Aunque la necesidad de dormir presenta grandes variaciones, se sabe poco sobre la cantidad óptica real del sueño. Cuando se permite dormir a las personas todo lo que quieran, la mayoría desea unas 8 horas de sueño cada noche, pero se observa que algunos solo duermen unas pocas horas por noche y otros insisten en que necesitan más de 9 horas.
Los estudios de privación del sueño y los resultados abstenidos tras alterar la duración del sueño han contribuido a conocer las necesidades del sueño. La mejor valoración de la necesidad del sueño, no obstante, se tiene a partir de encuestas que indican las horas de sueño que una persona considera ideales y las que realmente duermen y a partir de la correlación entre esos datos y el estado general de salud.
Relación entre cantidad y calidad de sueño
La mayoría de las personas no duermen todo lo que quisieran. De una encuesta realizada en 1979 de 1550 adultos entrevistados por la Organización Gallup casi 2/3 declaraban que dormían menos de 8 horas cada noche, pero solo el 38% consideraba esa cantidad como la ideal. Del mismo modo, la mitad de los encuestados consideraban ideales 8-8,5 horas de sueño, aunque solo el 26% reconocía dormir esa cantidad. La mayoría de los sujetos afirmaban que dormían menos de 8 horas cada noche, aunque suele considerarse que lo ideal es dormir 8 horas.
La encuesta Gallup indicaba también entre las mujeres el hecho de trabajar la jornada completa parecía influir en las horas de sueño obtenidas, pues dichas mujeres dormían menos que las que trabajaban media jornada. Las condiciones de trabajo constituían también un factor que afectaba la percepción de la necesidad de dormir y las horas de sueño obtenidas.
Duración del sueño y estado de salud
Una serie de encuestas a gran escala han valorado la relación de la duración del sueño con el estado de salud y con el índice de mortalidad. Cuatro de estos estudios fueron realizados en el Condado de Alameda por el Human Population Laboratory entre 1965 y 1974 a fin de cuantificar el concepto de salud de la OMS.
El primero de estos estudios analizó la relación entre los hábitos de salud más comunes y el estado de salud. Los tres estudios siguientes consideraron la relación entre los hábitos de salud y el índice de mortalidad. Otro grupo de estudios se basó en datos sobre la duración del sueño, la utilización de pastillas para dormir y la mortalidad. Estos datos fueron obtenidos por la American Cancer Society en el curso de un estudio epidemiológico de más de 1 millón de americanos en el cual se efectuó un seguimiento anual de los sujetos en términos del índice de mortalidad y bianual para informaciones complementarias.
El primero de los estudios del Condado de Alameda fue llevado a cabo por Belloc y Breslow como parte de un estudio general sobre la relación entre estado de salud física y hábitos de salud. Tras examinar a cerca de 7000 personas, encontraron que la cantidad de sueño que con mayor frecuencia se asociaba a un buen estado de salud era de 7-8 horas. La mayoría de los entrevistados declaraban esas horas, con resultados similares en varones y mujeres. Lo que consideraban que normalmente dormían 9 horas o más tenían peor salud que la media y los que dormían menos de 6 horas eran los que presentaban un peor estado de salud. Belloc y Brelow determinaron otros cinco hábitos de salud: comidas regulares, peso cercano a la media, actividad física, abstención de fumar y consumo moderado de bebidas alcohólicas. Aunque cada uno de estos hábitos de salud estaba relacionado positivamente con la salud, las diferencias entre los índices de mortalidad asociados a hábitos de salud concretos fueron, por lo general, bajas.
(Información extraída de Evaluación y tratamiento del insomnio / Anthony Kales, M. D., Joyce D. Kales, M. D., 1991)