Nombre del autor:Eva María Galán Sempere

¿Qué enfermedades provoca el consumo de alcohol y tabaco?

La cultura occidental ha convertido la elaboración de las bebidas alcohólicas en un arte diverso y sofisticado. Los consumidores han aprendido a conocerlas y a disfrutar de sus ventajas, aunque socialmente se observan ciertas consecuencias como violencia, embrutecimiento e infinidad de accidentes como resultados de los excesos. El alcohol tiene el poder de relajación para hacer frente a la ansiedad. Mezcla con la desinhibición sentimientos tan opuestos como la extroversión y la depresión, la actividad y el sopor o la autosuficiencia con una frágil sensibilidad. Todas las personas conocen los efectos del exceso de alcohol en el organismo. No obstante, pocos saben las consecuencias que acarrea a los alcohólicos intentar dejar de beber asiduamente. Quienes lo hicieron, experimentaron temblores y convulsiones, además de alucinaciones desagradables y una completa desorientación mental, situación desconocida como delirium tremens, durante casi una semana, lo cual produce un deterioro mental irreversible en una elevada proporción de individuos. TABACO Y ALCOHOL El tabaco y el alcohol forman parte del entorno ambiental del individuo y son aceptados por la sociedad, la cual permite y fomenta su consumo. El tabaco proviene de la elaboración de diversas especies de plantas originarias de América, la más importante de las cuales es la Nicotina Tabacum, de la familia de las solanáceas. Según la Organización Mundial de la Salud, el tabaco crea una dependencia psíquica fuerte y una dependencia física leve. Se acepta según esto, que es la forma más extendida de dependencia de una droga. Los efectos nocivos son causados por los componentes del humo del tabaco, que son la nicotina,  el monóxido de carbono, las sustancias irritantes y los distintos compuestos cancerígenos, el principal de los cuales es el alquitrán. La nicotina es la sustancia química responsable de la dependencia del tabaco, del síndrome de abstinencia y del conjunto de molestias que se producen al dejar de fumar. Es el componente esencial que convierte al tabaco en una droga. El alquitrán está formado por un gran número de sustancias, algunas de ellas como los benzopirenos, con acción cancerígena. El monóxido de carbono es un gas integrante del humo del  tabaco. Tiene una gran capacidad de combinación con la hemoglobina de la sangre, disminuyendo la capacidad de ésta para transportar oxígeno a los diferentes tejidos del cuerpo, debido a lo cual, provoca sobre todo, trastornos de tipo nervioso y circulatorio. Las sustancias irritantes (como la acroleína) irritan las mucosas respiratorias y son las responsables de la tos típica del fumador. Las repercusiones que el hábito de fumar tiene sobre la salud del fumador pueden ser muy graves y también pueden tenerlas los fumadores pasivos. Es un error creer que los efectos negativos se limitan a una simple irritación que provoca tos o bronquitis. Está perfectamente demostrado que la expectativa de vida de los fumadores es más baja que la de los no fumadores, y que guarda relación con el consumo diario y con la edad en que se empezó a fumar ENFERMEDADES PRODUCIDAS POR EL TABACO Entre las enfermedades más frecuentes que encontramos producidas por el tabaco: Inflamación e irritación de las vías respiratorias. Formación de tejido precanceroso en los bronquios y los pulmones que puede derivar en cáncer bronquiopulmonar. Bronquitis crónica y enfisema pulmonar Infarto y arteroesclerosis Gingivitis inflamatoria o ulcerosa. Cáncer de lengua, de mucosas y de suelo de la boca Cáncer de vías urinarias y de vejiga Complicaciones en el embarazo Úlceras gástricas, gastritis y esofagitis. PREVENCIÓN Y RECUPERACIÓN La prevención de las drogodependencias según los expertos tiene tres objetivos: El primero consiste en tratar de evitar la aparición de la drogodependencia antes de que se produzca. El segundo tiene como fin el descubrir cuanto antes la drogodependencia, de modo que permita atajarla o como mínimo evitar que siga progresando. El tercero tiene como objetivo frenar la drogodependencia e iniciar la recuperación del drogadicto. La prevención de la aparición de la drogodependencia es una batalla que hay que librar en varios frentes. El primero de ellos es el interior del grupo familiar, procurando proporcionar a los hijos la información precisa sobre las nocivas consecuencias del consumo de drogas y sobre todo potenciando un ambiente familiar donde el joven se sienta orientado y comprendido. Esta labor informativa debe ser complementada por la escuela, los medios de comunicación y la sociedad en general. Otra batalla para la prevención ha de ser librada por los administradores del Estado haciendo todo lo posible para reducir y eliminar la posibilidad de disponer de drogas por parte de los ciudadanos combatiendo el narcotráfico. Desgraciadamente, las medidas preventivas a veces no son suficientes y por ello, hay que estar atentos para detectar si alguien de nuestro entorno ha sido atrapado por la droga. Los síntomas son muy variados, según la droga que se esté administrando, pero los más visibles y comunes suelen consistir en un cambio muy notable del comportamiento que entraña el alejamiento del núcleo familiar, el descenso notable en el rendimiento escolar, el cambio de amigos, los cambios súbitos e injustificados de humor, el abandono de las que habían sido sus aficiones y mayor necesidad de dinero cuyo destino le resulta difícil explicar, entre otros. Si se han detectado estos síntomas la actitud a adoptar por parte de padres y educadores ha de consistir no solo y en primer lugar en evitar una actitud de rechazo, sino en propiciar además un acercamiento, con el fin de establecer un diálogo fructífero que permita al afectado comentar sus problemas con personas de su entorno, evitando así que solo se sienta comprendido por su “vasca” por el círculo de compañeros en su misma situación, quienes en nada podrán ayudarle. Son muchos los pasos que hay que dar y mucha la paciencia necesaria para ayudar a un drogodependiente en su recuperación e imposible enumerarlos aquí, por lo que es muy aconsejable contactar desde el primer momento con cualquiera de las muchas instituciones que se dedican a la recuperación de drogodependientes donde aconsejarán a los familiares sobre la actitud a seguir. Cuando el drogadicto ha llegado a

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¿Cuáles son los tres tipos de insomnio?

