias con los miembros de la familia y otros parientes Edad de 2,5 años como mínimo Este trastorno se diagnostica solo a partir de los 2,5 años. A una edad más temprana, puede tratarse simplemente del temor evolutivo normal a las personas extrañas al niño. Con arreglo a las dimensiones de la personalidad, estos niños suelen ser inseguros, tímidos, con poca confianza en sí mismos y poco asertivos. La timidez de estos niños va más allá de las reservas naturales que muchos niños muestran en las primeras fases de las relaciones sociales con desconocidos. Desde la perspectiva del desarrollo, el trastorno de evitación es un mantenimiento del temor a los extraños que aparece en la segunda mitad del primer año y que tiende a reducirse gradualmente a partir de los 12-18 meses. Como consecuencia de este trastorno, los niños pueden tener dificultades para adquirir las habilidades sociales necesarias en el proceso de adaptación a un ambiente que les resulta a estas edades enormemente cambiante. El aislamiento social y la depresión pueden ser consecuencias de este trastorno. Si bien el curso evolutivo es muy variable y depende de las diferentes situaciones de socialización, no son infrecuentes en la vida adulta los déficits de asertividad o incluso las fobias sociales. Se trata de un trastorno poco frecuente que no aparece como tal en los estudios epidemiológicos infantiles y que se solapa con otros trastornos de ansiedad. El grado de conocimiento del curso, evolución y respuesta al tratamiento de este trastorno es escaso. Por todo ello se ha puesto en cuestión la validez diagnóstica de este trastorno.   (información extraída de Trastornos de ansiedad en la infancia / Enrique Echeburúa Odriozola, 2006)

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Fobia escolar

La fobia escolar no puede reducirse a una fobia específica. Los aspectos psicopatológicos asociados a ella y el pronóstico de futuro se alejan de lo que es característico de las fobias específicas. Por ello, desde una perspectiva nosológica, la ubicación de este problema requiere un lugar propio. Descripción y aspectos generales La fobia escolar se refiere al rechazo prolongado que un niño experimenta a acudir a la escuela por algún motivo de miedo relacionado con la situación escolar. Esta definición plantea algunas dificultades. En primer lugar, conviene diferenciar la fobia escolar de la vagancia. En segundo lugar, es conveniente distinguir la ansiedad de separación del hogar de la fobia escolar. Los miedos a la escuela en un momento u otro del desarrollo evolutivo son frecuentes y pueden llegar a afectar hasta el 18% de los niños entre los 3 y 14 años. Sin embargo, la fobia escolar, es decir, el rechazo al colegio, es el trastorno mas incapacitarte por las repercusiones en el rendimiento escolar y en las relaciones sociales, es poco frecuente y tiende a ocurrir entre los 3-4 años y entre los 11-12 años, así como cuando se producen cambios de escuela o cambios de ciclos. Afecta a un mayor número de niños que de niñas. El comienzo de la fobia escolar suele ser repentino en niños pequeños. En niños mayores y adolescentes, sin embargo, el desarrollo es más gradual, de carácter más intenso y grave y con peor pronóstico. La fobia comienza a manifestarse en forma de quejas más o menos vagas y trae como consecuencia una actitud de desgana a la hora de ir al colegio. Esta reticencia gradual surge en presencia de ciertos estímulos discriminatorios, como los lunes, la vuelta de vacaciones, el primer día de clase tras una enfermedad, el cambio de clase o de escuela, etc. y puede evolucionar hacia una negativa rotunda a acudir a la escuela. En algunos casos se produce incluso un rechazo a la cadena de conductas que preceden a ir al colegio: levantarse de la cama, lavarse y vestirse. Características clínicas Desde una perspectiva clínica, la fobia a la escuela viene precedida o acompañada habitualmente de síntomas físicos de ansiedad y de una anticipación cognitiva de consecuencias negativas asociadas a la escuela, así como de una relación muy dependiente con la madre y de la proliferación de temores específicos El resultado es la conducta de evitación o en el caso de ir forzado, la huida del colegio o una actitud de total inhibición. Los síntomas desaparecen si el niño se queda en casa y comienza a entretenerse con otras actividades. No obstante, la fobia escolar está asociada a otros trastornos clínicos, como la depresión y la baja autoestima. Algunos factores predisponentes de la fobia escolar son la existencia de trastornos de ansiedad o de depresión entre los padres, que dificultan el aprendizaje de estrategias adecuadas de afrontamiento por parte del niño. Entre los factores facilitadores