Nombre del autor:Eva María Galán Sempere

Razones para no tener miedo a volar

Las invitaciones a viajar se multiplican: tomar el té en Ceilán, dar un salto a París de una alentada, encontrar América a los pies, son las propuestas hasta cierto punto de menor envergadura de las compañías de navegación aérea. Los viajes en grupo, por vuelos Charter, y el considerable abaratamiento de las tarifas de los transportes aéreos han eliminado las distancias. Hoy no existe ya el fin del mundo: Nueva York no está sino a unos 10.000 kilómetros de Madrid, lo que solo representa siete horas de vuelo. Más seguro que en coche Por lo demás, se ha vuelto mucho más arriesgado ponerse al volante de un coche un fin de semana que subir a bordo de un Boeing 707. No obstante, en la época en que la mayoría de los aeropuertos occidentales tienen dificultad para acoger un tráfico cada día más intenso, ahora en que los transportes aéreos comienzan a suplantar en algunos países a los demás medios de comunicación, hay personas que sienten tal pánico al avión, que prefieren no viajar sino cuando el viaje es irrealizable por vía terrestre o marítima. No todos los pasajeros experimentan un terror semejante cada vez que suben a un avión, pero son numerosas las personas que confiesan sentirse oprimidas, angustiadas o incomodadas desde el momento en que el avión en el que están levanta el vuelo. Esta ansiedad adopta formas diferentes según los temperamentos. Algunas personas sienten malestar durante todo el viaje y particularmente cuando miran al suelo o al mar a través de las ventanillas, otras temen sobre todo el despegue o el aterrizaje, mientras que hay quien se siente aterrado al mejor bache de aire o en los cambios de altitud, pero está relativamente tranquilo durante el resto del vuelo. Ocurre incluso que algunos futuros pasajeros padecen insomnio, cuando no pesadillas, varios días antes del viaje. Este miedo puede transformarse en verdadero terror en las personas que intentando curarse del mal, rechazan su angustia y se esfuerzan en volar. Cuando ya no soportan más vivir un calvario cada vez que suben a un avión, deciden acudir a un médico: con frecuencia es demasiado tarde. El miedo está tan arraigado en ellos, que cualquier tratamiento resultará ineficaz. ¿Cómo explicar esta fobia? Desde luego, la ansiedad es una reacción natural en una situación que presenta un peligro real e importante; pero, en ese caso, no se debería tomar nunca el volante del coche despreocupadamente. Las estadísticas demuestran que los transportes aéreos son lo más seguros y que arriesga uno la vida mucho más en la carretera durante los fines de semana o al dirigirse en coche al aeropuerto que volando rumbo a Tokio, Casablanca o Moscú. Por lo tanto, desde el momento en que este miedo a volar no corresponde a un peligro real y cuando no se consigue dominar la angustia aun sabiendo que tomar un avión es en el 99,8% de los casos una garantía de llegar sano y salvo a buen puerto, puede admitirse que ese pánico va más allá del simple miedo a morir. En algunos se trata de una forma claustrofóbica, ya que por confortable y espacioso que pueda ser un avión, sigue siendo exiguo y la perspectiva de pasar varias horas encerrado en él puede resultar insoportable. La angustia, puede manifestarse de varias maneras: depresión, irritabilidad, jaqueca, vértigos, vómitos, palpitaciones, sincopes, sudores o temblores son los síntomas más corrientes. Trastornos psicosomáticos ¿Se puede hablar de trastornos psicosomáticos en presencia de tales perturbaciones? Es difícil establecerlo, ya que se ignora si es la angustia la que produce los trastornos o bien es el resultado de las alteraciones físicas. Sea como fuere, puede decirse, sin temor a equivocarse demasiado, que las variaciones de altitud y de aceleración del aparato, perturban la homeostasia del organismo (sistema regulador del equilibrio). Por los demás, los médicos prefieren aliviar a los enfermos de sus molestias a investigar las causas psíquicas de su angustia. Antes de iniciar un tratamiento – dice el doctor O’Connor, médico ingles que ha tratado a varios pacientes que sufrían fobia al avión, pasajeros que, a su vez, eran sin saberlo también, pilotos – es indispensable persuadir al enfermo de que volar no es peligroso. Por tanto, todos los enfermos empiezan por iniciarse en algunos principios elementales de aerodinámica que les demuestran que un avión no se mantiene en el aire milagrosamente. Un tratamiento específico Una vez que el angustiado está íntimamente convencido de la seguridad técnica de los transportes aéreos, aprende a relajar cada uno de sus músculos, y especialmente los del cuello. Efectivamente, la crispación de éste favorece la tensión psíquica. Estas sesiones de relajación sobre todo al principio, tendrán lugar diariamente durante unos minutos. El paciente debe ser capaz, después de unos quince o veinte días de relajación, imaginar serenamente la posibilidad de volar. Esta fase de relajación es, sin duda alguna la más importante del tratamiento, ya que enseña al enfermo a controlarse cuando se siente angustiado. Finalmente, la última etapa consiste en que el sujeto efectúe un vuelo en un avión, sentado junto al piloto. Una vez superada esta última prueba, el paciente será autorizado a sumergirse en el ambiente de los aeropuertos. Desde ese momento empezará la espera de la salida, precedida por los anuncios incesantes: “se ruega a los señores pasajeros con destino a Montreal se dirijan a la puerta de acceso…” o bien “salida inmediata del vuelo…con destino a …” Si, en medio de estas docenas de falsas salidas, el antiguo enfermo consigue conservar la calma y franquear con la sonrisa en los labios la pasarela de un avión, su recuperación está prácticamente conseguida. Gracias a esta terapéutica quizá miles de personas puedan tomar el avión con toda serenidad y no estarán ya obligados para superar su angustia, a transformarse en alcohólicos en cuanto se abrochan el cinturón de seguridad. El whisky constituye un estimulante muy favorable, según los cálculos de una compañía aérea británica que en 1970 sirvió 24.000.000 bebidas alcohólicas a menos de 2.000.000 de pasajeros. El

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¿Qué es la PNL y cómo funciona?

