octubre 2024

Hiperarousal del Sueño: Entendiendo la Activación Excesiva Durante el Descanso

El sueño es esencial para nuestra salud y bienestar, pero para muchas personas, el descanso reparador parece inalcanzable. Uno de los factores que puede interferir con la calidad del sueño es la hiperarousal del sueño, un estado de activación excesiva que afecta la capacidad de relajarse y descansar adecuadamente. Aunque puede no ser un término ampliamente conocido, la hiperarousal del sueño es un fenómeno significativo en la investigación del sueño y la salud mental. ¿Qué es la Hiperarousal del Sueño? La hiperarousal del sueño se refiere a un estado de activación elevada que persiste incluso cuando una persona está en la fase de sueño. En este estado, el cuerpo y la mente permanecen en alerta y preparados para la acción, lo que puede dificultar el proceso de conciliación del sueño y mantener un sueño reparador. Esta activación excesiva puede manifestarse como dificultad para relajarse, pensamientos acelerados, y un nivel elevado de ansiedad o estrés. Síntomas de la Hiperarousal del Sueño Dificultad para Dormir: Las personas con hiperarousal del sueño pueden tener problemas para quedarse dormidas debido a una mente que no se calma. Despertares Nocturnos: Experimentan frecuentes despertares durante la noche, con dificultad para volver a dormirse. Sueño Fragmentado: El sueño puede ser interrumpido y de mala calidad, con múltiples despertares durante la noche. Sueño Poco Reparador: A pesar de pasar varias horas en la cama, el sueño no se siente reparador ni restaurador. Pensamientos Intrusivos: La mente puede estar llena de pensamientos ansiosos o preocupaciones que interfieren con el sueño. Reacciones Fisiológicas: Aumento del ritmo cardíaco, sudoración o tensión muscular durante la noche. Causas de la Hiperarousal del Sueño La hiperarousal del sueño puede ser causada por una variedad de factores: Estrés y Ansiedad: Las preocupaciones diarias, el estrés laboral o problemas personales pueden mantener a la mente en un estado de alerta constante. Trastornos de Ansiedad: Las personas con trastornos de ansiedad generalizada o trastorno de estrés postraumático (TEPT) pueden experimentar hiperarousal como un síntoma predominante. Problemas de Regulación Emocional: Dificultades para manejar las emociones pueden contribuir a un estado de hiperarousal. Exposición a Estímulos Estresantes: El uso de dispositivos electrónicos antes de dormir, el consumo de cafeína o una rutina nocturna irregular pueden desencadenar hiperarousal. Trastornos del Sueño: Condiciones como el insomnio pueden estar asociadas con la hiperarousal, creando un ciclo de dificultad para dormir. Tratamiento y Manejo de la Hiperarousal del Sueño Afrontar la hiperarousal del sueño puede requerir un enfoque multifacético. Aquí algunas estrategias útiles: Terapia Cognitivo-Conductual para el Insomnio (TCC-I): Esta terapia puede ayudar a identificar y cambiar los patrones de pensamiento y comportamiento que contribuyen a la hiperarousal. Técnicas de Relajación: La meditación, la respiración profunda y el entrenamiento en relajación pueden ayudar a reducir la activación del sistema nervioso. Higiene del Sueño: Establecer una rutina de sueño consistente, evitar la cafeína y los dispositivos electrónicos antes de acostarse, y crear un ambiente de sueño cómodo puede mejorar la calidad del sueño. Manejo del Estrés: Practicar técnicas de manejo del estrés durante el día, como el ejercicio regular y la terapia, puede reducir el impacto del estrés en la noche. Consulta con un Profesional de la Salud: En casos persistentes, puede ser útil consultar a un especialista en sueño o un psicólogo para recibir una evaluación y tratamiento adecuado.  

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Comida y Emociones: ¿Por Qué Comer en Exceso Nos Llega a Afectar?

