Los intentos por identificar distintas clases de encopresis se han organizado en función de alguno de los siguientes parámetros: inicio o curso del problema, adecuación del entrenamiento recibido en la infancia, presencia o ausencia de estreñimiento y rechazo a utilizar el orinal, dando lugar a una variedad de tipos, cuya denominación concreta parece responder más a las preferencias de un autor que a variantes del trastorno identificadas.
Encopresis primaria (continua) y secundaria (discontinua)
En el primer caso, el niño no ha manifestado un control intestinal adecuado desde que nació, mientras que en el segundo la encopresis aparece presida de un periodo de continencia de por lo menos un año. Los términos de encopresis continua-discontinua popularizados por Anthony (1957) son equiparables a los anteriores, aunque a diferencia suya, presuponen la existencia de ciertas características relacionadas con el modo en que los padres entrenador a sus hijos en los hábitos de eliminación.
Anthony sugería que la encopresis continua era consecuencia de la falta de entrenamiento o de un entrenamiento excesivamente laxo, en tanto que la encopresis discontinua estaba relacionada con un entrenamiento demasiado rígido o coercitivo, iniciado a una edad muy temprana. A partir de esta asociación y de otros rasgos diferenciales, concluía que la encorpresis continua tenía mejor pronóstico terapéutico que la discontinua. Los encopréticos continuos no necesitan psicoterapia, sino que una persona cálida, motivada y relajada los entrene en el uso del retrete bajo un régimen mejor que el que tuvieron en casa. Por el contrario, los encopréticos discontinuos sufren una alteración más profunda, por lo que necesitaran una psicoterapia prolongada y alguna medida de protección contra sus madres. Según Anthony, los niños con encopresis discontinua se ajustan al siguiente patrón: son niños sobreprotegidos, inhibidos emocionalmente con rasgos obsesivos, fuertes sentimientos de vergüenzas, culpa o ansiedad y proceden de una clase social media. En contraposición, los niños con encopresis continua, son niños desatendidos, regresivos, deshibidos emocionalmente, no se sienten especialmente perturbados por la encopresis, proceden generalmente de las clases sociales menos favorecidas y padecen también enuresis en una proporción mayor que los discontinuos.
Encopresis retentiva y encopresis no retentiva
La distinción se determina en virtud de la presencia o ausencia de estreñimiento. Prácticamente todos los investigadores sin excepción están de acuerdo en considerar que esta diferenciación es fundamental para explicar la génesis del problema y seleccionar el tratamiento más adecuado. La encopresis retentiva se caracteriza por el siguiente patrón: existencia de estreñimiento crónico, deposiciones poco frecuentes, retención fecal y múltiples episodios de ensuciamiento con heces pobremente estructurada. El ensuciamiento se encuentra en gran parte determinado por las alteraciones fisiológicas que provoca el estreñimiento en el funcionamiento incorrecta: dilatación del recto, pérdida de tono muscular, deterioro de la sensación de distensión rectal ante la presencia de heces y disminución de la contractilidad para conseguir una evacuación intestinal eficaz. Por definición, en la encopresis no retentiva no existe ninguna evidencia de estreñimiento, pero la existencia de otros rasgos clínicos diferenciales está mucho menos estudiada. El problema puede ser consecuencia de un entrenamiento inadecuado, una reacción fisiológica ante el estrés ambiental o una forma de evidenciar conductas de oposición ante las normas establecidas.
Tipos de encopresis en los sistemas de clasificación de los trastornos mentales
El DSM-IV se adhiere a la corriente general y distingue entre encopresis retentiva y no retentiva aunque utiliza una terminología mas descriptiva: “encopresis con estreñimiento e incontinencia por rebosamiento” y “encopresis sin estreñimiento ni incontinencia por rebosamiento”. Subraya el hecho de que en el primer caso se puede apreciar un rezumar fecal continuo, por lo que es relativamente frecuente que los niños manchen su ropa, tanto de día como de noche, mientras que en el segundo, los episodios de incontinencia son mas irregulares y las heces tienden a ser de consistencia normal. Lógicamente, los dos tipos de encopresis descritos pueden ser de origen primario o secundario.
En contraste, la OMS confiere más relevancia al hecho de que el niño sea capaz de controlar voluntariamente la defecación y recomienda diferenciar entre tres tipos de encopresis: encopresis con fracaso en la adquisición del control esfinteriano, categoría equivalente a la encopresis primaria-continua, en la que encopresis es consecuencia de una enseñanza inadecuada o de una fallo en el aprendizaje de dicha enseñanza; encorpresis con un control de esfínteres normal (secundaria), en este caso existe un control fisiológico de la función intestinal, pero por algún motivo se produce un rechazo, resistencia o fracaso para aceptar las normas sociales sobre cuál es el lugar apropiado para defecar, y encopresis con deposiciones liquidas por rebosamiento secundario a retención (equiparable a la encopresis retentiva).
(Información extraída de Encopresis / Carmen Bragado Álvarez, 1998)