La enuresis nocturna constituye un hecho muy frecuente en la infancia. Puede decirse que hacia los dos años la mayoría de niños han conseguido un dominio de la función vesical; no obstante, todavía cabe considerar como normal la enuresis nocturna esporádica hasta los tres o cuatro años.
La enuresis, como fenómeno patológico, puede prolongarse hacia la adolescencia y aun durar toda la vida. Su frecuencia es doble en los niños que en las niñas y casi siempre es expresión de un problema emocional basado en conflictos inconscientes que tienen su raíz en el aprendizaje de las normas sociales, son muy pocos los casos en que se comprueba alguna causa orgánica o fisiológica.
Es frecuente que niños mayorcitos que ya habían superado la etapa del aprendizaje sufran una enuresis pasajera con motivo de situaciones de tensión emocional que los lleva a una conducta regresiva de infantilización transitoria (nacimiento de un hermano, p.ej.)