Rompiendo mitos sobre el TDAH en la infancia

Algunos autores se han referido al TDAH como a una discapacidad oculta, haciendo referencia a que otras discapacidades, como la sordera, ceguera, parálisis o cualquier deficiencia física se ve o es fácilmente constatable por cualquier observador externo. Sin embargo, el niño con TDAH padece unas dificultades que solo se hacen evidentes con una observación cuidadosa, experta e interesada. La inteligencia general suele ser normal, la apariencia física también, no hay signos externos o estigmas acusatorios del problema. Sin embargo, esto que en principio es una ventaja, se convierte en una dificultad para la aceptación y comprensión del problema, siendo mucho más fácil que ante otras adversidades achacar los comportamientos anómalos y los fracasos a cuestiones como falta de voluntad, desinterés, mala intención, mala educación, problemas familiares, etc.

Mamá yo no estoy loco

El trastorno por déficit de atención e hiperactividad TDAH es uno de los trastornos infantiles más frecuentes y explica por qué muchos niños con una inteligencia buena fracasan escolarmente y niños con una educación adecuada tienen un comportamiento problemático. Consiste en un conjunto de disfunciones del desarrollo del sistema nervioso central que hacen que el niño tenga dificultades escolares, sociales, de adaptación y del desarrollo de su personalidad. No es una enfermedad como tal, pero sí supone unas alteraciones del funcionamiento del sistema nervioso central que son más evidentes en las etapas del crecimiento del niño y del adolescente y que sino se tienen en cuenta al educar al niño pueden tener consecuencias graves en la adolescencia y vida adulta.

La expresión básica del trastorno, que hace el diagnóstico, consiste en un exceso de actividad y una menor capacidad de atención y concentración que la correspondiente a la edad del niño. La repercusión funcional, es decir, que haya un impacto negativo en el funcionamiento del niño, define el trastorno,

En general, si un niño presenta varios problemas psiquiátricos, se debe diagnosticar el más importante y aludir a los otros como síntomas asociados y no pensar y diagnosticar que el niño tiene varios trastornos

Hace las cosas mal porque es un vago

Es cierto que en situaciones altamente motivantes los niños hiperactivos se pueden concentrar, al menos durante mas tiempo que en actividades que no les apetece nada. Esto no le ocurre solo a ello, sino a todas las personas. Lo que es propio de ellos es que, sin motivación, sin el suficiente nivel de alerta, son incapaces de rendir. Al no atender de forma continuada no se enteran de lo que hacen, y retiran el esfuerzo. O la retiran por adelantado ante la anticipación del fracaso. Pregúntese lo que haría en una situación en que la resolución de una tarea le resulta compleja y poco estimulante y piense que para el niño hiperactivo muchas de las tareas escolares son complejas y poco estimulantes.

Antes de juzgar si es vago o no, pregúntese también qué hace el niño en otras situaciones de la vida en las que no tiene dificultad. ¿es un niño abúlico que quiere estar siempre tirado en el sofá, al que le da pereza coger la bici, hacer una excursión, etc.? ¿le motiva o no que le feliciten a sacar una buena nota? Quizá no es el esfuerzo, sino el esfuerzo estéril, sin resultados, el que le hace rechazar el estudio. Pregúntese qué tareas se le dan bien y procure que tenga la posibilidad de realizarlas con frecuencia.

Hay que evitar caer en el circulo vicioso de mal rendimiento-clases particulares continuas-deberes toda la tarde mal rendimiento-rechazo al aprendizaje escolar. Intente que varias veces a la semana tenga actividades en las que le resulte fácil lograr buenos resultados, en las que se ponga en práctica su capacidad de esfuerzo, en las que se sienta reconfortado por verse capaz. Esto alimenta su autoestima y generará un estado de animo favorable. No caiga en el error de castigar sin actividades extraescolares que pueden ser la única fuente de sentimientos de competencia y logros, los malos resultados escolares. Se puede llegar a la situación en que el niño vea su vida reducida a aquella parcela para la que está más limitado.

No va a aprender a concentrarse si se concentra con una pastilla

La atención y la concentración precisan de un habito y un entrenamiento, como cualquier otra capacidad mental, como la memoria o el calculo mental. Sin embargo, si el potencial innato para la atención es inferior al resto de capacidades puede ser un obstáculo para el desarrollo general. Si el niño no se concentra lo suficiente, difícilmente va a poder practicar la lectura, las matemáticas y resto de capacidades que también precisan de un entrenamiento y práctica constantes para su aprendizaje. La medicación permite que la intención deje de ser un problema para el aprendizaje general, y permite preservar en la tarea escolar de manera que se puedan ir entrenando todas las habilidades, incluida la propia concentración. La medicación no impide, sino que facilita el entrenamiento en atención. Permite que el niño se mantenga suficiente tiempo en la tarea como para afrontar las dificultades, buscar soluciones, preservar y llegar a conseguir completar adecuadamente los ejercicios que se le presenten.