El insomnio es un trastorno del sueño que se caracteriza por una reducción de la capacidad de dormir como consecuencia de factores psicológicos, biológicos y/o ambientales. Según el momento de la noche en que aparece el problema puede ser de tres tipos: De inicio, cuando existe dificultar para iniciar el sueño, con una latencia de sueño superior a 30 minutos De mantenimiento, caracterizado por despertares que se producen a mitad de la noche, con una duración superior a 30 minutos y De última hora, que implica un despertar precoz por la mañana con menos de 6,5 horas de sueño. Además, para tener una relevancia clínica, los síntomas deben presentarse tres o más veces por semana durante más de un mes. El insomnio es más frecuente en mujeres y ancianos, así como en personas que presentan problemas psicológicos como depresión y ansiedad. Tipos de insomnio El insomnio primario incluye tres subtipos: a) psicofisiológico ; b/ ideopático y c/por percepción inadecuada del estado de sueño Insomnio psicofisiológico. Está caracterizado por un nivel elevado de activación psicofisiológica asociado al inicio del sueño. En la mayoría de los casos, se ha observado que puede estar relacionado con factores ambientales tales como el dormitorio, la cama o determinadas conductas previas al dormir, de tal manera que el paciente duerme mejor cuando no está rodeado de estos factores. Existe una serie de factores que pueden ayudar a establecer el diagnóstico de este tipo de insomnio.  Algunos de los más importantes son: Paciente mejora una excesiva preocupación por el insomnio Cada noche realiza grandes esfuerzos para tratar de conciliar el sueño. Se ha observado que la persona puede dormirse sin problemas cuando no realiza este esfuerzo. El sueño mejora cuando el paciente duerme en ambientes diferentes al sueño Aunque el insomnio comienza durante un periodo de estrés, se mantiene un largo periodo de tiempo aunque el episodio de estrés haya finalizado Insomnio ideopático. Este tipo de insomnio originado en la infancia se define como una incapacidad para mantener un sueño adecuado Insomnio por percepción inadecuado del estado de sueño. Suele denominarse también insomnio subjetivo o experiencial. Se caracteriza por quejas sobre la deficiencia del sueño que no se ven corroboradas en el polisomnograma. Una segunda clasificación utilizada es la que distingue entre insomnio transitorio o insomnio persistente. El transitorio está provocado por diferentes factores, entre los que cabe destacar: alteraciones ambientales, cambios de horarios por viajes, alguna enfermedad pasajera, ansiedad, etc. Este tipo de insomnio se caracteriza por una dificultad para empezar a dormir, una dificultad para mantener el sueño o la presencia de despertares prematuros durante la madrugada. En la mayoría de los casos, el insomnio suele tener una duración de días o semanas. En el segundo caso, el insomnio crónico se puede presentar meses o años de evolución; el punto de corte se suele situar en tres o cuatro semanas. Se caracteriza por despertares frecuentes y dificultad para reanudar el sueño, aunque se diferencia en su duración y presenta una latencia de sueño prolongada. Entre las causas más comunes pueden citarse: dolores, dificultad para respirar, úlceras, asma y otros. El insomnio puede ser también secundario: a determinados trastornos psiquiátricos (depresión, ansiedad, etc.), alteraciones médicas (dolor), consumo de alcohol y otras sustancias, factores ambientales y otras alteraciones del sueño entre las que destaca: la apnea del sueño, síndrome de piernas inquietas, movimiento periódico de las piernas, parasomnias, etc. Alguno de los factores que se han planteado como posible causa del insomnio son los siguientes: Síndrome de apnea del sueño Movimiento periódico de las piernas Síndrome de piernas inquietas Depresión y otros trastornos psiquiátricos Realizar conductas incompatibles con el sueño como por ejemplo leer o ver la televisión en la cama, hacer ejercicio físico antes de dormir, etc. Malos hábitos alimenticios: consumo de café, tabaco, té, chocolate, antes de dormir Abuso de fármacos, alcohol y drogas Hipersomnia ideopática Es un trastorno que se caracteriza por una somnolencia diurna excesiva que no puede explicarse por un déficit de sueño nocturno. El trastorno aparece entre los 15-20 años y una vez que se establece puede mantenerse a lo largo de toda la vida. A partir de los 50-55 se ha observado que la intensidad de los síntomas disminuye. Los síntomas más frecuentes son los siguientes: Somnolencia diurna, la cual es más intensa durante la realización de tareas monótonas o aburridas. Ataques de sueño Comienzo de sueño normal, salvo en algunos casos que aparecen dificultades para conciliar el sueño Sueño nocturno muy profundo Dificultades para despertarse Dolores de cabeza Alteraciones sexuales Trastornos psicológicos depresivos y neuróticos Hipersomnia recurrente El síndrome de Kleine-Levin es un trastorno del sueño que se caracteriza por episodios de somnolencia durante el día, que puede variar semanas, desapareciendo de forma espontánea. El síndrome suele comenzar en la adolescencia, siendo además más frecuente en varones que en mujeres. Aunque su etiología es más bien desconocida, el 50% de los casos, se han encontrado, días antes de la aparición del primer episodio de hipersomnia, procesos gripales o infecciones de las vías aéreas superiores. Los síntomas más frecuentes son: Episodios de hipersomnia que pueden aparecer de forma abrupta o gradual y que pueden llevar al paciente a dormir más de veinte horas diarias Deshibición sexual Hiperfagia (consumo de grandes cantidades de comida en un periodo corto de tiempo) Irritabilidad Depresión Alucinaciones La desaparición de estos síntomas suele producirse después de unos días. El periodo asintomático suele ser variable, oscilando aproximadamente desde unos días o semanas hasta varios meses; durante este tiempo la conducta de estos pacientes es normal y con el tiempo estos episodios disminuyen en frecuencia, duración o intensidad. Hipersomnia postraumática Es un trastorno del sueño que ocurre como resultado de una lesión que afecta al sistema nervioso central. Entre los síntomas más frecuentes del trastorno destacan: Somnolencia diurna, la cual es más intensa después de la lesión Cefaleas Déficit de memoria Fatiga Dificultad de concentración (extraído de Trastornos del sueño / Gualberto Buela-Casal, Ana Isabel Sánchez, 2002)

