El exceso de ruidos, los impactos luminosos, la insistencia publicitaria, la sobrecarga de información o la necesidad de tomar decisiones con rapidez en la vida cotidiana, la angustia por el porvenir, los problemas sentimentales complejos, así como todos los cambios importantes que se experimentan en la rutina individual imponen exigencias sobre los recursos físicos, mentales y emocionales de cada persona.
Todas estas circunstancias causan un estado de tensión en el organismo, que a su vez se manifiesta mediante diversas alteraciones, tales como la jaqueca, el insomnio, el reumatismo, el asma, las úlceras, el agotamiento, y la sensación de angustia entre otras, e incluso debilitan las defensas del individuo, que se vuelve más propenso a contraer enfermedades tanto físicas como psíquicas, así como a sufrir accidentes de diversos tipos.
En algunas ocasiones es necesario encontrar maneras de liberar las tensiones internas, para lo cual la risa, el llanto o los gritos pueden servir cuando constituyen expresiones reales de esta liberación. Muchas personas desarrollan hábitos de comportamiento o desarrollan ejercicios o técnicas que tienden a aumentar las tensiones en su vida. A pesar del ritmo trepidante de la vida moderna, a algunos individuos el ritmo vital les parece muy lento y dedican su tiempo de ocio a la práctica de algún deporte de riesgo. La gente joven, aburrida y frustrada con una vida urbana y sin motivaciones, puede dedicarse al vandalismo a la delincuencia, con el propósito de dar salida a una tensión y una agresividad incontrolada.
Pero para la mayoría de la gente, padecer una sobretensión conlleva numerosos sentimientos desagradables, por lo que es algo que tiende a evitarse; para lo cual se ha desarrollado una industria del ocio que proporciona supuestas abstracciones del estrés, aunque en la mayoría de los casos son más aparentes que reales.
TÉCNICAS DE RELAJACIÓN
Para relajarse es necesario tomar conciencia del propio cuerpo, ya que mediante su conocimiento se pueden percibir las zonas del organismo donde se manifiestan las tensiones, si bien las más habituales suelen ser la espalda, la nuca y el estómago.
La toma de conciencia sobre los diferentes estados del cuerpo debe servir, para que cada individuo corrija las malas posturas y los hábitos indeseados que se adquieren como consecuencia de las tensiones.
Las técnicas de relajación, que tuvieron su origen en Oriente hace varios milenios, tienen por objeto obtener una desconcentración psíquica y muscular, es decir, la búsqueda del reposo más eficaz posible.
En Occidente, donde dichos conocimientos se han adoptado en una época relativamente reciente, se han desarrollado dos corrientes modernas: la técnica de relajación progresiva del estadounidense Jacobson, que hace hincapié en la relajación del físico y el entrenamiento autógeno del alemán Schultz, que prepara al individuo para aliviar las tensiones mediante el control mental. Ambas técnicas tienen en común la necesidad de movilizar la atención de la persona y parten del principio de que cualquiera que sea el origen del estrés, tanto el cuerpo como la mente, se hallan afectados y comprometidos en el estado de salud de la persona.
RELAJACIÓN PROGRESIVA DE JACOBSON
El método de relajación progresiva de Jacobson enseña a reconocer las sensaciones particulares que aparecen cuando los músculos se tensar, para llegar a controlar su estado y evitar un desgaste cotidiano de energías.
Estudiando las relaciones entre el pensamiento y el cuerpo, Jacobson llegó a la conclusión de que al disminuir la tensión muscular se logra reducir la ansiedad, abandonar las obsesiones, vencer el insomnio y llegar a un estado de equilibrio.
Mediante esta técnica se puede conseguir una relajación general de todo el cuerpo o bien una relajación parcial, distendiendo ciertos músculos mientras los demás siguen en actividad.
La técnica utilizada consiste básicamente en contraer o bien en tensar los músculos para luego aflojarlos, puesto que así se recupera la posición relajada de ellos.
Partiendo de una posición muy cómoda, tumbada con los brazos y las piernas extendidos y sin tocarse, se tensan y se relajan por orden las manos, los brazos, los pies, las piernas y el tronco, metiendo el vientre, arqueando la espalda y realizando profundas inspiraciones, luego se relaja el cuello dejando caer la cabeza a uno y otro lado, y se termina distendiendo los músculos de la cara. Después de unos minutos de relajación se recupera la actividad de forma progresiva, moviendo lentamente los miembros y abriendo los ojos, para recuperar sin brusquedades el contacto con el exterior.
EL ENTRENAMIENTO AUTÓGENO DE SCHULTZ
Consiste en obtener un estado de desconcentración global, de relajación muscular y distensión psíquica mediante la autosugestión, la concentración sobre fórmulas precisas y la observación de las propias sensaciones corporales.
Para practicar esta técnica es imprescindible disponer de un mínimo de comprensión o de autonomía, por lo cual resulta inadecuada para los niños, los enfermos mentales y las personas de edad avanzada.
La técnica de Schultz, como la de Jacobson, se puede practicar en posición horizontal o bien sentado en un sillón, con las piernas separadas y los brazos apoyados. De todas maneras, el lugar elegido debe ser preferentemente tranquilo, silencioso, semioscuro y con temperatura agradable. Resulta ideal practicar esta técnica dos o tres veces por día, con una duración de uno a cinco minutos cada vez.
La eficacia del entrenamiento autógeno depende de la creencia real en sus fórmulas, puesto que con una actitud escéptica no se alcanzará el grado de autosugestión necesario.
El método consta de seis pasos o ejercicios correlativos, que parten de una autosugestión sobre la sensación de pesadez y de calor en todo el cuerpo, el control del funcionamiento de la respiración y de los latidos del corazón, una sensación de calor en el abdomen que evoca el efecto de las comprensas calientes o el baño sobre el vientre, y finalmente una sensación de frescura en la mente como la que se consigue al aplicar agua de colonia en la frente y en la nuca.
De las dos técnicas expuestas, a las personas muy racionales les suele convenir el método Jacobson, en tanto que las más intuitivas tienden a seguir el de Schultz.
Como conducta general para evitar las tensiones se recomienda no fingir una cordialidad que no se siente, aunque sí permitir la expresión de los sentimientos positivos, por lo menos en la misma medida que los negativos, liberar los signos externos de afecto y rodearse de un ambiente placentero o gratificante y relajado
(extraído de Guía Médica Familiar, 1994)