de la fobia escolar se encuentran dos tipos de variables: Factores relacionados con la escolaridad, como el temor a un profesor, un mal rendimiento escolar, dificultades en las relaciones con los compañeros, el acomplejamiento por algún aspecto de la apariencia física, etc. así como los conflictos entre los padres y la administración de la escuela Sucesos vitales negativos, como una enfermedad prolongada, la separación de los padres, el fallecimiento de uno de ellos (especialmente de la madre, etc.) Ha habido un intento por distinguir dos tipos de fobia escolar que permite establecer unos criterios predictivos y terapéuticos. Esta clasificación tiene dos ventajas. En primer lugar, permite diferenciar a los niños con un buen pronóstico de los niños con mal pronóstico y con trastornos emocionales ulteriores. Y en segundo lugar, remite a la fobia escolar a un problema más global de conducta dentro del contexto familiar e indica por ello la importancia de ir más allá del problema de la vuelta del niño al colegio. No obstante, la limitación de esta clasificación dicotómica es que es reduccionista y no siempre se aviene bien a incluir en ella la variedad de casos detectados en la clínica. La fobia escolar es un fenómeno complejo que puede denotar la existencia de una fobia específica (temor a ser herido en los juegos del recreo), de una fobia social (temor a ser ridiculizado), o de un trastorno obsesivo-compulsivo (temor a ser ensuciado) o de una ansiedad de separación propiamente dicha. Fobia escolar y vagancia Si bien en ambos casos hay una negativa de ir a la escuela, no es difícil distinguir entre el niño con fobia a la escuela y el vago. Hay niños que rechazan acudir al colegio y, sin embargo, no tienen fobia a la escuela. El rechazo puede ser en estos casos fruto de otros problemas de conducta: la vagancia, hacer novillos, dificultades en el rendimiento escolar, problemas con la disciplina de la escuela y/o en casa, conductas predilectivas. En la fobia escolar hay una permanencia del niño en casa durante las horas del colegio con el conocimiento de los padres y no está presente la conducta antisocial. Desde la prospectiva de la psicopatología tradicional, la vagancia correlaciona con un tipo de comportamiento psicopático y el rechazo escolar con un comportamiento neurótico. El rechazo no fóbico es más frecuente en barrios sociales marginales y viene acompañado habitualmente de cambios frecuentes de escuela y de un historial de repeticiones de curso. Fobia escolar y trastorno de pánico/agorafobia en la vida adulta En un estudio de Gittelman-Klein y Klein (1985) los agorafóbicos adultos tenían con frecuencia una historia de fobia escolar en la escuela. Estos cuadros clínicos presentan algunas características similares: preferencia fóbica por estar en casa, soportal mal la lejanía de ésta, enfrentamiento al estimulo temido solo en presencia de seres queridos, preocupación hipocondriaca por los síntomas físicos, ataques de pánico ante la separación, historia familiar de ansiedad y depresión, etc. De este modo, el nexo común de estos trastornos de conducta puede ser la ansiedad de separación. Según este enfoque la ansiedad de separación se

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¿Para qué sirve la ansiedad por separación?

El recién nacido depende por completo de los padres, que le proporcionan atención y cuidados básicos. Se pasan el día dándole el pecho, calentando biberones, cambiando pañales, lavándole, acariciándole, abrazándole, sonriéndole, hablándole, cantándole, haciéndole cosquillas, jugando con él, acunándole, etc. La relación es muy estrecha y consumo mucho tiempo. La vida se organiza y gira alrededor del bebé. Para facilitar esta dedicación, la ley concede el permiso de paternidad y maternidad. La maduración y el desarrollo permiten desplegar rápidamente mayores niveles de actividad. En poco tiempo se aprende a reconocer el rostro de los padres y a diferenciarlo de los desconocidos, a dar los primeros pasos y caminar. Estos logros amplían las posibilidades de explorar el mundo y brindan la oportunidad de separarse y marcharse por iniciativa propia. La ansiedad por separación cumple una función protectora al impedir que el pequeño, motivado por la curiosidad o por las ganas de jugar, se aleje demasiado y pueda perderse, tropezar y caerse, o sufrir cualquier otro percance. Desempeña el papel de ángel de la guarda que protege de potenciales riesgos. La evolución de la ansiedad por separación confirma su valor y utilidad en la primera infancia. Se halla presente desde el primer año de vida. Alrededor de la séptima semana, el bebé muestra ansiedad cuando se le separa de las personas en general, y en torno al séptimo