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¿Qué es el Trastorno de Asperger y cómo tratarlo?

El trastorno de Asperger es la denominación que figura en el DSM para el cuadro clínico descrito bajo la denominación de psicopatía autística por Hans Asperger. Las características del trastorno son: Empatía pobre Interacción social ingenua, poco apropiada o asimétrica Poca habilidad para hacer amigos Lenguaje pedante o reiterativo Comunicación no verbal pobre Interés marcado en temas limitados Torpeza motora El DSM-IV-TR contempla para el trastorno de Asperger los mismos criterios que para el trastorno autista, con la diferencia de que el nivel formal del lenguaje y el cociente intelectual deben estar dentro de los límites normales. El DSM-IV-TR mantiene una cierta imprecisión respecto a la integridad del lenguaje como criterio para el diagnóstico del trastorno de Asperger. Se debe cumplir la condición de que no exista un retardo “clínicamente significativo” en la adquisición del lenguaje y precisa, como dato indicativo del alcance de este criterio: palabras simples a la edad de 2 años y frases comunicativas a la edad de 3 años. Estas condiciones respecto al inicio del lenguaje son lo suficientemente amplias como para incluir dentro del trastorno de Asperger a niños con problemas leves en el lenguaje, cuyo límite con la exigencia del DSM-IV-TR para el trastorno autista puede ser difícil de precisar. Gillbert et al propusieron unos criterios diagnósticos según los cuales se establecía como condición que el lenguaje debía cumplir, al menos, tres de las siguientes características: retraso en el desarrollo, lenguaje expresivo superficialmente perfecto, lenguaje pedante, prosodia extravagante o alteración de la comprensión. Del mismo modo, los criterios diagnósticos propuestos por Szatmari et al hacen referencia al lenguaje, aunque refiriéndose únicamente a aspectos pragmáticos. Según estos autores, el trastorno de Asperger debe cumplir dos de las siguientes condiciones referidas al lenguaje: anomalías en la inflexión, verborrea incontrolada, parquedad de palabras, falta de cohesión en la conversación, uso idiosincrásico de frases o palabras y patrones de lenguaje repetitivos. No es sorprendente, por tanto, que se haya observado en una cuarta parte de los niños diagnosticados que el primer motivo de preocupación para los padres fuera una alteración relacionada con el desarrollo del lenguaje. El lenguaje está relativamente conservado en los aspectos semánticos y morfosintácticos, pero, al igual que en el autismo nuclear, está alterado en su vertiente pragmática. Por este motivo, los tests de lenguaje posiblemente no detecten ninguna alteración, a no ser que estén específicamente orientados a la identificación de trastornos pragmáticos. Características del trastorno de Asperger en el lenguaje El trastorno pragmático del lenguaje, presente en todos los casos de trastorno de Asperger, se expresa con alguna o algunas de las siguientes características: Turno de la palabra. No se respeta la reciprocidad en el diálogo. En las conversaciones habituales está implícito un acuerdo tácito según el cuál uno habla después de haber escuchado la última sentencia del interlocutor, con el objetivo de que el diálogo sea una secuencia coherente. El niño con trastorno de Asperger tiende a asumir el rol de hablador exclusivo, por lo que prescinde del discurso del interlocutor y se convierte en protagonista exclusivo de la charla. Esto va ligado a una conversación relacionada con alguno de sus temas favoritos. También influye en este tipo de diálogo la dificultad para identificar los marcadores conversacionales que habitualmente funcionan como reglas tácitas de las conversaciones. La mirada y las pausas normalmente marcan el cambio de rol de “el que habla” a “el que escucha”. Al no detectarse estos signos se tiende al monólogo. Inicios de conversación. Por lo general, en una conversación se va pasando de un tema a otro. Estos cambios están más o menos regulados por normas implícitas que facilitan la transmisión de ideas. También aquí intervienen marcadores no verbales, que deben interpretarse constantemente para poder introducir nuevos temas en el momento adecuado de acuerdo con la oportunidad de diálogo y la receptividad del interlocutor. El niño con trastorno de Asperger tiene dificultad para leer los signos no explícitos, y por tanto, tiende a cambiar de tema de forma anárquica. Lenguaje figurado. Continuamente se emplean en las conversaciones metáforas, dobles sentidos, significados implícitos y formas de cortesía. El niño con trastorno de Asperger tiende a la interpretación literal, lo cual le hace perder o malinterpretar partes importantes del diálogo. Clarificaciones. Cuando alguien está explicando algo, se debe estar constantemente pendiente de si el interlocutor entiende lo que se le dice. Existen distintos recursos conversacionales para asegurar que el relato consigue su objetivo. Para ello hace falta repetir frases con distintos giros, incidir en ideas de forma distinta y reiterar conceptos complicados. Todas estas condiciones están desfavorecidas en el paciente con trastorno de Asperger Es muy común que exista además una alteración prosódica, que consiste en el uso de entonaciones y ritmo no adecuados al contexto. La imagen de “pequeño sabio” o de pedantería que sugiere este modo de hablar puede verse reforzada por el uso de palabras o frases rebuscadas, que se repiten de manera reiterativa. El mutismo selectivo El mutismo selectivo es otro problema relacionado con el lenguaje que comporta una limitación total o parcial de su uso en determinadas situaciones, especialmente en el colegio o con desconocidos. A pacientes con este problema se les ha diagnosticado trastorno de Asperger. Por ello, se ha propuesto que posiblemente exista, por lo menos en ciertos casos, una vinculación entre mutismo selectivo y trastorno de Asperger. Algunos niños con trastorno de Asperger presentan hiperlexia. Muestran una capacidad extraordinaria para la lectura formal, coexistente con un bajo nivel comprensivo. Pennington et al explican este trastorno tomando como base la disociación que existe entre la destreza para aprender a leer y la comprensión semántica del material escrito. En la medida en que se ha avanzado en el conocimiento del autismo, se han aproximado conceptualmente el trastorno autista y el trastorno de Asperger. La tendencia actual es la de incluir ambos trastornos dentro de un continuo, puesto que ningún síntoma específico marca una diferencia categórica. Incluso el lenguaje y la inteligencia, considerados los aspectos que deben señalar los límites entre el autismo y el

