El Poder de la Acción: Vence la Depresión

Las personas no solo piensan, también actúan, de modo que no es sorprendente el hecho de que pueda modificar su modo de sentir cambiando su manera de actuar. Existe solo un inconveniente: cuando está deprimido, no tiene ganas de hacer nada.

Uno de los aspectos mas destructivos de la depresión es la manera en que paraliza su voluntad. Cuando se trata de la forma más leve, es posible que postergue la realización de algunas tareas fastidiosas. A medida que se intensifica su falta de motivación, prácticamente toda la actividad parece tan difícil que se siente abrumado por el deseo de no hacer nada. Como no consigue hacer casi nada, se siente cada vez peor. No solo se aparta de sus fuentes normales de estimulo y placer, además, su falta de productividad acrecienta el odio que siente por sí mismo, lo cual se traduce en un mayor aislamiento.

Si no advierte la prisión emocional en la que está atrapado, esta situación puede seguir durante semanas, meses e incluso años. Su inactividad será mucho más frustrante si alguna vez se enorgulleció de la energía que tenia para vivir. Su no hacer nada puede afectar también a su familia y amigos, quienes al igual que usted no pueden comprender su conducta. Pueden llegar a decir que quiere estar deprimido o de lo contrario “despegaría el trasero de la silla”. Un comentario de este tipo solo sirve para acrecentar su angustia y su parálisis.

La inactividad constituye una de las grandes paradojas de la naturaleza humana. Algunas personas se lanzan a la vida naturalmente con gran vehemencia, mientras que otras siempre se quedan atrás, retrocediendo ante cada cambio de situación como si conspiraran contra sí mismos. ¿alguna vez se ha preguntado por qué?

Si una persona fuese condena a pasar meses de aislamiento, separada de todas las actividades y relaciones interpersonales normales, caería en una considerable depresión. Incluso los monos entran en un estado de retraso si son separados de sus pares y confinados en una pequeña jaula. ¿Por qué se impone voluntariamente un castigo similar? ¿quiere sufrir? Si aplica las técnicas cognitivas podrá descubrir las razones precisas de las dificultades que experimenta para motivarse.

La dilación de las cosas y la conducta contraproducente pueden parecer graciosas, frustrantes, intrigantes, exasperantes o patéticas, según sea la perspectiva. Ha habido escritores, filósofos y estudiosos de la naturaleza humana que han tratado a través de la historia de formular alguna explicación de la conducta contraproducente como las teorías más conocidas:

  • Usted es perezoso: es simplemente su naturaleza
  • Usted “desea” hacerse daño y sufrir. Le gusta sentirse deprimido, o bien tiene un impulso autodestructivo, un “deseo de muerte”
  • Usted es pasivo-agresivo y quiere frustrar a las personas que le rodean no haciendo nada
  • Usted debe de estar obteniendo alguna “compensación” por el hecho de postergar las cosas y no hacer nada. Por ejemplo, disfruta llamando la atención de los demás cuando está deprimido.

Cada una de estas famosas explicaciones representa una teoría psicológica diferente y todas son inexactas. La primera es un modelo de “rasgos”; su inactividad es contemplada como un rasgo fijo de la personalidad y se origina en su “lado perezoso”. El problema de esta teoría es que solo etiqueta el problema, pero no lo explica. Ponerse a sí mismo la etiqueta de perezoso es inútil y contraproducente porque crea la falsa impresión de que la falta de motivación es una parte innata e irreversible de su constitución. Este tipo de pensamiento no constituye una teoría científica valida; por el contrario, es un ejemplo de una distorsión cognitiva.

El segundo modelo implica que desea lastimarse y sufrir, porque postergar las cosas tiene algo agradable o deseable. Esta teoría es muy absurda. Si se imagina que a usted o a cualquier otra persona le gustar estar deprimido y no hacer nada, recuérdese entonces que la depresión es la forma mas agóbiate del sufrimiento humano. ¿Qué tiene de maravilloso? Todavía no se ha conocido a un paciente que realmente sea feliz con la desgracia.

Si no está convencido y piensa que realmente disfruta con el dolor y el sufrimiento, hágase la prueba del clip sujetapapeles. Enderece uno de los extremos del clip e introdúzcalo debajo de una de sus uñas. A medida que lo va clavando mas y mas profundo, usted podrá notar cómo el dolor se hace cada vez mas intolerante. Ahora pregúntese: ¿es agradable? ¿realmente me gusta sufrir?

La tercera hipótesis constituye el pensamiento de muchos terapeutas, que creen que la conducta depresiva puede explicarse sobre la base de la colera internalizada. Su tendencia a postergar las cosas puede contemplarse como una expresión de esa hostilidad reprimida, porque su inacción suele molestar a las personas que lo rodean. Un problema con respecto a esta teoría es que la mayoría de los individuos deprimidas o proclives a postergar las cosas no se sienten irritados. El resentimiento puede contribuir a su falta de motivación, pero por lo general no es lo fundamental del problema. Si bien su familia puede sentirse frustrada por su depresión, seguramente no es su propósito que ellos reaccionen así. En realidad, es más frecuente que uno tema disgustarlos. La connotación que usted no hace nada intencionalmente para frustrarlos es insultante y falsa; este tipo de sugerente hará que se sienta peor.