mes cuando se le separa de los padres. Se intensifica rápidamente y entre el año y los dos años alcanza el cenit, de modo que durante el segundo año de vida, coincidiendo con la aparición de las primeras conductas de autonomía personal, como andar, la mayoría manifiesta cierta reticencia a separarse de los padres. A partir de esa edad la ansiedad empieza a disminuir y tiende a desaparecer gradualmente. Ansiedad del niño al separarse ¿de quién? En la mayoría de las culturas la responsabilidad principal del cuidado y crianza del niño recae en la madre, que es con quien el bebé establece el vínculo afectivo más estrecho. Por este motivo, la ansiedad de separación suele aparecer sobre todo cuando la madre está ausente de ahí que la gente se refiera a este problema como mamitis, crío enmadrado y expresiones similares. Sin embargo, el fenómeno puede presentarse con cualquier persona, padre, hermanos mayores, abuelos, tíos, niñeras, etc. que ejerza el papel del cuidador habitual. En instituciones para niños huérfanos y abandonados se ha observado apego a un monitor o una monja en concreto y síntomas de ansiedad por separación cuando el educador no está presente. Separaciones cotidianas y excepcionales La reacción problemática se desencadena cuando el niño está sin los padres o lejos del hogar. Hay dos clases de separaciones: Son acciones habituales que se realizan todos los días o muy a menudo, como asistir a clase, realizar actividades extraescolares, hacer un recado, ir a casa de un familia o de un amigo, quedarse en casa solo o con la empleada del hogar o acostarse y dormir en la habitación. En esas circunstancias el problema suele gestarse poco a poco y se agrava progresivamente. El niño llora, protesta, patalea, se queja de que le duele la barriga y de que tiene ganas de vomitar, al empezar el curso o al reanudarlo después de vacaciones de Navidad o Semana Santa o tras un periodo de ausencia por enfermedad. Mientras que el resto de compañeros se adapta rápidamente a la situación escolar, él se siente intranquilo al levantarse cada mañana para ir al colegio, tiene ganas de llorar cuando los padres se despiden, se siente mal porque no están con él, se preocupa por si han sufrido un accidente cuando se retrasan al recogerlo, piensa en volver a casa mientras está con el colegio y se niega a realizar actividades extraescolares. Son acontecimientos que suceden rara vez, de naturaleza positiva, como campamentos de verano, viaje de los padres, etc. o negativa, como hospitalización, divorcio o muerte de un ser querido. En estos casos, el problema surge bruscamente como respuesta a la situación estresante y traumática. Un niño vuelca accidentalmente la sartén y el aceite caliente le cae encima provocándole importantes quemaduras en gran parte de su cuerpo. Ingresa urgentemente y es sometido a sucesivas intervenciones quirúrgicas con el fin de regenerar el tejido dañado. Para prevenir infecciones, es aislado en una burbuja de la unidad de cuidados intensivos infantil. Durante varias semanas permanece separado de los padres a los que solo ve en la comida y cena. Tras el alta, regresa a casa y los padres observan un cambio radical de comportamiento. Antes jugaba solo sin problemas, ahora se pasa el día pegado como una lapa a las faldas de la mama o a los pantalones de papá. Antes comía y dormía sin dificultad, ahora ha perdido el apetito y tiene pesadillas. Antes iba a la escuela infantil con normalidad, ahora se niega en redondo a salir de casa. Valoración de la ansiedad por separación Para valorar la ansiedad por separación hay que tener en cuenta tres criterios: La edad del niño. Es normal que un pequeño muestre ansiedad por separación el primer día de guardería u otro más mayor al dormir en un campamento o quedarse en casa de un compañero por primera vez. La ansiedad por separación es muy común en la primera infancia, estimándose alrededor del 60% a los dos años y del 30% a los tres años. A partir de esa edad y hasta los cinco o seis, disminuye progresivamente. No obstante, persiste durante la infancia, aproximadamente el 10% y declina en la adolescencia al 2% La reacción infantil. Un escolar puede experimentar un ligero grado de ansiedad al volver al colegio después de una larga enfermedad, pero se considera excesiva la reacción extremadamente intensa, por ejemplo, vómitos o agresiones fiscas al padre, que le acompaña, que no tiende a remitir y que persiste durante semanas. Las repercusiones negativas. Si causa serio malestar, dolores de cabeza o de estomago, gran preocupación, si altera el ritmo de vida cotidiano, el niño no asiste

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¿En qué consiste el adiestramiento educativo de los padres?