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¿A qué edad se diagnostica el autismo?

El trastorno autista denominado también típico o autismo nuclear, se puede considerar la forma clásica de autismo. Muy próxima a la descripción de Kanner. Sus criterios diagnósticos constituyen un desglose de síntomas vinculados a las tres características básicas del autismo. Los problemas en la relación social comportan problemas en la interacción con los niños de edades similares. La relación con iguales implica negociación, engaño, bromas, competitividad y segundas intenciones. En este terreno, el niño autista se encuentra descolocado. Es incapaz de insertarse en el nivel relacional propio del grupo. La rigidez en su forma de pensar dificulta la adaptación flexible al entorno cambiante e impredecible, implícito en el juego y en las relaciones infantiles. Ello genera una fuerte ansiedad social en situaciones grupales. No resulta extraño que el niño autista sea frecuente diana de burlas. ¿Qué lenguaje utiliza el niño autista? El lenguaje está pobremente desarrollado, incluso puede estar ausente. Existe un bajo repertorio de vocabulario y está muy limitada la capacidad para la correcta construcción de frases. Los problemas de lenguaje que presentan los autistas no difieren de los trastornos de lenguaje de los niños no autistas. Sin embargo, las características cognitivas deficitarias en los autistas condicionan un modo de expresión sensiblemente distinto al de los niños con trastorno específico del lenguaje. Ello se debe a los problemas pragmáticos de lenguaje implícitos en el trastorno autista. Además, el lenguaje, tanto en su vertiente de expresión como de comprensión, tiende a ser literal. El niño autista se siente confundido ante expresiones del tipo “se te ha comido la lengua el gato” o puede sentirse aterrorizado cuando su madre le dice “te voy a comer a besos”. A veces pronuncia palabras o frase de forma ecolálica, ya sea repitiendo las últimas palabras emitidas por el interlocutor o emitiendo, de forma descontextualizada, expresiones o frases hechas escuchadas en situaciones diversas. También es posible que se refiera a sí mismo en segunda o tercera persona. En definitiva, la conversación del autista adolece de falta de reciprocidad y tiende a prescindir del discurso del interlocutor, de manera que la conversación se convierte en una interacción verbal asimétrica, muchas veces orientada hacia sus intereses especiales. El autista modula su discurso como si el interlocutor estuviera al corriente de su pensamiento. El lenguaje corporal está ausente o es muy limitado. Alrededor de un 25% de los niños autistas experimenta entre los 18 y 24 meses una regresión transitoria, más o menos marca, del lenguaje. No se conoce el mecanismo neuronal implicado en dicha pérdida, aunque se supone que puede existir una baja eficacia en el proceso de apoptosis. Un dato interesante al respecto es que dicho fenómeno no se observa en pacientes con trastorno especifico del lenguaje, por lo cual cabe admitir que tiene una cierta especificidad para el autismo y que debe tener alguna relación con su fisiopatología. El día a día del autista El espectro restringido de intereses comporta una intensa preocupación por centros de interés muy limitados: trenes, dinosaurios, personajes de televisión, etc. Estos temas pueden ocupar la mayor parte del tiempo. Ello se une a la necesidad intensa de mantener ciertas rutinas y a la aparición de ansiedad cuando se infringen éstas. Un cambio de ubicación de un mueble, un itinerario distinto al habitual para ir al colegio o un cambio de profesor puede ser vivido como una situación catastrófica, capaz de generar un elevado nivel de ansiedad. Muchos autistas se sienten fascinados por el mundo físico. Ello les lleva a contemplar de modo reiterativo luces, reflejos, movimientos de objetos o mostrarse cautivados por algunos ruidos (lavadora, ciertas melodías, etc.).  También es muy común la presencia de estereotipias manuales o movimientos de balanceo. Los problemas de integración sensorial consisten en una hipo/hiperreactividad a los estímulos sensoriales. Generan una reactividad anómala ante determinados estímulos, ya sean ruidos, sabores, texturas, olores o contacto físico. Esta reactividad puede ser tanto de rechazo intenso como de búsqueda de sensaciones. La hipersensibilidad al sonido puede expresarse como una reacción exagerada o una sensación de malestar ante un sonido agudo o inesperado, pero también ante un sonido continuo. Tampoco es raro que el niño autista se sienta incómodo en un lugar donde se mezcla una gran cantidad de ruidos, como puede ser un mercado, una feria o cualquier acontecimiento de masas. La hipersensibilidad táctil se expresa por una reacción de evitación del contacto físico, sobre todo si se produce de forma inesperada. Algunas zonas, como la cabeza y la cara, pueden ser mucho más reactivas. Ello puede conducir a una evitación de caricias, lo cual se puede malinterpretar como un rechazo social. Ir al peluquero puede convertirse en una verdadera tortura. Determinadas prendas de ropa con texturas especiales son a veces, de forma incomprensible para los demás, muy mal toleradas. En ocasiones, determinadas sensaciones táctiles pueden contrarrestar el malestar causado por la hipersensibilidad táctil. A veces puede existir una sensibilidad exagerada a determinadas texturas de alimentos hasta el punto de conducir a una evitación radical de ciertas comidas. También, en este caso, puede suceder que esta conducta se malinterprete como una actitud caprichosa y ello conduzca a intervenciones destinadas a forzar al niño a comer aquello que le resulta tan desagradable. El sentido del olfato puede estar exageradamente desarrollado, lo cual puede condicionar una tendencia obsesiva a oler los objetos. Los problemas de integración sensorial también pueden mostrarse como una hiposensibilidad a ciertos estímulos. Temple Grandin, una mujer autista muy inteligente, ingeniera, diseñadora de máquinas para granjas de animales, diseñó para sí misma una máquina que le permitía sentir una presión generalizada por todo el cuerpo, lo cual le generaba un efecto altamente relajante y calmante. El día a día del niño autista puede ser muy conflictivo, tanto en el entorno familiar como escolar, debido a problemas de conducta. Diversos factores promueven una conducta desadaptativa, derivada de las características propias del autismo y favorecida por un entorno que el niño autista puede percibir como hostil o amenazante. La inestabilidad en el estado de ánimo contribuye a la

