Antes de empezar con un tratamiento del comportamiento para el insomnio persistente es deseable que el paciente deje la medicación somnífera. Es difícil hacer un seguimiento del progreso conseguido con el tratamiento en aquellos individuos que alteran su sueño mediante drogas.
Por otro lado, todos los investigadores pueden relatar casos que han conocido, en los cuales la simple supresión de hipnóticos fue suficiente para eliminar los trastornos del sueño de una persona. Algunos pacientes están deseando desembarazarse de esta influencia externa. Otros se mostrarán reticentes a hacerlo o incluso se negarán en redondo.
Dado que está claro que las medicaciones somníferas pueden de hecho causar insomnio y alterar las pautas de sueño, además de dar lugar a diferentes efectos secundarios, es del máximo interés para el paciente dejar las medicaciones para el sueño tomadas de forma regular y a largo plazo.
La mayoría de los terapeutas del comportamiento no son médicos y por lo tanto no están preparados para adoptar esa decisión. Si el paciente ha estado tomando píldoras somníferas solamente de forma ocasional no deberían producirse consecuencias médicas por la eliminación de la droga. El médico debe planificar y supervisar un programa de retirada gradual. En muchos casos, la medicación somnífera solamente perpetúa el problema que pretendía aliviar. Se debería de avisar a los pacientes que durante el proceso de supresión es probable que experimenten insomnio de rebote transitorio durante varias semanas. No se quiere que se provoque su rápida vuelta a las drogas. Después de darles información completa sobre las drogas, debe de pedirse a los pacientes que concierten una entrevista para ver al médico que les recetó las píldoras.
Los síntomas de la supresión varían en función de la dosis y del periodo de tiempo durante el cual se hayan usado las drogas. La educación previa sobre esto debería ayudar a la persona a ser firme cuando está dejando las drogas. Este proceso puede durar hasta cuatro semanas ya que mucha de estas drogas es de larga vida. Sin embargo, para la mayoría de los individuos 2 o 3 semanas suponen un tiempo suficiente. Con las drogas de corta vida, los síntomas de la supresión aparecen normalmente de inmediato, mientras que con las drogas de una vida más larga, como las benzodiacepinas puede ser que los problemas no aparezcan hasta pasados una semana.
El médico debe plantearse un calendario de reducción regular y gradual de las drogas, disminuyéndose la cantidad a ingerir una o dos veces por semana. Durante este periodo el médico y el terapeuta deberán tener una buena dosis de paciencia y prestar un gran apoyo, y deberán recordar al paciente que está emprendiendo un proceso saludable que finalmente mejorará su sueño. Puede resultar útil discutir sobre las ventajas que el paciente obtendrá de unos sentimientos adquiridos de auto-eficacia. Estos comentarios sobre el abandono de la medicación para el sueño también son aplicables a la eliminación del alcohol como ayuda para dormir, siempre y cuando la persona no sea alcohólica. En este último caso, puede ser necesario remitir al paciente a Alcohólicos Anónimos u otro programa de tratamiento de dependencias toxicas.
Kirlim-Gray, Eagleston, Thoresen y Zarcone (1985) han publicado uno de los pocos informes empíricos sobre la supresión de la medicación para el sueño. Introdujeron a 6 mujeres dependientes de drogas en un programa de consulta individual breve que incluía estructura, apoyo y educación sanitaria. Otras 6 mujeres recibieron una terapia de grupo más extensa sobre cómo hacer frente a la tensión que les enseñó técnicas de relajación y cognitivas. Esta mujeres habían usado drogas o alcohol para inducir el sueño durante un periodo medio de 10 años, la mayoría de ellas durante siete noches a la semana. Después de estabilizar el uso de drogas, se redujo el consumo a un ritmo de una dosis clínica cada 1 o 2 semanas. Las mujeres del programa de consulta individual recibieron una media de 2 horas de orientación de grupo y 3 horas de contacto individualizado; aquellas que estaban aprendiendo a dominar los estados de tensión recibieron 24 horas de tratamiento de grupo. Las 12 mujeres consiguieron dejar totalmente la medicación para el sueño en un periodo de tiempo medio de 6,5 semanas. El sueño sin medicación no deterioró sino que mejoró ligeramente algunas medidas de EEG. Las que aprendieron a dominar los estados de tensión hicieron mayores progresos que las de consulta individualizada. Después de un periodo de seguimiento de 6 meses, ninguna de las mujeres había vuelto al uso de hipnótico cotidiano. La mitad estuvieron usando medicación no más de 2 veces al mes y la otra mitad de 1 a 4 veces por semana.
Estos investigadores recomiendan los siguientes elementos clave para un programa de supresión de la medicación para el sueño:
- Un plan escrito del calendario de supresión
- Información sobre higiene del sueño para estimular un mejor sueño durante ese periodo
- Entrevistas y llamadas de teléfono breves y regulares para mantener la responsabilidad del paciente sobre la reducción de la medicación y para comprobar sus progresos
- Estimulo y apoyo firmes del profesional
- Control cotidiano de los diarios del sueño y del uso de la medicación
El paciente dejaría de consumir drogas en un periodo de 2 a 4 semanas, incluso antes de empezar el diario del sueño en el momento inicial del tratamiento. A pesar de que la persona afectada puede estar impaciente por empezar la terapia, es sensato insistir en la idea de que el insomnio es un problema antiguo y que tampoco será tan duro esperar unas pocas semanas más antes de sentir alivio.
(Información extraída de Tratamiento del comportamiento contra el insomnio persistente Patricia Lacks, 1993)