Si duerme bien, no puede tener TDAH

Los problemas de sueño no tienen nada que ver con el TDAH. Sin embargo, es frecuente que los niños con TDAH necesiten dormir menos horas que la mayoría de los niños, estando a pesar de ello descansados por el día. Algunos se acuestan siempre muy tarde, porque no tienen sueño antes y otros se levantan muy temprano sistemáticamente. Solo unos pocos tienen problemas de insomnio importantes y los padres recuerdan con horror los primeros años en que su hijo apenas durmió. Sin embargo, la mayoría duermen bien

Se va a acostumbrar a la medicación

La medicación especifica para el TDAH no provoca tolerancia. Tolerancia es un término técnico que significa que la medicación pierde efecto con el tiempo, que para conseguir el mismo efecto de una medicación hay que aumentar las dosis cada cierto tiempo. Los psicoestimulantes no tienen este efecto. Muchas veces hay que aumentar la medicación a medida que el niño crece, por cuestión de tamaño corporal, no por pérdida de eficacia. A medida que el niño va creciendo es razonable hacer de vez en cuando pruebas de retirada de medicación, para valorar la necesidad de continuar con ella, ya que al igual que otras funciones mentales la capacidad de atención/concentración va madurando con la edad y puede llegar un momento en que no sea necesario continuar con la medicación. Si al retirar el tratamiento farmacológico el niño empeora su rendimiento, significa que la sigue necesitando, no que no pueda vivir sin él porque su cuerpo se ha acostumbrado.

El niño se comporta mal porque ahora somo poco duros al educar

Si no tenemos en cuenta las situaciones de gran deprivación social el TDAH aparece en cualquier tipo de familia. Familias con disciplinas duras, exigentes, intransigentes, rígidas, firmes o con estilos más tolerantes o ambiguos, inconscientes, liberales, todo tipo de familias puede tener un hijo hiperactivo o mas de uno. El estilo educativo, la comunicación intrafamiliar, la armonía, la estructura, todo esto condicionará de forma importante la evolución del TDAH, pero no condicionará su existencia. El niño hiperactivo nace con el problema, pero podemos modificar el ambiente y la educación para que tenga menos problemas tanto escolares como de comportamiento.

El trastorno siempre ha estado ahí y hay estudios que muestran que es igual de frecuente en distintas culturas, pero hace pocos años que se identifica como problema y se trata. Es decir, hace pocos años que a los niños con estas dificultades se les da la oportunidad de tener un tratamiento y adaptarse con normalidad a las actividades propias de su edad. Ahora lo reconocemos, antes nos pasaba inadvertido y pensábamos que el fracaso de estos niños era voluntario o dependía de rasgos de carácter, como la vaguería, la pereza o la rebeldía. Hace unas décadas no era infrecuente que, en familias de muchos hijos, sometidos a un estilo educativo parecido, con capacidad similares hubiera una bala perdida, una oveja negra, que no había estudiado con múltiples problemas a lo largo de la adolescencia, muchas conductas de riesgo y al final un estatus profesional inferior al que todo el mundo hubiera esperado para él por su familia y capacidad.

Los niños hiperactivos necesitan una disciplina firme, consistente, predecible, no intransigente y autoritaria. Necesitan que se premien sus buenos comportamientos y actitudes y se limiten sus conductas negativas, pero dando siempre la oportunidad de después reparar esos comportamientos. Necesitan que se sea muy coherente con ellos y siempre que se les indique que algo no se debe hacer y que si lo hacen tendrán unas consecuencias, esas consecuencias se produzcan. Y que las consecuencias que tengan a sus conductas sean razonables. Los castigos deben ser cortos, apropiados a la edad cronológica y madurativa. No sirven para nada, mas bien son contraproducentes, los castigos muy severos o muy prolongados. El tono general del ambiente educativo debe ser positivo, por lo que, si el niño tiene muchas conductas no deseables, habrá que ser especialmente cuidadoso en detectar todos los comportamientos adecuados para felicitarlos e ir corrigiendo los comportamientos negativos progresivamente. Si intentamos corregir todos a la vez nos veremos en la indeseable situación de que se esté permanentemente corrigiendo, criticando o castigando. Los errores disciplinarios que mas provocan el aumento de los problemas derivados del TDAH son la inconsistencia, los mensajes contradictorios y el autoritarismo crítico y no constructiva. Una disciplina demasiado dura tiene además el riesgo de generar baja autoestima o resentimiento y oposición.

Si se enteran en el colegio, se van a meter con él

Los profesores pueden hacer muchas cosas para el niño hiperactivo se adapte mejor a la situación escolar, se centre más en clase y tenga un comportamiento mas adecuado. Si los padres no confían en el colegio como para contar a los responsables educativos las dificultades de su hijo para que le ayuden, se tendrán que plantear si el niño está en el colegio adecuado. Privar al niño de que la ayudas que le puedan dar en el colegio es injusto para él.