El entrenamiento o adiestramiento de los padres se refiere a procedimientos a través de los cuales se les enseña a alterar la conducta de su hijo en el hogar. Los padres se reúnen con un terapeuta o instructor que les enseña a usar una variedad de procedimientos específicos que modifican su interacción con su hijo, fomentan la conducta psicosocial y disminuyen la conducta problemática. El entrenamiento se basa en el criterio general de que la conducta problemática se desarrolla y favorece inadvertidamente en el hogar a través de interacciones padre-hijo des adaptativas. Antecedentes El impulso hacia el desarrollo del adiestramiento educativo de los padres puede atribuirse a distintas influencias. La más destacada es el desarrollo de las técnicas de modificación de conducta, especialmente los procedimientos basados en el condicionamiento operante. Hace 25 años, empezaron a aplicarse técnicas de reforzamiento a distintas poblaciones en diversas ubicaciones tales como hospitales, psiquiátricos, aulas normales y de educación especial y hospitales. En estas aplicaciones, el personal o los maestros eran entrenados para administrar aprobación y otras gratificaciones por la conducta apropiada, lo que a menudo conducía a cambios espectaculares en los síntomas psiquiátricos de los pacientes crónicos, en el comportamiento y el rendimiento académico de los escolar, en el habla y el auto cuidado de las personas mentalmente retrasadas y así sucesivamente. Las demostraciones señalaron que las personas que estaban en contacto directo con los pacientes, los residentes, etc. podían ser entrenados para aplicar procedimientos de reforzamiento y que el entrenamiento ejercía a menudo resultados espectaculares sobre la conducta. El éxito de las practicadas de reforzamiento y castigo en muchos ámbitos de aplicación tuvo un gran impacto sobre el tratamiento en general. La extensión de las técnicas de reforzamiento y castigo al hogar formaba parte de este movimiento más amplio. Un motivo para extender las técnicas al hogar era incrementar su eficacia. Los programas en emplazamientos como escuelas o instituciones especiales eran a menudo efectos, pero los beneficios no se mantenían cuando los niños dejaban el emplazamiento y regresaban al hogar. El entrenamiento de los padres se consideró como una manera de incrementar la duración de los cambios en el niño, puesto que los padres tenían acceso a la mayor parte de la conducta de su hijo. Otro impulso para el desarrollo del adiestramiento educativo de los padres fue la tendencia creciente hacia la desprofesionalización del tratamiento. En terapéutica en general, ha habido un movimiento hacia la utilización de personas que actuaron como terapeutas o para profesionales, en situaciones de la vida diaria. Estas personas proporcionaban un cuidado directo a los pacientes o asistían a los profesionales de salud mental. El entrenamiento de los padres ha sido compatible con los movimientos de desprofesionalización y autoayuda terapéutica. Los manuales de autoayuda han sido preparados para una variedad de problemas subclínicos que los padres pueden experimentar con sus hijos. Para los trastornos clínicos o la conducta desviada, han aparecido programas de adiestramiento de los padres donde se les enseña a llevar a cabo el tratamiento en casa, bajo la supervisión de un instructor o terapeuta al que se consulta en un emplazamiento clínico. Los programas de entrenamiento de los padres se han aplicado a poblaciones clínicas especiales incluyendo niños autistas, retrasados mentales, delincuentes y disminuidos fiscos, así como en niños normales. Las aplicaciones a niños con problemas de comportamiento han sido extensas. El entrenamiento de los padres ha sido especialmente relevante en esta población debido a la evidencia de que las interacciones específicas padre-hijo en el hogar mantienen la conducta problemática que los padres desean cambiar.   (Información extraída de Tratamiento de la conducta antisocial en la infancia y la adolescencia / Alan E. Kazdin; traducción de Xavier Corbera; revisión de la versión castellana, Josep Toro, 1988)

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Estrés en el cuidador de una persona con demencia