La obesidad no está clasificada como trastorno alimentario, si bien es concomitante con diversas alteraciones que sí se consideran como tales, además de asociarse a otros problemas de salud mental. Entre todos los trastornos alimentarios, la obesidad se asocia con mayor probabilidad al trastorno por atracones (TA) en el que la ausencia de conductas orientadas a compensar el exceso de calorías consumidas conduce de manera inexplorable a ganancia de peso y a obesidad. La definición del DSM-5 del TA indica que se trata de “el hecho de ingerir en un periodo determinado de tiempo una cantidad de alimento claramente superior a la que la mayor parte de la persona ingeriría en un periodo similar y bajo similares circunstancias”, notando que no se puede parar de comer, ni controlar qué y cuánto se come. Para que una persona sea diagnosticada de TA, la ingesta compulsiva de alimento debe producirse al menos 1 vez por semana durante 3 meses, con asociación a al menos 3 de los siguientes factores: Comer mas deprisa de lo normal Comer hasta sentirse lleno Ingerir grandes cantidades de alimento cuando no se tiene sensación física de hambre Comer solo y aislado, al sentir vergüenza por la cantidad de alimento que se ingiere Sentirse mal con uno mismo, deprimido o profundamente culpable tras el episodio Es improbable que las personas que tienen dificultades conductuales o psicológicas clasificadas como Bulimia Nerviosa (BN) ganen beso hasta el punto de alcanzar un índice de masa corporal de 30 o más, debido a que presentan mecanismos compensatorios, como el purgado después de la ingesta de alimento compulsiva.  Algunas personas desarrollan BN cuando ya están próximas al umbral de la obesidad o por encima de él. Diversos factores psicológicos y psicosociales han demostrado su relación con el desarrollo de problemas alimentarios causantes de obesidad. Entre ellos destacan los siguientes: Comer para combatir el estrés o para levantar el ánimo (la llamada alimentación emocional o de consuelo) como estrategia de afrontamiento Respuesta a los estímulos externos (Comer cuando se dispone de comida apetitosa, con independencia de que se tenga o no hambre) Consecuencias de la excesiva limitación de la ingesta de comida (estímulos biológicos y psicológicos de la alimentación excesiva con efectos de compensación) Menosprecio de la imagen corporal: ingesta de alimentos como estrategia de afrontamiento (contraproducente) Actividad física insuficiente debida a percepciones negativas sobre uno mismo en relación con el deporte/ejercicio Actitudes familiares relativas a la comida, alimentación y restricciones dietéticas Favorecimiento social de la ingesta de alimentos excesiva Trastorno por atracones (TA) Es el de mayor prevalecía de obesidad entre la mayor parte de los trastornos alimentarios y el 20-30% de las personas que padecen TA y solicitan tratamiento son obesos. El TA fue reconocido como trastorno alimentario diferenciado en una fecha reciente 2013 y es similar al trastorno de BN, si bien entre ambos existe la crucial diferencia de la ausencia mayoritaria o completa de conductas compensatorias en la alimentación con atracones. Presenta un matiz positivo, debido a que la mayor parte de las conductas compensatorias son muy perjudiciales para la salud de las personas que las exhiben. Sin embargo, ello implica también que las calorías adicionales ingeridas durante los atracones dan lugar a un incremento de peso que deriva en obesidad, a no ser que los afectados sean capaces de cambiar sus conductas alimentarias por sí mismos o se planteen la búsqueda de asesoramiento. Bulimia nerviosa (BN) Presenta una mayor prevalencia entre mujeres jóvenes y se presenta tras un episodio de anorexia nerviosa. Se ha planteado la hipótesis de que las diferentes categorizaciones de los trastornos alimentarios pueden en realidad no resultar de utilidad y que lo que se contempla no es más que una sucesión continua de trastornos alimentarios, a lo largo de la cual las personas van evolucionando en las diferentes etapas de su vida, en relación no solo con las cambiantes circunstancias vitales sino también con los factores biológicos, no menos cambiantes durante la vida. Si alguien desarrolla un cuadro de BN después de haberse recuperado parcialmente de una anorexia nerviosa, es probable que presente un peso corporal y un IMC bajos o medios y aunque el ciclo de purgado propio de los atracones da lugar a cierta variabilidad del peso, este suele mantenerse dentro de intervalos normales o incluso inferiores a los normales. Para algunas personas cuando los efectos del purgado son poco eficaces o si su peso de partida era ya de por sí elevado, esas personas pueden desarrollar obesidad, debido a que el exceso de calorías consumidas durante los atracones provoca una gradual ganancia de peso. Síndromes parciales Los trastornos alimentarios mas prevalentes son los síndromes parciales, en los que las personas presentan las características asociadas a un trastorno de la alimentación, por lo que no satisfacen plenamente los criterios que definen el diagnostico de dicho trastorno. Por ejemplo, alguien que come por atracones y no muestra mecanismos compensatorios puede no cumplir con los criterios formales para el diagnóstico de TA, si esos atracones son de una frecuencia inferior a 1 vez por semana durante un periodo de 3 meses. Sin embargo, es probable que se convierta en obeso y puede beneficiarse de un tratamiento psicológico muy similar al que se ofrece a los pacientes con diagnóstico de TA. Otros problemas de salud mental y la obesidad La depresión puede ir acompañada de ingesta excesiva de alimento o de pérdida de apetito. El primero de estos casos se asocia en ocasiones a tomar comida para levantar el ánimo, lo que a menudo provoca obesidad, en especial si ya se tiene sobrepeso. Los afectados por trastornos de ansiedad o los que sufren ansiedad u otros problemas de salud mental, en ocasiones utilizan la alimentación como medio de gestionar esa ansiedad. No obstante, los problemas mas significativos surgen debido a que la ganancia de peso es en ocasiones un efecto secundario de los fármacos utilizados para tratar una amplia diversidad de problemas de salud mental, entre ellos la depresión, la psicosis y el trastorno bipolar.

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¿Sabías que la obesidad puede influir en la depresión?

Hay evidencias convincentes de que existe una relación causal entre obesidad y depresión. Son varios los mecanismos que explican la correlación entre las dos alteraciones, que pueden incluso interactuar entre sí. Las vías biológicas comprenden varios mecanismos que se consideran implicados, en primer lugar, a través de la activación de las vías inflamatorias que a menudo intervienen en la ganancia de peso. La obesidad puede considerarse un estado inflamatorio que a su vez se ha asociado con la depresión. El segundo lugar, la desregulación del eje hipotalámico-hipofisario-suprarrenal (HHS) y en especial su hiperactivación causante de hipercotisolismo, se observa a menudo en la depresión y se cree que es inducido por el estado propio depresivo. El hipercotisolismo que se considera uno de los signos fiables en psiquiatría biológica, es frecuente en la depresión, como consecuencia de las experiencias de estrés psicológico e induce diversos cambios metabólicos entre los que se cuentan los trastornos del metabolismo de las grasas. El tercer aspecto a considerar, un exceso de tejido adiposo en el cuerpo altera los niveles de secreción de neuropéptidos, como el neuropéptido Y e induce un estado de hipercotisolismo a través del eje hipotálamo-sistema nervioso simpático-sistema de inervación del tejido adiposo. Tanto los neuropéptidos como el cortisol afectan a la función del eje HHS y, por ende, al estado de animo con el consiguiente potencial desarrollo de un estado depresivo. Un cuarto elemento a tener en cuenta es que la obesidad está relacionada con la aparición de diabetes y aumento de la resistencia a la insulina. Por sus características, la hiperglucemia induce en ocasiones alteraciones cerebrales e incrementa el riesgo de depresión. En quinto y ultimo lugar, cabe citar la activación del sistema nervioso autónomo. El sistema nervioso simpatice como parte del SNA, desencadena episodios de señalización intracelular que provocan lipolisis, modificando las concentraciones de lípidos e induciendo composición de grasa corporal. Los patrones de alimentación alterados y los trastornos alimentarios, así como los signos y síntomas físicos experimentados como consecuencia directa de la obesidad, son también factores de riesgo de depresión. La falta de actividad social y física, el estilo de vida sedentario y una dieta deficiente son comunes tanto en la obesidad como en la depresión.  La investigación ha demostrado que la actividad física puede actuar como mediadora de la asociación entre depresión y obesidad Es necesario tener en cuenta los efectos de los medicamentos psicotrópicos sobre el metabolismo. Se sabe que no solo los ATC sino también algunos ISRS y la mirtazapina (antidepresivo tetracíclico) inducen ganancia de peso. Además, como consecuencia de factores psicológicos o conductuales, como una dieta deficiente o falta de actividad física, los efectos pueden ser sinérgicos dando lugar a largo plazo a obesidad. En resumen, la depresión es una alteración frecuente con una prevalencia a lo largo de la vida del orden del 20% que presenta un pronostico menos favorable en caso de recidiva frecuente y episodios de larga duración. El tratamiento difiere de caso a caso en función de la sintomatología presentada y de su gravedad. El tratamiento farmacológico es cualquier caso eficaz afecta en ocasiones al estado metabólico. Junto con la ECV, el TDM alcanza una de las primeras posiciones en la lista de carga de enfermedad, siendo ambas concomitantes con frecuencia. Debido a las alteraciones metabólicas, y en especial a la obesidad, que parecen desempeñar un papel relevante en las interacciones entre la depresión y ECV, la interacción de la depresión y la obesidad también se ha estudiado en profundidad. La evidencia muestra una relación obesidad y depresión, de modo que la obesidad causa depresión después de varios años y viceversa. En segundo lugar, la complejidad de la asociación entre ambas alteraciones no es fácil de desentrañar, debido a los diferentes mecanismos subyacentes a ella, por una parte y a la heterogeneidad de la depresión en sí misma. A pesar de que existen evidencias de diversos factores biológicos, conductuales, psicológicos y farmacológicos que influyen en la asociación, los mecanismos de interacción subyacentes entre la obesidad y la depresión deben analizarse con más detalle.   (información extraída de Guía práctica de la medicina de la obesidad / Jolanta Urszula Weaver, 2019)

