Es bastante habitual encontrar a varones ancianos que han tenido problemas con la próstata y a quienes, como remedio a sus males, les han colocado una sonda vesical para permitir que la orina salga libremente de la vejiga, salvando así el obstáculo de la próstata. Bien es verdad que en ocasiones no queda otro remedio que actuar así, pero desde luego, el hecho de “soportar” la sonda urinaria conlleva unos inconvenientes que deterioran considerablemente la calidad de vida de cualquier sujeto.
Por ello, es recomendable consultar al médico cuando aparezca cualquier problema para orinar, por pequeño que sea, para evitar que progrese la sintomatología y no correr el riesgo de acabar con una sonda vesical
Los primeros síntomas
La gran mayoría de las veces a partir de los 50 años se “despierta” la próstata, en el sentido de que aparecen por primera vez las molestias. Los síntomas casi siempre comienzan de forma poca manifiesta, y lo más probable es que solo se acentúen algunas molestias previas que habían pasado inadvertidas.
Inicialmente, suele producirse una necesidad de vaciar la vejiga sobre todo por la noche, lo cual obligará a orinar con bastante frecuencia, tanto durante el día como por la noche. En esta fase es bastante típico que el sujeto tenga que buscar con “prisa” un baño, ya que siente necesidad de vaciar la vejiga inmediatamente y es posible incluso que a veces no le dé tiempo a llegar al WC y sufra algún escape involuntario de orina.
Junto con este aumento de la frecuencia miccional, suele existir una disminución en el chorro de la orina, ya que se orina con menos fuerza y con un calibre más fino. Conforme pasa el tiempo puede ser que aparezcan algunas dificultades para empezar a orinar, notando ganas de vaciar la vejiga pero que no se puede orinar fácilmente. También es posible que después de orinar se note que no se ha vaciado por completo la vejiga y que se quede con ganas de orinar mas.
Las dificultades aumentan
Aunque no existen unas reglas flojas con respecto a los síntomas de los problemas prostáticos, habitualmente esas molestias iniciales van seguidas de otra serie de síntomas, sobre todo con dificultad para empezar a orinar, micciones muy frecuentes pero con escasa cantidad de orina, un chorro de orina muy finito y sensación de que la vejiga continua llena después de haber orinado. La progresión de estos síntomas suele indicar que la próstata está produciendo un obstáculo cada vez mayor para vaciar la vejiga.
¿Por qué pasa esto?
La justificación de estos síntomas se debe a la estrecha relación que existe entre la próstata y la vejiga. Conforme la próstata va aumentando de tamaño, que es lo que ocurre a partir de la edad media de vida, puede ir provocando cierto grado de compresión sobre la uretra y la vejiga, actuando como un obstáculo parcial para vaciar la vejiga.
Como este proceso de crecimiento de la glándula prostática es lento, hay tiempo suficiente para que el tramo urinario inferior se adapte a esta situación. Por ello suelen existir unos síntomas iniciales que indican un intento de compensar esta dificultad para vaciar la vejiga. Posteriormente aparecen otros síntomas que ya hacen pensar que el obstáculo al vaciado de la vejiga va siendo mayor y que no compensa solo con un mayor número de micciones.
Lo ideal es consultar al médico en las fases iniciales, para tratar de evitar un mayor crecimiento de la próstata y que no tenga repercusiones sobre la función de los riñones o en el proceso de eliminación de la orina.
(Información extraída de Lo suyo tiene solución los problemas de la incontinencia urinaria Carlos Verdejo Bravo, 1994)