No necesitas la aprobación de nadie

Considerando la creencia de que seria terrible si alguien lo desaprobara, ¿por qué la desaprobación plantea tal amenaza? Quizá su razonamiento sea el siguiente: “Si una persona me desaprueba significa que todos podrán desaprobarme. Significaría que algo malo sucede conmigo.”

Si usted piensa así sus estados de animo se alterarán cada vez que lo ataquen. ¿por qué es esto ilógico? porque está soslayando el hecho de que solo sus creencias y pensamientos tienen el poder de elevar su espíritu. La aprobación de otra persona no tiene la facultad de afectar sus estados de ánimo a menos que usted crea que lo que él o ella afirma es válido. Pero si usted cree que el cumplido es merecido, es su creencia la que le hace sentir bien. Debe validar la aprobación externa antes de experimentar una elevación en su estado de ánimo. Esta validación representa su aprobación personal.

Supongamos que está visitando el pabellón psiquiátrico de un hospital. Un paciente confundido y alucinado se le acerca y le dice: “Usted es maravilloso. He tenido una visión de Dios, me dijo que la decimotercera persona que entrara sería el Mensajero Especial”. Esta aprobación externa ¿elevaría su estado de ánimo? Probablemente, se sentiría nervioso e incómodo. Esto se debe a que usted no cree que lo que afirma el paciente sea válido. No cree en sus comentarios. Solo sus creencias sobre sí mismo pueden afectar su manera de sentir. Los demás pueden decir o pensar lo que deseen sobre usted, bueno o malo, pero solo sus pensamientos influirán sobre sus emociones.

El precio que usted pague por su adicción al elogio puede ser una extrema vulnerabilidad a las opiniones de los demás. Al igual que un adicto, deberá continuar alimentando su habito con múltiples aprobaciones para evitar dolores recurrentes. En el momento en el que alguien importante para usted le exprese su desaprobación sufrirá dolorosamente, igual que un adicto que no puede obtener su droga. Los demás podrán utilizar esta vulnerabilidad para manipularlo. Deberá acceder a sus demandas con más frecuencia de lo que desearía porque teme que puedan rechazarlo o despreciarlo. Se expone a un chantaje emocional.

Usted podría comprender que su adicción a la aprobación no lo beneficio, pero seguir creyendo que los demás tienen realmente derecho a juzgar no solo el mérito de lo que hace, sino también su valor como ser humano. Suponga que realiza una segunda visita al pabellón psiquiátrico del hospital. En esta oportunidad otro paciente se le aproxima y le dice “lleva una camisa roja esto quiere decir que usted es el demonio. ¡Es un malvado!” ¿Se sentiría mal por esta critica y desaprobación? Por supuesto que no. ¿Por qué estas palabras no deberían molestarlo? Es simple: porque usted no cree que las afirmaciones sean verdaderas. Usted debe “comprar” la critica de la otra persona para sentirse mal consigo mismo.

¿Nunca se le ha ocurrido pensar que si alguien lo desaprueba podría ser su problema? La desaprobación refleja a menudo las creencias irracionales de los demás. Para mencionar un ejemplo externo: la odiosa doctrina de Hitler acerca de que los judíos eran inferiores no refleja nada sobre el valor intrínseco de la gente que él trataba de destruir.

Por supuesto que habrá muchas ocasiones en las que la desaprobación será el resultado de un verdadero error por su parte. ¿Esto significa que es una persona mala e inútil? Obviamente no. La reacción negativa de otra persona solo puede estar dirigida hacia algo especifico que usted haya hecho, no a su valor. Un ser humano no puede hacer cosas equivocadas en todo momento.

¿Alguna vez ha criticado a alguien? ¿alguna vez ha discrepado de la opinión de un amigo? ¿Alguna vez ha reprendido a un niño por su conducta? ¿alguna vez le ha hablado con rudeza a un ser querido cuando se sentía irritado? ¿alguna vez se ha negado a asociarse con alguien cuya conducta no le agradaba? Entonces pregúntese: cuando discrepó, criticó o desaprobó, ¿estaba realizando un juicio moral pensando que la otra persona era un ser humano malo y totalmente inútil? ¿Tiene el poder para realizar esos juicios absolutos sobre otras personas? ¿O simplemente esta expresando que tenia un punto de vista diferente y estaba disgustado con lo que la otra persona dijo?

Cuando usted se atemoriza porque no le agrada a alguien, magnifica la sabiduría y el conocimiento que posee esa persona y se desvaloriza al ser incapaz de realizar buenos juicios sobre sí mismo. Por supuesto, alguien podría señalar un defecto en su conducta o un error en su pensamiento. Después de todo, somos imperfectos, y los demás tienen derecho de decírnoslo de vez en cuando. Pero ¿usted está obligado a sentirse desdichado o a odiarse cada vez que alguien pierde el control o la crítica?

¿Dónde ha obtenido esta adicción a la aprobación? Solo podemos especular que la respuesta podría encontrarse en sus interacciones con personas que eran importantes para usted cuando era niño. Puede que haya tenido un padre crítico con usted cuando se portaba mal o que se irritaba incluso cuando no estaba haciendo nada malo. Su madre le gritaba ¡eres malo por haber hecho eso! O su padre le decía sin consideración: “Siempre estás haciendo tonterías. Nunca aprenderás”

Dado que eras un niño pequeño, probablemente veía a sus padres como dioses. Le enseñaron a hablar y a atarse los zapatos, y la mayor parte de lo que le enseñaron era válido. Al igual que la mayoría de los niños pensaba que casi todo lo que sus padres decían era verdad. Cuando escuchaba “no eres bueno y nunca aprenderás” lo creía y esto le hería. Esto le hería y no tenia la madurez emocional suficiente para ver que papá ese día estaba cansado e irritable o deseaba estar a solas. No podía determinar si su estallido de violencia era un problema de él o suyo. Y si hubiera sido lo suficientemente mayor como para sugerir que era irrazonable, sus intentos de situar las cosas en una sana perspectiva se habrían visto rápidamente desalentados con una palmada en el culo.

No es extraño que haya desarrollado el mal habito de despreciarse automáticamente cada vez que alguien lo desaprueba. No es culpa suya que tuviera esta tendencia siendo niño y no se le puede culpar por haber crecido con esta debilidad. Pero es su responsabilidad como adulto razonar el tema a través de la realidad y dar los pasos necesarios para superar esta vulnerabilidad.

 

 

 

(Información extraída de Sentirse bien una nueva fórmula contra las depresiones / David D. Burns, 1996)

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