El estigma de las enfermedades o de los defectos y el que otras personas lo utilicen en contra del que lo padece, depende y buena medida de cómo lo lleve él mismo. Si un niño está acomplejado por tener un TDAH o tomar una medicación para corregirlo, entonces es más probable que sea objeto de burlas o mal intenciones de compañeros. Los primeros que deben aceptar el problema sin complejos son los padres. La idea que ellos trasmitan a su hijo y su comportamiento respecto al TDAH modelará la actitud del niño. Unos padres a los que el TDAH parezca un trastorno a ocular, una vergüenza o un fracaso de su capacidad educativa, trasmitirán que no se debe hablar de ello, que es algo negativo que no se debe compartir. En cambio, unos padres que traten el problema con naturalidad harán que el niño haga lo mismo, de manera que, si el niño no se ofende por comentarios negativos hacia el TDAH hechos para molestar, nadie insistirá en hacerlos.

El TDAH en realidad es un fracaso de la capacidad educativa de los padres

El TDAH pone a prueba la capacidad educativa de los padres y en muchas ocasiones la hace fracasar. Esto sucede porque las pautas educativas que ayudan a los niños hiperactivos son algo diferentes de las que ayudan a la mayoría e los niños. Primero, hay que tratarlas como si fuesen mas pequeños, porque no tienen la misma capacidad de aprender de la disciplina, sino solo de un tipo de disciplina que tenga en cuenta su menor memoria y su dificultad para asociar consecuencias que no sean inmediatas al comportamiento que las provocó. Segundo, porque necesitan que se adopte una actitud a veces un tanto artificial de reconocer todas las buenas acciones para poder también corregir todas sus equivocaciones sin que esto resulte en una critica permanente. Como dice el doctor Christopher Green, para enseñar algo a un niño primero hay que llegar a él. Es decir, es condición previa para poder corregir, disciplinar, enseñar a un niño, que éste le atribuya a uno la autoridad necesaria para ello. Si un niño quiere, respeta, admira a un adulto, entonces aprenderá de él. Si no, solo obedecerá por miedo y mientras dependa de él. En cuanto se haga mayor y tenga cierta autonomía, no hará caso a las normas del adulto.

Muchos padres o madres de niños hiperactivos son también hiperactivos o tienen algún rasgo del TDAH. Pueden ser nerviosos, impacientes o impulsivos. Por ello, con facilidad caen en reacciones no apropiadas a las necesidades del niño, alimentando el circulo vicioso de disfunción, critica, resentimiento, mayor disfunción, etc. que se produce en muchas ocasiones en estas familias.

La medicación para el TDAH son drogas que pueden crear adicción

Los estimulantes son medicaciones fabricadas con todas las garantías de seguridad farmacéutica. Esto significa que se conoce bien su composición y se controlan los efectos secundarios, que se registran y se hacen públicos. No son fármacos sedantes. Son fármacos que, aunque se llamen estimulantes y se parezcan a algunas drogas de abuso anfetamínicas, no tienen los mismos efectos. Solo en los niños hiperactivos, con disfunción en las vías implicadas en el trastorno tienen un efecto claro, pues resultan un desequilibrio existente. El principal efecto es la focalización de la atención, la ayuda a la concentración y permiten también una mejor autorregulación, una cierta demora en las respuestas impulsivas y de forma secundaria una mejora en el comportamiento.

Hay muchas personas que creen que para evitar la adicción hay que hacer vacaciones de tratamiento y solo dar los estimulantes los días de colegio. Sin embargo, esta idea carece de base científica. La medicación estimulante dura en el organismo pocas horas, por lo que durante la noche ya no hay nada de la sustancia en el cuerpo, es decir, no se acumula, y no hacen falta varios días para eliminarla. Es cierto que no pasa nada si no se toma la medicación en fines de semana o vacaciones, no ha problemas porque bajen los niveles en sangre. Sin embargo, esta medida solo tiene sentido en algunas situaciones. Por un lado, cuando el niño que la toma tiene problemas sobre todo de inatención, que se refleja en el trabajo académico, entonces solo es necesario que la tome cuando vayan al colegio o tenga deberes. Pero la mayoría de niños hiperactivos presentan también problemas de comportamiento. Por otro lado, si como resultado de la medicación el niño tiene poco apetito, come mal y tiene problemas de crecimiento, entonces tiene sentido interrumpir la medicación en las temporadas en que sea menos necesaria para facilitar en esos momentos la alimentación y el crecimiento.

la implicación de los padres. Directrices para la educación

conocer bien las dificultades del niño y tenerlas en cuenta como algo que no esta ahí para fastidiar a los padres, sino como un obstáculo que va a oponerse al desarrollo normal si no lo tratamos adecuadamente, es el primer paso a seguir para asegurar una buena evolución de un niño hiperactivo.

 

 

 

 

(Información extraída de TDAH: trastorno por déficit de atención e hiperactividad de la infancia a la edad adulta / Mara Parellada (coord.), 2009)

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