A través de muchos libros de PNL o en alguno de los cursos sobre la misma, encontraremos información sobre como John Grinder y Richard Bandler la crearon allá por los años 70 del siglo XX, en la Universidad de Santa Cruz, en California. Su trabajo tuvo un objetivo muy ambicioso: descubrir por qué unos determinados psicoterapeutas obtenían unos resultados excelentes con sus pacientes y otros no. Para ello escogieron a tres grandes de la época: Franz Perls, creador de la terapia Gestalt; a Milton Erickson, el gran genio de la hipnosis clínica y a Virginia Satir, gran maestra de la terapia familiar. Y aunque cada uno de ellos empleaba técnicas diferentes, se dieron cuenta de que tenían mucho en común en lo que representa a la creación de empatía, atención sobre el lenguaje verbal y no verbal y a todo aquello que denominaríamos microconducta. Clásicamente a la PNL se le define como el estudio de la estructura de la experiencia subjetiva. Es decir, explora cómo organizamos lo que vemos, oímos y sentimos y cómo construimos y filtramos el mundo exterior a través de nuestros sentidos. Con todo ello construimos nuestra realidad. También explora cómo describimos eso con el lenguaje y cómo actuamos, tanto de forma consciente como inconsciente, para producir resultados. Desde esta perspectiva se puede entender muy bien el porqué de este nombre tan raro: Programación: dicho sin anestesia “estamos programados”. Programados por nuestra familia, la escuela, la sociedad, por los diferentes modelos que hemos ido aprendiendo a lo largo de nuestra vida y que nos hacen percibir el mundo, lo que somos, lo que es la vida, lo que es correcto o inadecuado, etc. Y, haciendo una generalización, podemos decir que la mayoría de estos programas quedan fuera de la consciencia. Es más, si hubiéramos nacido en el seno de otra familia, en otras circunstancias, en otra cultura, nuestros programas serían diferentes. Neuro: porque a través de nuestro sistema neurológico recogemos todo tipo de información conscientemente. Sobre todo, lo hacemos a través de nuestros sentidos (vista, oído, tacto, gusto, olfato), consciente e inconscientemente. Y todo ello se traduce en una conducta o comportamiento al dar significado a toda esa información. Lingüística: se refiere a que utilizamos el lenguaje para ordenar nuestros pensamientos y conductas, darles sentido y comunicarnos con nosotros mismos y con los demás. Es decir, nuestros pensamientos se pueden transmitir mediante el lenguaje que los estructura. De tal manera que tanto lenguaje verbal como el no verbal refleja lo que hay en nuestro interior. Y, ¿cuál sería la finalidad de la PNL? En pocas palabras, buscar la excelencia en el ser humano. La PNL nos ayuda a entender el comportamiento humano, cómo hacemos para dar un significado a las cosas que nos pasan y a nuestra propia existencia. Nos ha conscientes del mapa (modelo) que hemos hecho del mundo. Estudia y disecciona las estrategias físicas, mentales y emocionales que utilizamos. Nos ayuda a ser mas conscientes de nosotros mismos y de los demás. Nos provee de conocimientos y herramientas para poder cambiar conductas y dar respuestas mas saludables ante las diferentes situaciones. Nos permite adecuar nuestras creencias y valores para ser más congruentes, eficaces y felices. Es darnos la oportunidad para ir creando la mejor versión de nosotros mismos, Por todo ello, la PNL, nos puede aportar estrategias y recursos muy útiles y entretenidos, para prevenir y tratar el estrés. Lo que nos estresa no son las circunstancias propias de la vida, sino el cómo cada uno de nosotros interpretamos esas circunstancias; el significado que les damos y cómo respondemos ante ellas. Según el profesional de este libro, en consulta se encuentra con personas que, ante cualquier contratiempo en su día a día, por pequeño que sea, responde estresándose. Con cosas tan nimias como tener que cambiar una bombilla que se ha fundido, el que se estropee la impresora, no encontrar sitio para aparcar a la primera, esperar la respuesta inmediata de un wasap que no llega o tener que hacer cola para pagar en un supermercado. Cuando estas actitudes se van repitiendo en el tiempo, y vamos acumulando estrés de forma crónica, al final se traducirá en síntomas físicos, mentales, emocionales o enfermedad. La PNL nos enseña a tomar conciencia de nuestra realidad, a darnos cuenta de si nuestros pensamientos nos ayudan a vivir mejor o nos crean infelicidad, si nuestras creencias nos aportan recursos o nos limitan en el desarrollo de nuestra existencia. Nos enseña a dar un mejor sentido a nuestra vida, las relaciones, el trabajo, la salud, etc. y junto con esto, nos aporta recursos y herramientas para el cambio hacia una vida mejor. Así nos encontramos con las respuestas a las preguntas fundamentales: ¿Qué me pasa? ¿Desde cuándo? ¿Dónde, en qué circunstancias? ¿Cómo hago, mental, emocional y conductualmente para estar así? ¿Qué capacidades y recursos tengo o puedo adquirir al respecto? ¿Quiero cambiar? ¿Puedo cambiar? ¿Merezco cambiar? ¿Qué es lo realmente importante para mí? Solo haciéndonos preguntas adecuadas, tendremos respuestas adecuadas. Todo ello, tiene que ver, en gran medida, con nuestro diálogo interno. Lo que nos decimos a nosotros mismos y cómo nos lo decimos. Este diálogo es continuo, no para ni cuando dormimos. Y dependiendo como sea éste, así creamos nuestro estado interno y, como consecuencia, nuestra respuesta ante cualquier situación. Es decir, así construimos nuestra realidad. (información extraída de Trata el estrés con PNL / José Pérez Martínez, 2017)  

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¿Cómo afecta en las mujeres el síndrome de Rett?

