El término andropausia hace referencia al proceso por el que las capacidades sexuales del hombre van declinando con la edad, a la par de otras funciones orgánicas. Así como en la mujer se produce un proceso de envejecimiento reproductivo, el hombre va perdiendo potencia sexual aunque sin ciclos tan marcados ni pérdidas tan abruptas. De hecho, el término andropausia no sería correcto ya que dibuja una engañosa analogía con el término menopausia que no es tal en el hombre. Algunos autores proponen el uso del término climaterio masculino aunque este tampoco sería del todo correcto puesto que no se produce un cambio abrupto y puntual, sino más bien progresivo.
Así pues, aceptamos el término andropausia, aunque con matices, para referirnos a las alteraciones que comienzan a afectar al varón desde los 50 años de edad y que están relacionados con la aparición de un cierto hipogonadismo. Éste se caracteriza por una disminución natural y progresiva de la función testicular, con descenso progresivo en el nivel de andrógenos. La actividad de estas hormonas repercute en muchos procesos del organismo, por lo que al igual que en la mujer, existe una gran variedad de síntomas que son percibidos y vivido de manera muy diferente entre los individuos. Entre los síntomas que podemos observar más frecuentes destacan:
- Disminución de la calidad seminal y la capacidad de fecundar
- Pérdida de volumen y proyección de la eyaculación
- Disminución de la erección debido a una pérdida más rápida de la vaso congestión genital. Hay mayor necesidad de estímulos físicos y la excitación requiere más tiempo.
- El orgasmo sufre modificaciones, volviéndose menos intenso y de menor duración
- Ginecomastia (agradamiento de las mamas)
- Disminución de la masa muscular y aumento de la acumulación de grasas
- Fatiga
- Depresión
- Disminución de la libido y
- Alteraciones más o menos graves de las capacidades cognitivas
(Información extraída de Hormonas, estado de ánimo y función cognitiva / Sonia Martínez Sanchis (coordinadora); Mercedes Almela Zamorano… [et al.], 2007)