Los pacientes de Síndrome de Down adicionan al retraso mental características conductuales en cierto modo opuestas al autismo, puesto que suelen ser alegres, simpáticos y con tendencia espontánea a la sociabilidad. No por ello dejan de ser en ocasiones difíciles de manejar a causa de su tozudez.
Son obstinados y caprichosos. Aunque se detectan problemas psicopatológicos que requieren un diagnóstico y una atención especial, suelen presentarse menos problemas que los habituales en otras causas de retraso mental.
Los problemas observados más frecuentemente son el trastorno de conducta de oposición desafiante, el trastorno de déficit de atención/hiperactividad y la conducta agresiva. En los adultos es relativamente común la depresión.
La prevalencia del autismo en el síndrome de Down se ha estimado en un 5-9%. También se ha destacado el retraso en el diagnóstico de autismo en los niños con síndrome de Down.
De todos modos, la frecuencia con la que se da el autismo en el síndrome de Down no solo no excede la que se puede hallar en el retraso mental del mismo nivel que el síndrome de Down, sino que incluso es posiblemente inferior, por lo cual es plausible pensar que el fenotipo conductual del síndrome de Down puede incluso representar un factor protector para el autismo.
(extraído de Trastornos del neurodesarrollo / editores, Josep Artigas-Pallarés, Juan Narbona, 2011)