El síndrome de Rett es un trastorno muy grave del desarrollo del sistema nervioso que afecta de forma casi exclusiva a las mujeres. Fue descrito por Andreas Rett en 1966. Los aspectos clínicos más representativos son: regresión psicomotora, movimientos estereotipados, marcha atáxica y conducta autística. El gen causante del síndrome de Rett, el MECP2, se descubrió en el año 1999. Está ubicado en el brazo largo del cromosoma X. puesto que las mujeres tienen dos cromosomas X, parecería que deberían estar menos afectadas. Una posible explicación puede residir en que la ausencia de una copia funcional del MECP2 sea letal para el feto masculino antes del nacimiento. Otra cuestión es por qué las mujeres están afectadas a pesar de que uno de sus cromosomas X es normal. Esto se debe al fenómeno de inactivación del cromosoma X, un proceso normal según el cual el cromosoma X se inactiva aleatoriamente en cada célula. Esta deficiencia parcial permite a las mujeres sobrevivir y desarrollarse normalmente durante la primera infancia. A pesar de que puede heredarse, más del 95% de caso son mutaciones de novo. El gen MECP2 codifica una proteína que inhibe la función de otros genes que deben dejar de actuar de forma sincronizada para regular el desarrollo del cerebro. La incidencia se estima en 1 de cada 10.000-20.000 recién nacidos. El desarrollo es aparentemente normal hasta la edad de 6 a 18 meses. Una vez que se inicia la regresión, ésta suele ser bastante rápida. Se pierden habilidades motoras, tanto en lo que se refiere al equilibrio y coordinación como en los movimientos propositivos de las manos. Suele aparecer un leve temblor en las manos y, sobre todo, movimientos estereotipados consistentes en actividad manual de lavado de manos. También es posible una tendencia estereotipada a llevarse las manos a la boca. Se pierden, si es que se habían adquirido, algunas habilidades lingüísticas y la capacidad de comunicación, tanto verbal como no verbal. En conjunto su conducta puede definirse como autística, por su falta de interacción social, su incapacidad para comunicarse y la presencia de estereotipias. Muchas niñas afectas muestran también problemas conductuales y emocionales, que incluyen ansiedad, bajo estado anímico y conducta auto agresiva. Las niñas con síndrome de Rett desarrollan microcefalia y pueden tener convulsiones que aparecen entre los 2 y 4 años. Además, es bastante común la presentación de disfunción respiratoria periódica, trastornos de la alimentación, retraso del crecimiento, constipación, distonía y escoliosis. Al periodo de regresión rápida, le sigue un estancamiento con persistencia de las conductas autísticas y el trastorno motor. Actualmente, está incluido en el Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (DSM-IV) entre los trastornos generalizados del desarrollo, pero fácilmente salta a la vista que el Síndrome de Rett difiere en muchos aspectos, no solo clínicos, sino también conceptuales, de los otros trastornos generalizados del desarrollo. El síndrome de Rett se relaciona con una alteración genética específica, se asocia a importantes manifestaciones neurológicas y sistemáticas y sigue un curso muy distinto al del resto de trastornos generalizados del desarrollo. (información extraída de Trastornos del neurodesarrollo / editores, Josep Artigas-Pallarés, Juan Narbona, 2011)

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¿A qué se debe la pérdida de memoria?

El proceso por el cual se pueden recordar hechos pasados, tanto recientes como lejanos, tiene lugar en el cerebro. La información (palabras, imágenes, olores, sensaciones y otros muchos tipos de datos) llega al cerebro sobre todo a partir de los sentidos, asentándose en las células cerebrales, inicialmente en lo que se denomina “memoria reciente”, luego, con frecuencia mediante un proceso más o menos consciente, estos datos se organizan de forma lógica y se guardan en una “memoria a largo plazo”. Cuando recordamos, tiene lugar el proceso de buscar, por lo general por asociación de ideas, aquellos datos que se hallan almacenados en las células cerebrales. Fallos Olvidarse de algo que se creía recordar ocurre con frecuencia. Los fallos diarios de memoria no son, por lo general, debidos a ninguna dolencia, sino que forman parte del proceso normal de memorización. Por una parte, no todas las personas tienen la misma facilidad de recordar, si bien se sabe que casi nadie utiliza más allá de una décima parte de su posible capacidad memorística. Por otra parte, influye de forma considerable en estos “olvidos diarios” el temperamento y el grado de estrés de un individuo en un momento determinado. El proceso de recordar un dato puede verse entorpecido por un torbellino de ideas que acuden a la mente y que hace difícil o más lenta la recuperación del dato buscado. Por dicha razón, las personas de temperamento nervioso y muy ajetreado en su quehacer diario sufren más olvidos que las personas tranquilas y que gozan de un temperamento reposado. No es posible aumentar la capacidad memorística de una persona mediante la administración de fármacos u otros remedios “milagrosos”, si bien en la actualidad existen técnicas de desarrollo de la memoria que, por medio de reglas mnemotécnicas y de asociación de ideas, pueden mejorar la facilidad para recordar los datos que nuestra memoria ya posee. Por otra parte, parece ser que existen diversos tipos de memoria, en el sentido de que hay personas a las que les resulta muy fácil reconocer una cara y por el contrario, no logran recordar el nombre del individuo en cuestión. Otras recuerdan con mayor facilidad una melodía o un olor. Parece ser que la memoria es selectiva y que en unos individuos se muestran más eficaz con los datos percibidos por determinados sentidos y menos eficaces con otros. Amnesia Se denomina amnesia a la pérdida parcial o total de memoria, proceso más profundo que el ocasional olvido diario o momentáneo. La amnesia puede ser debida a muy diversas causas, siendo las más frecuentes las lesiones cerebrales producidas por un traumatismo craneal, o por tumores o hemorragias cerebrales. También pueden provocar amnesia los procesos infecciosos y las intoxicaciones. A veces, la pérdida de memoria tiene un origen psíquico. Puede tratarse de un episodio muy desagradable o de una fuerte emoción que impacta profundamente al individuo. Ante estas circunstancias, el subconsciente puede reaccionar mediante un mecanismo de autodefensa, impidiendo que el individuo recuerde el hecho en sí o, incluso bloqueando sus recuerdos. Las personas ancianas sufren un lento, pero progresivo deterioro de la memoria. Esto es debido a que las células cerebrales que envejecen y mueren no son sustituidas por nuevas células, con lo que, a medida que transcurren los años, quedan menos células capaces de retener los datos. La enfermedades de Alzheimer (o mal de Alzheimer) que afecta más a las personas ancianas, causa un profundo deterioro de todas las células cerebrales y en particular de las que se hallan relacionadas con la memoria, por lo que el enfermo, en fases avanzadas, llega a ser incapaz de reconocer a sus parientes más cercanos. (Información extraída de Guía médica familiar, 1994)