El estrés psicológico surge cuando una persona, en la interacción con su entorno, percibe una discrepancia o desequilibrio (real o no) entre las demandas de la situación y los recursos que ésta posee para hacer frente a ellas. Se inicia con una situación en la cual se produce un acontecimiento que es potencialmente amenazante y después la persona evalúa que efectivamente dicho acontecimiento es amenazante.  Por último hay una activación del organismo que se caracteriza como una respuesta de ansiedad (o estrés). Dicha respuesta no es parte del equilibrio normal del organismo, por tanto, la persona produce una respuesta adaptativa para restablecer el equilibrio. Si la respuesta de afrontamiento no ayuda a restablecer la homeostasis del organismo, la persona entrará de nuevo en el ciclo del estrés. Existe una gran variedad de fuentes de las cuales puede provenir el estrés como personal, familiar y social. En el caso del cuidador de una persona con demencia existe un gran estrés de carácter familiar, es una situación que tiene pocas posibilidades de control, que no va a cambiar por sí misma, y además es ambigua y recurrente, porque cada día el cuidador debe manejar la presencia de cambios cognitivos, afectivos y de comportamiento en su familiar así como el deterioro que acompaña la enfermedad. En la actualidad varios investigadores han intentado identificar de manera más específica los acontecimientos que causan un mayor nivel de estrés en el cuidador. Algunos atribuyen dicho estrés a la presencia de los cambios cognitivos en el paciente, mientras otros han encontrado que los cambios afectivos y de comportamiento tienen mayor importancia en el desarrollo de la respuesta del estrés. Lo anterior se puede explicar por el hecho de que el estrés no es el resultado exclusivo de la situación objetiva que experimenta la persona, sino que se produce a partir de evaluar la situación así como de las capacidades de afrontamiento y los recursos disponibles para hacer frente a las demandas percibidas. Entonces, aunque el proceso de estrés empieza con el acontecimiento potencialmente estresante, hay una evaluación cognitiva de la situación, en la cual el cuidador decide si las exigencias o demandas de la situación amenazan su bienestar. El cuidador evalúa si la situación es irrelevante, benigna-positiva o estresante porque significa daño/pérdida, amenaza o desafío para sí mismo. La situación del cuidador puede incluir pérdidas económicas, sociales o ambas y muchas amenazas como por ejemplo, el no ejecutar sus funciones lo suficientemente bien, el tener que renunciar al trabajo y el saber que el familiar no va a mejorar y se morirá. Además de evaluar las demandas de la situación, el cuidador tiene que tomar en cuenta los recursos de afrontamiento disponibles que puede emplear para manejar neutralizar dichas demandas amenazantes potenciales. Se pueden clasificar los posibles recursos en tres categorías: Físicos/biológicos: los elementos del entorno fisco de la persona y su propio organismo Psicológicos/psicosociales: su autoestima, sentido de control, creencias para sostener la esperanza y habilidades para solucionar el problema Sociales: la red social de la persona y los sistemas de apoyo social de los cuales se puede obtener información, asistencia y apoyo emocional. En resumen, el estrés se presenta cuando la interacción entre una persona y su ambiente le lleva a percibir una discrepancia entre las demandas de la situación y sus recursos biológicos, psicológicos o sociales, de afrontamiento. En el caso del cuidador, el acontecimiento trae consigo unas demandas inherentes que le lleva a evaluarlo como amenazante. El estrés que se sentirá depende en cómo éste evalúa estas demandas y sus habilidades para responder. Es la magnitud de esta discrepancia la que determina en parte el estrés que experimentará el cuidador. Si cree que no tiene las capacidades necesarias para manejar las demandas percibidas por la situación, a corto plazo se produce una respuesta de estrés que empieza con la activación fisiológica. Después se generan las respuestas emocionales, cognitivas y de comportamiento, que incluyen las respuestas de afrontamiento. Si el acontecimiento es de carácter recurrente, como en el caso del cuidador y éste no desarrolla habilidades adecuadas de adaptación que le permitan restaurar el equilibrio entre las demandas y sus capacidades de afrontamiento, se encontrará en una espiral de estrés constante, que a largo plazo tiene como consecuencia el denominado síndrome del cuidador. Síndrome del cuidador Las consecuencias del estrés a largo plazo suelen causar una serie de problemas en las diferentes esferas de la vida y la personalidad del cuidador, que incluyen: Problemas físicos El estrés a largo plazo tiende a producir una afectación del sistema inmunológico y puede llevar a que estas personas sean más vulnerables a presentar enfermedades como gastritis, problemas cardiovasculares y afecciones respiratorias entre otras. Asimismo, el esfuerzo que requiere el mover a una persona de edad avanzada y en ocasiones el peso elevado de ésta, lleva a que su cuidador pueda presentar problemas musculares como cervicalgias, lumbalgias, hernias