La principal característica del trastorno de rumiación es la regurgitación repetida de alimentos después de alimentarse o comer, durante un periodo mínimo de un mes (Criterio A). La comida tragada previamente, que puede estar parcialmente digerida, se devuelve a la boca aparentemente sin náuseas, arcadas involuntarias ni desagrado. La comida se puede volver a masticar para después escupirse de la boca o tragarse. La regurgitación en el trastorno de rumiación debería ser frecuente y producirse por lo menos bastantes veces por semana, típicamente a diario. El trastorno no se explica mejor por una afección gastrointestinal u otra afección médica asociada (Criterio B) y no se produce exclusivamente durante el curso de una anorexia nerviosa, bulimia, trastorno de atracones o un trastorno de evitación/restricción de la ingesta de los alimentos (Criterio C).
Si los síntomas se producen en el contexto de otro trastorno mental (p.j., discapacidad intelectual), deben ser lo suficientemente graves como para justificar una atención clínica adicional (Criterio D) y representar un aspecto primordial de la presentación del individuo que requiere la intervención. El trastorno se puede diagnosticar durante toda la vida, particularmente en los individuos que presentan también discapacidad intelectual. Muchas personas con trastorno de rumiación pueden ser observadas directamente por los clínicos mientras llevan a cabo dicho comportamiento. En otros casos, el diagnóstico puede realizarse en base a la información referida por el paciente o corroborada por los padres o cuidadores. Los individuos pueden describir el comportamiento como habitual o fuera de su control.
Los niños pequeños con trastorno de rumiación muestran una postura característica, de esfuerzo y de arqueo de la espalda con la cabeza mantenida hacia atrás, mientras realizan movimiento de succión con la lengua. Pueden dar la impresión de que obtienen satisfacción con dicha actividad. Pueden estar irritables y hambrientos entre los episodios de regurgitación. La pérdida de peso y la no consecución del peso esperado son características comunes en los niños con trastorno de rumiación.
Se puede producir malnutrición a pesar del hambre aparente del niño y de la ingestación de una cantidad grande de alimentos, particularmente en los casos graves en los que la regurgitación se produce inmediatamente después de cada ingesta y los alimentos regurgitados son expulsados. También se puede producir malnutrición en los niños más mayores y en los adultos, especialmente cuando la regurgitación se acompaña de una restricción de la ingesta.
Los adolescentes y los adultos pueden intentar disminuir la regurgitación tapándose la boca con la mano o tosiendo. Algunos de ellos intentarán evitar comer con otras personas por el conocido rechazo social que existe hacia dicho comportamiento. Esto puede llevar a evitar comer en ciertas situaciones sociales, como el trabajo o la escuela (p.ej., evitar desayunar porque puede seguirse de una regurgitación).
(información extraída de DSM-5 manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales / American Psychiatric Association, 2014)