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Diagnóstico del Síndrome de Prader-Willi (SPW)

El síndrome de Prader-Willi es un trastorno genético, poco frecuente, que se caracteriza por retraso mental, hipotonía, estatura baja, labilidad emocional y apetito insaciable que conduce a la obesidad importante. Este síndrome descrito en 1956 por Prader et al se genera por una falta de expresión de la zona 15q11-q13 del alelo del origen paterno. Esta región se regula de acuerdo con los mecanismos de la impronta. La impronta es el mecanismo (metilación) por el cual ciertos genes o grupos de genes, quedan modificados de modo diferente según sean heredados del padre o de la madre. Por esta razón se expresa de forma distinta el alelo paterno o el materno. Por lo tanto, si existe una deleción en el alelo procedente del padre, la zona borrada no puede ser compensada por el alelo materno a causa de su impronta. Si existe una disomía uniparental de origen materno (ambos alelos llevan la impronta materna) no se puede expresar la zona que debería aportar el padre. En este caso, los efectos prácticos son similares a los de la deleción de procedencia paterna. La mutación de la impronta paterna también genera dos alelos con impronta materna; por tanto, en este caso, ocurre lo mismo que en la deleción paterna. La expresión del gen es distinta en el alelo paterno y en el alelo materno; por ello, según deje de expresarse uno u otro, aparecerá el SPW (falta de expresión de 15q11-q13 de origen paterno) o el síndrome de Angelman. En el SPW la desactivación de los genes de esta zona puede tener tres orígenes distintos: Deleción del gen de origen paterno Disomía uniparental de origen materno Mutación de la impronta de procedencia materna (información extraída de Trastornos del neurodesarrollo / editores, Josep Artigas-Pallarés, Juan Narbona, 2011)

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¿Qué son las constelaciones familiares y para qué sirven?

Las Constelaciones Familiares nos muestran las dinámicas inconscientes en las que nos vemos envueltos, y el camino para que vuelva a fluir la armonía en nuestras relaciones y en nuestra Vida. Tomando conciencia del lugar que nos pertenece y de nuestras raíces, conectamos con nuestra fuerza, con nuestra sabiduría interna y con la capacidad para confiar y abrirnos a la Vida sin miedo. En los talleres de Constelaciones Familiares hacemos que lo invisible se vuelva visible, descubrimos el origen, y también el camino, para desbloquear o superar aquello que nos está provocando desequilibrios o nos mantiene estancados. Se pueden constelar conflictos, fobias, miedos, temas de salud, trabajo, familia, pareja, adicciones, apatía, tristeza, depresión, desvalorización…. A los talleres podemos asistir para constelar algún tema personal o como observadores, papel en el que también trabajamos temas nuestros, que se ven reflejados, de una manera u otra, en las Constelaciones de los compañeros. Constelar nos aporta siempre claridad y dirección en la sanación de nuestras heridas. María Ángeles Alandete Segura facilitadora de Constelaciones Familiares Recuerdo que a mis 16 años, ya tenía muchas inquietudes, muchas preguntas sin respuesta, y una cantidad considerable de nudos en mi vida que no conseguía desenredar. Buscaba aquí y allá las respuestas a todas esas preguntas. Comencé a buscarlas primero en libros, luego a practicar meditación, a asistir a charlas y a cursos de autoconocimiento (en aquel momento bastante escasos). Me acostumbré a ir mirando cada vez menos fuera, y más adentro; y a buscar allí las respuestas. La vida, poco a poco, las fue trayendo, y fue también abriendo nuevos caminos de aprendizaje. Más tarde en el tiempo, me fui formando en diferentes terapias: Esencias florales, para trabajar con las emociones estancadas, bloqueadas. Con el dolor, la tristeza, la ansiedad, y tantas otras. Hice, durante un largo periodo de tiempo, seminarios de Kinesiología, de Restauración Bioenergética, y muchos otros. Y luego, llegaron las Constelaciones Familiares. Durante años, asistí a talleres de Constelaciones, comprendiendo con más profundidad cada vez, las poderosas fuerzas que nos mueven, las lealtades, los lazos, y los vínculos visibles e invisibles que tenemos. Fui ampliando la mirada, y el espacio, tanto en mi mente como en mi corazón, hacia nuestro árbol genealógico; hasta que un día, sentada en silencio frente al mar, decidí formarme en Constelaciones Familiares. Nunca estaré suficientemente agradecida de haberlas encontrado en mi camino y de aquella decisión. Desde entonces, hace más de 10 años ya, trabajo con ellas, tanto a nivel grupal como individual, y no consigo imaginar  ningún otro trabajo más bello, ni en el que desearía estar. Cada sonrisa, cada nuevo brillo en los ojos en los que antes había tristeza o desaliento, cada espalda y cada corazón más ligeros de pesos, nudos y cargas, son preciosos regalos que recibo en cada taller.