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Intervención psicológica en los trastornos bipolares

El posible papel de la intervención psicológica en el tratamiento de los trastornos bipolares ha seguido un curso comparable al de un trastorno bipolar de tipo I, con síntomas psicóticos en ambas fases. Tras una fase inicial de grandiosa euforia psicoanalítica, en la que se asumió que la psicoterapia desempeñaría un papel fundamental en el tratamiento de la enfermedad bipolar y que las palabras “curarían” dicha enfermedad, los hallazgos neurobiológicos y farmacológicos parecieron inducir una gran fase melancólica para la psicoterapia a mitad de la década de 1970 y en la de 1980; pocos estudios, mucha confusión y una terrible pérdida de interés cuando se llegó a la conclusión, usando los versos de Alberti, de que “las palabras entonces no sirven”. Los años de la década de 1990 se convirtieron en una época de optimismo para la psicoterapia del trastorno bipolar gracias, por un lado, a la eclosión de los nuevos fármacos eficaces para tratar este trastorno, eclosión que propició un renacimiento del interés y de la investigación clínica y terapéutica de los trastornos bipolares y, por otro lado, a la evidencia de que determinadas intervenciones psicológicas se habían mostrado muy eficaces como tratamiento complementario a los psicofármacos en otras enfermedades como la esquizofrenia. Todo ello propició que equipos en todo el mundo centraran de nuevo su interés en el papel de la psicoterapia aplicada a los trastornos bipolares, interés que se introdujo en la primera década de 1990 en la aparición de varias revisiones y manuales y, a partir de 1999, en la publicación de rigurosos estudios clínicos aleatorios sobre la utilidad de distintas técnicas. Las intervenciones psicológicas propuestas para el trastorno bipolar a lo largo de la historia son muy diversas, pero la mayoría de ellas se han publicado sin un apoyo metodológico adecuado, sin grupos control ni evaluación de resultados a ciegas y basándose solo en descripciones anecdóticas de difícil extrapolación (Swartz y Frank, 2001). Por otra parte, la ausencia de análisis independientes para cada subtipo clínico o evolutivo de la enfermedad dificulta la interpretación de los resultados. (extraído de Manual de psicoeducación para el trastorno bipolar. Autores: Francesc Colom, Eduard Vieta, 2004)

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Clasificación de los tipos de trastorno bipolar