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Vigorexia: El Obsesivo Deseo de Perfección Física

En una sociedad cada vez más obsesionada con la apariencia física y los estándares de belleza, han surgido múltiples trastornos relacionados con la imagen corporal. Entre estos, la vigorexia, o trastorno dismórfico muscular, ha ganado notoriedad por su carácter insidioso y su relación con el ejercicio físico y la musculación. ¿Qué es la Vigorexia? La vigorexia es un trastorno psicológico caracterizado por una preocupación obsesiva por desarrollar una musculatura cada vez mayor. A menudo, las personas afectadas por este trastorno no logran sentirse satisfechas con su apariencia física, incluso cuando han alcanzado un cuerpo musculoso y atlético. En lugar de ver los resultados positivos de su entrenamiento, se perciben como delgadas o poco musculosas, lo que las lleva a un ciclo de entrenamiento excesivo y dietas estrictas. Este trastorno afecta tanto a hombres como a mujeres, aunque es más común en los primeros. Se cree que está influenciado por los estándares sociales que promueven un ideal de cuerpo masculino extremadamente musculoso y una figura femenina tonificada. En la búsqueda de ese ideal, quienes sufren de vigorexia suelen sobreentrenar, seguir dietas extremas y, en algunos casos, recurrir al uso de esteroides anabólicos u otros suplementos peligrosos. Causas de la Vigorexia La vigorexia es un trastorno complejo que puede tener múltiples causas, entre ellas: Factores socioculturales: La presión social y los medios de comunicación juegan un papel importante al exaltar un cuerpo musculoso como sinónimo de éxito y atractivo. Las redes sociales, con su constante comparación visual, también contribuyen a este fenómeno. Factores psicológicos: Baja autoestima, insatisfacción con la imagen corporal y una tendencia a desarrollar comportamientos obsesivos son factores de riesgo importantes. En algunos casos, la vigorexia puede estar relacionada con otros trastornos de la salud mental, como la ansiedad o la depresión. Factores biológicos: Se ha investigado si la vigorexia puede tener una base genética o estar relacionada con desequilibrios químicos en el cerebro que afectan la percepción de la imagen corporal. Síntomas de la Vigorexia Algunos de los síntomas más comunes de la vigorexia incluyen: Entrenamiento excesivo: Las personas con vigorexia pasan horas en el gimnasio, a menudo hasta el punto de la extenuación, y les resulta difícil descansar. Preocupación constante por el tamaño muscular: A pesar de tener un cuerpo musculoso, nunca se sienten lo suficientemente grandes o definidos. Dietas restrictivas: Siguen dietas extremadamente controladas, centrándose principalmente en el consumo de proteínas y evitando grasas y carbohidratos. Uso de esteroides u otros productos: En algunos casos, recurren al uso de suplementos peligrosos, como esteroides, para aumentar el crecimiento muscular. Consecuencias de la Vigorexia Este trastorno puede tener serias consecuencias para la salud física y mental. En el plano físico, el entrenamiento excesivo y las dietas extremas pueden llevar a lesiones, agotamiento y problemas metabólicos. El uso de esteroides, en particular, puede causar daño hepático, desequilibrios hormonales, problemas cardiovasculares y, en los casos más extremos, la muerte. A nivel mental, la vigorexia puede afectar las relaciones personales y la calidad de vida en general. La obsesión por el cuerpo puede llevar al aislamiento social, a un aumento de los niveles de ansiedad y, en algunos casos, a la depresión. Tratamiento de la Vigorexia El tratamiento para la vigorexia debe abordar tanto los aspectos físicos como los psicológicos del trastorno. La intervención de un profesional de la salud mental, como un psicólogo o psiquiatra, es crucial para tratar las causas subyacentes del trastorno, especialmente en lo que respecta a la percepción distorsionada del cuerpo. Psicoterapia: Las terapias cognitivo-conductuales son efectivas para ayudar a las personas a cambiar sus patrones de pensamiento negativos sobre su cuerpo y desarrollar una relación más saludable con el ejercicio y la alimentación. Intervención médica: En los casos donde hay uso de esteroides u otros productos peligrosos, puede ser necesaria la intervención de un médico para ayudar a restaurar el equilibrio físico. Educación y conciencia: Sensibilizar a la persona sobre los riesgos de los comportamientos excesivos y ayudarla a desarrollar una imagen corporal más realista es parte clave del tratamiento.