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Tabaquismo: consecuencias en la salud

Los organismos sanitarios oficiales de ciertos países han terminado por reconocer que el tabaquismo es una enfermedad: se trata no solamente de un problema médico, sino de un problema de higiene mental, ya que los peligros conocidos y reconocidos del tabaco no consiguen que el consumidor prescinda de él; es, por lo demás significativo que la Liga de Higiene Mental francesa haya escogido el tabaco entre los temas de sus “Jornadas de Salud Mental” Paliativo y remedio No se puede comprender la importancia de esta plaga si no se tiene en cuenta la función social del tabaco, si no existe prácticamente sociedad alguna que desconozca el tabaco, bajo una u otra forma, es quizás porque facilita los contactos en el siglo XVIII, la tabaquera era el regalo diplomático por excelencia. En las clases sociales menos favorecidas debió de surgir la evidencia de que fumar disminuía el apetito y algunos pueblos le han adjudicado poderes terapéuticos, como Mongolia o Siberia, donde se creía eficaz contra la tuberculosis. Todo esto explica, tal vez, que el tabaco sea la única prohibición religiosa que no ha sido nunca respetada. Sea de ello lo que fuere, el caso es que los beneficios del tabaco son escasos comparados con sus peligros, se estima que fumar mucho a los veinticinco años reduce la expectación de vida en tres o cuatro años. El tabaco está directamente implicado en dos terrenos muy importantes de la patología el cáncer de las vías respiratorias y las enfermedades cardiovasculares. El tabaco es asimismo responsable de numerosos infartos de miocardio. Crea un estado equivalente al efecto de un choque emotivo permanente. Volvemos a encontrarlo en el origen de determinadas arterias (enfermedades que afectan sobre todo a las arterias de las piernas). Estas arteritis pueden degenerar en gangrena si el enfermo continúa fumando. Los médicos americanos han adoptado una fórmula dramática para dirigirse a sus enfermos y les dicen o cortar el cigarrillo o cortar la pierna. En contrapartida, la enfermedad puede curarse si es tratada al principio y si el paciente deja de fumar. Una cifra más al respecto, la arteritis amenaza al 90% de los grandes fumadores. Es pues, fundamental que los fumadores tomen conciencia de los peligros que corren. Pero es una cuestión que solo les afecta a ellos. Por el contrario, es absolutamente necesario que las mujeres embarazadas conozcan la importancia del perjuicio que pueden producir a su futuro hijo al fumar. En efecto, si el tabaco hace más vulnerables las vías genitales, si provoca trastornos de las reglas, una menopausia prematura o incluso la esterilidad, origina, sobre todo, sufrimientos al niño durante el embarazo, especialmente por un defecto de oxigenación; por la auscultación se constata que el corazón del bebé late más de prisa durante los 20 minutos que siguen al consumo de un cigarrillo por su madre. Pero esto no es todo, el tabaco perturba el desarrollo del sistema nervioso del niño y tal vez su evolución ulterior. El tabaco es también responsable de cierto número de abortos y de incidentes en el nacimiento que pueden provocar la muerte porque los hijos de mujeres que fuman son con frecuencia deficientes. Si la madre amamanta a su hijo, los perjuicios del tabaco persisten, porque la nicotina pasa a la leche materna. Sin embargo, se puede ser optimista al respecto: es un hecho comprobado que la mayoría de las mujeres que se niegan a dejar de fumar por su propio bien, son capaces de hacerlo por la salud de su hijo. Pero, ¿cómo luchar contra el tabaco en todos los demás, en los que se aferran a su “droga” a pesar del miedo al cáncer? Algunos países han adoptado medidas de orden general: en Japón está prohibido fumar en presencia de una futura madre. En Italia, hay una ley que prohíbe el uso del tabaco en los lugares públicos. En Alemania, algunos trastornos producidos por el tabaco son considerados como “enfermedades profesionales” cuando afectan a las personas que trabajan en lugares cerrados y llenos de humo de tabaco. En los Estados Unidos, una advertencia obligatoriamente inscrita en cada cajetilla de cigarrillos recuerda los peligros del tabaco en estos términos: “El Ministerio de Sanidad ha determinado que fumar cigarrillos es nocivo para su salud”. A pesar de estas medidas, los fumadores no renuncian. Y es inimaginable que se llegue a prohibir pura y simplemente el uso del tabaco. La única solución aceptable es ayudar a los voluntarios a librarse de su vicio; para ello se ha puesto en funcionamiento un nuevo método: obligar física y psicológicamente al sujeto a no poder fumar. Los psiquiatras tienen, sin duda, un papel que desempeñar en la comprensión de los móviles del fumador: esa necesidad de fumar corresponde seguramente a un deseo regresivo oral; pero ¿por qué es más o menos imperioso según los individuos? Se trata de un problema complejo cuyos múltiples aspectos es urgente explorar; porque es necesario comprender antes de poder curar. (información extraída de El médico informa, 1973)

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¿Cómo se define un Trastorno de Personalidad?