Ser bipolar es una enfermedad crónica mental que afecta al estado de ánimo. No es fácil de detectar porque a menudo se confunde con la depresión. Es algo crónico, pero con tratamiento adecuado el paciente puede hacer una vida normal en todos los ámbitos de la vida. Depresión y Bipolaridad. Conocerlas para Vencerlas: Tanto juntos como por separado los trastornos psico emocionales, son actualmente, la gran plaga de nuestra sociedad Trastorno bipolar: Una guia para el paciente y su familia Manual práctico del Trastorno Bipolar: Claves para autocontrolar las oscilaciones del estado de ánimo PSICOTERAPIA EN EL TRASTORNO BIPOLAR: Un abordaje integral Trastorno bipolar de tipo 1 Corresponde al patrón clásico de la enfermedad, y su rasgo diferencial básico es la presencia de manía. El patrón más frecuente es el de manía seguida de depresión mayor. Los síntomas psicóticos pueden aparecer tanto en la fase maniaca como en la depresiva, pero también es posible que estén ausentes. Las principales dificultades en el diagnóstico diferencial se producen con la esquizofrenia, probablemente por la sobrevaloración de la eventual presencia de síntomas psicóticos aparatosos, como los que Kurt Schneider consideró de “primer rango” y porque no se presta la debida atención al curso previo de la enfermedad Trastorno bipolar de tipo 2 Consiste en la combinación de episodios depresivos mayores con hipomanías espontáneas. La comunidad científica está dividida entre quienes consideran que los pacientes depresivos con hipomanías asociadas a tratamientos antidepresivos deben clasificarse como bipolares II y quienes prefieres clasificarlos como unipolares con episodios hipomaníacos inducidos por sustancias, opción que se corresponde con la clasificación DSM-IV. Diversos estudios indican que el trastorno bipolar tipo II es una categoría válida, distinta del trastorno bipolar tipo I y del trastorno unipolar en aspectos genéticos, biológicos, clínicos, evolutivos y farmacológicos. El trabajo pionero de Ayuso y Ramos ya apuntó, como han demostrado estudios posteriores, que el hecho de que el tipo II se asociara a una mayor benignidad clínica iba acompañado con frecuencia de una mayor malignidad evolutiva, en el sentido de un mayor número de episodios. Aunque ésta es una categoría bastante estable, entre un 5 y un 15% de los afectados acaban presentando algún episodio maniaco y convirtiéndose en bipolares I. Muchos bipolares II son diagnosticados y tratados como si fueran pacientes unipolares, porque el paciente solo acude a su médico cuando está deprimido. Todo paciente deprimido debe ser interrogado, si es posible con asesoramiento familiar, acerca de eventuales antecedentes de hipomanía. El trastorno bipolar II podría ser una de las categorías con mayor comorbilidad y mayor riesgo de suicidio. Ciclotimia Se considera una variante menor del trastorno bipolar y a menudo evoluciona hacia el tipo II con menor frecuencia hacia el tipo I. Para Akiskal, evocando a Kraepelin, la ciclotimia constituye el sustrato temperamental de los trastornos bipolares. Se caracteriza por su curso crónico y la elevada frecuencia de los episodios, hasta el punto que el DSM-IV considera un criterio de exclusión la ausencia de episodios durante solo 2 meses. Se trata de episodios de intensidad leve, pero su elevada frecuencia y los cambios de conducta que los acompañan acaban comportando complicaciones psicosociales. A muchos pacientes ciclotímicos se les diagnostica un trastorno límite de la personalidad. En algunos casos existe comorbididad con el trastorno por déficit de atención con hiperactividad del adulto. Estos pacientes son resistentes a los tratamientos antidepresivos, sobre todo con tricíclicos, pero también con IMAO, y responden mejor a eutimizantes. Otros trastornos bipolares Algunos autores han propuesto nuevos subtipos categóricos, como el trastorno bipolar de tipo III (Akiskal, 2000) para pacientes con antecedentes familiares de trastorno bipolar que presentan depresiones e hipomanías únicamente durante el tratamiento antidepresivo. Este mismo autor define la existencia de pacientes con temperamento hipertímico que presentan episodios depresivos cuyas características psicobiológicas les acercarían más al espectro bipolar que al unipolar, y depresiones ansiosas que podrían considerarse estados mixtos. En el otro extremo, también los trastornos esquizoafectivos y las psicosis cicloides podrían formar parte del espectro, aunque los primeros tienen un lugar reconocido en las dos taxonomías vigentes.     (extraído de Manual de psicoeducación para el trastorno bipolar. Autores: Francesc Colom, Eduard Vieta, 2004)  

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¿Qué es el síndrome de Korsakoff y quién lo fundó?

Cuadro clínico característico de ciertas formas de alcoholismo crónico y que consiste en la asociación de síntomas mentales (desorientación temporospacial, amnesia de fijación y confabulaciones) y síntomas neurológicos de polineuritis (parestesias y algias, especialmente en las piernas), por lo que se conoce también como psicosis polineurítica alcohólica de Korsakov. Se presenta frecuentemente como evolución posterior de un acceso de delírium trémens. La etiología alcohólica es indirecta, pues la causa de este síndrome es la carencia crónica de vitamina B que acompaña al alcoholismo, pero también puede darse en otras enfermedades. El tratamiento consiste en la abstención de alcohol y la administración de aneurina y otras vitaminas del complejo B. Algunos casos se recuperan totalmente, pero buen número de ellos solo mejoran dejando síntomas residuales crónicos Fue descubierto por Sergey Korsakoff a finales del siglo XIX en relación a una serie de estudios que presentó y que desembocó en el término “psicosis de Korsakof” (que lleva su nombre) en el cual se dio cuenta de que los efectos del alcohol en consumidores habituales iban asociados una serie de desórdenes mentales acompañados de síntomas neuríticos. Korsakoff ha servido de inspiración para Europa occidental y muchos médicos han utilizado el síndrome para asociarlos a los casos en que se presenta amnesia.        