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Escucha el corazón de un niño con autismo

La lista de sugerencias, peticiones, instrucción propuesta por Ángel Rivière ha sido clave en la mejora de la atención y tratamiento a los niños con autismo. Ayúdame a comprender. Organiza mi mundo y facilítame que anticipe lo que va a suceder. Dame orden, estructura y evítame el caos No te angusties conmigo, porque me angustio. Respeta mi ritmo. Siempre podrás relacionarte conmigo si comprendes mis necesidades y mi modo especial de entender la realidad. No te deprimas, lo normal es que avance y me desarrolle cada vez más. No me hables demasiado, ni demasiado deprisa. Las palabras son aire que no pesa para ti, pero pueden ser una carga muy pesada para mí. Muchas veces no son la mejor manera de relacionarte conmigo. Como otros niños, como otros adultos, necesito compartir el placer y me gusta hacer las cosas bien, aunque no siempre lo consigas. Hazme saber de algún modo, cuando he hecho las cosas bien y ayúdame a hacerlas sin fallos. Cuando tengo demasiados fallos me sucede lo que a ti: me irrito y termino por negarme a hacer las cosas Necesito más orden del que tu necesitas, que el medio que me rodea sea más predecible de lo que tu requieres. Tenemos que negociar mis rituales para convivir Me resulta difícil comprender el sentido de muchas de las cosas que me piden que haga. Ayúdame a entenderlo. Trata de pedirme cosas que puedan tener un sentido concreto y descifrable para mí. No permitas que me aburra o permanezca inactivo No me invadas excesivamente. A veces, las personas sois demasiado imprevisibles, demasiado ruidosas, demasiado estimulantes. Respeta las distancias que necesito, pero sin dejarme solo Lo que hago no es contra ti. Cuando tengo una rabieta o me golpeo, si destruyo algo o me muevo en exceso cuando me es difícil atender o hacer lo que me pides, no estoy tratando de hacerte daño Mi desarrollo no es absurdo, aunque no sea fácil de entender. Tiene su propia lógica y muchas de las conductas que llamáis alteradas son formas de enfrentar el mundo desde mi especial forma de ser y percibir. Haz un esfuerzo por comprenderme Las otras personas sois demasiado complicadas. Mi mundo no es complejo y cerrado, sino simple. Aunque te parezca extraño lo que te digo, mi mundo es tan abierto, tan sin tapujos ni mentiras, tan ingenuamente expuesto a los demás, que resulta difícil penetrar en él. No vivo en una fortaleza vacía sino en una llanura tan abierta que puede parecer inaccesible. Tengo mucha menos complicación que las personas que os consideráis normales. No me pidas siempre las mismas cosas ni me exijas las mismas rutinas. No tienes que hacerte tu autista para ayudarme. El autista soy yo, no tu No solo soy autista. También soy un niño, un adolescente, o un adulto. Comparto muchas cosas de los niños, adolescentes o adultos a los que llamáis “normales”. Me gusta jugar y divertirme, quiero a mis padres y a las personas cercanas, me siento satisfecho cuando hago las cosas bien. Es mas lo que compartimos que lo que nos separa Merece la pena vivir conmigo. Puedo darte tantas satisfacciones como otras personas, aunque no sean las mismas. Puede llegar un momento en tu vida en que yo, que soy autista, sea tu mayor y mejor compañía No me ataques químicamente. Si te han dicho que tengo que tomar una medicación, procura que sea revisada periódicamente por el especialista Ni mis padres ni yo tenemos la culpa de lo que me pasa. Tampoco la tienen los profesionales que me ayudan. No sirve de nada que os culpéis unos a otros. A veces, mis reacciones y conductas pueden ser difíciles de comprender o afrontar, pero no es culpa de nadie. La idea de culpa no produce mas que sufrimiento en relación con mi problema. No me pidas constantemente cosas por encima de lo que soy capaz de hacer. Pero pídeme lo que puedo hacer. Dame ayuda para ser mas autónomo, para comprender mejor, pero no me des ayuda de mas No tienes que cambiar completamente tu vida por el hecho de vivir con una persona autista. A mi no me sirve de nada que tu estes mal, que te encierres y te deprimas. Necesito estabilidad y bienestar emocional a mi alrededor para estar mejor. Piensa que tu pareja tampoco tiene culpa de lo que me pasa Ayúdame con naturalidad, sin convertirlo en una obsesión. Para poder ayudarme, tienes que tener tus momentos en que reposas o te dedicas a tus propias actividades. Acércate a mí, no te vayas, pero no te sientas como sometido a un peso insoportable. En mi vida, he tenido momentos malos, pero puedo estar cada vez mejor Acéptame como soy. No condiciones tu aceptación a que deje de ser autista. Sé optimista sin hacerte novelas. Mi situación normalmente mejora, aunque por ahora no tenga curación Aunque me sea difícil comunicarme o no comprenda las sutilezas sociales, tengo incluso algunas ventajas en comparación con lo que os decís normales. Me cuesta comunicarme, pero no suelo engañar. No comprende las sutilezas sociales, pero tampoco participo de las dobles intenciones o los sentimientos peligrosos tan frecuentes en la vida social. Mi vida puede ser satisfactoria si es simple, ordenada y tranquila. Si no se me pide constantemente y solo aquello que mas me cuesta. Ser autista es un modo de ser, aunque no sea el normal. Mi vida como autista puede ser tan feliz y satisfactoria como la tuya. En esas vidas, podemos llegar a encontrarnos y compartir muchas experiencias. (información extraída de Autismo y síndrome de Asperger: guía para familiares, amigos y profesionales / José́ Ramón Alonso Peña, 2009)

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Cuando la Limpieza se Convierte en una Obsesión