Podríamos definir la personalidad como aquello que es único y singular de cada individuo, es decir, las características más o menos consistentes y duraderas en el tiempo que lo distinguen de los demás y que le llevan a relacionarse con el entorno. La forma de pensar, de sentir, de comportarse y de relacionarse nos ayuda a conocer a la persona en su totalidad e individualidad. ¿Cómo se define un Trastorno de Personalidad? El problema surge cuando estos patrones de funcionamiento más o menos consistentes y duraderos se tornan fijos, inflexibles, persistentes y desadaptativos, provocando sufrimiento a la persona, familiares y allegados. En este contexto estaríamos hablando de trastorno de personalidad. Es decir, ciertos rasgos, que se consideran propios de la personalidad de ciertos sujetos, resultan perjudiciales, interfiriendo en la vida de la persona, causando malestar personal y en su entorno. Estos patrones rígidos y desadaptativos aparecen en diferentes áreas de la vida de la persona: En el pensamiento, es decir, en la forma de percibir e interpretar las cosas, personas y situaciones. En el estado de ánimo, esto es, en la intensidad y adecuación de la afectividad y de su respuesta emocional. En el comportamiento, con posibilidades de tener reacciones hacia el entorno inadecuadas y exageradas. En las relaciones con los demás. Los trastornos de personalidad comienzan en la infancia tardía o en la adolescencia, si bien, en muchos casos, no se suelen detectar hasta el inicio de la edad adulta, cuando se considera que la personalidad ya está plenamente formada. Previamente, la persona pudo haber recibido otro/s diagnóstico/s o manifestar dificultades en distintos contextos. ¿Cuáles son los Trastornos de Personalidad? Los principales manuales diagnósticos de referencia para los profesionales de la salud mental, clasifican los trastornos de personalidad en tres grandes grupos, según sus similitudes. A continuación, repasamos las principales características de cada uno de ellos, según el manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales, el DSM-5: GRUPO A El grupo A incluye los trastornos paranoide, esquizoide y esquizotípico de la personalidad. El trastorno paranoide de personalidad se caracteriza por la desconfianza y suspicacia intensa frente a los demás, interpretando sus motivos como malévolos. El trastorno de personalidad esquizoide se caracteriza por el distanciamiento de las relaciones sociales (no demuestra interés en mantener relaciones con otros, escasas relaciones íntimas, prefiere actividades en solitario, se muestra frío emocionalmente, entre otras) y restricción de la expresión de las emociones en situaciones interpersonales. El trastorno esquizotípico de personalidad se caracteriza por déficits sociales e interpersonales marcados por un malestar agudo y una capacidad reducida en las relaciones cercanas, así como la presencia de distorsiones cognoscitivas o perceptivas y excentricidades del comportamiento (ejemplo: creencias extrañas y/o extravagantes, pensamiento y discurso extraño, comportamiento peculiar, miedos paranoides, ansiedad excesiva). GRUPO B El grupo B se incluye el trastorno límite de personalidad, junto con el antisocial, límite, histriónico y narcisista de la personalidad. Estas personas suelen ser percibidas como dramáticos, emotivos o inestables, por su variabilidad emocional e imprevisibilidad. El trastorno antisocial de personalidad se describe como un patrón dominante de inatención y vulneración de los derechos de los demás. Ejemplos de comportamientos característicos: conductas agresivas, problemas legales por incumplir normales sociales, engaños y mentiras con el objetivo de sacar provecho, ausencia de remordimiento. El trastorno límite de personalidad se caracteriza por la inestabilidad de las relaciones interpersonales, de la autoimagen y de los afectos (emociones), junto con una notable impulsividad. El trastorno histriónico de personalidad se caracteriza por la presencia de emotividad generalizada y excesiva y el comportamiento de búsqueda de atención. Su comportamiento se caracteriza por la teatralidad y seducción. El trastorno narcisista de personalidad se caracteriza por un patrón general de grandiosidad, necesidad de admiración y falta de empatía. Pueden ser vistos como arrogantes, considerándose únicos y/o especiales, buscando destacar y la admiración de otros. GRUPO C El grupo C incluye los trastornos por evitación, por dependencia y obsesivo-compulsivo de la personalidad. Se caracterizan por su tendencia a la ansiedad, inhibición, temor. El trastorno de la personalidad evitativo se caracteriza por la inhibición social, sentimientos de incompetencia e hipersensibilidad a la evaluación negativa. Suelen ser tímidas, con miedo a la desaprobación de los demás, muy sensibles a la crítica ajena, sintiéndose inferiores o inadecuadas. El trastorno de la personalidad dependiente se caracteriza por una necesidad dominante y excesiva de que le cuiden, lo que conlleva un comportamiento sumiso y apegado a los demás, junto con miedo a la separación del otro. Existe una falta de confianza de sí mismo que predispone a una gran dependencia. El trastorno de la personalidad obsesivo-compulsivo se caracteriza por la preocupación por el orden, el perfeccionismo y el control a expensas de la flexibilidad y la eficiencia. EL TRASTORNO LÍMITE DE PERSONALIDAD Haremos mención aparte al trastorno límite de personalidad (TLP), describiéndolo más detenidamente, al ser las personas con este diagnóstico las que contactan con mayor frecuencia con ASVATP. Específicamente el TLP es un síndrome complejo y heterogéneo caracterizado por la inestabilidad emocional y la impulsividad. Estas personas tienen una dificultad en su capacidad para regular sus emociones, siendo sus relaciones interpersonales inestables y problemáticas. Características del TLP Los manuales diagnósticos de referencia en salud mental, establecen unos criterios que describen comportamientos, sentimientos, problemas, que caracterizan el TLP.¡ Esfuerzos desesperados para evitar el desamparo real o imaginado. Son personas que la pasan muy mal estando solas, incluso pueden tener este sentimiento cuando están rodeada de otras personas. Pueden sentirse rechazados o ignorados muy fácilmente, reaccionando de una manera muy intensa y desproporcionada. Otro criterio es el de mantener un patrón de relaciones interpersonales inestables e intensas que se caracteriza por una alternancia entre los extremos de idealización y de devaluación. Esta dependencia hacia la otra persona y el miedo al abandono hace que sus relaciones sean caóticas. Por momentos pueden alternar entre “eres lo más importante para mí” y luego “eres lo peor que me ha pasado, no quiero volver a verte nunca más”. ¿Qué es lo que sucede? Debido a su gran sensibilidad, cualquier pequeño detalle puede desatar un sentimiento de traición o profundo dolor, alternando entre idealización y desvalorización. Alteración de la identidad: inestabilidad intensa y persistente de la autoimagen y del sentido del yo. Tienen