y dolores de espalda. Problemas psicológicos Algunos de los problemas psicológicos que puede acarrear el estrés producido por el cuidado de un paciente con demencia incluyen sentimientos de depresión, ansiedad, aislamiento, culpabilidad e impotencia, problemas para conciliar el sueño, irritabilidad, dependencia de los psicofármacos, temor a la enfermedad, reacción de duelo, aparición de ideas suicidas y baja autoestima. Problemas en las relaciones sociales Es común encontrar que muchos de los cuidadores de personas con demencias debido a la gran cantidad de tiempo que dedican al cuidado del paciente, terminan por sacrificar aquellas oportunidades que puedan tener de disfrutar de tiempo libre para sus aficiones, vacaciones o para compartir con amigos y personas de su entorno más inmediato. Problemas laborales Las consecuencias del estrés también pueden afectar al ambiente laboral del cuidador, debido a que se irritan con facilidad, se sienten más tensos, les cuesta concentrarse, por tanto, presentan mayor propensión a tener accidentes, tiene un bajo rendimiento, presentan tasas elevadas de ausentismo e incluso pueden llegar a perder su puesto de trabajo. Problemas familiares La falta de apoyo, comprensión y colaboración de los demás miembros del grupo familiar suele

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Fases de la EMDR

La desensibilizacion y reprocesamiento por el Movimiento de los ojos (EMDR acrónimo ingles de Eye Movement Desensitization and Reprocesing) conlleva un protocolo de ocho fases. La Dra. Shapiro y la Asociación Internacional de EMDR son muy contundentes en su descripción de que sí es EMDR y qué no lo es; y si no uno elimina una de las ocho fases entonces no puede llamarse EMDR. Fase 1: historia del cliente y planificación del tratamiento La fase del historial del cliente y planificación del tratamiento persigue tres fines. La recogida de datos que se produce en esta fase ofrece toda la información para que el clienta pueda darnos un consentimiento informado. Dirige el proceso de selección del cliente y ayuda al terapeuta a identificar los potenciales objetivos de tratamiento que emergerán a partir del examen de los sucesos positivos y negativos del pasado, presente y futuro del cliente. Ésta es la fase en la que el terapeuta comienza a conocer al cliente. Esta fase de la EMDR no sustituye al proceso de recogida del historial clínico sino que enriquece tal información relacionada con la histórica específica de la EMDR. Fase 2: preparación Mientras que la recogida del historial y la planificación del tratamiento constituyen el trabajo de base para la EMDR, la fase de preparación establecer el marco terapéutico y los niveles apropiados de expectación para el cliente. En esta fase la finalidad principal es preparar al cliente para procesar un objetivo perturbador utilizando EMDR. A menudo se convierte en un aspecto fundamental para garantizar el éxito de la EMDR. Durante la fase de preparación el terapeuta comienza a establecer el escenario para el reprocesamiento efectivo. La Dra. Shapiro ha identificado tareas especificas que debe ejecutar el terapeuta antes de iniciar el reprocesamiento del material perturbador con el cliente: a) se ha garantizado la seguridad en la relación terapéutica, b) se ha explicado la teoría EMDR y se ha descrito el modelo, c) se han contemplado las preocupaciones, problemas y necesidades emocionales. Fase 3: evaluación Como la selección de objetivos ya se ha ejecutado en las fases previas, la fase de evaluación conlleva simplemente las mediciones y amplificación de los objetivos ya establecidos. Ésta es la fase en la que el cliente identifica los componentes de la diana y las medidas en base de su reacción para el proceso en su expresión más simple. El orden de los componentes EMDR se establece para acceder a estimular el material disfuncional que se trata. Es por ello que el nivel de angustia del cliente puede aumentar cada vez más durante el proceso y el terapeuta debe estar preparado para activar el procesamiento poco después de realizar la evaluación al final de aliviar la perturbación del cliente. Fase 4: desensibilizacion La fase de desensibilizacion comienza cuando el terapeuta instruye al cliente: “concéntrese en esa imagen o esas palabras. Advierta en qué parte de su cuerpo las siente y siga mis dedos”. Una vez dadas esas instrucciones, se inicia el reprocesamiento y se mantiene durante las subsiguientes series de EB hasta que la USP sea equivalente a 0, la VC a 7 y el chequeo del cuerpo esté limpia. Dos aspectos importantes de la fase de desensibilizacion se implementan cierto tiempo después de que se haya dado comienzo al reprocesamiento inicial. Fase 5: fase de instalación Cuando todos los canales de asociación revelados a lo largo del reprocesamiento están completamente limpios, el terapeuta puede proceder con la fase de instalación. Ésta es la fase en la que la CP se vincula con la imagen original. La instalación se produce cuando la auto-evaluación establecida por el cliente se integra plenamente en la información tratada. Para que sea posible, el terapeuta comprueba la idoneidad, aplicabilidad y validez de la CP manifestada en la fase de valoración. Fase 6: chequeo de las sensaciones corporales (body scan) El material disfuncionalmente almacenado con frecuente se manifiesta somáticamente. Tras instalar la CP del cliente, el terapeuta le pide que revalúe su cuerpo desde la cabeza hasta los dedos de los pies en busca de tensión, contracciones, sensaciones anormales o incluso cambios positivos residuales que puedan estar presentes. Al implementar el chequeo corporal en este instante, el terapeuta busca las creencias bloqueadoras residuales u otros materiales. La mayoría de las sensaciones cognitivas, emocionales y físicas aumentará la probabilidad de un efecto positivo del tratamiento. Se pide al cliente que concentre su atención en el suceso originalmente tratado y la incomodidad física identifica. El terapeuta respeta las series de EB hasta que haya desaparecido la tensión. Esto es lo que dice el terapeuta para dar inicio al chequeo del cuerpo. Si surgen sensaciones positivas, recurrimos a la EB para fortalecerlas. Si surgen sensaciones negativas, recurrimos a la EB para reducirlas y seguir reprocesándolas hasta que cedan o desaparezcan. Con las series estándar de EB, el cliente es capaz de reducir o eliminar las sensaciones negativas o aumentar las sensaciones positivas que se hayan identificado. Si las sensaciones fiscas no se disipan, pueden estar presentes otros canales o redes asociadas de información y deberán ser procesadas antes de dar por finalizada la presente sesión. Las sensaciones positivas que surgen se refuerzan con series breves. Es frecuente que un cliente manifieste una lesión obvia cuando chequea su cuerpo. Cuando se describen este tipo de molestias corporales, seguiremos adelante con el chequeo del modo prescrito. Pueden ser problemas crónicos o agudos que se presentan fisiológicamente pero que afectan también psicológicamente. En estos casos podrían ocurrir tres cosas: a) incomodidad puede disiparse o remitir completamente; b) el cliente puede recordar otro incidente que no se ha anticipado ni por el terapeuta ni por el cliente, que les llevará a ser reprocesado durante la siguiente sesión o c) que no haya cambio, porque la molestia corporal no se relaciona con el procesamiento presente. El aspecto clave a recordar durante el chequeo corporal es que el reprocesamiento del material disfuncional no se considera completado hasta que el chequeo corporal esté limpio. No progresaremos al siguiente objetivo hasta que

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Cuidados domiciliarios del paciente demenciado

Los pacientes demenciados sufren perturbación en su memoria, y debido a ello es importante un ordenamiento de su vida cotidiana. Al principio de la enfermedad, cuando aun están capacitados para decidir por sí mismos, puede resultar delicado y difícil, pero cuando son los demás los que deciden por ellos, una buena organización en su vida facilita los cuidados y la atención que necesitan. Por ejemplo, acostarlos, levantarlos, llevarlos al servicio, darles de comer, etc. en el mismo momento del día permite ordenar su vida. Este orden sirve para ayudarles y nunca hay que llegar a forzarlos para seguir una disciplina. El medio ambiente debe ser simplificado. Esto implica retirar poco a poco los objetos de valor, así no se avergonzarán por estropear o perder algo. Se van a producir una serie de cambios en su vida cotidiana, como cambiarles de ropa, sentarles en orinales y ponerles pañales. Estos cambios implican aprendizaje, pero encuentran dificultades para el mismo, debido a sus alteraciones cognitivas. Es importante comprender esto porque ayudará a tener paciencia cuando aparezcan resistencias o imposibilidad para adaptarse a las nuevas situaciones. En relación con el auto cuidado, es importante establecer horarios precisos. Si el paciente no se encuentra muy perturbado y mientras sea capaz, debe ser él mismo quien realice estas tareas o con la ayuda necesaria según corresponda. Es útil que las prendas sean cómodas y fáciles de poner. Existe una serie de pautas a seguir para la comunicación con personas que presentan trastornos cognitivos: • A la hora de acercarse es importante que los movimientos realizados sean lentos, suaves y mirándoles a los