El TOC de contaminación es un subtipo del trastorno obsesivo-compulsivo en el que las personas desarrollan un miedo irracional a los gérmenes, bacterias, productos químicos o cualquier tipo de «contaminación» que pueda representar una amenaza para su salud. Este tipo de TOC puede tener un impacto significativo en la calidad de vida, ya que obliga a quienes lo padecen a adoptar conductas extremas de limpieza, evitación o purificación para reducir su ansiedad. ¿Qué es el TOC de contaminación? El TOC de contaminación se manifiesta a través de dos componentes principales: Obsesiones de contaminación: Estas obsesiones son pensamientos intrusivos, imágenes o impulsos que giran en torno al miedo a la suciedad o a enfermarse. Las personas pueden creer que tocar objetos sucios, estar en lugares públicos o incluso interactuar con otros puede llevar a la «contaminación», no solo de su cuerpo, sino también de su entorno. Compulsiones de limpieza o evitación: Para reducir la ansiedad que generan las obsesiones, las personas con TOC de contaminación recurren a compulsiones como lavarse las manos excesivamente, limpiar su hogar de manera obsesiva o evitar ciertos lugares, personas o situaciones. Estas compulsiones, aunque brindan un alivio temporal, refuerzan el ciclo del TOC y, a largo plazo, pueden empeorar la situación. Ejemplos de obsesiones y compulsiones comunes en el TOC de contaminación Obsesiones comunes: Miedo excesivo a los gérmenes, bacterias o virus. Pensamientos sobre ser envenenado por productos químicos. Preocupación por la contaminación cruzada (contaminar una superficie después de tocar algo «sucio»). Miedo a enfermarse gravemente por tocar objetos comunes, como manijas de puertas o dinero. Compulsiones típicas: Lavarse las manos repetidamente, incluso hasta el punto de lastimar la piel. Evitar lugares o actividades que puedan considerarse «sucios», como baños públicos o transporte público. Limpiar objetos personales de manera obsesiva, como teléfonos, llaves o zapatos. Desechar ropa o pertenencias que se consideren «contaminadas». Impacto en la vida diaria El TOC de contaminación puede ser profundamente debilitante. Las personas pueden llegar a aislarse socialmente por miedo a interactuar con entornos que perciben como inseguros. Las relaciones personales también pueden verse afectadas, ya que los seres queridos pueden ser considerados fuentes de contaminación. Incluso las actividades cotidianas simples, como ir al supermercado o trabajar, pueden convertirse en fuentes constantes de ansiedad. Tratamiento para el TOC de contaminación El TOC de contaminación, como otras formas de TOC, se trata con mayor éxito a través de la terapia cognitivo-conductual (TCC), específicamente mediante la técnica de exposición con prevención de respuesta (ERP). Esta terapia consiste en exponer gradualmente al paciente a los objetos o situaciones que temen, mientras se evita que realicen sus compulsiones, lo que les ayuda a tolerar la ansiedad y, con el tiempo, reducirla. Además, en algunos casos, los antidepresivos de la clase de los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS) también pueden ser efectivos para reducir los síntomas. Sugerencias para manejar el TOC de contaminación Técnicas de exposición gradual: Trabajar con un terapeuta en un plan de exposición que te permita enfrentar tus miedos a la contaminación de manera gradual y controlada. Practicar la prevención de respuesta: Cuando surjan pensamientos de contaminación, evitar realizar la compulsión (como lavar las manos o limpiar) y permitir que la ansiedad disminuya por sí sola. Desafiar los pensamientos irracionales: Usar técnicas cognitivas para cuestionar los pensamientos obsesivos. Preguntarse a sí mismo: «¿Es probable que realmente me enferme por esto?». Buscar apoyo profesional: Un terapeuta especializado en TOC puede proporcionar estrategias y apoyo clave para manejar la condición.  

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Cuidar y Cuidarse: El Equilibrio para Evitar el Agotamiento