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Discapacidad intelectual vs retraso mental

Tanto el concepto de retraso mental como la consideración social que ha merecido han variado considerablemente a lo largo de la historia. El retraso mental se puede contemplar como una característica individual, un concepto teórico, un síndrome, un síntoma, un valor psicométrico o incluso como una categoría social. Las primeras referencias sobre dicha situación se pueden hallar en el papiro de Tebas en el que se alude a las alteraciones de la mente producidas por un daño cerebral. Los individuos que lo presentaban recibían un trato muy diverso, según el momento histórico y la sociedad donde estaban ubicados. En la antigua Grecia y en el Imperio Romano el infanticidio era una práctica habitual; por ejemplo, en Esparta los neonatos eran examinados por una comisión municipal de “sabios” que determinaba si un recién nacido era sospechoso de ser deficiente, en cuyo caso debía ser arrojado por un acantilado. Durante el Imperio Romano a los individuos retrasados, niños incluidos, se los vendía con el fin de utilizarlos como elemento de diversión para animar las fiestas. Los primeros líderes religiosos de la humanidad – Jesús, Buda, Mahoma y Confucio – se opusieron a estas prácticas inhumanas. Sin embargo, hasta principios del siglo XIX a muchos niños retrasados todavía se los vendía como esclavos o se los abandonaba a su suerte. Incluso en la actualidad persisten fuertes prejuicios y tópicos sobre el retraso mental. Basta con reflexionar sobre la gran cantidad de términos que hacen referencia al retraso mental y que, indefectiblemente, poseen una connotación de insulto (tonto, bobo, idiota, subnormal, lelo, memo, necio, alcornoque, imbécil, majadero, tarugo o simplemente “retrasado mental”). Los niños con retraso mental suelen ser motivo de burla y victimización por parte de compañeros de clase. Tampoco es infrecuente que se vean sometidos a un fuerte estrés escolar determinado por un desconocimiento del problema, La idea más extendida sobre el concepto de retraso mental es que está basado exclusivamente en la determinación de un cociente intelectual (CI) igual o inferior a 70. Si bien esta idea no es falsa, es parcial, y, sobre todo, muy confusa. Es parcial porque no es el único criterio que define el retraso mental. Es engañosa porque, como se discutirá más adelante, el CI es un dato muy impreciso, relativo y conceptualmente discutible. Actualmente coexisten diversas interpretaciones conceptuales sobre el retraso mental que permiten interpretaciones distintas. La CIE-10 entiende que no es apropiado definir unos criterios clínicos operativos para la investigación de la misma forma que se hace para los demás trastornos, por la razón de que en el retraso mental los dos componentes básicos que lo determinan, el C1 y la adaptación social, están muy mediatizados por influencias sociales y culturales. Por esta razón, la CIE-10 se limita a constatar y definir niveles de habilidades cognitivas. El método para valorar el CI o la edad mental debe determinarse en función de las normas culturales y las expectativas de un individuo en su entorno. La competencia social, factor muy relacionado con la capacidad intelectual, En el Manual de diagnostico y estadístico de los trastornos mentales IV, texto revisado (DSM-IV-TR), el diagnóstico de retraso mental se codifica en el eje II junto con los trastornos de personalidad, y concretamente dentro de los trastornos de inicio en la infancia, la niñez o la adolescencia. En el DSM-IV-TR, a diferencia de la CIE-10, se definen unos criterios diagnósticos específicos. La codificación por niveles se basa únicamente en el C1. La American Association on Mental Retardation (AAMR) parte de una definición prácticamente superponible a las del DSM, según la cual el retraso mental es una discapacidad caracterizada por limitaciones significativas en el funcionamiento intelectual y en la conducta adaptativa, que a su vez incluye gran número de habilidades sociales y habilidades prácticas. Esa discapacidad se inicia antes de los 18 años. El funcionamiento intelectual y adaptativo, de acuerdo con la última revisión de la AAMR, se desglosa en cinco dimensiones: Dimensión I: habilidades intelectuales Dimensión II: conducta adaptativa (conceptual, social y práctica) Dimensión III: participación, interacciones y roles sociales Dimensión IV: salud (física, mental, etiología) Dimensión V: contexto social (ambiente, cultura, oportunidades) Esta versión añade las dimensiones de la participación y del contexto social. Con ello se enfatizan las claves para la evaluación diagnóstica y para la determinación de los apoyos que requiere el individuo afectado. Se definen los apoyos como “Recursos y estrategias que persiguen promover el desarrollo, la educación, los intereses y el bienestar personal de una persona y que mejoran el funcionamiento individual necesario” En cierto modo, el DSM-IV-TR también contempla estas dimensiones, aunque las incorpora en el eje IV (problemas psicosociales y ambientales), donde incluye la disfuncionalidad en las siguientes escalas: Problemas derivados del grupo primario de soporte (problemas familiares, abuso físico o sexual, negligencia, etc.) Problemas derivados del entorno social (discriminación, marginación, etc.) Problemas educativos (oportunidades educativas y calidad de éstas) Problemas ocupacionales (falta de empleo, explotación o acoso laboral) Problemas de vivienda Problemas económicos Problemas de acceso a los servicios sanitarios Problemas relacionados con el sistema judicial Otros problemas psicosociales y ambientales (desastres ambientales, guerras, falta de servicios sociales, etc.) Los niveles de retraso mental definidos según el CI, y aceptando todas las matizaciones expuestas, siguen siendo útiles para la práctica clínica y para la cuantificación del problema en su perspectiva biológica. De este modo se pueden definir las siguientes características para cada uno de los niveles: Retraso mental leve (CI: 50-55 a 70). Comprende a alrededor del 85% de los individuos con retraso mental. Suelen desarrollar habilidades sociales y de comunicación y son difíciles de identificar durante los primeros cinco años de vida. Habitualmente adquieren habilidades sociales y laborales adecuadas para una autonomía mínima, aunque requieren una supervisión, sobre todo en situaciones difíciles o complejas. Con un buen apoyo pueden desarrollar una vida autónoma, útil y satisfactoria. Retraso mental moderado (CI: 35-40 a 50-55). Constituye alrededor del 10% de toda la población con retraso mental. Adquieren habilidades de comunicación durante los primeros años. Pueden desarrollar una actividad laboral tutelada, y con