La ultima teoría se refiere a una psicología más reciente, de orientación conductista. Se considera que sus estados de ánimos y sus acciones son el resultado de las recompensas y los castigos establecidos en su ambiente. Si usted se siente deprimido y no hace nada para superarlo, se deduce que su conducta será recompensada de algún modo.

Las personas deprimidas reciben a veces mucho apoyo y palabras tranquilizadoras de los demás que tratan de ayudarlas. Sin embargo, la persona deprimida rara vez goza de toda la atención que recibe a causa de su fuerte tendencia a descalificarla. Si usted está deprimido y alguien le dice que le quiere, es probable que usted piense: “no sabe lo malo que soy. No merezco este elogio”. La depresión y el letargo no tienen recompensas reales.

¿Cómo encontrar la causa real de la parálisis de su motivación?

El estudio de los de órdenes de los estados de animo nos ofrece la oportunidad única de observar extraordinarias transformaciones en los niveles de la motivación personal en periodos breves. El mismo individuo que comúnmente está lleno de energía creativa y optimismo puede verse reducido, en un episodio depresivo, a una inmovilidad patética, hasta quedarse postrado en la cama. Haciendo un rastreo de las dramáticas oscilaciones del estado de ánimo, podemos reunir valiosos indicios que revelan muchos de los misterios de la motivación humana. Simplemente, pregúntese: “cuando pienso en esa tarea que no he hecho, ¿Qué pensamientos vienen a mi mente?” Luego anote esos pensamientos en un papel. Lo que escriba reflejará una serie de actitudes desconcertantes, conceptos erróneos y supuestos equivocados. Se enterará de que los sentimientos que impiden su motivación como la apatía, ansiedad o sensación de estar abrumado, son el resultado de las distorsiones de su pensamiento.

Se enumeran los tipos de mentalidades que se relacionan más comúnmente con la postergación de las cosas y el no hacer nada. Tal vez se vea reflejado en una o más de ellas:

  1. Cuando está reprimido, se encuentra tan congelado por el dolor del presente que olvida completamente que alguna vez se ha sentido mejor en el pasado y le parece inconcebible que podría encontrar un sentido mas positivo a su vida en el futuro. Por consiguiente, toda actividad le parecerá sin sentido porque está absolutamente seguro de que su falta de motivación y su sensación de opresión son interminables e irreversibles. Desde esta perspectiva, la sugerencia de que haga algo para “ayudarse” podría sonar tan absurda e insensible como decirle a un moribundo que se anime
  2. Posiblemente usted no puede hacer nada que le haga sentir mejor porque está convencido de que sus estados de ánimo son consecuencia de factores que escapan a su control como, por ejemplo, los ciclos hormonales, factores de la dieta, la suerte y las evaluaciones que hacen de usted otras personas.
  3. Sensación de agobio. Existen varias maneras de abrumarse a usted mismo y no hacer nada. Tal vez magnifique una tarea hasta el punto de que le parezca imposible abordar. O suponga que debe hacer todo enseguida en lugar de dividir cada trabajo en pequeñas unidades separadas y manejables que pueda completar una por una. Otra posibilidad es que inadvertidamente se distraiga de la tarea que está realizando obsesionándose con una infinita variedad de cosas que todavía no se ha puesto a hacer. Para ilustrar lo irracional que resulta esta actitud, imagine que cada vez que se sentase a comer pensara en todos los alimentos que tendría que ingerir durante toda su vida. Imagine durante un momento que ve apiladas frente a usted toneladas de carne, verduras, helado y miles de litro de líquidos ¡Y usted tiene que comerse todo eso antes de morirse! Ahora, suponga que antes de cada comida se dijese a sí mismo. “Esta comida es tan solo una gota de agua en una fuente. ¿Cómo podré terminar de comer todos estos alimentos? no tiene sentido que esta noche me coma una miserable hamburguesa”. Usted se sentirá tan asqueado y abrumado que su apetito se desvanecerá y se le hará un nudo en el estómago. Cuando piensa en todas las cosas que está postergando, está haciendo lo mismo sin advertirlo.
  4. Conclusiones apresuradas. Usted siente que no está dentro de sus posibilidades realizar una acción eficaz que le produzca satisfacción porque tiene el habito de decir “no puedo” o “lo haría, pero…”.
  5. Auto etiquetación. Cuanto mas postergue lo que tenga que hacer, tanto mas se estará condenando a sentirse inferior. Esta actitud socava mas su autoconfianza. El problema se agrava cuando se aplica la etiqueta de indeciso o haragán. Esto hace que usted vea su ineficacia en la acción como si fuese su verdadera personalidad, de modo que automáticamente ya no puede esperar nada de sí.
  6. Subvaloración de las recompensas. Cuando esté deprimido, quizá no pueda dar principio a ninguna actividad significativa, y no sol porque cualquier tarea le parezca difícil, sino además porque sentirá que no vale la pena hacer el esfuerzo por la recompensa que va a recibir. Anhedonia es el término correspondiente a la disminución de la capacidad de experimentar sensación y placer. Un error de pensamiento común puede estar en la raíz de este problema. ¿recuerda en qué consiste este error de pensamiento?
  7. Usted se derrota a sí mismo con objetivos y modelos equivocados. No se contenta con menos de un resultado optimo en cualquier cosa que hace, de modo que con frecuencia termina teniéndose que contentar con nada
  8. Temor al fracaso. Otra fijación mental que lo paraliza es el temor al fracaso. Como usted imaginar que realizar y esfuerzo y no lograr un buen resultado sería una derrota personal abrumadora, se niega a intentarlo. Varios errores de pensamiento tienen que ver con el temor al fracaso. Uno de los mas comunes es la generalización excesiva. Usted razona: “si fracaso en esto, significa que fracasaré en cualquier cosa”. esto es imposible. Nadie puede fallar en todo. Todos tenemos nuestras raciones de victorias y derrotas. Si bien es cierto que la victoria es dulce y la derrota suele ser amarga, el fracaso en cualquier tarea no tiene por qué ser un veneno fatal, pues el mal gusto no durará para siempre. Otra fijación que contribuye al temor de la derrota se desarrolla cuando usted evalúa su actuación por el resultado sin tener en cuenta su esfuerzo individual. Esto es ilógico y señala una orientación hacia el producto en lugar de una orientación hacia el proceso.
  9. Temor al éxito. Debido a su falta de confianza, el éxito puede parecerle aun mas peligros que el fracaso, porque usted está seguro de que se basa en la suerte. Por consiguiente, está convencido de que no podría conservarlo y siente que sus logros despertarán falsamente las expectativas de los demás. Cuando descubre la terrible verdad de que es básicamente un perdedor, la decepción, el rechazo y sufrimiento serán mucho mas amargos. Puesto que está seguro de que terminará cayendo al precipicio, parece mas sensato no dedicarse a trepar montañas. Asimismo, es posible que tema al éxito porque prevea que la gente planteará aun mayores exigencias con respecto a usted. Como está convenido de que no debe y no puede satisfacer sus expectativas, el éxito lo pondría en una situación peligrosa e imposible. Trata de mantener el control evitando todo compromiso
  10. Temor a la desaprobación o la crítica. Imagina que, si trata de hacer algo nuevo, cualquier error o equivocación tropezará con una gran desaprobación y enormes críticas, porque la gente que a usted le interesa no el aceptará si es humano e imperfecto. El riesgo del rechazo le parece tan peligroso que para protegerse adopta la actitud mas positiva. ¡si no se esfuerza, no podrá equivocarse!
  11. Coerción y resentimiento. Un enemigo mortal de la motivación es la sensación coercitiva. Usted se siente muy presionado para actuar, tanto desde el interior como desde el exterior. Esto sucede cuando trata de motivarse con moralistas “deberías”. Se dice a sí mismo: “debería hacer esto” y “tengo que hacer esto”. Entonces se siente obligado, agobiado, tenso, resentido y culpable. Se siente como un delincuente infantil bajo la vigilancia de un guardián tiránico. Cada tarea adquiere un matiz tan desagradable que no puede soportar afrontarla. Luego se condena a sí miso llamándose haragán, holgazán e inútil. Esto además consume su energía
  12. Baja tolerancia a la frustración. Supone que debe ser capaz de resolver sus problemas y alcanzar sus metas con rapidez y facilidad, de modo que cae en un estado frenético de pánico y furia cuando la vida la presenta obstáculos. En lugar de persistir pacientemente durante un cierto periodo de tiempo, es posible que se desquite de la injusticia de todo eso cuando las cosas se ponen difíciles y se rinda completamente. A esta situación también se le llama “síndrome del derecho”, porque usted se siente y actúa como si tuviera derecho al éxito, al amor, la aprobación, una salud perfecta, la felicidad, etc. su frustración es la consecuencia del habito de comprar la realidad con un ideal que tiene en su cabeza. Cuando los dos no coinciden, condena a la realidad. A usted no se le ocurre que es mucho más fácil modificar sus expectativas que manipular la realidad. Esta frustración suele generar las enunciaciones “debería”. La frustración se suma a su sensación de inutilidad e intensifica su deseo de abandonar y no hacer nada
  13. Culpa y autoacusación. Si está paralizado por la convicción de que es malo o de que le ha fallado a alguien, naturalmente se sentirá sin motivaciones para seguir adelante con su vida diaria. ¿Sabe por qué prácticamente cualquier actividad significativa tiene una mínima probabilidad de mejorar su estado de ánimo? Si usted no hace nada, comenzará a preocuparse con ese flujo de pensamientos destructivos, negativos. Si usted hace algo, se distraerá transitoriamente de ese dialogo interno de auto denigración. Y lo que es aun más importante, la sensación de dominio que experimenta desaprobará muchos de los pensamientos distorsionados que le hicieron reducir su ritmo al principio. Cuando examine las técnicas de auto activación, elija la que más le guste y trabaje con ellas durante una semana o dos.

 

(Información extraída de Sentirse bien una nueva fórmula contra las depresiones / David D. Burns, 1996

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