Una de las principales dificultades con que suelen tropezar los cuidadores es que no dan casi importancia al cuidado de su propia salud y bienestar, cuando es evidente que, si enferma o se sobrecarga mental o físicamente, no podrá cuidar de sus seres queridos. Básicamente, el cuidador tiene que vigilar sus emociones negativas, el estrés al que está sometido y su propio estado físico y mental. Manejo de sus emociones negativas El cuidado de otra persona durante un tiempo prolongado produce emociones negativas en todos los cuidadores. Es normal que en muchas ocasiones se sientan desanimados, tristes, enfadados o asustados. Muchos suelen pasar por alto esas emociones y van dejando que esos sentimientos vayan acrecentándose y envolviendo cada vez mas su estado de animo cotidiano. Con el tiempo, pasan la mayor parte del día malhumorados, deprimidos o desesperanzados. Cuando aparecen estos sentimientos, es conveniente intentar manejarlos, encontrar formas que nos ayuden a convertirlos en episodios pasajeros, de tal manera, que impidamos que se vayan instaurando en nuestras vidas. Manejo de algunas emociones negativas del cuidador Tristeza. Repase las actividades que le gusten y procure incluir alguna de ellas en su rutina cotidiana (por ejemplo, leer, escuchar música, hablar por teléfono, etc.) Desanimo. Plantéese vivir el día a día haciendo lo mas agradable posible cada momento e intente aceptar lo que no puede cambiar Enfado. Dese un respiro y procure alejarse temporalmente de la situación. Respire profundamente varias veces. Procure centrar su enojo en la enfermedad y no en la persona Miedo. Planifique lo que puede hacer en el caso de que ocurra algo peor Culpabilidad. Procure centrarse en las cosas que hace bien. Plantéese metas específicas y realistas. A pesar de intentar seguir estas y otras sugerencias, muchos cuidadores tienen dificultades para manejas esas emociones, bien porque son demasiado intensas, bien porque se han mantenido durante mucho tiempo y están demasiado instauradas. En estos casos, es conveniente buscar asesoramiento profesional que le proporcione medios específicos para manejarlas Señales que indican la necesidad de ayuda profesional Abuso de alcohol o de medicamentos para los nervios Pérdida o aumento de peso significativos Depresión, desesperanza Ideas de suicidio o de querer morirse Episodios repetidos de pérdida de control físico o emocional Ignorar o tratar mal a la otra persona Manejo del estrés Todas las personas están sometidas a situaciones que les producen cierto grado de estrés. El estrés forma parte de la vida de todo el mundo y nuestro cuerpo está preparado para enfrentarse a él. Sin embargo, cuando es demasiado intenso y se prolonga en el tiempo, no solo provoca malestar, sino que puede provocar enfermedades o agravar las que ya se padecen. Por ello, es conveniente disponer de estrategias que nos permitan controlar el estrés al que nos sometemos. Existen dos formas de controlar el estrés: Limitando el nivel de exigencia y la exposición a situaciones que lo provocan: Es conveniente que determine las exigencias a las que tiene que atender. Y que valore hasta qué punto puede afrontarlas cotidianamente. Todos podemos enfrentarnos a obligaciones muy exigentes durante periodos cortos de tiempo, pero si se alargan, acaban provocando estrés crónico en quien lo hace. Por eso es conveniente que en situaciones de cuidado prolongado valore lo que las circunstancias le están exigiendo de usted y que busque alternativas para descargarse parcialmente de alguna de sus obligaciones Aprendiendo a ajustar nuestra valoración de lo que sucede a lo que realmente está pasando: nuestro organismo no responde a los hechos objetivos, sino a las interpretaciones que hacemos de lo que nos sucede. En situaciones que nos afectan mucho emocionalmente, podemos exagerar sus consecuencias y responder como si fueran más graves de lo que realmente son. En esas circunstancias, resulta de ayuda buscar información que le permita contrastar sus impresiones con alguna persona de su confianza, también puede ayudarle a mantener una visión mas realista y a sentirse menos presionado. El cuidado de su propio estado físico y mental Uno de los aspectos que más fácilmente suelen descuidarse cuando se está inmerso en el cuidado de otra persona es el propio estado físico. La alimentación, el respeto de los periodos de descanso y el descenso en la actividad física son los aspectos que más fácilmente suelen descuidarse. Es muy frecuente que los cuidadores se planteen como prioridad esencial el cuidado y bienestar del otor y descuiden el propio. El cuidado de otra persona es una labor muy exigente que requiere un esfuerzo importante por parte del cuidador. Son muchos los familiares que han dado tanto de sí que han acabado agotados, han tenido que claudicar y renunciar al cuidado del familiar por incapacidad. Algunas pautas de cuidado básicas para mantener el buen estado físico y mental serían: Alimentación. Los alimentos nos proporcionan la energía necesaria para enfrentarnos a las exigencias del día a día. Procure seguir un horario regular de comidas y mantener una dieta equilibrada; las carencias y desequilibrios nutricionales nos debilitan y a la larga producen trastornos en el cuidador que pueden dificultar su labor Sueño. En los periodos de descompensación, la persona puede estar despierta durante toda la noche y requerir la atención del cuidador. Si bien estas alteraciones deben remitir con el tratamiento adecuado y con una higiene del sueño apropiada, cuando esta situación se prolonga más allá de unos días es necesario buscar alternativas que le permitan descansar. Establecer turnos con otras personas se hace imprescindible en esas circunstancias. Aunque no se perciba remuneración alguna, cuidar de otra persona es un trabajo. Nadie puede trabajar durante las 24 horas de día todos los días del año sin que su salud mental y física se resienta. Es absolutamente imprescindible que el cuidador tenga momentos de respiro, que disponga de tiempo para descansar y dedicarlo a sí mismo. Es necesario programar el descanso periódico del cuidador y poder aprovechar ese tiempo para ver a amigos o para disfrutar de actividades de ocio que le resulten gratificantes. Solicitar la colaboración de otros familiares, amigos, utilizar servicios de la comunidad o pagar

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Ortorexia: La Obsesión con la Comida Saludable

En la era de la información y la preocupación por la salud, la ortorexia se ha convertido en un tema cada vez más relevante. Aunque no está oficialmente reconocida como un trastorno en muchos sistemas de diagnóstico, la ortorexia se refiere a una obsesión extrema con la comida saludable y la pureza alimentaria. Esta obsesión puede tener impactos significativos en la salud mental y física de quienes la padecen. ¿Qué es la Ortorexia? La ortorexia, un término acuñado por el médico Steve Bratman en 1997, se caracteriza por una preocupación obsesiva por la calidad y la pureza de los alimentos. Las personas con ortorexia sienten que su salud depende exclusivamente de la ingesta de alimentos que consideran «perfectos» o «puros». Este enfoque rígido y exclusivo hacia la alimentación puede llevar a una serie de problemas. Síntomas y Comportamientos Asociados Restricción Dietética Extrema: Las personas con ortorexia a menudo eliminan de su dieta una gran cantidad de alimentos que consideran no saludables, incluyendo muchas frutas y verduras si no cumplen con sus estrictos criterios. Preocupación Constante: La preocupación por la calidad de los alimentos puede ocupar la mayor parte del tiempo del individuo, afectando su vida social, laboral y personal. Sentimientos de Culpa: Comer algo que no se alinee con sus normas estrictas puede provocar una gran culpa y ansiedad. Aislamiento Social: Las personas con ortorexia pueden evitar eventos sociales o comidas fuera de casa para evitar la exposición a alimentos que consideran perjudiciales. Impacto en la Salud: La dieta restrictiva y desequilibrada puede llevar a deficiencias nutricionales, pérdida de peso excesiva, y otros problemas de salud. Causas y Factores Contribuyentes Las causas exactas de la ortorexia no están completamente claras, pero varios factores pueden contribuir a su desarrollo: Presión Social: La creciente presión social y mediática para adoptar dietas «perfectas» puede fomentar una obsesión poco saludable con la alimentación. Perfeccionismo: Las personas con tendencias perfeccionistas pueden ser más propensas a desarrollar ortorexia debido a su necesidad de controlar todos los aspectos de su vida. Experiencias Previas: Algunas personas pueden desarrollar ortorexia como una forma de controlar o compensar otras áreas de su vida. Tratamiento y Manejo El tratamiento de la ortorexia puede ser desafiante debido a la naturaleza de la obsesión. Sin embargo, existen estrategias que pueden ayudar a manejar y superar el trastorno: Psicoterapia: La terapia cognitivo-conductual (TCC) es una opción eficaz para tratar la ortorexia, ayudando a las personas a desafiar sus pensamientos y comportamientos disfuncionales relacionados con la comida. Educación Nutricional: Trabajar con un dietista o nutricionista puede ayudar a equilibrar la dieta de manera saludable y realista. Apoyo Social: La terapia de grupo o el apoyo de amigos y familiares puede ser útil para romper el aislamiento y fomentar un enfoque más equilibrado hacia la alimentación. Mindfulness y Autoaceptación: Técnicas de mindfulness y prácticas de autoaceptación pueden ayudar a las personas a desarrollar una relación más saludable con la comida y su cuerpo.  