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¿Qué es el desdoblamiento de la personalidad?

El desdoblamiento de la personalidad no es exactamente una enfermedad, sino más bien el signo de varias enfermedades mentales, muy diferentes entre sí. Como su nombre indica, este fenómeno no concierne a la unidad de la personalidad. Es decir, a la consciencia – que se posee normalmente – de tener una individualidad propia única, insustituible. Con otras palabras, la suma de los diferentes factores que hacen que cada uno de nosotros pueda decir “Yo”, sin ambigüedad. La ruptura de esta unidad de la personalidad adopta un carácter diferente según las diversas enfermedades de que procede. Por ejemplo, en ciertos delirios llamados paranoides, el enfermo está convencido de que existen en él dos seres completamente diferentes, cada uno con su propia vida. Describe sus actos y sus pensamientos como si le fueran extraños, impuestos desde el exterior por algún otro. Del hecho, es otro “yo” que actúa y que aparece, en el curso del análisis hecho por el médico como la parte de su personalidad que normalmente está sumergida en el subconsciente. Estos delirios van a menudo acompañados de otras manifestaciones morbosas, que definen entonces una enfermedad llamada esquizofrenia. En otros enfermos, por el contrario se da una sucesión en el tiempo de dos personalidades diferentes. Es lo que ocurre, por ejemplo, en los “estadios segundos” de la epilepsia, de la histeria o en las psicosis maniaco-depresivas. Los histéricos son siempre los que presentan más a menudo este síntoma; muy útil para el psiquiatra porque le permite diagnosticar la afección de su paciente. La forma más frecuente de estos desdoblamientos sucesivos en el tiempo es el sonambulismo. El sujeto dormido se levanta y camina. Sin dudar, con la mirada fija, es insensible a lo que se interponga en su camino. Hace, sin embargo, ciertas cosas que le son habituales. Puede incluso hablar. Pero es excepcional que realice actos graves, como un homicidio. Pasado un cierto tiempo, el sonámbulo vuelve a acostarse y continúa su sueño. A la mañana siguiente no se acuerda de nada. Sin embargo, la realización de exploraciones médicas puede hacer resurgir en la memoria del enfermo alguno de los actos realizados en el trascurso de la crisis. Un estado muy próximo a este sonambulismo (generalmente histérico) se da en los sujetos hipnotizados. En este caso, el “dormido” no se encuentra sometido a su subconsciente, sino a una persona (el hipnotizador), ante la cual manifiesta una perfecta docilidad. Ejecuta las órdenes recibidas no solo durante su sueño, sino incluso después de despertar (y sin saber por qué). Así, por ejemplo, un sujeto hipnotizado a quien durante su sueño se le ha dicho: “Cuando despierte, usted irá a lavar el coche”, va efectivamente a lavarlo, movido por un irresistible impulso, en cuanto sale de su hipnosis Finalmente, ciertos desdoblamientos de la personalidad afectan la imagen del cuerpo se trata de la “autoscopia”: el enfermo experimenta la existencia de su propio cuerpo como si estuviera fuera de él, como si lo viera reflejado en un espejo. Este otro cuerpo puede ser completo o reducirse a una parte; así, el enfermo ve a veces en el exterior uno de sus órganos profundos: el cerebro, el corazón, por ejemplo. Pero, aunque de hecho a veces ocurre que el sujeto ve verdaderamente a su doble como si existiera, lo más frecuente es que el desdoblamiento se reduzca a una simple sensación: el enfermo tiene la impresión de tener otro yo a su lado, pero sabe que es él mismo, el que está ahí y no ningún otro. El desdoblamiento de la personalidad puede observarse, al margen de toda enfermedad mental en individuos sanos. Tales incidentes pueden, en efecto, producirse en estado de adormecimiento o en periodos de gran fatiga. También la tristeza, la idea de la muerte, parecen favorables a la eclosión de este trastorno. (Información extraída de El médico informa, 1973)

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