Descubre cómo el TDAH afecta el desarrollo psicomotor en los niños

Se excluyen los síntomas neurológicos lesionales y se reserva el concepto de dificultad motriz para las deficiencias motrices del niño cuya etiología es de otra naturaleza. Estas deficiencias se traducen tanto en la torpeza para estar con su cuerpo como para ocupar el espacio y moverse en él con una motilidad intencional y simbolizada, suficientemente fluida. Algunos estudios en los que se ha comparado la habilidad motriz fina de sujetos con TDAH con un grupo de control, han encontrado que los primeros mostraban menor habilidad motriz que los segundos y que el tipo de dificultades observadas difería según los subtipos de trastorno. En este sentido, los autores (Piek, Pitcher, y Hay, 1999) encontraron que los hombres afectada por déficit atencional y los que corresponden al tipo combinado exhibían menor destreza que los adscritos al tipo impulsividad-hiperactividad y que con los del grupo de control. Así mismo, todos los niños con TDAH tenían peor desempeño de la motricidad fina de los controles. En el estudio de Steger et al. (2001) se matizó el tipo de alteración motriz que se evidenciaba en la rapidez de la respuesta y en la calidad y perfección de la ejecución de la tarea que era peor en los sujetos con TDAH que en los controles. Sin embargo, algunos estudios discrepan con estos resultados, señalando la ausencia de diferencias motrices entre las personas con TDAH y los controles. Kasdejo et al. (1998), Doyle, Wallen y Whitmont (1995) y Castroviejo (2004) señalan que el diagnóstico y seguimiento clínico de los pacientes es muy superficial. Estos autores explican que esta situación podría derivarse del hecho de que quienes realizan el diagnóstico y tratamiento suelen ser médicos y psicólogos que se centran en los síntomas de su ámbito de competencia y que desconocen los matices de la motricidad. En cuanto a los neurólogos infantiles, los autores citados señalan que, aunque realizan exploración neurológica, no suele ser completa y además no reseñan las anomalías motrices que pudieran observarse. La escasa importancia concedida al desarrollo psicomotor y mas a la motricidad, dentro de los síntomas el TDAH, junto a la prevalencia de estas alteraciones en los pacientes afectados por este síndrome, constituyen una laguna en el conocimiento del TDAH. Superar este desconocimiento podría tener interés tanto desde el punto de vista teórico como aplicado. Partiendo de características motrices predominantes en los niños con el TDAH, Bauermeister (2002) muestra la existencia de una proporción elevada de niños con dicho déficit que presentan dificultades en el desarrollo motor grueso. Como resultado de estas deficiencias, los sujetos pueden mostrarse torpes en sus movimientos, manifestando dificulta para correr y saltar. En lo que concierne al desarrollo motor fino, las dificultades se manifestarían en tareas que implican agarrar objetos, abotonarse la ropa, jugar con una bola, colorear dentro de los limites de la figura, escribir sobre líneas o en un tamaño uniforme, o ejecutar la escritura con una caligrafía aceptable y completar el trabajo escrito en su clase. Por otra parte, Orjales (2002) plantea que frecuentemente se ha asociado la hiperactividad infantil con problemas de coordinación motriz y afirma que existen datos suficientes como para sostener que los niños hiperactivos tienen déficits visomotores, tiempos de reacción motriz mayores y cometen mayor numero de errores. Estos niños, además suelen tener dificultades en actividades de psicomotricidad fina, son torpes para ensartar, modelar con plastilina, colorear de forma controlada, servir la leche sin derramarla, abrir bolsas y paquetes prensados, abrochar botones pequeños y hacer el lazo a los zapatos. Thiffault (1982) distingue dos tipos de hiperactividad relacionados con el déficit motor: la hiperactividad constitucional con difícil motor y la hiperactividad socio-afectiva sin déficit motor. Los déficits motores de la hiperactividad constitucional son de cuatro tipos: Torpeza de los movimientos voluntarios, que se manifiesta a través de: pobre coordinación óculo-manual y global; dificultades para el aprendizaje deportivo; desorganización de la motricidad y déficit en el control motor Existencia de paratonías, expresada mediante la capacidad del niño para relajar un musculo o un grupo muscular, por la incapacidad de movilizar los hombros y hacer oscilar los brazos, etc. Dificultades de disociación y de coordinación, tales como la presencia de sincinesias de imitación y de difusión tónica. Dificultades de orientación/estructuración espaciotemporal Yochman, Ornoy y Parush (2006) publicaron un estudio cuyo objetivo era comparar el funcionamiento del desarrollo motor fino, motor grueso y visomotor de niños de 6 años. Los resultados mostraron la existencia de diferencias significativas entre ambos grupos, indicando que el desarrollo motor de los niños con TDAH era significativamente bajo con relación a los demás niños, en todas las medidas perceptivo-motrices. Además, mostraron la existencia de correlaciones significativas entre todas las variables motrices consideradas, con relación a los niños hiperactivos y desatentos. Los análisis de regresión indicaron que el total de los resultados motores y visomotores eran predictores significativos de clasificación del grupo con y sin TDAH. Estos resultados confirman la importancia de la valoración temprana y el tratamiento del trastorno. Otro estudio sobre la influencia de Desorden de la coordinación de desarrollo y el Déficit de atención en los movimientos asociados de los niños, elaborado pro Licari, Larkin y Miyahara (2006), tenia como objetivo determinar la relación entre los movimientos asociados y el nivel de actuación motriz de los niños. Se investigó si los niños con el Desorden de Coordinación de Desarrollo, los que tenían TDAH y los sanos diferían en la severidad de los movimientos asociados. Castroviejo (2004) realizó el estudio sobre las relaciones entre el TDAH y la capacidad para el deporte. La muestra estuvo constituida por 100 varones con TDAH entre 6 y 16 años, con Cociente Intelectual Normal, es decir, sobre el percentil 85. Se evaluó la motricidad a través de las opiniones de los padres respecto a la destreza de sus hijos para dibujar, escribir y los problemas al andar, saltar y jugar. Los niños respondieron a un cuestionario de 8 preguntas relativas a su gusto por el deporte, el tipo de práctica deportiva, el puesto en el que jugada si practicaba futbol, la

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