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Deja de castigarte y comienza a aprender

Aun cuando su culpa no sea sana y esté basada en la distorsión, una vez que empiece a sentirse culpable, quedará atrapado en una ilusión que hará que la culpa parezca legitima. Esas ilusiones pueden ser poderosas y convincentes. Sus razonamientos son estos: Me siento culpable y merecedor de una condena. Esto significa que he sido malo Puesto que soy malo, merezco sufrir En consecuencia, su culpa lo conviene de su maldad y le produce mas sentimientos de culpa. Esta conexión cognitiva-emocional enlaza sus pensamientos y sus sentimientos entre sí. Y termina atrapado en un sistema circular que se denomina el ciclo de la culpa. El razonamiento emocional alimenta este ciclo. Supone automáticamente que, porque se siente culpable, debe de haber hecho algo malo y merece sufrir. Se dice “me siento mal, por lo tanto, debo de ser malo”. Esta conclusión es irracional porque su auto aborrecimiento no prueba necesariamente que haya hecho algo mal. Su culpa solo refleja el hecho de que usted cree que se ha comportado mal. Podría ser así, pero a menudo no lo es. Si realmente he hecho algo inadecuado o hiriente, ¿piensa que merece sufrir? Si cree que la respuesta a esta pregunta en sí, pregúntese: ¿durante cuánto tiempo debo sufrir? ¿un día? ¿un año? ¿Durante el resto de mi vida? ¿Qué sentencia elegirá para imponerse a sí mismo? ¿Está dispuesto a dejar de sufrir y de sentirse desdichado cuando su sentencia haya expirado? Este modo de castigarse sería por lo menos responsable, porque tendría un limite de tiempo. Pero ¿qué sentido tiene abusar de sí mismo con los sentimientos de culpa? Si realmente ha cometido un error y ha actuado de un modo hiriente, su culpa no borrará su equivocación por arte de magia. Tampoco acelerará sus procesos de aprendizaje para reducir la probabilidad de comer el mismo error en el futuro. Otras personas no lo amarán ni respetarán mas porque se sienta culpable y se degrade de ese modo. Ni siquiera sus sentimientos de culpa le harán llevar una vida productiva. Entonces ¿qué sentido tiene? Muchas personas preguntan: pero ¿Cómo podría comportarme moralmente y controlar mis impulsos si no me siento culpable? El cambio y el aprendizaje se producen mucho más fácil cuando: Usted reconocido que ha habido un error Desarrolla una estrategia para solucionar el problema. Una actitud de egoísmo y relajamiento hace las cosas más fáciles mientras que la culpa siempre es un obstáculo Usted puede preguntarse ¿cómo sé que he hecho algo mal si no me siento culpable? ¿No me entregaría a un ciego ataque de egoísmo destructivo e incontrolado si no fuese por mis sentimientos de culpa? Puede reemplazar su culpa por un fundamento más sensato de conducta moral: la empatía. La empatía es la capacidad de visualizar las consecuencias buenas y malas de su conducta. Es la capacidad de conceptualizar el impacto de lo que usted se hace a sí mismo y a la otra persona y de sentir una tristeza y remordimientos adecuados y genuinos sin ponerse a sí mismo etiqueta de inherentemente malo. La empatía crea el clima emocional y mental necesario para guiar su conducta de un modo moral y auto enriquecedor sin el látigo de la culpa. Aplicando estos criterios, puede determinar si sus sentimientos contienen una sensación normal y sana de remordimiento o una sensación de culpa contraproducente y distorsionada. Hágase las siguientes preguntas: ¿consciente y voluntariamente he hecho algo malo, injusto o innecesariamente hiriente que no debería haber hecho? ¿o acaso espero de un modo irracional ser perfecto, omnisciente y todopoderoso? ¿me estoy poniendo la etiqueta de mala persona a causa de esta acción? ¿mis pensamientos contienen otras distorsiones cognitivas como magnificación, generalización excesiva, etc.? ¿estoy sintiendo un pesar o un remordimiento realistas, originados en un conocimiento empático del efecto negativo de mi acción? La intensidad y la duración de mi dolorosa respuesta emocional, ¿corresponden a lo que realmente he hecho? ¿Estoy aprendiendo de mi error y creando una estrategia para cambiar o estoy abatiéndome y rumiando e incluso castigándome de un modo destructivo? Métodos que le permitirán liberarse de los sentimientos inadecuados de culpa y elevar al máximo su autorrespeto Registro diario de pensamientos disfuncionales. Este método da muy buenos resultados en el caso de una serie de emociones indeseadas, entre ellas la culpa. Registre el hecho desencadenante de la culpa en la columna titulada SITUACION. Técnicas para eliminar los debería. El primer paso es preguntarse ¿Quién dice yo debería? ¿Dónde está escrito que yo debería? Esto tiene por objeto que usted tome conciencia de que se está criticando innecesariamente. Puesto que en definitiva es usted quien formula sus propias reglas, una vez que decide que una regla no es útil puede corregirla o liberarse de ella. Al decidir sobre la utilidad de una regla puede ayudarle la formulación de la siguiente pregunta: ¿Cuáles son las ventajas y desventajas de aplicarme esta regla a mi mismo? ¿Cómo me ayudará a creer que siempre debería ser capaz de hacer feliz a los demás? Otra manera simple para eliminar los “debería” consiste en utilizar el contador de la pulsera. Una vez que se ha convencido de que los debería no le convienen, puede contarlos. Cada vez que emite una enunciación debería, accione el contador. Si lo hace, asegúrese de establecer un sistema de recompensas basado en el total diario. Y otra efectiva de combatir los debería es preguntar: ¿por qué debería? Aprenda a mantenerse en sus trece. Una de las grandes desventajas de ser proclive a los sentimientos de culpa es que los demás pueden usar y lo harán, ese sentimiento de culpa para manipularlo. Si se siente obligado, a complacer a todos, podrán coaccionarlo para que usted haga muchas cosas a la vez que tal vez no sean lo que mas le conviene. Su obsesión de complacer a los demás se vuelve más trágica cuando sus obsesiones llegan a estar tan dominadas por la culpa que termina sintiéndose atrapado y desdichado. La ironía es que las consecuencias de dejar que