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¿Qué es el TOC de contaminación y cómo curarlo?

Las Obsesiones se definen como: Pensamientos, imágenes o sensaciones recurrentes y persistentes que se experimentan como intrusivos, repetitivos e inapropiados, causando malestar emocional (duda, ansiedad, miedo, culpa, vergüenza…) gran duda, ansiedad y miedo en la persona. El sujeto intenta evitarlas, suprimirlas o neutralizarlas mediante otros pensamientos o actos. Son falsos mensajes que genera el cerebro del afectado. ¿Qué es el T.O.C. de contaminación física? El T.O.C. de contaminación principalmente está basado en el miedo a infectarse de VIH y a morir. La persona tiene frecuentes pensamientos que son involuntarios, repetitivos e irracionales que le generan un gran sufrimiento como por ejemplo por tocar el pomo de un aseo público voy a contagiarme de VIH. Ante ese pensamiento reacciona de manera errónea evitando tocar los pomos de los baños con la mano y en el caso de que los toca se lava excesivamente las manos y se ducha repetidas veces. Estas repeticiones son erróneas ya que se tratan de compulsiones que alimentan y mantienen el problema ¿Cuál es el objetivo de la técnica de exposición? El objetivo es perder la errónea credibilidad que genera el T.O.C. y aplicarse una vez trabajada la sobreexposición la parte cognitiva, la técnica de prevención de respuesta y elaborado una buena jerarquía de estímulos. ¿Qué pautas son recomendables en esta técnica? Es fundamental establecer una jerarquía de estímulos porque es importante empezar por las situaciones que generen menos malestar. De esta manera iremos realizando exposiciones de menos a mayor dificultad. Durante la exposición se irá observando el nivel de malestar y quedará finalizada cuando la ansiedad haya bajado hasta el 70%. Aunque las primeras exposiciones podemos terminarlas cuando el malestar haya bajado a la mitad. La persona no ha de estar muy medicada cuando le apliquemos esta técnica La técnica de la exposición con prevención de respuesta Cuando tienes la necesidad de compulsionar o te vienen esos pensamientos de que estás contagiada ahí es donde tienes que aplicar la técnica de prevención de respuesta. La prevención de respuesta consiste en seguir una serie de pasos donde tienes que identificar el pensamiento obsesivo, atribuirlo a tu T.O.C., aceptar que va a estar ese pensamiento e incluso ese malestar para poder reenfocar en el aquí y en el ahora. Reenfocar en el momento presente. De esta manera podrás reconducir tu vida cuando aparezca el T.O.C. En lugar de seguir el camino del T.O.C. hay que seguir el camino de la prevención de respuesta para que sea eficaz tu recuperación       La Terapia de Exposición TOC. Cómo exponerte. Trastorno Obsesivo Compulsivo. Asociación TOC Granada TELÉFONOS DE INFORMACIÓN Y AYUDA AL TOC: 626 39 70 77 – 958 958 062 PROTOCOLO ABREVIADO DE  TERAPIA INDIVIDUAL DE LA ASOCIACIÓN TOC GRANADA (ÚLTIMA REVISIÓN NOVIEMBRE DE 2022) Más información en https://tocgranada.com/

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¿A qué se debe la enuresis nocturna o incontinencia urinaria?

La enuresis nocturna constituye un hecho muy frecuente en la infancia. Puede decirse que hacia los dos años la mayoría de niños han conseguido un dominio de la función vesical; no obstante, todavía cabe considerar como normal la enuresis nocturna esporádica hasta los tres o cuatro años. La enuresis, como fenómeno patológico, puede prolongarse hacia la adolescencia y aun durar toda la vida. Su frecuencia es doble en los niños que en las niñas y casi siempre es expresión de un problema emocional basado en conflictos inconscientes que tienen su raíz en el aprendizaje de las normas sociales, son muy pocos los casos en que se comprueba alguna causa orgánica o fisiológica. Es frecuente que niños mayorcitos que ya habían superado la etapa del aprendizaje sufran una enuresis pasajera con motivo de situaciones de tensión emocional que los lleva a una conducta regresiva de infantilización transitoria (nacimiento de un hermano, p.ej.)

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¿Una persona con psicosis es peligrosa?