ojos. • Para conseguir su atención es útil sonreír • Al mandar el mensaje, deben usarse palabras cortas y oraciones simples, intentar hablar despacio en términos positivos (“haga”, en lugar de “no haga”) • Al repetirse una frase, que sea con las mismas palabras • Para no perder su atención conviene repetir su nombre y no apartar la mirada • La escucha debe ser activa (demostrar interés, mantener la mirada, asentir) • Para responder es necesario clarificar el mensaje repitiéndole las palabras claves, por ejemplo. Las visitas son muy importantes para estas personas. Debe pedirse a quienes les quieren que hagan visitas breves de vez en cuando. Sirven para animar a la persona mayor, no para humillarla, avergonzarla o ponerle triste. La visita debe aportar calor y alegría Problemas asociados a la demencia y sus cuidados Una demencia se prolonga habitualmente durante varios años. En este periodo pueden surgir problemas asociados a ella. Se clasifican en biológicos, psíquicos y sociales. Problemas biológicos • Alteraciones en la nutrición por defecto o por exceso. Debe conseguirse una ingestión adecuada a las necesidades nutricionales y una ingestión adecuada de líquidos. Es útil equilibrar y vigilar la alimentación durante las primeras etapas, ofrecerles líquidos regularmente y si desea comer a deshoras, proporcionarles alimentos con pocas calorías. • Incapacidad para alimentarse. En fases avanzadas de la demencia, la persona ya no puede alimentarse de forma autónoma. La familia debe ofrecerles los alimentos y utensilios, los cuales deben ser adaptados (plástico, ventosas, etc.) • Incontinencia urinaria y fecal. La incontinencia que presentan estos pacientes pueden deberse a su edad avanzada, a enfermedades asociadas o a problemas familiares que rodean al enfermo • La piel, debe mantenerse íntegra y evitar posibles infecciones urinarias; se aconseja vigilancia, cuidados de la piel, higiene, movilización, etc. • Problemas accesorios. Se pueden evitar vistiendo a los enfermos con ropa cómoda y poner los retretes suficientemente altos y señalizados. Recordar y acompañar al baño regularmente. También es aconsejable disminuir la ingestión de líquidos a partir de las 6 de la tarde. El uso de pañales quedará limitado hasta que no exista otra solución, por tres razones fundamentales: o Los enfermos los rechazan a menudo porque les supone el final de una vida normal, volver a ser como niños y también lo rechazan porque les deforma su forma de andar o su silueta o Estas personas pueden ignorar la eficiencia o necesidad de usarlos o Su elevado coste • Afectación a la integridad de la piel. En fases avanzadas tienen disminuida la movilidad, que junto con la incontinencia fecal o urinaria da lugar a una pérdida de la integridad cutánea. Los consejos prácticos para familiares y cuidadores están en relación con aplicar las medidas ante la incontinencia, revisar las zonas de mayor riesgo, movilización y cambios posturales. Deben utilizarse medidas técnicas para proteger las zonas de mayor riesgo, almohadillado de la silla de ruedas, taloneras, colchones anti escaras, etc. Si existe lesión, se aplicarán los cuidados oportunos a los que ya están adiestrados los familiares. Problemas psíquicos • Alteraciones en el sueño. Es necesario un buen descanso nocturno por parte de la persona mayor y la familia. Para ello es importante lograr una actividad diurna y evitar que duerma durante el día. Debe orinar antes de acostarse para no interrumpir el sueño. Si el paciente se despierta desorientado, es importante situarlo en la realidad. Si con las medidas higiénicas no soluciona el problema, se derivará al médico, que prescriba los fármacos más adecuados • Depresión. La demencia lleva a los pacientes a sentirse desgraciados y deprimidos, especialmente en las fases iniciales e intermedias de la enfermedad. Hay que hacer todo lo posible para evitar la depresión y el resto de problemas psicológicos que aparezcan. Esto exige más atención cuidado y esfuerzo. El médico tratará la depresión con un fármaco adecuado. • Ideas delirantes, sobre todo de robo, infidelidad y abandono • Alucinaciones, generalmente visuales o auditivas. Creen ver personas o animales en su habitación • Alteraciones en el proceso del pensamiento. La persona con demencia pregunta repetitivamente, esconde objetos y persigue a los familiares. Debe dejarse libertad en su conducta mientras sea tolerante y no peligrosa. Aunque pregunte repetidas veces, no debe regañarse porque no recuerde sus manifestaciones. No debe enfadarse por la pérdida de sus objetos. Se le quitarán las joyas y utensilios de valor, y si la persona no lo entiende y agrede por

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