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Autismo en la niñez: conductas, retos y habilidades

Aunque los niños con trastornos del espectro autistas son diferentes entre sí, y pueden tener afectadas facetas muy diferentes, los aspectos mas característicos están relacionados con la tríada de discapacidades: comportamiento social, comunicación e imaginación. Discapacidad en el comportamiento y la interacción social Los problemas de comportamiento de las personas con autismo varían de graves a leves. Los problemas mas graves son comportamientos anómalos, agresivos, llegando en ocasiones a causarse daño a sí mismos. Estos comportamientos pueden persistir durante años y ser muy difíciles de cambiar. En su forma menos severa, el autismo se parece a una dificultad de aprendizaje, pero incluso las personas con un autismo más leve tienen una discapacidad importante para desarrollar su vida en comunidad debido a los déficits en las áreas de comunicación y sociabilidad Normas y rutinas. Los niños con autismo reclaman consistencia y persistencia en su ambiente. Pueden insistir en comer en los mismos platos, a una hora determinada, sentados en un lugar preciso de la mesa. Pueden seguir el mismo orden al vestirse y mantener un esquema determinado en muchas de las actividades del día. Pueden ponerse muy nerviosos y estresados o incluso violetos si, por ejemplo, un cuadro está torcido en una pared o su cepillo de dientes ha sido movido de su sitio habitual. Cualquier cambio en las rutinas generales, por ejemplo, variar la ruta al colegio, unos cubiertos diferentes, etc. puede alterarles mucho, aumentando su ansiedad y generando rabietas o bloqueos. Estereotipias. Normalmente los niños con autismo tienen un aspecto físico normal y un buen control de sus movimientos. Sin embargo, es frecuente que presenten movimientos extraños y repetitivos. Estos comportamientos denominados estereotipias o actividades auto estimulatorias, pueden aislarles de otros niños, que se extrañan, asustan o burlan. Ejemplos de ellos sería aletear con las manos, balancearse hacia atrás y adelante, hacer giros, chasquear los dedos o andar de puntillas. Pueden repetir estos movimientos durante horas y de repente quedarse quietos en una postura determinada, durante un periodo prolongado. Además de estos movimientos algunos niños con autismo desarrollan fijaciones anómalas con algunos objetos. Pueden llegar a comportamientos lesivos o peligrosos para el propio niño o disruptivos para su relación con otros niños. como un ejemplo externo, un niño puede insistir en llevar sus heces desde el bajo hasta la clase. Otro comportamiento es simplemente llamativos, graciosos o pueden poner en situaciones embarazosas a los que están a su alrededor. Cuando los niños se hacen mayores pueden pasar meses centrados en un tema de su interés, aunque no amplían su campo de actividad, no le sacan partido, no se ve una evolución en su afición. La mayoría de los niños con autismo no parecen reconocer a las otras personas como seres importantes y tienen una gran dificultad para aprender esa relación social, ese dar y tomar entre diferentes personas. La comprensión del otro es pobre o no existe y muestran poco interés en comunicarse, excepto para conseguir algo que desean. Algunos evitan el contacto visual incluso en los primeros meses de vida. Pueden rechazar la atención y los síntomas de afecto o aceptar abrazos pasivamente. Al contrario de otros niños, raramente se enfadan cuando el padre o la madre se marchan o muestran placer cuando ven que vuelve. El comportamiento del niño con autismo puede afectar emocionalmente también a los padres que ven que sus abrazos, deseos de jugar juntos, de enseñar algo son rechazados o no compartidos Los niños con autismo también tienen dificultad para interpretar lo que otros piensan o sienten. Algunos de los gestos sutiles: una sonrisa, guiño, mueca, tienen poco significado para ellos. “Ven aquí” puede significar lo mismo tanto si quien lo dice está sonriendo y extendiendo los brazos para acogerle o con el ceño fruncido y los puños en las caderas. Sin la habilidad para interpretar gestos y expresiones de la cara y las sutilezas del lenguaje corporal, el mundo social es caótico, incomprensible y parece peligroso. Según el comportamiento social, se ha clasificado a los niños con autismo en cuatro grupos. Niños aislados. No participan en la interacción social y son a menudo descritos como “viviendo en su propio mundo”. Les gusta pasar largos periodos solos y la comunicación si existe se limita a cubrir las necesidades básicas Niños pasivos. No buscan de forma activa relacionarse con otros. Sin embargo, cuando se les incluye en distintas actividades, lo aceptan e incluso muestran su agrado. Raramente piden algo a sus cuidadores. Los otros niños a veces juegan con ellos como si fueran muñecos grandes. Niños activos pero raros. Estos niños desean relacionarse con otros niños, pero no tiene las habilidades sociales para hacerlo adecuadamente, no saben como dirigirse a los niños de los que quisieran ser amigos y cometen errores que causan rechazo Niños excesivamente formales. Es una discapacidad social que aparece en los adolescentes y adultos más capacitados, siendo más característica del síndrome de Asperger. Suelen tener unas maneras estiradas y muy rígidas para relacionarse con familiares, amigos y extraños. Es el hijo que se dirige a sus padres como Sr. Y Sra. Tal. no todos los niños encajan en uno de estos grupos y los padres pueden reconocer algunas de estas características en sus hijos en diferentes épocas. Discapacidad en el lenguaje Muchos niños con autismo tienen dificultades de lenguaje, siendo una de las primeras causas de preocupación de los padres. A los tres años de edad, la mayoría de los niños con desarrollo normal han superado una serie de etapas en el camino de aprendizaje de un lenguaje. Una de las primeras es el balbuceo y los pa-pa-pa y ma-ma-ma que hacen emocionarse a los padres. A la edad de un año, el niño dice palabras, se vuelve cuando oye su nombre, cuando se le ofrece o se le pide algo que no quiere, dice rotundamente lo que para algunos parece su palabra favorita ¡no! Y señalan con el dedo cuando quieren algo. El gesto de señalar tiene dos funciones básicas: pedir y mostrar. Los niños con autismo no lo

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