La psicosis según la definición de la Real Academia de la Lengua Española es una enfermedad mental caracterizada por delirios o alucinaciones, como la es esquizofrenia o la paranoia. Las psicosis se clasifican en psicosis sintomáticas, orgánicas o tóxicas, y psicosis funcionales. Las primeras se deben a un proceso de desorganización lesional o tóxica de los tejidos cerebrales, mientras que las segundas carecen de causa desconocida y son el objeto principal de las discusiones entre psiquiatras organicistas y funcionalistas. Psicosis sintomáticas Este grupo abarca todos los trastornos mentales de tipo psicótico que surgen como consecuencia de una afectación lesional o tóxica del cerebro. Se caracterizan por una sintomatología confusional en los casos agudos y transitorios, y por una desestructuración demencional de la personalidad en los casos de evolución crónica. Su curso agudo o crónico depende directamente de la naturaleza aguda o crónica de la afectación original. Se incluyen aquí los síndromes asociados a traumatismos cerebrales, trastornos seniles y arterioscleróticos, lesiones sifilíticas tardías, alteraciones neurológicas crónicas de causa dudosa o desconocida, intoxicación alcohólica, toma de algunos medicamentos, trastornos de la nutrición y trastornos del metabolismo y las glándulas de secreción interna. Es evidente que se trata de un grupo de enfermedades muy amplio en el que se encuentran la medicina interna, la neurología y la psiquiatría y en el que el papel de ésta tiene a menudo un carácter secundario. Psicosis funcionales Tienen mayor interés psiquiátrico que las anteriores, por cuanto constituyen enfermedades graves de la personalidad sin causa orgánica apreciable y son el verdadero banco de pruebas de toda teoría psicopatológica. Según un criterio puramente clínico y descriptivo se clasifican en psicosis esquizofrénica y psicosis maniacodepresiva. Es interesante la observación de que uno y otro tipo de psicosis inciden con más frecuencia en las llamadas personalidades psicóticas, sin que ello quiera decir que toda personalidad pre psicótica haya de abocar necesariamente a la enfermedad psicótica. La personalidad pre esquizofrénica se caracteriza por un biotipo asténico (predominio de los diámetros longitudinales sobre los transversales, pecho hundido y perfil de pájaro) y un psicótico esquizoide (introversión, insociabilidad, extravagancia). Psicosis esquizofrénica La esquizofrenia es una enfermedad mental que aparece generalmente en la pubertad o juventud y que se caracteriza por un trastorno global de la personalidad, que afecta al pensamiento, al lenguaje, la afectividad y la conducta en general, y por su tendencia a la evolución crónica con desorganización progresiva de la personalidad. Su incidencia llega al 1% de la población general. La cuarta parte de los ingresos en los hospitales psiquiátricos corresponde a esquizofrénicos, quienes ocupan el 60% de las camas de los hospitales. Los síntomas más peculiares y llamativos son el bloqueo psíquico, la experiencia de algo insólito y amenazador presente en el ambiente y que pronto cristaliza en ideas delirantes y alucinaciones y lleva al uso de neologismos personales y extravagantes, porque el lenguaje normal no permite expresar una experiencia tan fuera de lo habitual. También son típicos el sentimiento de perplejidad y los trastornos de la afectividad, que van desde la incongruencia emocional al aislamiento y la indiferencia. La conducta suele ser extravagante e incomprensible si no se aborda a través del conocimiento de las vivencias personales y delirantes del enfermo. En general se distinguen cuatro variedades de esquizofrenia. La esquizofrenia simple tiene un inicio precoz y  se caracteriza por su mayor tendencia a la cronicidad y su pobreza sintomática, limitada a la esfera afectiva y a las quejas hipocondriacas. La hebefrenia es parecida a las anteriores, de la que se distingue por el aspecto “estúpido” del paciente y por seguir un curso aun más grave y desintegrador. En la esquizofrenia catatónica predominan los síntomas psicomotores: el enfermo está totalmente aislado del mundo, no habla ni reacciona a los estímulos y puede permanecer largos periodos en posición estatuaria, conservando la postura en que se le deja. La esquizofrenia paranoide es la más frecuente; su comienzo suele ser insidioso y más tardío y en su sintomatología predominan las ideas delirantes de autorreferencia y de persecución. Por lo general se presenta en personas que ya manifestaban rasgos paranoides en su carácter. Psicosis maniaco-depresiva Es una forma de psicosis que difiere mucho de la esquizofrenia tanto por su sintomatología como por su evolución. En efecto, la sintomatología se caracteriza por accesos de manía o de depresión de duración breve que pueden alternarse o bien sucederse como crisis repetidas de un mismo tipo. Entre las diversas crisis se intercalan periodos lúcidos que se caracterizan por una normalidad aparente y una duración variable, que puede llegar a ser de años e incluso del resto de la vida en ciertos casos que solo sufre una única crisis de tipo maniaco o depresivo. La edad de presentación de la primera crisis suele ser por término medio más tardía que la de inicio de la esquizofrenia. Se está de acuerdo en que los factores hereditarios y constitucionales son más evidentes en la psicosis maniaco-depresiva que en la esquizofrenia. Tratamiento de la psicosis El tratamiento de las psicosis orgánicas es fundamentalmente el de su enfermedad causal, secundado por una terapéutica psicofarmacológica sintomática. En cuanto a las psicosis funcionales, se han producido cambios radicales en las últimas décadas, que han revolucionado el panorama psiquiátrico. Las técnicas terapéuticas actuales se dividen en tratamientos biológicos, farmacoterapia, psicoterapia y tratamiento institucional y pueden asociarse entre sí en distintas formas. El tratamiento biológico más empleado es el electrochoque que a pesar de practicarse mucho menos que hace unos años, sigue teniendo sus indicaciones, especialmente en las depresiones graves con peligro de suicidio. Los psicofármacos se utilizan con buenos resultados. Las técnicas psicoterápicas son variadas y van desde la simple psicoterapia de apoyo, que ayuda a algunos enfermos a controlar sus síntomas y a mantener un equilibrio suficiente para seguir una vida socialmente útil, hasta la psicoterapia profunda de tipo psicoanalítico encaminada a conseguir una modificación duradera de las estructuras psicológicas del psicótico. El tratamiento institucional, que comenzó como un intento de humanización del ambiente de los antiguos manicomios, para convertirlos en verdaderos

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